Mi bosquecito urbano
Anidando en el porche
jueves, 23 de marzo de 2023
domingo, 17 de abril de 2022
Día Mundial de la Tierra, 22 de abril
Los bienes de la Madre Tierra son limitados, no son eternos, no todos se regeneran, pero los usamos como si nunca se fueran a acabar. Reduzcamos su consumo, reusemos, reciclemos.
domingo, 16 de enero de 2022
Resultados de la Conferencia Mundial sobre Cambio Climático
Doraldina Zeledón Úbeda
La COP 26, Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, de
2021, se celebró del 31 de octubre al 13 de noviembre en Glasgow, Escocia, con
la participación de casi 200 países; y concluyó con el “Pacto de Gasgow” que por
primera vez menciona a los combustibles fósiles entre las causas de la crisis
climática.
El objetivo era buscar acuerdos para reducir las emisiones de gases de efecto
invernadero generados por combustibles fósiles (gas, petróleo y carbón) lo mismo
que el metano y la deforestación; y mejorar el financiamiento para ayudar a los
países más pobres en su transición hacia energías limpias y la adaptación a los
efectos del cambio climático; y por daños y pérdidas.
Como en años anteriores, di seguimiento a la Cumbre, gracias a publicaciones
periodísticas e informes en la Red. Algunos de ellos destacan cinco puntos entre
los acuerdos generales:
Se insta a los países desarrollados a duplicar los fondos para ayudar a los países
en desarrollo en su adaptación al cambio climático. Se enfatiza en la necesidad de
aumentar significativamente el apoyo más allá de los US$100.000 millones al año.
Se solicita a los países actualizar, a más tardar en el 2022, sus metas de
reducción de carbono para 2030.
Se hace un llamado para reducir gradualmente el uso del carbón como fuente de
energía y los subsidios a los combustibles fósiles ineficientes.
Se establecerá un diálogo para examinar el tema de dinero debido al daño que el
cambio climático ya ha causado.
Todos los países acordaron revisar y fortalecer en 2022, sus objetivos de
emisiones actuales hasta 2030.
Otros acuerdos fuera del Pacto general: Carbón. Más de 40 países, entre ellos los
principales consumidores de carbón como Polonia, Vietnam y Chile, acordaron
reducir su uso, que por primera vez de forma explícita se nombra como una de las
causas del calentamiento global.
Metano. Más de 100 países firmaron un compromiso para reducir las emisiones de
metano, en un 30 por ciento para 2030; gas de efecto invernadero que procede del
sector de la energía, ganadería, agricultura, residuos, vertederos, combustibles
fósiles, etc.
Deforestación. En la Declaración de los Líderes de Glasgow sobre Bosques y el
Uso de la Tierra, más de 130 países prometieron poner fin a la deforestación para
2030. Brasil, Canadá, Rusia, Noruega, Colombia, Indonesia, República
Democrática del Congo, entre otros, se comprometieron a detener la
deforestación. “Hay una muy buena razón por la que Bolsonaro se sintió cómodo
firmando este nuevo acuerdo. Permite otra década de destrucción de bosques y
no es vinculante” dijo organización ecologista Greenpeace Brasil.
Gas y petróleo. Diez países, liderados por Costa Rica y Dinamarca, anunciaron la
alianza BOGA (Beyond Oil & Gas Alliance) para iniciar la transición que acabe con
la producción de gas y petróleo. Países como Suecia no permitirán extraer ni
explorar crudo o gas en sus tierras y aguas a partir del 2022.
Vehículos. El compromiso es acabar con los vehículos a diesel y gasolina para
2035 en los principales mercados, y para 2040 en resto del mundo. Entre los
fabricantes firmantes se encuentran Volvo, Mercedes-Benz o General Motors.
Los países desarrollados no cumplieron sus compromisos de ayudar a los países
pobres a adaptarse y mitigar los efectos del cambio climático. Sólo se
comprometieron a definir un nuevo objetivo económico para 2024 y duplicar el
financiamiento para 2025. Tampoco hubo respuesta ante la solicitud de
proporcionarles ayuda económica por pérdidas y daños.
Hay una serie de tan solo sugerencias y “compromisos”, como cada año; pero los
países pobres siguen sufriendo las consecuencias del cambio climático, causado
principalmente por los países desarrollados que siguen contaminando. Los países
pobres también contaminan, pero no en las proporciones de los otros.
La autora es educadora y comunicadora ambientalista.
Publicado en La Prensa, 11 de enero 2022.
domingo, 12 de diciembre de 2021
viernes, 6 de agosto de 2021
Construyamos oasis de paz sonora
Doraldina Zeledón Úbeda
Con imaginarlos, ya disfruto; pero hay quienes dicen que
de nada sirven campañas contra el no-ruido y a favor de la paz sonora. En parte
es cierto, porque este mal crece junto al “desarrollo”. Pero también hay
personas a quienes les molesta, y buscan la calma, para sacudirse el estrés o huir
del bullicio urbano.
Además, que hay otros problemas, como el virus.
Recordemos que el ruido es una pandemia, que afecta la salud física y síquica y
los derechos humanos. Precisamente por eso son necesarios sitios donde
esperanza y agradecimiento a la Naturaleza, la Vida, la Creación, se junten con
el esparcimiento, donde se pueda disfrutar de la tranquilidad; y al vivir la
experiencia de un paisaje donde predominen los sonidos naturales, aprenderíamos
a valorar la paz ambiental; y apreciaríamos la necesidad de sensibilizarnos
sobre la importancia de un entorno acústicamente saludable. Así, ir creando las
bases para una comunidad respetuosa de los derechos a la vivienda digna, la
privacidad, la salud.
Pero quien valora el silencio y lo desea, al contrario
del ruido que es un sonido no deseado, probablemente no encuentre un lugar para
reposar y re-crearse. Entonces, se podrían construir o destinar oasis verdes de
paz sonora, como un bosque, una montaña. Y plantar árboles, que entre su
importancia, son el hogar para otros seres vivos; podríamos escuchar el canto
de las aves, los sonidos de los demás animales y el viento entre las ramas. El murmullo
del río que se desliza entre piedras y hierbas, o el bramido cuando se desborda
entre rocas. Y la lluvia sobre los árboles y desde los árboles. U oasis azules,
como una playa, donde la música sea de “las olas y el viento” o de las palmeras
y el viento, y también con silencio arquitectónico que no
enmascare lo natural. Un lugar para que, además del paisaje visual, podamos
disfrutar, y hasta grabar, las voces del paisaje sonoro.
Parece un sueño o una utopía. Tengo la convicción de que
es una utopía posible. Por ejemplo, hay ríos por todo el país ¿por qué no
reforestar sus riberas y convertirlas en senderos de paz (y agua)? Y así
tendrían cabida estos sueños. No será ya, pero podemos heredar un sitio y una cultura
de sana convivencia y recreación. Como dice Julio Cortázar, "Tenemos que obligar a la realidad a que responda a nuestros
sueños, hay que seguir soñando hasta abolir la falsa frontera entre lo ilusorio
y lo tangible, hasta realizarnos y descubrir que el paraíso estaba ahí, a la
vuelta de todas las esquinas".
Realmente no existe silencio absoluto, pero esta palabra
tiene varias acepciones, con ella nos referimos al no-ruido, la tranquilidad,
hablar en voz baja, bajar el volumen, o hacer una pausa para escuchar al otro.
Incluso, sin silencios no habría música. Además, entre más silenciosos estemos,
más sonidos podremos escuchar, como la palpitación del corazón, la respiración;
el ruido del hambre, como me dijo una
señora: a mí el único ruido que me interesa es el de las tripas cuando tengo
hambre. Hacer silencio no es callarse ante los problemas, precisamente mediante
él podemos escuchar mejor lo que sucede en nuestro alrededor, como el ruido del
frio filtrado entre falsas paredes, el mudo quejido de los pies descalzos o los
suspiros de las madres.
Construyendo paz sonora: https://doraldina-contraelruido.blogspot.com/