Nicaragua

Madre, que dar pudiste de tu vientre pequeño

tantas rubias bellezas y tropical tesoro,

tanto lago de azures, tanta rosa de oro,

tanta paloma dulce, tanto tigre zahareño.



Yo te ofrezco el acero en que forjé mi empeño,

la caja de armonía que guarda mi tesoro,

la peaña de diamantes del ídolo que adoro

y te ofrezco mi esfuerzo, y mi nombre y mi sueño.


Rubén Darío (1889).



Anidando en el porche

Anidando en el porche
dzu2012

miércoles, 29 de julio de 2020

En la cuna de la “Marcha Triunfal”

Cuando vayas a la Argentina, me dijo un amigo que trabajó en Nicaragua, ve a la isla Martín García, en el río de La Plata. Encontrarás noticias de Rubén Darío, lo llevó su amigo, el Dr. Plaza, médico del Lazarete.
No me imaginaba una isla en medio de un río. Y nunca pensé que iría, pero me dio curiosidad. Busqué información y averigüé que el río de La Plata es el más ancho del mundo (221 kilómetros y más de 270 km en su desembocadura), recibe los caudales del Paraná y del Uruguay. Esto me explica que fácilmente contenga una isla de 2km; que pertenece a Argentina, pero que está en la desembocadura el río Uruguay, a 3 km de este país, y a 35 del puerto Tigre, en Argentina. Me dije: si pudiera ir.
En el 2005, se dio la oportunidad, invitada a unas jornadas sobre ruido urbano, en Rosario. Le conté a mi amigo y me envió una guía para Buenos Aires, y cómo llegar a la Isla. Junto con preparar la ponencia, tracé mi itinerario.
Regresé de Rosario a Buenos Aires, y al día siguiente abordé un taxi hacia puerto Tigre, en el trayecto como de una hora o más, iba en suspenso, pues me parecía demasiado lejos y solo, y con un conductor muy en silencio.... La oficina estaba cerrada y sólo había un barco que salía “ya”, con estudiantes. Corrí y volé.
El viaje fue poco llamativo, al lado de mi ventana no había mucho que ver. Solo las aguas increíblemente extensas, que el río me pareció un mar tranquilo. Pero la emoción de llegar me mantuvo atenta. Después de tres horas: “¡Tierra!”. A la entrada vi el rótulo: Isla Martín García.


Me sumé a la expedición estudiantil, y me parecía oír que recitaban: “¡Ya viene el cortejo! / ¡Ya viene el cortejo! ya se oyen los claros clarines…
En el recorrido, la señalética me indicaba: “Centro de Interpretación Ecológica Rubén Darío”. “Jardín de Infantes Rubén Darío”… En una isla con pocas construcciones, vi dos en su memoria...

Llegamos a mi principal objetivo. En el pórtico está un busto del poeta, en homenaje al centenario de Marcha Triunfal (1895-1995). A la izquierda, un rótulo: “Centro de Interpretación Ecológica Rubén Darío”.
Al entrar, lo primero que vi, no fue un manuscrito, sino varios, con todas las correcciones. Supuse la tensa noche del 23 de mayo, cuando él escribía contra el tiempo, para el “Día Grande de la Patria” y que debía llegar antes del 25 a Buenos Aires.

tomado de Internet

El poema fue escrito; según estudiosos darianos, a solicitud del Gobierno, para leerlo el 25 de mayo, fecha en que conmemoran el “1er Gobierno Patrio”, producto de la sublevación de un grupo de patriotas que pidieron un cabildo para que el pueblo deliberara sobre su propio destino.
Seguí por otra puerta. En la sala estaban los estudiantes, una guía les hablaba de Darío. Les dije que era nicaragüense y conversé con un grupo.

En una de sus paredes leí: “Puesta en valor de la casa que ocuparon los médicos del Lazarete y el poeta Rubén Darío. Centro de ciencias naturales. Sala de interpretación ecológica de la reserva natural Isla Martín García”. Sin formalismos le llaman “La Casa de Rubén Darío”.
tomado de Internet
Gracias a las guías, pude conocer también que la isla es un monumento histórico y reserva de flora y fauna, protegido no sólo por ley: observé cómo los animales andan tranquilos sin que nadie los moleste y menos que sean agredidos.
Fue un día feliz. Salimos al atardecer y capturé la puesta del sol que irradiaba sobre las islas y el río.

¡Argentinos! ¡Dios os guarde!
Ven mis ojos cómo riega
perla y rosa de la tarde
el crepúsculo que llega,
mientras la pampa ilumina,
rojo y puro, como el oro en el crisol,
el diamante que prefiere la República Argentina:
¡Vuestro sol!
Rubén Darío - “Desde la Pampa”
Doraldina Zeledón Úbeda
Segunda versión (2020), primera publicada en El Nuevo Diario (2005).

sábado, 25 de julio de 2020

Marcha Triunfal, Rubén Darío


Escrita en la isla Martín García, Argentina 



Tomadas de Internet (Se me confundieron las mías).

¡Ya viene el cortejo!
¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines.
La espada se anuncia con vivo reflejo;
¡ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines!
Ya pasa debajo los arcos ornados de blancas Minervas y Martes,
los arcos triunfales de donde las Famas erigen sus largas trompetas,
la gloria solemne de los estandartes
llevados por manos robustas de heroicos atletas.
Se escucha el ruido que forman las armas de los caballeros,
los frenos que mascan los fuertes caballos de guerra,
los casos que hieren la tierra,
y los timbaleros,
que el paso acompasan con ritmos marciales.
¡Tal pasan los fieros guerreros
debajo los arcos triunfales!
Los claros clarines de pronto levantan sus sones,
su canto sonoro,
su cálido coro,
que envuelve en un trueno de oro
la augusta soberbia de los pabellones.
Él dice la lucha, la herida venganza,
las ásperas crines,
los rudos penachos, la pica, la lanza,
la sangre que riega de heroico carmines
la tierra;
los negros mastines
que azuza la muerte, que rige la guerra.
Los áureos sonidos
anuncian el advenimiento
triunfal de la Gloria;
dejando el picacho que aguarda sus nidos
tendiendo sus alas enormes al viento,
los cóndores llegan. ¡Llegó la victoria!
Ya pasa el cortejo.
Señala el abuelo los héroes al niño:
ved cómo la barba del viejo
los bucles de oro circunda de armiño.
Las bellas mujeres aprestan coronas de flores,
y bajo los pórticos vense sus rostros de rosa;
y la más hermosa
sornríe al más fiero de los vencedores.
¡Honor al que trae cautiva la extraña bandera!;
honor al herido y honor a los fieles
soldados que muerte encontraron por mano extranjera:
¡Clarines! ¡Laureles!
Las nobles espadas de tiempos gloriosos,
desde sus panoplias saludan las nuevas coronas y lauros:
las viejas espadas de los granaderos más fuertes que osos,
hermanos de aquellos lanceros que fueron centauros.
Las trompas guerreras resuenan;
de voces los aires se llenan…
 A aquellas antiguas espadas,
a aquellos ilustres aceros,
que encarnan las glorias pasadas;
y al sol que hoy alumbra las nuevas victorias ganadas;
y al héroe que guía su grupo de jóvenes fieros;
al que ama la insignia del suelo materno,
al que ha desafiado, ceñido el acero y el arma en la mano,
los soles del rojo verano,
las nieves y vientos del gélido invierno,
la noche, la escarcha
y el odio y la muerte, por ser por la patria inmortal,
¡saludan con voces de bronce las trompas de guerra que tocan la marcha
triunfal!…

Isla Martín García, Río de la Plata, Argentina, mayo de 1895.

Fotos Doraldina





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Tomada de Internet
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