Nicaragua

Madre, que dar pudiste de tu vientre pequeño

tantas rubias bellezas y tropical tesoro,

tanto lago de azures, tanta rosa de oro,

tanta paloma dulce, tanto tigre zahareño.



Yo te ofrezco el acero en que forjé mi empeño,

la caja de armonía que guarda mi tesoro,

la peaña de diamantes del ídolo que adoro

y te ofrezco mi esfuerzo, y mi nombre y mi sueño.


Rubén Darío (1889).



Anidando en el porche

Anidando en el porche
dzu2012

lunes, 16 de noviembre de 2009

Elección de la carrera y prestigio de la universidad

Doraldina Zeledón Úbeda

Para octubre y noviembre los bachilleres están buscando su prematrícula en la educación superior. Algunos ya tendrán definida la profesión. En unos casos la carrera que desean estudiar no la ofrece la universidad que les gusta y tienen que buscar otras, quedarse con lo que hay en su lugar o irse a otra ciudad. O a otro país, si tienen posibilidades.

Es tiempo también de la oferta académica en las universidades. Dan información sobre carreras, requisitos de prematrícula, aranceles. Muchas se quedan en esto. Algunas no tienen página web, y si la tienen no la actualizan. O la información es mínima. A los estudiantes y padres de familia no sólo les interesa la carrera, quieren conocer la calidad de la universidad, lo cual implica laboratorios, asignaturas, profesores, relaciones con el campo laboral, prácticas, biblioteca, investigaciones, publicaciones. Autoridades superiores, decanos. Le da prestigio a la universidad y a una carrera el hecho de que el decano y los docentes sean profesionales destacados, con experiencia académica y laboral. Esto debería divulgarse, algunas lo hacen. Hay otras en las cuales un funcionario coordina diferentes carreras. Dice mucho saber cuántos profesores de planta tienen, cuánto le pagan a los docentes horario, porque si ganan muy poco, algunos andarán de universidad en universidad, con poco tiempo y recursos para actualizarse y preparar las clases, aunque sean muy capaces.

También hace falta divulgar sus principios y valores. Y sobre sus exalumnos. Los estudiantes pueden hacerse una idea de la universidad a través de los egresados. Y no sólo divulgar en período de prematrícula. A los colegios es bueno mantenerlos informados; al menos a los estudiantes de cuarto y quinto año, así no estarían desorientados a última hora, cuando les llueven ofertas académicas que los estresan. Es una decisión inteligente, no un gasto, invertir en divulgación constante, y en proyección, e invitar a los estudiantes y padres de familia a conocer lo que la universidad ofrece.

El problema es mayor en los departamentos. Me preguntaba, si ahora hay universidades en todas las regiones, por qué siguen queriendo estudiar en Managua o León. Resulta que hay bastantes universidades, pero ¿de qué calidad? Y no es que en los departamentos no haya buenos profesores, sino que muchas no reúnen las condiciones ni de edificación ni de laboratorios, ni bibliotecas, etc. Hay algunas con cierta fama, la que tienen en su sede principal. Pero, como me dijeron un día, a veces sólo trasladan el prestigio pegado al logotipo, poco se preocupan por las condiciones y la calidad de la enseñanza en las sedes. Y otras, sólo trasladan el nombre…

Sin embargo, a pesar de todo, el hecho de tener universidades en los diferentes departamentos puede ser un descanso, pues salir a otro lado implica gastos, sacrificios y muchas veces pasar apuros. A lo mejor a esto se atienen algunas universidades y se despreocupan por progresar. Es comprensible que comiencen en un local sin todas las condiciones, pero pasan años sin que cambien, y permanecerán así para mientras siempre, si los propios estudiantes, la familia, el sector laboral y el Consejo Nacional de Universidades no exijan ciertos requisitos y fijan plazos. Y como consumidores podríamos reclamar mejores servicios en educación; pues pareciera que se conforman con funcionar, sin aspirar a dar condiciones. Y muchas veces a los estudiantes les atraen los edificios, no les convence una casa-universidad, ni un galerón. Lo cual no significa que el mero hecho de tener una gran infraestructura, ya sean buenas. Algunas se duermen sobre sus laureles o a la sombra de sus edificios.

Hay sedes regionales que han adquirido su propia fama, sumada a la de la sede central. También en algunos departamentos hay universidades autóctonas con mucho prestigio, pero no cubren la demanda ni todas están al alcance de los estudiantes de escasos recursos económicos. El presupuesto estatal del 6% implica becas, pero no da para todos los gastos que tienen que hacer fuera de su casa. En conclusión, algunos tienen que estudiar en universidades sin mucha trayectoria.

Por supuesto, hay universidades con excelencia, en las cuales el prestigio y la calidad van de la mano. Su superación es una constante; pero esto no garantiza en un cien por ciento la excelencia del futuro profesional, requiere también de su dedicación. Por esto mismo, los estudiantes que se inscriben en una universidad sin mucho prestigio, con perseverancia, autoexigencia, y puesta siempre la mente y el corazón en su meta, pueden triunfar.

Conferencia mundial sobre cambio climático

Doraldina Zeledón Úbeda

Del 7 al 18 de diciembre del presente año se celebrará en Copenhague, Dinamarca, la 15º Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático. El objetivo es negociar el documento que sustituya al Protocolo de Kyoto, el acuerdo internacional sobre cambio climático; sin embargo, según informaciones periodísticas sobre las cumbres previas, el clima de negociación no está para acuerdos, por lo que se espera que haya otra cumbre para la resolución definitiva.

Los gobiernos acordaron en diciembre de 1997, en Kyoto, Japón, el Convenio Marco sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas, conocido como Protocolo de Kyoto. Entró en vigencia el 16 de febrero de 2005, después de que 55 naciones lo ratificaron. La primera fase expira en el 2012. Mediante el Protocolo, los países desarrollados se comprometieron a reducir, entre el 2008 y el 2012, las emisiones de gases de efecto invernadero a un nivel inferior en no menos de 5% al que tenían en 1990 (Art. 3). Sin embargo, no todos han cumplido. Y Estados Unidos, el mayor contaminador (junto con la emergente China), ni siquiera lo firmó.

El "efecto de invernadero" es un fenómeno natural de gases que retienen el calor del sol en la atmósfera de la Tierra, lo cual hace posible la vida, de lo contrario habría mucho frío. Pero estos gases de origen natural y necesarios para la vida, se han incrementado desproporcionadamente por la acción de los seres humanos, a tal punto de aumentar la temperatura. Entre ellos se encuentran el dióxido de carbono, el metano, el óxido nitroso, ozono, que son liberados por la industria, la agricultura, la ganadería, los residuos y la acción de los combustibles fósiles (carbón, petróleo, gases naturales).

Además de los acuerdos sobre reducción de gases de efecto invernadero, el Protocolo de Kyoto incluye el Mecanismo de Desarrollo Limpio (Art. 12) que habilita a los países industrializados a comprar acciones en proyectos que reducen las emisiones; y a cambio, adquirir certificados de reducción de dichas emisiones. Es decir, este mecanismo les permite comprar aire limpio en los países pobres, mediante proyectos que capturen dióxido de carbono, como los bosques. Apoyan proyectos ambientales y como compensación obtienen un certificado que les permite seguir contaminado.

Si se busca reducir las emisiones, lo lógico sería que financien esos proyectos de reforestación o conservación de bosques (pero no de plantaciones exóticas ni monocultivos) y otros de desarrollo limpio; y a la vez disminuyan la contaminación en su propio país y en sus emprendimientos en otros países. Esta es una de las cosas que se deberían aprobar en los nuevos acuerdos; pero quienes verdaderamente negocian son los países ricos, mientras probablemente los países pobres no cuentan con recursos para tantas reuniones previas ni para varios asesores y participantes en todas las mesas paralelas de negociación. La única forma sería la participación en bloque de los subdesarrollados, mediante acuerdos concretos, además de protestas.

Después viene la puesta en práctica. Unos países no cumplen porque no quieren, otros porque no pueden, de ahí que se espera que la Conferencia de Copenhague también apruebe los recursos que los países que han contaminado van a disponer para el cumplimiento de los acuerdos y los planes de adaptación, mitigación y desarrollo de los países pobres. Porque los instrumentos internacionales implica darlos a conocer (comenzando por traducirlos a un lenguaje menos técnico), introducirlos al Derecho interno mediante leyes y reglamentos, programas concretos para su implementación. Todo lo cual requiere de tecnologías, personal capacitado y recursos financieros. Esto lo contempla el protocolo de Kyoto en sus artículos 10 y 11. En verdad, estos acuerdos, aun cuando tengan vacíos o contradicciones, son instrumentos con ideas valiosas. El único problema es cuando no se cumplen.

Desde ya, los efectos del cambio climático los están sufriendo los más pobres: sequías, inundaciones, migración, escasez de agua potable, enfermedades, más hambre: “Martha Wilson, quien ha vivido desde su infancia en esa comunidad, manifestó que si bien es cierto la crecida del río Wawa es normal cada vez que llueve intensamente, ésta no se compara con ninguna de las anteriores.” (END 8 noviembre). Igual sucedió con el huracán Félix, después que pasó, los ríos se desbordaron, ya lo sabemos. Y los científicos lo dicen una y otra vez: hay y habrá cambios en el clima, incluidas las temporadas de huracanes. Y nos lo reiteró el reciente huracán Ida fuera de la época de huracanes.

Ante esta situación y la poca incidencia de los países pobres en los acuerdos internacionales, no nos queda más que reducir la vulnerabilidad y adaptarnos a los efectos del calentamiento global, junto a acciones que eviten más contaminación y depredación. Es tarea de todos, no sólo del gobierno. Todas las instituciones, organizaciones, municipios, sectores, etc. debemos adquirir conciencia de la necesidad de tomar medidas en respuesta al cambio climático, inventando acciones para evitar mayores estragos a quienes sufren las consecuencias, pero que no tienen la culpa de la destrucción del planeta, especialmente los niños y las niñas, que se merecen y necesitan una herencia distinta, con alimentos, agua, salud, vivienda, educación. Parques, juguetes y sonrisas. Pero los sueños de los Objetivos de Desarrollo del Milenio ya ni se mencionan.