Nicaragua

Madre, que dar pudiste de tu vientre pequeño

tantas rubias bellezas y tropical tesoro,

tanto lago de azures, tanta rosa de oro,

tanta paloma dulce, tanto tigre zahareño.



Yo te ofrezco el acero en que forjé mi empeño,

la caja de armonía que guarda mi tesoro,

la peaña de diamantes del ídolo que adoro

y te ofrezco mi esfuerzo, y mi nombre y mi sueño.


Rubén Darío (1889).



Anidando en el porche

Anidando en el porche
dzu2012

domingo, 31 de enero de 2010

Contaminación visual

Doraldina Zeledón Úbeda

Cada ciudad tiene su fisonomía, su personalidad; y, como en las personas, la primera impresión entra por los ojos. La publicidad, la arquitectura, el comercio, el ordenamiento territorial son, en gran parte, responsables de esa fisonomía. Carteles de todo tamaño, pintas, mantas, amontonamiento de basura publicitaria en las paredes; cables, antenas, construcciones inadecuadas, alteran el paisaje y generan la contaminación visual, que se refiere a cualquier elemento que afecte la visibilidad y la estética del paisaje natural o urbano.

Además de los grandes rótulos en las calles y carreteras, también hay soportes publicitarios en aceras y andenes, que impiden el paso y la visibilidad. Esto tiene que ver con la seguridad ciudadana. No se debería permitir el exceso de publicidad en muros y fachadas, con papeles que nadie lee. Colocar cualquier cantidad de rótulos, pintas, mantas, afea la ciudad y puede causar problemas de salud, como estrés, dolor de cabeza, y hasta llegar a cuasar la muerte, por ejemplo en un accidente de tránsito, al impedir la visibilidad y tapar información vial o distraer la atención de conductores y peatones. El exceso de publicidad y su ubicación inadecuada, estresa, cansa, atiborra el cerebro, afecta la atención hacia otros elementos del ambiente o hacia la actividad que se realiza.

También constituyen contaminación visual las telarañas de los cables para la energía eléctrica. Y los postes que instalan frente a puertas o ventanas. O los vehículos mal estacionados que no permiten ver y que la policía no ve.

El comercio informal también incide. Las ventas en calles y aceras quitan visibilidad y afectan la estética de la ciudad. No es que se cuestione esta fuente de trabajo, sino que se ordene. La misma gente podría contribuir. He visto en algunas ciudades que, aunque sean en la calle, están limpitas y ordenadas. En las aceras angostas no se debería permitir ventas, ni talleres en la calle. También el comercio formal genera contaminación visual. En varias ciudades las tiendas se han salido a las puertas y aceras. Y hasta se toman las calles. Quitan visibilidad y el que pasa puede enredarse en las mercaderías que cuelgan como matapalos. Y pasa en todas las ciudades, incluyendo la bonita Granada. La preocupación por el centro histórico debería extenderse a toda la ciudad. O más bien, extender la preocupación por el turismo a la preocupación por la calidad de vida de todos los pobladores.

Como vemos, no es sólo cuestión de publicidad, son varios los sectores e instituciones involucrados: comercio, ordenamiento territorial, turismo, arquitectura, seguridad ciudadana, transporte, medioambiente, salud, energía, construcción. Pero es la municipalidad la responsable principal. Y hay varias leyes que podrían contribuir. En el caso de la publicidad, para Managua está el Reglamento de Rótulos. Pero primero es la propaganda política y después el control de la contaminación visual, esté quien esté en el poder. Igual sucede con la contaminación acústica.

El Código Penal contiene dos artículos relacionados con el tema. El 556 se refiere a las pintas. “El que sin autorización del propietario, haga pintas o pegue carteles o papeletas en muros, paredes, puertas o ventanas de edificios públicos o privados, será sancionado con diez a veinte días multa, o trabajo en beneficio de la comunidad de diez a veinte días de dos horas diarias” Si permito que la pared de mi casa la forren con todo tipo de publicidad, no hay problema. Hacen falta normativas que regulen esto, independientemente de que el dueño lo permita.

El artículo 364 dice: “Quien altere de forma significativa o perturbadora el entorno y paisaje natural urbano o rural, de su perspectiva, belleza y visibilidad panorámica, mediante modificaciones en el terreno, rótulos o anuncios de propaganda de cualquier tipo, instalación de antenas, postes y torres de transmisión de energía eléctrica de comunicaciones, sin contar con el Estudio de Impacto Ambiental o las autorizaciones correspondientes, o fuera de los casos previstos en el estudio o la autorización, será sancionado con cien a trescientos días multa. En este caso, la autoridad judicial ordenará el retiro de los objetos a costa del sentenciado.”

Se refiere al entorno y paisaje urbano y natural. Aquí entra todo: parques, calles, rotondas, aceras, edificios, monumentos, áreas “protegidas”, costas, carreteras, barrios. “Modificaciones en el terreno” tiene que ver con la alteración del paisaje y con la visibilidad. No sólo en las vías de comunicación, también en la visibilidad del paisaje escénico. Por eso no se debe permitir la construcción de edificios de varios pisos a la orilla de las costas.

No tenemos una ley de ciudad limpia, como en Sao Paulo, pero hay normativas. Que no se aplican. Por eso la participación de la población es esencial. No se puede dejar la protección de la ciudad, de los bosques, de nada, sólo en manos de instituciones. Quien vive cerca, quien siente los efectos, aprecia los paisajes escénicos, valora los recursos naturales o quiere su pedacito de calle, de barrio, de parque, de costas, de río, es quien debe cuidar, para por lo menos disfrutar del derecho a ver. El que quiere de verdad a su ciudad, a su país, es quien puede preocuparse de verdad. Los demás, en muchos casos, estarán preocupados por un salario u otros intereses.

Podríamos comenzar con una limpieza de basura publicitaria, como las pintas, los papeles que forran las fachadas y las mantas rotas que visten de andrajos la ciudad.

sábado, 30 de enero de 2010

Sábato: Los valores son los que presiden las grandes decisiones

Doraldina Zeledón Úbeda

En artículo reciente expresé que lo más importante es defender el derecho al medioambiente, pues está por sobre los otros derechos. Ahora que leí La Resistencia de Ernesto Sábato (Argentina, 1911), pienso que lo primero a defender son los valores. Porque ¿cómo vamos a tener solidaridad con las generaciones futuras si no les dejamos ni agua? O, ¿cómo la educación va a crear valores si en la práctica crecen los antivalores?

Sábato es novelista, ensayista, pintor, Doctor en Física, candidato a Premio Nóbel de Literatura varias veces, incluyendo este año, y con premios en su país y en el mundo. Publicó en el 2000, en género epistolar en la edición digital de Clarín, La Resistencia. Primera carta: Lo pequeño y lo grande; Segunda carta: Los antiguos valores; Tercera carta: Entre el bien y el mal; Cuarta carta: Los valores de la comunidad; Quinta carta: La resistencia; Epílogo: La decisión y la muerte. A la vez que habla de la pérdida de valores, reconoce que todavía hay esperanzas e invita a resistir, lo que no es igual que resignarse, aclara. Comparto aquí algunas citas seleccionadas, tituladas y ordenadas a mi manera. Más que comentarlas, prefiero dejar sola la belleza de estas perlas cultivadas durante un siglo. Gracias al amigo que me sugirió el libro. ¡Y gracias al autor!

Antiguos valores. Las sociedades desarrolladas se han levantado sobre el desprecio a los valores trascendentes y comunitarios y sobre aquéllos que no tienen valor en dinero sino en belleza.

La vida de los hombres se centraba en valores espirituales hoy casi en desuso, como la dignidad, el desinterés, el estoicismo del ser humano frente a la adversidad. Estos grandes valores, como la honestidad, el honor, el gusto por las cosas bien hechas, el respeto por los demás, no eran algo excepcional, se los hallaba en la mayoría de las personas.

Vejez. Así nos es dado ver a muchos viejos que casi no hablan y todo el tiempo parecen mirar a lo lejos, cuando en realidad miran hacia dentro, hacia lo más profundo de su memoria. ¡Qué poco tiempo le dedicamos a los viejos! (…) El abandono que los hombres de nuestro tiempo hacen de las personas mayores, de los padres, de los abuelos, esas personas a quienes les debemos la vida. Nuestra “avanzada” sociedad deja de lado a quienes no producen. ¡Dios mío!, ¡dejados a su soledad y a sus cavilaciones!, ¡cuánto de respeto y de gratitud hemos perdido!

Ruido. En todos los cafés hay, o un televisor, o un aparato de música a todo volumen. Si todos se quejaran como yo, enérgicamente, las cosas empezarían a cambiar. Me pregunto si la gente se da cuenta del daño que le hace el ruido, o es que se los ha convencido de lo avanzado que es hablar a los gritos. En muchos departamentos se oye el televisor del vecino, ¿cómo nos respetamos tan poco?

Vergüenza. ¿Han notado que la gente ya no tiene vergüenza y, entonces, sucede que entremezclados con gente de bien uno puede encontrar, con amplia sonrisa, a cualquier sujeto acusado de las peores corrupciones, como si nada? En otro tiempo su familia se hubiera enclaustrado, pero ahora todo es lo mismo y algunos programas de televisión lo solicitan y lo tratan como a un señor.

Corrupción. No debemos ser asesores de la corrupción. No se puede llevar a la televisión a sujetos que han contribuido a la miseria de sus semejantes y tratarlos como señores delante de los niños. ¡Ésta es la gran obscenidad! ¿Cómo vamos a poder educar si en esta confusión ya no se sabe si la gente es conocida por héroe o por criminal? Dirán que exagero, pero ¿acaso no es un crimen que a millones de personas en la pobreza se les quite lo poco que les corresponde? ¿Cuántos escándalos hemos presenciado, y todo sigue igual, y nadie —con dinero— va preso?
Cuando fuimos niños aprendimos el comportamiento viendo a los hombres que simplemente cumplían con el deber —una expresión hoy en desuso— esperando recibir una recompensa digna por su trabajo, pero que nunca hubieran aceptado ningún soborno. Eran personas con dignidad: no se hubieran metido en el bolsillo lo que no les correspondiera, ni hubieran aceptado sobornos ni bajezas semejantes.
Miles de hombres se desviven trabajando, cuando pueden, acumulando amarguras y desilusiones, logrando apenas sostenerse un día más en la precaria situación mientras casi no hay individuo que tras su paso por el poder no haya cambiado, en apenas meses, un modesto departamentito por una lujosa mansión con entrada para fabulosos autos. ¿Cómo no les llega la vergüenza?

Libertad. Como hombres libres en un campo de reclusos nuestra misión es trabajar por ellos, de todas las formas a nuestro alcance. “La verdadera libertad no vendrá de la toma del poder por parte de algunos, sino del poder que todos tendrán algún día de oponerse a los abusos de la autoridad. La libertad personal llegará inculcando a las multitudes la convicción de que tienen la posibilidad de controlar el ejercicio de la autoridad y hacerse respetar”, afirmó Gandhi.

Tolerancia y diversidad. Debemos hacer surgir, hasta con vehemencia, un modo de convivir y de pensar, que respete hasta las más hondas diferencias.

Competencia. Es crucial que comprendamos que la primera huella que la escuela y la televisión imprimen en el alma del chico es la competencia, la victoria sobre sus compañeros, y el más enfático individualismo, ser el primero, el ganador. Genera una gran confusión enseñarles cristianismo y competencia, individualismo y bien común.

Niñez ante contradicciones. Quizá sean los chicos los que nos vayan a salvar. Porque, ¿cómo vamos a poder criarlos hablándoles de los grandes valores, de aquellos que justifican la vida, cuando delante de ellos comprueban que se hunden millares de hombres y mujeres, sin remedios ni techos donde protegerse? O ven cómo poblaciones enteras son arrasadas por inundaciones que pudieron evitarse.

Esperanza. Invitación a resistir. Hay una manera de contribuir a la protección de la humanidad, y es no resignarse. No mirar con indiferencia cómo desaparece de nuestra mirada la infinita riqueza que forma el universo que nos rodea, con sus colores, sonidos y perfumes.

Los hombres encuentran en las mismas crisis la fuerza para su superación.
El ser humano sabe hacer de los obstáculos, nuevos caminos porque a la vida le basta el espacio de una grieta para renacer. En esta tarea lo primordial es negarse a asfixiar cuanto de vida podamos alumbrar.

Los valores son los que nos orientan y presiden las grandes decisiones. Unidos en la entrega a los demás y en el deseo absoluto de un mundo más humano, resistamos. Esto bastará para esperar lo que la vida nos depare.

sábado, 23 de enero de 2010

Solidaridad preventiva

Doraldina Zeledón Úbeda
END - 18:59 - 22/01/2010

Es admirable la solidaridad ante las catástrofes socionaturales. La gente se mueve sin pensarlo dos veces. Ante un terremoto, un maremoto, un huracán, sobra ayuda, al menos al comienzo. Se comparte lo mucho y lo poco. Ver heridos, amputados, muertos, sobrevivientes, huérfanos, como en Haití, impacta y genera el desborde solidario. A mí me impactó también el relato de Ronie Zamor, haitiano residente en Nicaragua, que se sumó a la brigada de rescate, como traductor (END 20 enero). Esa historia de amor entre dos manos en medio de los escombros. La mano viva quedó amputada de la mano muerta. ¿Cuál dolor sería más grande, el de la mano se apaga o el de la otra que tiene que soltar la mano inerte? Conmueve. Precisamente por ese dolor que no puede ser curado, esto también nos debería con-mover a disminuir el impacto de los desastres naturales y a evitar los desastres sociales de siempre. Y para poder escuchar señales de vida, dicen los socorristas, necesitaban del silencio. Así es, haciendo un poco de silencio podemos escuchar no sólo los sonidos como símbolo de vida; también las necesidades, dolores y alegrías de los demás. Por eso se dice que el ruido puede llevar a la insolidaridad.

Estos fenómenos nos deberían dejar motivados a prevenir la vulnerabilidad. De todo tipo. ¿Por qué esperar que Tepalón se inunde, que el cerro Motastepe se derrumbe, los ríos se desborden o las casas se desplomen? Si se caen por mala construcción, ¿por qué no una solidaridad preventiva? Si vivimos en una ciudad amenazada por terremotos, nos podríamos con-mover para que los daños y pérdidas de vida sean lo menos posible. Se publican listados de puntos vulnerables y fallas geológicas que predicen un sismo, se dice que ya hay planes ante desastres. Debería haber un plan para antes del desastre. Desconozco si hay un censo claro, no un cálculo, de viviendas sobre fallas geológicas o "terremoteadas", de casas mal construidas. ¿Cuántas que aguantaron el terremoto todavía están en pie? ¿Hay alguna valoración de sus condiciones? ¿Cuántas necesitan ser reforzadas o reconstruidas? ¿Cuántas personas pueden hacerlo y cuántas necesitan solidaridad preventiva? ¿Quién supervisa las construcciones de los pobres? Porque están bien las recomendaciones y el Código de Construcción; pero no sirven de mucho si no se pueden implementar.

Las universidades, especialmente las carreras de ingeniería civil y arquitectura, podrían hacer el censo, asesorar y supervisar. El gobierno y los organismos internacionales, financiar. Las alcaldías, facilitar las gestiones para construcción; pues seguramente en muchos casos no se solicita permiso porque falta dinero. Y la empresa privada, bajar el precio de los materiales, y evitar subirlo ante la demanda. De paso, se crearían empleos. Igual se podría hacer en caso de la vulnerabilidad ante huracanes, inundaciones, deslizamientos de tierra. Y no es sólo facilitar techo, sino asegurar la vida con casas bien construidas y en lugares seguros. Si se desaloja a la gente para desarrollar un emprendimiento, como una hidroeléctrica, ¿por qué no se le obliga a salir de un lugar inseguro? Por supuesto, dándole alternativas.

Y no sólo ante catástrofes que sangran a la vista de todos. Porque hay otras permanentes que van amputando sin gritos, sin sangre y sin hedor: la sierra estruendosa del hambre y la desnutrición va amputando el cerebro y la vida; el desempleo amputa la familia que se desgrana por las fronteras; y amputa la salud y la educación. La falta de agua amputa los derechos humanos y la vida misma. En una familia donde falta un hijo, el padre o la madre están lejos; donde el desempleo, la enfermedad o las deudas mantienen en zozobra, desesperación y hasta alteradas o inertes a las personas, también se amputan las relaciones, las ilusiones y las sonrisas. A veces hasta los consejos, la fe y la claridad mental son amputadas, porque quien está al borde del abismo está bloqueado. Quizás podemos contribuir para que al menos no se vaya la esperanza.

Entonces, ante cada causa de fenómenos socioambientales habría que tender un puente de prevención solidaria. Una redistribución de agua, de alimentos, de plazas laborales. Se tendría que hacer un censo de familias sin agua; de personas con varios empleos y de las desempleadas. Me refiero a quienes tienen buenos salarios, no a los que andan de trabajo en trabajo para poder juntar unas monedas. Y crear opciones para los jóvenes que salen de la Universidad con la ilusión de poder ayudar a su familia, pero que van directo a las filas de la migración y la incertidumbre. O darle oportunidad a una madre desempleada. También se podrían construir más centros técnicos, pues realmente ofrecen una salida laboral, tanto a jóvenes como a mayores. Y más promoción e incentivos a la creación de empleos.

Y creo que no deberíamos hacer gala de nuestra solidaridad. Sí reconocer el trabajo de quienes ayudan, de quienes se exponen por amor al prójimo; pero hasta ahí. Aquí el silencio también es necesario. El sufrimiento de otros y la solidaridad no deberían ser incentivo publicitario, de imposición o competencia.

http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/66652

jueves, 7 de enero de 2010

Conferencia mundial de los pueblos sobre el cambio climático- Bolivia

Bolivia, 5 de enero, 2010

Considerando que el cambio climático representa una real amenaza para la existencia de la humanidad, de los seres vivos y de nuestra Madre Tierra como hoy la conocemos;

Constatando el grave peligro que existe para islas, zonas costeras, glaciares de los Himalayas, los Andes y las montañas del mundo, los polos de la Tierra, regiones calurosas como el África, fuentes de agua, poblaciones afectadas por desastres naturales crecientes, plantas y animales, y ecosistemas en general;

Evidenciando que los mas afectados por el cambio climático serán las más pobres del planeta que verán destruidos sus hogares, sus fuentes de sobrevivencia y serán obligados a migrar y buscar refugio;

Confirmando que el 75% de las emisiones históricas de gases de efecto invernadero se originaron en los paí¬ses irracionalmente industrializados del norte;

Constatando que el cambio climático es producto del sistema capitalista;

Lamentando el fracaso de la Conferencia de Copenhague por responsabilidad de los países llamados "desarrollados" que no quieren reconocer la deuda climática que tienen con los paí¬ses en ví¬as de desarrollo, las futuras generaciones y la Madre Tierra;

Afirmando que para garantizar el pleno cumplimiento de los derechos humanos en el siglo XXI es necesario reconocer y respetar los derechos de la Madre Tierra;

Reafirmando la necesidad de luchar por la justicia climática;

Reconociendo la necesidad de asumir acciones urgentes para evitar mayores daños y sufrimientos a la humanidad, la Madre Tierra y restablecer la armoní¬a con la naturaleza;

Seguros de que los pueblos del mundo, guiados por los principios de solidaridad, justicia y respeto por la vida, serón capaces de salvar a la humanidad y a la Madre Tierra; y

Celebrando el dí¬a Internacional de la Madre Tierra,

El gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia convoca a los pueblos y movimientos sociales y defensores de la madre tierra del mundo, e invita a los cientí¬ficos, académicos, juristas y gobiernos que quieren trabajar con sus pueblos a la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra a realizarse del 20 al 22 de abril del 2010 en la ciudad de Cochabamba, Bolivia.

La Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra tiene por objetivos:

1.. Analizar las causas estructurales y sistémicas que provocan el cambio climático y proponer medidas de fondo que posibiliten el bienestar de toda la humanidad en armonía con la naturaleza.

2.. Discutir y acordar el proyecto de Declaración Universal de Derechos de la Madre Tierra.

3.. Acordar las propuestas de nuevos compromisos para el Protocolo de Kioto, y para proyectos de Decisiones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático que guiarán el accionar de los gobiernos comprometidos con la vida en las negociaciones de cambio climático y en todos los escenarios de Naciones Unidas, respecto a:

a) deuda climática,

b) migrantes-refugiados del cambio climático,

c) reducción de emisiones,

d) adaptación,

e) transferencia de tecnologí¬a,

f) financiamiento,

g) bosques y cambio climático,

h) visión compartida,

i) pueblos indí¬genas, y

j) otros

4.. Trabajar en la organización del Referéndum Mundial de los Pueblos sobre el cambio climático.

5.. Analizar y trazar un plan de acción para avanzar en la constitución de un Tribunal de Justicia Climática;

6.. Definir las estrategias de acción y movilización en defensa de la vida frente al Cambio Climático y por los Derechos de la Madre Tierra.

Bolivia, 5 de enero, 2010

Evo Morales Ayma

Presidente del

Estado Plurinacional de Bolivia

miércoles, 6 de enero de 2010

México debe reivindicar Copenhague

Doraldina Zeledón Úbeda
END - 20:58 - 05/01/2010
http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/65493

¿Qué pasó en Copenhague? Lo que se esperaba: no habría clima para negociaciones y deciden los poderosos. Cinco decidieron: Estados Unidos, China, India, Sudáfrica y Brasil. ¿Qué acordaron? Que la temperatura media global no debería sobrepasar los 2ºC, pero no definen el porcentaje de reducción de emisiones para que eso se cumpla. Cada país decide lo que le parece. Antes, algunos habían prometido 10.000 millones de dólares anuales hasta 2012, y un monto de 100.000 millones hasta 2020; pero el acuerdo no especifica la distribución ni de dónde saldrá el dinero. China aceptó la supervisión del cumplimiento de la reducción de emisiones. Y acordaron que los países subdesarrollados también deben disminuirlas. Esto, más adaptarse al cambio climático, significa muchos recursos para los países pobres, por lo que califican de limosna lo que se les ofrece. Sin embargo, no es obsequio ni limosna. Recordemos que somos acreedores, debido a la deuda ecológica y su mora; que ha sido fundamentada pero no concretizada.

¿Impusieron los acuerdos o se lo permitieron? Como sea, eso es lo que se esperaba, se envió un mensaje pesimista y los líderes lo materializaron. Tras dos semanas de negociación entre 193 delegaciones, llega el carismático moreno de la Casa Blanca y conquista a cuatro países emergentes. Después de aparentemente estar al sur, estos cuatro se pasaron a la acera del norte. ¿Se les obligó a negociar? Sencillamente están cruzando la calle para colocarse en la misma fila. Obama vio claro las necesidades de ellos y como imán los atrajo porque tienen intereses comunes: no detener su crecimiento material y obedecer al gran capital. Por tanto, no podían comprometerse a reducir más las emisiones ni a soltar más dinero. No es falta de capacidad, ni de conocimientos, sino de voluntad, es la defensa de un crecimiento que carcome. Pero bien, si esperábamos eso, no deberíamos extrañarnos de los resultados. Lo cual no implica aceptarlos.

No se discute la maestría de Obama, pero también le dan poder las estrellas. Desde que llega, ya se sabe que Washington dirigirá la orquesta. Está predeterminado que va a liderar. Hay como una predisposición de los demás presidentes para permitirlo. ¿Por qué, si él es nuevo en la Casa Blanca, y en cambio hay gobernantes que hasta han reeditado su historia al frente de sus países? Y si el documento de cinco nada concreto acordó, los demás nada hicieron para impedirlo y actuaron conforme lo programado por el pesimismo y la autodevaluación. Como dice Gandhi: “Estoy absolutamente convencido de que ningún hombre pierde su libertad sino por su propia debilidad.”

Una negociación de cinco sobre 188 pudo parecer victoriosa en el primer momento y que salvó la Cumbre, pero a la larga unos “acuerdos impuestos” serán una vergüenza. Tanto para quienes lo redactaron y firmaron como para quienes lo permitieron. El enojo de algunos presidentes debe ser de vergüenza por haber sido incapaces de impedir que cinco decidieran.

¿Qué nos queda? Adaptarnos al cambio climático, lo cual implica conocer nuestra vulnerabilidad, los efectos concretos en nuestro territorio y crear los mecanismos para que el impacto sea lo menos posible. Y reducir las emisiones de gases contaminantes. Esto, más el hambre de siempre y el atraso, requieren de capacitación, recursos técnicos y financieros. El financiamiento le corresponde a quienes más han contaminado.

Pero algo bueno dejó la Cumbre: una mayor concienciación sobre el problema, el seguimiento que se le dio, la mayor publicaron en los medios, poner el tema del cambio climático en la agenda mundial. Y el despertar de algunos países. Esto ha sido el logro, porque un acuerdo nada resolverá sin la participación de la sociedad. Lástima que nuestros políticos no han despertado y seguramente el tema del Globo pasó de noche. Ellos sólo están pendientes de elecciones y pactos por cuotas de poder.

Ahora queda saber trabajar la Cumbre de México: ya no hay que enviar un mensaje contradictorio o pesimista, sino exigir unos acuerdos claros y jurídicamente vinculantes. Y para que los ricos no decidan solos, se necesita que los países pobres se unan y se preparen, unidos en un discurso y una práctica común, con propuestas concretas y alternativas para no improvisar ni dejarse imponer. Y saber identificar a los aliados. No hay que permitir que unos pocos decidan. Hay que enviar ese mensaje claro. Se deberá exigir más, no sólo los presidentes en la Cumbre. Los movimientos ambientalistas y la sociedad en general debemos exigir a los gobiernos una actuación digna. La Cumbre de México debe reivindicar a la de Copenhague.

Hemos buscado cómo aprovechar y dominar la Tierra, ya la exprimimos hasta secarla y la herimos hasta desangrarla. Es el momento de buscar cómo parar el consumismo para que otros consuman. De usar la razón y el corazón para generar alternativas. También hay que exigir a los políticos que se ambientalicen un poco, no para pintarse de verde sino para que los niños no mueran verdes. Si es que les importan. Al menos recuerden que un día van a votar y los pueden botar.

El derecho al medioambiente sano y adecuado para todos los seres debe estar por encima de todos los derechos, inclusive del derecho a la vida. Si defendemos el medioambiente defendemos la salud, los alimentos, el agua, el trabajo, en fin, la vida misma. Por eso es tarea de todos los sectores. Tengamos fe y esperanza de que todavía haya tiempo. Y certeza de que el tiempo no espera.


doraldinazu@gmail.com