Nicaragua

Madre, que dar pudiste de tu vientre pequeño

tantas rubias bellezas y tropical tesoro,

tanto lago de azures, tanta rosa de oro,

tanta paloma dulce, tanto tigre zahareño.



Yo te ofrezco el acero en que forjé mi empeño,

la caja de armonía que guarda mi tesoro,

la peaña de diamantes del ídolo que adoro

y te ofrezco mi esfuerzo, y mi nombre y mi sueño.


Rubén Darío (1889).



Anidando en el porche

Anidando en el porche
dzu2012

lunes, 29 de septiembre de 2008

Campaña electoral y contaminación ambiental

Doraldina Zeledón Úbeda

END - 19:25 - 28/09/2008

Los responsables de las campañas de los partidos políticos deberían analizar sus productos de comunicación, antes de publicarlos. Y no sólo los discursos directos de los textos y las imágenes, sino su interrelación, que a veces genera mensajes contradictorios o no deseados. Además, sería conveniente analizar el soporte de sus campañas, pues también “el medio es el mensaje”.

Un día de estos fui a Estelí y me encontré con bolsas de plástico que un partido regalaba como parte de su campaña. Entonces, mientras instituciones y organizaciones motivan para no usarlas, ellos, sin una reflexión sobre el efecto de sus acciones, comienzan a repartirlas; lo cual trasluce que eso no les preocupa y que cuando se muestran amigables con el entorno, es solamente una máscara verde para atraer votos, como si los electores no razonaran.

Las bolsas plásticas tardan miles de años en desintegrarse. Además de ensuciar y contaminar el ambiente, para su fabricación se necesita mucha energía. Pero no sólo ensucian y afean la ciudad, sino que se conviertan, como alguien dijo, en la “flor nacional”, que se ve por todos lados: proliferan en las calles y atascan los cauces, florecen en los árboles, en los cercos, en los pantanos y hasta en el polvo de los caminos. Y van a dar al mar y al lago. Y son una trampa para algunos animales que las confunden con alimentos, se las tragan, y se asfixian. Y esas mismas bolsas son tragadas por otros y así van en cadena, por lo que el peligro se multiplica.

Mientras a nivel mundial se está impulsando el uso de bolsas de tela, aquí los que buscan llegar al poder para dirigir los asuntos municipales, promueven y propician el uso de las bolsas plásticas. Ni siquiera piensan que su mensaje se desechará al primer uso; mientras que si regalaran bolsas de tela, su mensaje sería más duradero, menos contradictorio y no contaminarían, al menos el medioambiente físico; pero podrían contaminar el medioambiente emocional, si se dedican a atacar a los adversarios en vez de ofrecer propuestas atractivas, congruentes, inteligentes y realistas.

Y el problema también es por contaminación acústica. No sólo me lo han comentado, lo he presenciado; y el mensaje ni se escucha, debido al estruendo y a la mala calidad del sonido o al mal uso del equipo. La publicidad ambulante es para eso: para difundir mientras se está desplazando, no para estacionarse. Sin embargo, se parquean frente a las casas de habitación, o pasan una y otra vez. Y en vez de dar un mensaje que atraiga a los electores, lo que generan es rechazo, lo cual es lógico pues están afectando su salud y tranquilidad.

¿Por qué será tan difícil que se entienda que el ruido afecta la salud? ¿Será necesario ver chorrear sangre de los oídos cada vez que el ruido sea insoportable? Antes había, al menos para Managua, un decreto sobre la publicidad ambulante; se derogó, pero no se aprobó otro. ¿Será tan difícil?

La publicidad ambulante necesita un horario, pues no se puede estar a toda hora con los anuncios. Y debería indicar cuestiones de calidad del sonido, ya que a veces es tan malo que no se entiende y molesta tanto como el alto volumen. Aunque esto de la calidad deberían normarlo los clientes y los propietarios de los equipos, unos no contratando malos servicios, y los otros, ofreciendo un mejor sonido, que incluya volumen adecuado para no afectar la salud. Y no es que se esté en contra de la publicidad ambulante, pues cumple una función social y genera empleos, pero debe normarse. Y debería ser atractiva. Pero bien, el caso no es la publicidad ambulante normal, sino el ruido de las campañas, que igualmente debe ser regulado.

Y no sólo es el estruendo de los equipos de sonido, sino los bocinazos de las caravanas de vehículos, que irrespetan y maltratan a los electores. La Ley 431, de circulación vehicular, estipula multas para quienes provoquen “ruidos escandalosos y perturbadores del medioambiente” (Art. 26, inciso 40).

Seguramente ésta es una excepción que se auto conceden los políticos. ¿O será que las autoridades otorgan este permiso? Y si no lo otorgan, tampoco escuchan los bocinazos. O el poder político-partidario se impone ante el deber constitucional de proteger la salud y el medioambiente.¿Por qué una propaganda con gritos, bocinazos y bolsas plásticas?

¿Por qué los partidos políticos sólo ven el voto en cada ciudadano? ¿Por qué no ven a un ser humano que merece respeto? ¿Por qué no nos hacemos respetar? La contaminación ambiental nos afecta a todos y a todas, y quienes lleguen a la silla edilicia serán los principales responsables del medioambiente saludable y la salud de la población. ¿Qué podemos esperar de estos candidatos y candidatas?

Hay que agregar la contaminación visual, con mantas, carteles y vallas. Y las botellas, plásticos y miles de papeletas que dejan las concentraciones ¿En qué les ayuda esa cantidad de papeles que quedan tirados? ¿Saben cuánta agua y cuánta energía significa fabricar ese papel? ¿Y cuánto contamina su fabricación?

Ojalá que cambien sus bolsas plásticas por unas de tela, así cambiarán, en parte, su mensaje. Y sus altos decibeles por actividades de alto contenido social, artístico y cultural. ¿Por qué no un esfuerzo de creatividad, honestidad e inteligencia, y hacer de la campaña electoral una real fiesta cívica?

doraldinazu@gmail.com

El Nuevo Diaro http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/28219
Managua, lunes 29 de Septiembre de 2008.

sábado, 20 de septiembre de 2008

Mi voto es ecológico

Doraldina Zeledón Úbeda

Madre, que dar pudiste de tu vientre pequeño
tantas rubias bellezas y tropical tesoro,
tanto lago de azures, tanta rosa de oro,
tanta paloma dulce, tanto tigre zahareño.

Yo te ofrezco el acero en que forjé mi empeño,
la caja de armonía que guarda mi tesoro,
la peaña de diamantes del ídolo que adoro
y te ofrezco mi esfuerzo, y mi nombre y mi sueño.
“Nicaragua”, Rubén Darío (1889).

Ríos sin agua, bosques sin árboles, fauna sin aves ni “tigre zahareño”; urbanismo sin urbanización, terrenos sin suelo, lagunas-basureros, descanso sin tranquilidad, niños sin futuro: sucios, desnutridos, enfermos. Todo producto de los problemas ambientales originados por la misma humanidad: contaminación de ríos que hacen escasear el agua, incendios sin planes de prevención, tala incontrolada de bosques; consumismo y falta de educación que aumentan el problema de la basura y el agotamiento de los recursos naturales; el ruido que no nos importa; la emisión de gases de los vehículos que contamina y calienta la atmósfera; en fin, la muerte de los “lagos azures”, el deterioro de ecosistemas y paisajes, pérdida del “tropical tesoro”, de la biodiversidad gracias a la cual vivimos y que Darío cantara hace más de un siglo, pero que si viniera, no encontraría.
Son estos algunos de los problemas ambientales en el país y en cada municipio, además de la pobreza, debido a la injusta distribución de la riqueza que Dios le dio a Nicaragua, pero que no hemos sabido valorar ni compartir. Las autoridades municipales son las responsables inmediatas de la solución a los problemas del municipio, entre ellos los problemas ambientales. Todas las áreas de la gestión edilicia deberían contemplar la dimensión ambiental: en la ordenación del territorio, en la construcción, en el transporte, en el comercio, en la educación.
El medioambiente debería ser parte de los planes y programas, y por ende de los presupuestos, porque si dicen que defienden el ambiente, pero no contemplan una partida financiera, no harán mucho. También se debe integrar en las relaciones internacionales, para adquirir recursos, económicos, técnicos, profesionales, etc.
Y los municipios vecinos, muchas veces pertenecientes una misma región natural o que comparten un recurso natural, como un río o un bosque, no deberían preocuparse sólo por ver a quién le pertenece, sino unirse por el desarrollo y protección de esos recursos y de la región. El trabajo por el medio ambiente tenemos que tomarlo más en serio, no sólo las autoridades, todos tenemos la obligación, no podemos seguir contaminando y destruyendo los recursos naturales. Ni quejándonos por la falta de agua, del calor o del ruido, tenemos que actuar conjuntamente con las autoridades. Si cada persona aporta en la medida de sus posibilidades, si no esperamos a que nos resuelvan todos los problemas sin mover un dedo, la sociedad sería otra.
Hay municipios muy laboriosos, de los cuales emana vida, dinamismo y hasta orgullo, que si se lo proponen, arrancarían de verdad, sin estar esperando que el país arranque sobre la base de discursos y pactos. Y corrupción sobre corrupción. Pero se necesita líderes, autoridades municipales que no defrauden al pueblo. Y se necesita ciudadanos y ciudadanas que, como Rubén Darío, cada quien en su dimensión, le digan a su terruño: “y te ofrezco mi esfuerzo, y mi nombre y mi sueño”. Estamos en período de elecciones. Seguramente cada candidato habrá integrado a su programa la defensa del medio ambiente.
Tiscapa, el río Estelí, el río Negro, las Canoas, el barrio Hugo Chávez, el turismo ecosostenible, las vedas, las tierras indígenas, etc., serán ingredientes en las campañas. Ahora que comiencen, desmenucemos los programas, veamos cuál es la realidad o si sólo serán parte de los discursos. Analicemos a los candidatos y candidatas, cuál ha sido su compromiso por el medioambiente y su grado de credibilidad, porque en las elecciones municipales es más fácil este análisis, ya que los candidatos son más cercanos y por lo tanto más conocidos.
Entonces, nuestro voto sería por el programa que más defienda el medioambiente y por el candidato más creíble. Y si el medioambiente sigue siendo la cenicienta, entonces, en cada municipio deberíamos hacer un listado de los problemas ambientales y las estrategias para enfrentarlos, y aportar sugerencias para que los candidatos las integren en sus programas. Por ejemplo, incluir planes contra incendios, para estar preparados y que las llamas no se lleven nuestros pinos, y no seguir apagando el fuego con las ramas de los mismos árboles.
Proyectos de educación ambiental, no sólo en las escuelas, ni sólo relacionados con la siembra de árboles o recogida de basura, sino programas integrales relacionados con las diferentes áreas del medio ambiente; y no como una asignatura que haya que aprobar, sino para formar hábitos y valores, para sensibilizarnos y actuar con responsabilidad en el medio y por el medio. Incentivos para las personas y organizaciones que trabajan por el medio ambiente, como lo contempla la Ley 217. Reforestación.
Iniciativas de leyes, por ejemplo para un sistema de reducción y gestión de residuos y no quedarnos sólo en recoger la basura y trasladar el problema a otro lugar, es como quitar la basura del frente de la casa y llevarla al patio, para que no se vea. O la ley de ruido, o de costas, para que el turismo desordenado no siga comiéndose la tranquilidad que buscan los turistas o los pedacitos de costa que aún quedan, como en San Juan del Sur.
Tantos problemas ambientales, tantas acciones por realizar. Las elecciones municipales deberían ser un reto para mejorar la calidad de vida de todos, mejorando el medioambiente. Veamos qué ofrecen. Y digámosles: “mi voto es ecológico”. Pero no basta el voto, hay que darles seguimiento y apoyarlos. ¿Y si no cumplen?, ¡a botarlos!
Publicado en El Nuevo Diario.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Los niños ante las catástrofes socioambientales

Los niños ante las catástrofes socioambientales

Doraldina Zeledón Úbeda

Vino la primera tormenta tropical y ya están los estragos causados por la lluvia y el viento. También por el estado de vulnerabilidad ante la pobreza y la falta de prevención. Y no es sólo por pobreza, sino por descuido de los gobiernos y por el gasto en actividades que consumen los recursos y poco resuelven, como las cumbres. En todas partes. Encuentros en nombre del hambre o pagados por el hambre, mientras los niños se mueren por falta de alimentos, de medicinas y de agua. Y no me refiero solamente a Nicaragua. En el mundo se hacen muchos esfuerzos por erradicar el hambre, pero también se hacen demasiadas cumbres. Se firman, se ratifican y se vuelven a ratificar acuerdos para volverse a reunir y volverlos a ratificar. Pareciera que no hay coordinación y que reina el protagonismo, en algunos casos.

La prevención es fundamental. Se ha venido hablando del cambio climático y sus consecuencias en los países pobres, y no se le ha dado la debida atención. No debería decirse que la tormenta Alma nos cogió por sorpresa, pues si los científicos han anunciado cambios, deberíamos estar preparados. Además, a tan solo unos pocos días del inicio de la temporada de huracanes, no es para que fuese sorpresa.

Ante los primeros desastres, los refugios son las escuelas. Niños y niñas pierden sus clases. Y pierden su merienda. Y si están en el albergue, habría que ver qué atención se les presta, en todo sentido: alimentación, medicina, protección física. Y sicológica. Recuerdo uno de los huracanes, en el albergue había tanta gente que el solo hecho de que todos habláramos, ya creaba caos. Más el radio que llevaba cada familia para estar informada. No sé si la situación del local era más estresante que el temor al huracán.

Cuando pasa la tormenta, cada familia a su casa, si es que no se le derrumbó, de lo contrario continúa en el albergue. Entonces, viene el mayor problema para niños y niñas: el hambre, la necesidad de servicios higiénicos, las enfermedades, la falta de agua y energía eléctrica. Y ellos no tienen culpa de lo que sucede, menos los niños pobres. Apenas están comenzando a conocer el mundo, a abrir sus ojos ante la naturaleza para ver lo que se les ha heredado. Y sin sospechar todo lo que se les ha negado. Y también están comenzando a sufrir por culpa de quienes hemos creado el problema.

¿Pero qué podemos hacer para ayudarle a niños y niñas ante los desastres socioambientales? Resguardarlos, protegerlos. En los albergues, darles atención suficiente, en todo sentido. Valdría la pena escucharlos, saber si sienten hambre, frío, miedo. No sólo suponer lo que sienten. Y procurar que en cuando la situación pase, regresen a clase. Que la escuela vuelva a ser escuela. Sin educación, un país no puede salir de la pobreza.

El Estado debería construir albergues seguros, para no utilizar las escuelas en caso que sea necesaria la permanencia por mucho tiempo, esto evitaría que se pierdan las clases. ¿Que no hay dinero? Si no se derrocha, hay. Si las donaciones no se desvían, hay dinero. Se podrían sumar los sueldos regalados, el presupuesto para publicidad, las extras de los diputados. Una valla publicitaria podría convertirse en varias láminas de zinc para evitar que se moje el pueblo presidente. Las flores de los auditorios-jardines podrían convertirse en juguetes. Y las extras de los diputados, para llevar agua y saneamiento a los albergues. ¿Qué mejor obra social?

Lo ideal sería evitar estos problemas para que los niños no sufran. Es decir, dejar de contribuir al cambio climático. Ya los especialistas han dado muchas recomendaciones para reducir los gases de efecto invernadero y no destruir los recursos naturales. El problema es que las recomendaciones quedan para quienes contaminamos menos. Las personas y países que contaminan más, continúan con su cultura consumista, sin importarles lo que le sucede a los pobres. Mientras prometen reducir el dióxido de carbono generado por la gasolina, las fábricas de automóviles inventan vehículos menos caros para que la gente que sube de estatus en los países emergentes, puedan comprarlos. No se piensa en ahorrar, sino en buscar alternativas para continuar consumiendo. De ahí el invento de los biocombustibles, que se nos comen el maíz. ¿Qué hacen las cumbres ante esto? Acuerdos tras acuerdos, que no se cumplen.

Ante esta situación, lo que nos queda es prepararnos, teniendo en cuenta que la prioridad son los niños y las niñas. Y seguir la lucha por su presente y su futuro en un planeta que les pasa la cuenta de lo que no deben.

Fumadores Pasivos

Doraldina Zeledón Úbeda

Los fumadores pasivos son las personas que no fuman, pero comparten espacios con quienes sí lo hacen y por tanto respiran el humo que va al entorno y que contiene los mismos tóxicos que el humo que absorben los fumadores. Así, éstos no sólo afectan su salud, sino también la de quienes están cerca, principalmente su familia y los compañeros de trabajo. Ambos, fumadores y no fumadores, necesitan apoyo. Si sólo se protege a los que no fuman, no sirve de mucho. ¿O acaso sólo importa la salud de los fumadores pasivos?

Entre los componentes que están disueltos en el humo del tabaco, está el alquitrán, que es una sustancia irritativa y cancerígena; y el monóxido de carbono, gas asfixiante que disminuye la cantidad de oxígeno en el cuerpo. Por lo tanto, al respirar continuamente el humo de tabaco ajeno, el fumador pasivo está expuesto a muchas de las enfermedades que afectan al fumador, como cáncer de pulmón, enfermedades cardiovasculares, asma, infecciones de los pulmones, nariz, bronquios, etc.

Por esto podemos pasar quienes no fumamos, pero estamos expuestos constantemente al humo del cigarro. Y somos fumadores doblemente pasivos, pues nada hacemos. Si se aumentan los impuestos y se prohíbe la publicidad, las empresas tabacaleras comienzan su campaña; pero quienes respiramos el humo de tabaco, nos callamos. ¿Y qué hacen las instituciones, las organizaciones, las iglesias, los padres de familia, para que el vicio no alcance a los jóvenes? ¿Qué hacen las instituciones del ambiente, de salud, de educación, de la familia? Bueno, hay algún trabajo, pero es muy poco comparado con la cantidad de mensajes que se reciben a diario, ya sea mediante publicidad, puestos ventas, películas o la práctica social.

En algunas universidades se percibe en los pasillos, el humo y el olor a tabaco, especialmente en los recesos. Y mientras se habla durante la clase, en medio de la bruma del tabaco, ayudada por el ruido, la garganta de los docentes sufre. Y en los trabajos sucede igual. Los empleadores deberían garantizar que en ahí no se fume. Y los trabajadores exigirlo, podría ser parte de las condiciones laborales en el convenio colectivo. Debería haber una campaña de sensibilización y atención para quienes deseen dejar el vicio. Atendiendo a los fumadores, se protege a los no fumadores. Y la campaña de algunas universidades debería ser ejemplo para las otras.

Un día de éstos leí una noticia sobre una entidad ecológica, en otro país: anduvieron repartiendo ceniceros por la playa. Por supuesto que con eso disminuirían la contaminación por residuos sólidos, pero, ¿el humo de tabaco acaso no contamina? Más aún cunado al parecer se fuma mucho, pues, según la nota, las colillas “suponen el 60% de los residuos acumulados en la arena”. Claro, con lo difícil que es el control del tabaco, algo se hace con evitar que las colillas ensucien las playas.

Hay un poco de conciencia sobre la basura, pero no tomamos en cuenta que el humo, residuo de una actividad humana, contamina el medioambiente, llega a nuestro organismo, y nos va matando poco a poco. Si alguien nos tira la basura frente a la casa, nos molestamos. Sin embargo, por el humo no decimos nada. Inclusive, a veces un amigo nos pregunta, “¿no te importa que fume?” Y como nos da vergüenza o temor decir “sí, me molesta, porque afecta mi salud. Y también me preocupa porque afecta tu salud”, entonces contestamos, “no, no importa”. O no decimos nada, aunque la tos hable por nosotras.

Quizás un temor para la lucha antitabáquica sea que al disminuir el consumo se afecte la economía y el empleo. Sería bueno tener estudios para comparar: ¿Cuántos ingresos recibe el Estado por la producción de tabaco? ¿Cuánto gasta en atención de las enfermedades que provoca? ¿Cuánto gastan las familias en forma privada? ¿Cuánto se pierde por subsidio o por inasistencia laboral? ¿Cuánto se gasta en salud de las personas afectadas en los procesos de producción? ¿Cuánto gastan los fumadores en cigarrillos?, etc. Si no se siembra tabaco, se puede sembrar otro producto, por ejemplo maíz, que dará trabajo y alimentos. ¿Que no es igual? Puede ser, pero el maíz no enferma ni mata, da vida. Sin embargo, no decimos nada y seguimos pasivamente entre la bruma del tabaco y sus secuelas. Y sufriendo cuando los amigos adictos al cigarro, se enferman.

Otro temor es que los fumadores se enojen, y nos reclamen que ya saben que es dañino, pero que no necesitan que se los digan. Además, es su dinero el que queman. Entonces, antes de que nos contesten mal (no todos), preferimos callar. Por eso, el trabajo debería ser campañas de sensibilización general, no directas con cada fumador. Si está verdaderamente consciente de que el cigarro contamina el medioambiente, daña su salud y la de quienes tiene cerca, muy probablemente buscará dejar de fumar. El asunto no es rechazarlos, sino dejar de ser pasivos y ayudarles, aunque digan que no necesitan apoyo.

Lo ideal sería que quienes deseen dejar el vicio, se unan. Ahora que están de moda las redes, ¿por qué no juntarse para auto ayudarse y rescatar su salud?

“Quien contamina paga”

Doraldina Zeledón Úbeda
“Quien contamina paga” es un principio internacional del Derecho Ambiental. Significa que las empresas, instituciones, organizaciones, partidos políticos, países y personas que contaminan deben asumir los costos que implica esa contaminación. Se debe evitar que las víctimas, el Estado o la sociedad asuman los costos por los efectos adversos de sus actividades sobre el medio ambiente y las personas.
Después de las elecciones, las alcaldías están limpiando o buscando cómo limpiar la basura que dejó la campaña. Algunos alcaldes dicen que los partidos políticos es difícil que paguen y que solicitarán apoyo al Consejo Supremo Electoral para que les ayude: de lo que corresponde rembolsar a cada partido en concepto de gastos en la campaña, que se le retenga lo concerniente a la limpieza de la basura electoral.
Hay dos situaciones, en primer lugar, debería estar establecido en la Ley Electoral; segundo, si se paga por esta vía, sería el pueblo quien pague con sus impuestos, y no quien contamina. Pero al menos que no se les regrese lo que significa el desmontaje; sin embargo, el costo en recursos, y el costo que significa para el medio ambiente toda esta basura, seguirá sin pagarse.
Quienes deberían pagar son los partidos políticos y las agencias de publicidad. El presupuesto de las campañas debería incluir el desmontaje. Pero como esto tampoco arregla el problema ambiental y de gastos, debería establecerse un costo máximo para las campañas. Y no sólo para asumir la descontaminación, debe establecerse una cantidad máxima de soportes publicitarios. Se debe cuantificar todo, por varias razones: evitar la contaminación con la propia campaña, evitar que el pueblo pague el desmontaje; minimizar la producción de residuos; ahorrar recursos. Porque no es ético que mientras haya tanta pobreza se gaste tanto en promesas (alguien dirá que soy ingenua al pensar en ética electoral, pero a lo mejor sí es válido, si se reconcilia la necesidad con el derroche). Y es injusto que cerca de un ranchito a oscuras en la carretera haya un gran rótulo iluminado y a todo color; que por todas las calles haya mantas publicitarias, mientras por todas las calles y campos andan personas con trapos rotos. Es una burla que mientras en el Hospital Materno Infantil Fernando Vélez Paiz haga falta un rótulo para pedir a los conductores que no suenen la bocina, haya cientos de mensajes electorales ofreciendo salud y besando niños y niñas. Es triste que mientras se gastó tanto en las campañas, haya estudiantes que no tienen cuadernos, ya no digamos los que ni siquiera tienen acceso a la escuela. Bueno, podría todo esto ser aceptable si gracias a tanta publicidad, las personas no olvidan las promesas de todos los partidos y exigen para que se hagan realidad con el actuar de todos los electos.
Pero “quien contamina paga” no se refiere sólo a los políticos. Incumbe a todo el que contamina. Por ejemplo, ante los malos olores o los gases emanados por una fábrica, o los residuos que pudren las aguas y el aire, como en el valle de Sébaco, la gente tiene que gastar en recuperar su salud. Ante el ruido de un restaurante, una discoteca, una fábrica, las víctimas, si pueden, tienen que acondicionar sus casas para evitar la inmisión sonora y gastar en medicina debido a los efectos que sufren, pero quien debe asumir todos esos gastos es la empresa que contamina. Dice la Organización Mundial de la Salud que “los responsables de la fuente de ruido deben asumir los costos totales asociados con la contaminación sonora (incluido el monitoreo, manejo, reducción y supervisión)”.
Hay que enfatizar que el principio “quien contamina paga” no se refiere sólo a indemnizar o a mitigar los daños al medio ambiente, sino a invertir para evitar la contaminación. No significa que voy a contaminar y luego voy a pagar, sino evitar la contaminación pagando para implementar medidas preventivas; de ahí que los principios del Derecho Ambiental van concatenados: junto a quien contamina paga tenemos los principios de prevención y precaución.
Para asegurar que las empresas indemnicen, hay muchos instrumentos, como el seguro ecológico. Un requisito para cada partido debería ser este seguro no sólo para desmontar la campaña, sino para indemnizar a quienes fueron afectados, por ejemplo, los controlistas de los estruendosos equipos de sonido.
Ojalá que para las futuras campañas los partidos políticos ya tengan seguro ecológico, para que las alcaldías, vale decir el pueblo, no asuman el desmontaje de la basura electoral. Esto debería ser para todas las empresas, instituciones y organizaciones contaminantes,
Managua, Nicaragua, 29 de noviembre 1006.

Convenio marco para la lucha antitabáquica

Doraldina Zeledón Úbeda
END - 09:50 - 14/08/2008
Unos cinco millones de personas mueren cada año en el mundo por los efectos del tabaco, según la Organización Mundial de la Salud, es decir, casi la población de Nicaragua. Sin embargo, sigue siendo una droga de consumo legal y un problema de salud pública y familiar, pues, ¿cuántos hemos pasado por el dolor de ver a un familiar, a un amigo o compañero de trabajo que se muere por esta causa? O, ¿cuántos tenemos un amigo, un pariente, un compañero de trabajo que fuma? ¿Y quién no ha estado expuesto al humo de tabaco? Los gobiernos saben que enfrentan una epidemia, pero no se toman medidas suficientes, o no se llevan a la práctica, sino todo lo contrario, se permite la inducción de los niños y jóvenes al vicio, de diferentes formas.
El control no debería ser sólo la restricción de fumar, sino medidas integrales que incluyan el apoyo a los que deseen dejar de fumar y la información y concienciación a los que no intentan hacerlo. Y, considerando que el hábito se adquiere en la vida social, su control debería ser una preocupación de toda la sociedad. Los gobiernos, las instituciones y organizaciones tienen mucho por hacer ante la epidemia. Los consumidores pasivos deberíamos ser menos pasivos y apoyar campañas de concienciación y convencimiento sobre la necesidad de no fumar, pues vale más la convicción que la exigencia. Y vale más hacerlo sin enojo hacia los adictos a esta droga, pues también son víctimas del sistema. El rechazo o reclamo inadecuado no llevan a nada. Deberíamos recordar que quien no “peca” por una acción, peca por otra.
Algunos fumadores manifiestan conocer los efectos del tabaco, pero quizás no están del todo conscientes, o la adicción y los problemas son tantos que todo esfuerzo que hagan será en vano. Por ello algunos dicen, “claro que quisiera dejar de fumar, pero no es fácil, ante tantos problemas es lo único que te queda, auque sepás que te enferma”. Una información más detallada sobre los efectos y el apoyo médico podrían ayudar. Y también podría ayudar, analizar la situación de los que están sufriendo enfermedades o ya han fallecido por los efectos del tabaco. Y sobre los efectos en la familia, no sólo las consecuencias directas, sino el dolor que originan tantas muertes por su causa. Si un padre y una madre pensaran que sus hijos sufrirán cuando los vean mal de salud o que morirán por una enfermedad evitable, posiblemente esto los motive a buscar cómo dejar de fumar. Si analizaran que el cigarrillo los puede llevar a la situación en que están otros fumadores: con asma, bronquitis, neumonía, cáncer en los pulmones, en la laringe, boca, dedos; o problemas cardiovasculares, y todas las complicaciones que causa el tabaco en los niños, posiblemente dejarían el vicio.
Estas enfermedades producidas por los efectos del tabaco son la primera causa de fallecimientos evitables, según la Organización Mundial de la Salud. Por esta razón, desde 1996 ha venido trabajando para contrarrestar su consumo. En el año 2000 convocó a los Estados a organizar un plan mundial contra el hábito del cigarro, y en octubre del mismo año los representantes de 191 Estados trataron el Convenio Marco para el Control del Tabaco, el que fue adoptado en mayo de 2003. Entró en vigencia el 27 de febrero de 2005. Sus disposiciones son jurídicamente vinculantes para los países que lo han ratificado. Este Convenio Marco busca proteger a las personas de la exposición al humo de tabaco; proteger contra el inicio, el mantenimiento o el aumento de su consumo; lo mismo que contra los efectos nocivos del proceso de producción y fabricación. Y proteger el medioambiente.
Entre los compromisos a los que se obligan los Estados que han ratificado el Convenio están, medidas legislativas, ejecutivas y administrativas para promover la educación, la concienciación y participación de organismos públicos y privados y organizaciones no gubernamentales en la elaboración y aplicación de programas y estrategias de control del tabaco; el conocimiento público de las consecuencias económicas, sanitarias y ambientales de la producción de tabaco; programas de formación dirigidos a profesionales de la salud, trabajadores de la comunidad, asistentes sociales, educadores, dirigentes políticos, administradores; información al consumidor; control de la publicidad, la promoción y el patrocinio, aumento de los impuestos al tabaco y restricciones para fumar en lugares públicos. Según el Convenio, estas medidas deben completarse con otras: “el control del contrabando que evita la repercusión de los impuestos y presenta cigarrillos más baratos. Alternativas al cultivo de tabaco para la conversión de la producción. Y supresión progresiva de subvenciones y ayudas estatales al tabaco”.
La Asamblea Nacional de Nicaragua este año ratificó el Convenio. También ya existe el proyecto de ley sobre control del tabaco, iniciando así su implementación. Y, aunque se cuenta con la “Ley de Protección de los Derechos Humanos de los no Fumadores”, esta otra deberá regular el consumo, publicidad y producción del tabaco, de acuerdo con el Convenio Marco de la OMS. También debería incluirse la obligación de difundirla ampliamente.
El Nuevo Diario. Managua, Nicaragua - 14 de agosto 2008
Los Heraldos Negros

César Vallejo

Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios, como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma… Yo no sé!

Son pocos, pero son… Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos son golpes sangrientos, son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre…Pobre… pobre! Vuelve los ojos como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como un charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!

El ruido en el nuevo Código Penal

Doraldina Zeledón Úbeda END - 19:06 - 14/04/2008

El miércoles 16 de abril se celebra el duodécimo “Día Internacional de Lucha Contra el Ruido”. Hubiese sido bueno celebrarlo aquí con el nuevo Código Penal ya publicado, pues ahora incluye los delitos contra el medioambiente. También sería bueno contar con nuestro propio día nacional.
El artículo 566, numeral 33, del Código aprobado, deroga la “Ley especial de delitos contra el medioambiente y los recursos naturales” (Ley 559). Ésta fue integrada con algunas modificaciones al Código. Entonces, “la ley del ruido”, como se le llamaba al artículo 9, pasa a ser el artículo 534, en el que se incluye también el anterior artículo 41 de la Ley, sobre escala de intensidad de sonidos.
En el Código Penal, en su libro segundo, de “Delitos”, el Título XV abarca los delitos contra la naturaleza y el ambiente. La contaminación acústica no se tipifica como tal, sino simplemente como una falta de “perturbación por ruido”, en el artículo 534, del capítulo II, “Perturbaciones del sosiego público”, del Título II “Faltas contra el orden y la tranquilidad pública”, libro tercero de “Faltas”.
Sin embargo, el ruido no sólo es un problema de perturbación del sosiego o la tranquilidad, sino, también, de contaminación ambiental que afecta la salud, los derechos humanos, la tranquilidad pública y privada, y la economía. Es un problema de salud laboral, salud pública y convivencia. Y también de educación, respeto, solidaridad y seguridad. Además de causar molestia, es dañino. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el Convenio 148 lo define como “cualquier sonido que puede provocar una pérdida de audición o ser nocivo para la salud o entrañar cualquier otro tipo de peligro” (art. 3.b).
Como novedad, el Código integra el trabajo comunitario; así, según el artículo 534, los que hagan ruido serán sancionados “con diez a treinta días de multa, o trabajo en beneficio de la comunidad de diez a treinta jornadas de dos horas diarias, y además de la suspensión, cancelación o clausura de las actividades que generan el ruido o malestar.”
Y como reiteración se dejó el cuestionado párrafo de la Ley 559, referido a las congregaciones religiosas, según el artículo 534, las “actividades tales como campañas evangelísticas masivas realizadas al aire libre en plazas, parques y calles requerirán la autorización correspondiente. Se exceptúan las actividades de las congregaciones religiosas dentro de sus templos, tales como cultos, ayunos congregacionales diurnos y vigilias nocturnas”. Esto implica que para actividades al aire libre se necesita permiso, pero no para las realizadas dentro de los templos.
En general, los establecimientos cerrados no requerirán permiso “siempre que tengan sistemas de protección acústica que impidan la emisión de sonidos, música o ruidos hacia fuera”; deben contar con la autorización correspondiente y funcionar dentro de los horarios permitidos.
Además de los artículos que se refieren directamente al ruido están los relacionados con la salud, las lesiones y el incumplimiento de funciones de las autoridades. No podemos quejarnos por falta de leyes, lo que se requiere es conocerlas y sobre todo que se cumplan; pero para hacerlas realidad hacen falta normas técnicas y reglamentos; por ejemplo, sobre horarios, construcción de centros de diversión, acondicionamiento acústico, niveles de ruido según la actividad, lugar y hora.
Ojalá que la Policía, el Instituto de Transporte Interurbano, los ministerios de salud, transporte, etc., vayan recopilando todas las leyes que tienen que ver con la contaminación acústica urbana, tal vez algún día se cumplen. En el caso de los trabajadores, desde hace tiempo han tenido normativas para el control del ruido, sin embargo, no se hace uso de ellas, ni existe preocupación manifiesta. Sin embargo, en todos los ambientes laborales hay ruido, aunque sus efectos no siempre se ven, debido a las preocupaciones del mismo trabajo, o al trabajo que implica poder soportar toda la carga que conlleva subsistir con el alto costo de la vida y los bajos salarios. O lo que es peor, subsistir sin saber cómo. Quizás por eso una persona me dijo durante un programa de radio que el único ruido que le molestaba era el de las tripas cuando tenía hambre. Pero, por eso mismo, se le debería presentar atención, pues se suma a la lista de problemas. En un país con hambre no es prioridad la lucha contra la contaminación acústica, pero no debería ser obviada.
Recordemos los efectos que puede causar el ruido: pérdida de la audición, trastornos del sueño y el reposo, dolor de cabeza; problemas cardiovasculares, efectos sobre la presión, el sistema digestivo, el sistema nervioso, sobre el rendimiento, la concentración y el comportamiento, interferencia en actividades y molestias. Una de los principales efectos del ruido es el estrés. Los médicos nos recuerdan con frecuencia que éste afecta la salud, baja las defensas y por tanto puede empeorar las enfermedades o prolongar la recuperación.
El Código Penal fue aprobado el 13 de noviembre de 2007, pero todavía no se ha publicado. Entrará en vigencia sesenta días después de su publicación en La Gaceta.
Fuente: Asamblea Nacional. Proyecto de Ley No. 641, Código Penal, aprobado el 13 de noviembre 2007.
Agregado: se publicó en mayo 2008. 

Delitos ambientales en el nuevo Código Penal

Doraldina Zeledón Úbeda
END - 21:29 - 02/07/2008
El nuevo Código Penal, Ley 641, se terminó de publicar el 9 de mayo del presenta año. Entrará en vigencia sesenta días después de su publicación. Ahora contiene los delitos y faltas ambientales, y deroga la efímera “Ley Especial de Delitos contra el Medio Ambiente y los Recursos Naturales”.
Para terminar este escrito estaba esperando la publicación en La Gaceta, Diario Oficial, que por cierto me dio trabajo porque hay algunos cambios en la edición.
Los delitos ambientales están comprendidos en el Título XV, del artículo 363 en adelante; y las faltas, en el Libro Tercero. Aquí se incluye la contaminación por ruido, en el artículo 534.
El Código abarca una serie de temas ambientales, entre ellos: construcción en lugares prohibidos, incumplimiento de estudios de impacto ambiental, aprovechamiento ilegal de recursos naturales, suelo, aguas, atmósfera, desechos tóxicos y peligrosos, basura y aguas residuales; vedas, pesca, caza de animales en peligro de extinción, comercialización de fauna y flora, maltrato a los animales, incendios forestales, corte, aprovechamiento y veda forestal; transporte y comercialización ilegal de madera, corte o poda de árboles en el casco urbano, pintas, ornato, alteración del paisaje natural y urbano con rótulos, propaganda, antenas, postes y torres de transmisión de energía eléctrica y de comunicaciones, sin contar con las autorizaciones correspondientes.
Dentro de las sanciones se incluye prisión, multas diferenciadas según sea persona natural o jurídica quien cometa el delito. También integra el trabajo en beneficio de la comunidad, la suspensión o cancelación de actividades, el decomiso de instrumentos y productos que han resultado de la actividad ilícita; inhabilitación especial para ejercer profesión, oficio, actividad o derecho relacionados con la conducta delictiva.
Como una disposición transitoria contempla que los delitos y faltas cometidos con anterioridad a su entrada en vigencia, se juzgarán conforme al Código Penal anterior.
Vemos que el nuevo Código abarca en forma amplia los temas ambientales. Y aunque en muchos casos decimos que de nada sirven tantas leyes, si se conocieran y se exigiera su cumplimiento, servirían para algo. Pero si nos ponemos a esperar para ver si es cierto que funcionan, estamos contribuyendo a que sean “papel mojado”. Es más, si contribuimos a que se cumplan, se harían innecesarias otras que están en iniciativa en la Asamblea, o al menos parte de ellas.
También, desdichadamente, contiene artículos que deberían ser derogados o que no deberían haber nacido. Se contradicen en su mismo texto, como el referido a los daños físicos y maltrato a los animales. Se impone pena para quienes los sometan a tratamientos crueles, causándoles daños a su salud, estrés o la muerte. O a quien realice espectáculos violentos entre animales. Sin embargo, “se exceptúa de las disposiciones anteriores los espectáculos o juegos de tradición popular, como peleas de gallos y corridas de toros” (Art. 391). ¿Acaso esto no es violencia? Hasta genera violencia el sólo hecho de ver que un Código moderno, como se lo ha calificado, promueva este tipo de crueldades. Y no sólo les causan daños en la salud, sino hasta la muerte. ¿A quién protege la Ley? ¿A los dueños de galleras y de los gallos? ¿A los animales? ¿A cuáles animales? Protege la cultura, dicen algunos. ¿Cuál cultura? ¿De la muerte, de la violencia, del más fuerte?
Es triste que se maltrate así a los animales para diversión o negocio de unas cuantas personas. ¿Pero qué se puede esperar de quienes legislan en contra de su propia especie, al violentar la libertad de las mujeres para decidir sobre su derecho a la vida?
Las leyes se pueden corregir. La participación es un derecho constitucional del cual nos deberíamos apropiar para enmendar estos atropellos. También hay que tener en cuenta que una nueva ley necesita divulgación. Lo mismo que capacitación para los funcionarios. En el caso de los delitos ambientales, es indispensable la educación ambiental en todos los sectores, pues “las obligaciones no tienen sentido sin conciencia” (Aldo Leopold).
Managua, Niacaragua, 2 de julio 2008.

Ley de acceso a la información pública

Doraldina Zeledón Úbeda
Iniciamos el año con nuevas leyes, como el Código Penal, la Ley General de Higiene y Seguridad del Trabajo, Ley de Acceso a la Información Pública. Ésta es de vital importancia para todos. El asunto es su aplicación, lo cual depende no sólo de las autoridades, sino también de la ciudadanía. Porque eso sucede: tenemos la Ley de Participación Ciudadana, que incluye el derecho a la información (Art. 8), pero no hicimos uso de ella.
Ahora contamos con ésta que ingresa ya retrasada en sus artículos 51, 52, 53; pues todavía no se conoce el Reglamento ni la Ley de Habeas Data (sobre protección de datos personales privados), que deberían estar aprobados desde diciembre. Tampoco se tienen las condiciones para su aplicación, pues debe organizarse un sistema de información que asegure ese derecho: información sistematizada, ordenada, completa, accesible, disponible, a tiempo y actualizada. Todo lo cual requiere de capacitación e infraestructura, lo que realmente no es tan sencillo. Ahora recobran importancia la archivística y los archivos centrales, que en muchos casos no han sido más que bodegas donde se guardan papeles, para quemarlos cuando ya no caben más.
Algo importante es que habrá oficinas de acceso a la información en lugar visible, para no andar de puerta en puerta. (Me parece un sueño…). También se dispondrá de la información en las páginas web y se podrá solicitar y enviar mediante el coreo electrónico. Son cuestiones que agilizan. Si se publica en la web todo lo que enumera el artículo 20, y si de verdad se tiene acceso a la información que tengan todas “las entidades o instituciones públicas, las sociedades mixtas y las subvencionadas por el Estado, así como las entidades privadas que administren, manejen o reciban recursos públicos, beneficios fiscales u otros beneficios, concesiones o ventajas”, como lo dice el artículo primero, realmente puede haber cierta transparencia y credibilidad.
Conseguir información ya no será una odisea para investigadores y periodistas; además de tiempo, se ahorrarán recursos. Tampoco será necesario esperar a que termine un período de gobierno para comenzar a investigar “guacas”.
Esta ley tiene dos caras: el deber de los funcionarios de informar y el derecho de los ciudadanos de tener acceso a la información; es decir, de conocer lo que se informa; pero también de solicitar información que le interese, independientemente de lo que se divulgue de oficio. En el primer caso, el funcionario decide qué informar; en el segundo es el ciudadano quien decide sobre qué informarse (Daniel Sabsay).
Según la misma ley, el derecho de acceso a la información pública “es el derecho que tiene toda persona para acceder a la información existente en poder de las entidades sujetas al imperio de la presente Ley”, entendiendo por persona “a todas las personas naturales o jurídicas, nacionales o extranjeras”, según las definiciones del artículo 4. Ya no podrán decirnos que en tal oficina no se acostumbra facilitar copia de los documentos.
Otro dato importante es la protección de la fuente de información periodística, pues el periodista “no está obligado a revelar sus fuentes de información ni el origen de sus noticias”, esto puede ayudar a que los particulares y los funcionarios faciliten más información.
El acceso a la información pública se da en gran parte a través de los medios de comunicación, por lo que era indispensable incluir el derecho de ellos, como lo estipula el artículo 46, que además les garantiza la protección: “Para el ejercicio de este derecho recibirán una especial protección y apoyo por parte de las autoridades públicas.” Falta ver cómo se concreta mediante el Reglamento y la práctica. Y, como en otras leyes, los diputados se metieron a otros asuntos, como normar el trabajo periodístico.
Entonces, si sabemos hacer uso de la Ley, si nos apropiamos de ella, será un gran paso. Dependerá de nuestro interés y empeño. Pero no debemos conformarnos con lo que se divulga posterior a proyectos, también hay que buscar información previa a la toma de decisiones; pues, ¿de qué nos sirve que nos digan cuánto se gastó en un monumento o por qué se tumbó, si ya no se puede hacer nada? O conocer los estudios de impacto ambiental cuando ya el proyecto arrancó. Lo interesante es que se facilite información para poder participar en la toma de decisiones, como lo dice la misma Ley: “los ciudadanos podrán directamente o a través de cualquier medio, solicitar la información que requieran para presentar propuestas y formular opiniones sobre la gestión pública del país.” (Art. 3, inciso 4). Y sin información no se puede participar.
El Nuevo Diaro. Managua, Nicaragua - Jueves 03 de Enero de 2008.

Ética y deontología periodísticas

Doraldina Zeledón Úbeda
END - 19:09 - 12/08/2008

Es interesante la unión de las organizaciones periodísticas para autorregularse en su trabajo mediante normativas propias y no impuestas desde afuera. Relacionados con esto, hace algunos años realizamos una investigación colectiva (D. Zeledón Úbeda, F. Miyara, J. Mulet.), que la presentamos ante un congreso latinoamericano sobre ética, organizado por la Universidad Politécnica de Nicaragua, en el año 2001.

El objetivo era llamar la atención sobre el deber que tenemos comunicadores y comunicadoras en la cobertura periodística en el caso de la contaminación acústica, no sólo en los otros temas ambientales. Pero los conceptos son válidos para cualquier tema, por lo que creo oportuno compartir parte de este trabajo:

Ética y deontología: desde un punto de vista teórico se suelen diferenciar dos conceptos relacionados: la ética y la deontología. A veces se toman como sinónimos. Así, se habla, de ética periodística y de deontología periodística, o de ética profesional del periodista.

La deontología es la ciencia del deber; es decir, de las obligaciones derivadas del ejercicio de una profesión. Como tal, la deontología es, en principio, susceptible de ser codificada o reglamentada para cada profesión, de modo que quienes la ejerzan estén obligados a cumplir sus preceptos so pena de recibir sanciones. La deontología se diferencia del derecho en cuanto a que éste es aplicable a todos los ciudadanos, mientras aquélla rige sólo para los miembros de una especialidad (A.Valle Pastora, Ponencias sobre Ética Judicial. 1996).

La ética es más amplia, y se refiere al fuero interno del individuo, por lo tanto no es codificable ni imponible más que por la propia conciencia. (Lagastone, G. “Ética Judicial”, en Ponencias sobre Ética Judicial”. A.Valle Pastora). Al contrario de la deontología que implica la pertenencia a un grupo profesional, la ética a veces implica cuestionar las prescripciones del grupo y de la sociedad, porque la ética es reflexión, razonamiento, búsqueda de lo que parece justo, bueno, correcto; pero desde la propia conciencia y no para cumplir con un deber impuesto; por lo tanto conlleva buscar la verdad, y no basarse en apariencias, ni actuar conforme a los prejuicios o mitos que la sociedad o el grupo imponen. La ética está reservada a la conciencia individual, pues el sentido ético es inherente a la persona, y se refiere no sólo a su filosofía de vida y a sus autorregulaciones, según sus propios criterios, sino a la tendencia a valorar su comportamiento y el de los demás. La ética siempre se refiere a las personas. “Las instituciones son buenas, malas, eficaces, ineficaces, deseables, indeseables, pero lo único que puede ser éticamente bueno o moral son las personas” (F. Savater, “Ética, Política y Ciudadanía”)

Otro concepto relacionado es el de moral o normas morales. Éstas son valores y pautas de conducta radicados en la conciencia, que rigen el comportamiento humano. Son patrones de lo bueno y lo malo, según las prescripciones y conceptos de la sociedad (W. Villagra. Introducción al Derecho.1994). También se define la moral como sinónimo de ética.

Ética y deontología del periodismo: se habla de códigos de ética periodística, códigos de ética profesional, códigos de deontología periodística. Hablaremos de ética periodística, referida al comportamiento individual del periodista; y de códigos deontológicos, para referirnos a las normas aceptadas por los colegios de periodistas. Esto no significa que sean excluyentes.

Pero, ya sea por exigencias deontológicas, de derecho o éticas, los periodistas y medios de comunicación deberían tener como autorrequerimiento, además de deber constitucional, cumplir y defender los preceptos constitucionales y demás leyes; y procurar acercarse a la verdad y a la justicia, ya que los medios son un tamiz para el diario acontecer, para informar, formar, sensibilizar o movilizar a la población y a los funcionarios. Por lo tanto, deben recoger los problemas de la sociedad; aunar esfuerzos para edificar una sociedad más justa, equitativa, sostenible; ya que “la sostenibilidad es un imperativo ético y moral” (Declaración Salónica, Grecia, 1997).

Veamos lo que plantean algunos Códigos: El artículo 21 del Código Europeo de Deontología de Periodismo expresa que “el ejercicio del periodismo no debe condicionar ni mediatizar la información veraz o imparcial y las opiniones honestas, con la pretensión de crear o formar la opinión (...)”.

El Código Deontológico de la Profesión Periodística de España, señala que “el compromiso con la búsqueda de la verdad llevará siempre al periodista a informar sólo sobre hechos de los cuales conoce su origen, sin falsificar documentos ni omitir informaciones esenciales, así como a no publicar material informativo falso, engañoso o deformado.(...).

El Código Internacional de Ética Periodística (UNESCO) habla del derecho del pueblo a la información precisa, igual que el proyecto de Código de Ética Profesional de los Periodistas de Nicaragua.

El Código Latinoamericano de Ética Periodística dice, en su artículo 4, “En su labor fundamental el periodista adoptará los principios de la veracidad y de la ecuanimidad y faltará a la ética cuando silencie, falsee o tergiverse los hechos (...)”.

Por lo tanto, para dar una información veraz y completa, como lo prescriben las citas anteriores, el periodista tiene que informarse, comprobar los hechos in situ o con la fuente; pero eso no basta, tiene que entender el problema, y por lo tanto tendrá que investigar y capacitarse constantemente para no llegar a conclusiones erróneas o para no excluir información necesaria.

(El trabajo completo está publicado bajo el título: “Compromiso social de los medios de comunicación por el desarrollo acústicamente sostenible”, F. Miyara, D. Zeledón Úbeda, J. Mulet. Managua, 2003).

Publicado en El Nuevo Diario. Managua, Nicaragua, 12 de agosto 2008.

Los consumidores y el medio ambiente

Doraldina Zeledón Úbeda

¿Puedes venderme lluvia,
el agua que ha dado tus lágrimas
y te moja la lengua (...)
o una lengua de mar, tal vez un lago,
cien dólares de lago?
Nicolás Guillén

¿Alguna empresa podría venderme cien córdobas de lago limpio, sin ruidos ni olores y sin sabor a plástico; antes bien, con frescor, belleza y música natural? Acabamos con el producto y lo trasformamos en recurso natural no renovable. Además, el agua no es para ser vendida, es un derecho natural inherente al derecho a la salud y a la vida, que debe ser protegido por el Estado.

Según la Ley de Defensa de los Consumidores, dentro de los derechos del consumidor están la protección de la salud y seguridad en el consumo de bienes y servicios (artículo 12-a), un trato equitativo (12.d) y la preservación de un medio ambiente adecuado que garantice la preservación y desarrollo de los recursos naturales (12. i).

Sin embargo, generalmente consumimos bienes y servicios que afectan la salud y el medio ambiente, como el transporte público urbano e interurbano, debido a las emanaciones de dióxido de carbono y ruido, a las verduras contaminadas con plaguicidas; o a las lanchas que contaminan las lagunas, las embarcaciones que contaminan los ríos y mares, inclusive con el ruido que afecta a la fauna acuática.

Y no sólo deberíamos velar por que el ambiente y los productos sean saludables, sino que se utilicen de forma racional y equitativa. Con el abuso de los recursos por parte de unos pocos, a la mayoría le queda casi nada para consumir, como en el caso del agua.

Mientras unos tienen pozos, tanques, piscinas y playas; otros deben comprar el balde de agua, además de pagar los recibos por el servicio que no reciben. Mientras unos pasan horas refrescándose bajo la ducha; otros pasan horas caminando o haciendo fila bajo el sol para conseguir un poco de agua, o pasan horas bajo la luna esperando que llegue un chorrito de agua en la madrugada. Habría que normar una cantidad máxima de su consumo en piscinas, empresas industriales, agrícolas y de servicios, así se verían obligados a ahorrar, por ejemplo, en las gasolineras, evitando el lavado de carros con mangueras, que además hacen un ruido ensordecedor.

Los consumidores podríamos contribuir mucho a la preservación del medio ambiente y de los recursos naturales, exigiendo no sólo que el producto final sea saludable, sino que los procesos de producción, comercialización y almacenamiento no contaminen el ambiente ni desperdicien los recursos. Porque no es sólo el producto final el que acaba con ellos, también el proceso de producción, que a veces gasta más de lo que se requiere, como los regadíos que pueden acabar una fuente de agua, no sólo porque la contaminan, sino porque extraen más de lo necesario.

En el proceso de comercialización, durante el traslado de los productos o en el almacenamiento se pierden muchos o se deterioran. En la comercialización también se violan los derechos, porque el ambiente en los establecimientos no es saludable, como en restaurantes, tiendas, actividades de ocio, donde generalmente hay mucho ruido y humo de tabaco.

Además, podemos contribuir con el medio ambiente, consumiendo menos. Hay productos que no son necesarios para la calidad de vida, sino todo lo contrario, como licores, gaseosas, cigarrillos, que consumen recursos naturales y cuyos procesos de producción contaminan. Hay productos y servicios que podemos utilizarlos menos, como desinfectantes, detergentes, que contaminan el agua. También podemos economizar el agua, cerrando el grifo cuando nos lavamos los dientes o regar sin manguera. El problema es la desigualdad y el sistema, a unos les falta todo, y otros derrochan, porque “mientras no consumen no existen”.

Otra forma de contribuir con el medio ambiente es reutilizando o reciclando, esto contribuye a una menor producción de residuos y menos consumo de materia prima. Por ejemplo, el tratamiento de las aguas residuales, cada industria o servicio debería retornar descontaminada el agua que utiliza. También es necesaria una clasificación de los residuos, lo cual podríamos hacer desde el hogar, la oficina, la industria, separando lo que todavía puede ser útil mediante el reciclaje.

En síntesis, además de exigir un buen producto o servicio, deberíamos velar por que no se abuse de los recursos naturales y no se deteriore el medio ambiente. Por ejemplo, no comprar pollos de una granja que contamina, o no comprar ropa de una fábrica que tira el agua residual al vecindario. No subirse a un bus ruidoso, a un taxi que suene la bocina sin necesidad. Hacer uso racional de insecticidas, abonos, artículos de cuero, madera, cuyas industrias, además de contaminar, arrasan con los recursos naturales. Podríamos hacer una campaña para el uso del papel a doble cara, sobre todo en algunas universidades, donde la cultura de la fotocopia es muy fuerte. Así ahorraríamos árboles, necesarios para el mantenimiento de las fuentes de agua. Y una campaña para que las empresas, nacionales y transnacionales, no contaminen ni embotellen nuestros ríos, lagos y lagunas y demás recursos naturales.

Pero si nos quedamos de brazos cruzados, pronto estaremos sin nada para consumir: sin luz, sin lago, sin río, sin gallopinto y sin un vaso de agua para el pinolillo, y con más niños y niñas desnutridos, enfermos y muertos por falta de alimentos y de salubridad; mientras los que consumen demasiado mueren de tanto comer o consumen medicinas para adelgazar.

El Nuevo Diario. Managua, Nicaragua - Jueves 23 de Marzo de 2006

Itinerario por la isla Martín García

En la cuna de la “Marcha Triunfal”
Editado
Doraldina Zeledón Úbeda


Si voy a Argentina, me dije, visitaré la isla Martín García; cuna del poema “Marcha Triunfal”, de Rubén Darío, escrito en 1895; según estudiosos darianos, a solicitud el Gobierno de Buenos Aires para ser leído el 25 de mayo. Este día los argentinos conmemoran el “Primer Gobierno Patrio”, el cual fue producto de la sublevación de un grupo de patriotas que pidieron un cabildo para que deliberara el pueblo sobre su propio destino.

Después de tres horas en barco por los ríos Tigre y La Plata, llegamos a la Isla. En la excursión, iban sobre todo estudiantes.

Mi interés era conocer dónde estuvo el poeta y qué había y se decía de él ahí. Pero, gracias a las guías, pude conocer algo más de la Isla, por ejemplo, que es un monumento histórico nacional y reserva de flora y fauna, protegido no sólo por la ley, pues se nota que es una realidad: observé cómo los animales andan tranquilos sin que nadie los moleste y menos que sean agredidos o los maten. También fue interesante escuchar que no hay propiedad privada, quienes habitan ahí: maestros, personal de salud, autoridades, etc. tienen sus casas, pero no son de ellos, además, están sólo por cierto tiempo en la Isla. No se permite la sobre explotación turística, es decir, construcciones privadas o casas de campo (en Nicaragua, pensé, ya estuviera pedaceada).

Bien, volviendo al objetivo de mi viaje, le dije a la guía que quería conocer la casa donde estuvo Darío. Espere, me dijo. Vamos a llegar, pero es uno de los últimos lugares en la visita. Luego leí en los rótulos de señalética: “Centro de Interpretación Ecológica Rubén Darío”. La alegría me aceleró el corazón al ver que era un centro ecológico. Después pasamos frente al “Jardín de Infantes Rubén Darío”, pero estaba cerrado. En una isla y con pocas construcciones, dos de ellas en homenaje al poeta. Una ecológica y la otra para la niñez. “¡Argentinos! ¡Dios os guarde!”

Llegamos al Centro de Interpretación Ecológica. Me quedé ahí. A la entrada está un busto del poeta, instalado en homenaje al centenario de Marcha Triunfal (1895-1995). Al entrar, lo primero que se ve es un manuscrito de ese poema. Seguí por otra puerta. La pequeña sala estaba llena de estudiantes y una guía les hablaba precisamente de Darío. Les dije que era de Nicaragua y hablé un poco sobre el poeta.

Fue un día feliz. Se había cumplido uno de mis sueños, junto a otros, como contemplar la majestuosidad del río Paraná, que pude admirarlo desde la acogedora ciudad de Rosario. Y sobre todo, me dio una gran satisfacción saber cómo cada excursión que llega cada día a la Isla, puede saber algo de Darío y de Nicaragua. Sólo esto sobrepasó mis expectativas del viaje soñado a ese país, cuyo objetivo principal era un congreso sobre violencia acústica e intercambios académicos y con ambientalistas.

No me queda más que dar las gracias al verdadero Hacedor de Agendas y a las amistades de la “Argentina universal”, como la llamara Darío en su “Canto a la Argentina”, el cual ahora puedo comprender mejor.

Salimos de la Isla al atardecer. Ya el paisaje no era tan llamativo, por conocido, entonces comencé a recorrer mentalmente lo que observé. Y capturé en mi cámara, precisamente, la puesta del sol argentino, que irradiaba sobre las islas y el río.

Publicado originalmente en El Nuevo Diario http://impreso.elnuevodiario.com.ni/2005/11/14/nacionales/5699
Managua, Nicaragua - Lunes 14 de Noviembre de 2005 - Edición 9071

Imágenes 




“Jardín de Infantes Rubén Darío”















martes, 16 de septiembre de 2008

¿Enverdeciendo o maquillando de verde?

Doraldina Zeledón Úbeda


La Naturaleza aborrece los engaños
Galileo Galilei.

En los últimos años parece haber crecido la conciencia ambiental. Parece que se le ha dado más importancia al medioambiente. Al menos en discursos y colores. Que por fin entendimos que los recursos naturales no son infinitos y que comprendimos que los impactos sobre el medioambiente se revierten sobre quienes los provocamos.

Creyendo en esto, soñé que viajaba por las carreteras de un maravilloso país, entre lagos y volcanes, ríos y bosques, llanos y montañas. Vi pasar ante mí, imágenes verdes, ríos transparentes como el agua de “Los Encuentros”, de San Rafael del Norte (ojalá aún sea transparente). Y volar aves blancas en el cielo azul del valle de Sébaco; un olor a madroño perfumaba los arrozales. Cuando viajaba por una muy buena carretera… la más bella que conozco, desfilaron ante mí, flores, frutas y hortalizas de todos los sabores, colores y olores. Vi nuevamente el quetzal y el guardabarranco. Y sentí la brisa fina y el viento frío. Y volví a ver la neblina. El olor de los pinos me embriagó otra vez. Miré enredaderas que desgajaban sus ramos y barrancos por donde se deslizaban las cascadas de fuentes puras y trepaban los helechos. Espigas que se desgranaban en maíz.

Y cuando iba sobre el ancho río vi las lanchas llenas de frutas y las caras morenas llenas de esperanzas. Y ballenas en las áreas protegidas del Pacífico. Y en la mesa, los niños, con sus caritas muy limpias y su gallopinto de cada día, tomando leche para después ir a la escuela. No sé si mis imágenes eran enredaderas...Era como si la humanidad de verdad tomara conciencia ambiental. Todo se pintó de verde: las leyes, los tratados, los acuerdos, los presupuestos; los que arrasan con lo verde, las empresas contaminantes que manchan la claridad del agua y arrancan el azul del cielo, y la salud ¡y la vida! Todo parecía tan verde. Era como una depresión tropical que moja todo.

Entonces desfilaron también ante mis ojos, y se tornaron verdes, el libro sobre el Cafta, los pactos, las mansiones, las maquilas, las sierras asesinas de lo verde; las minas, el nemagón, la industria y el comercio, las gasolineras, los residuos. Hasta nos uniformamos de verde. Y la comunicación se tornó verde. Inclusive los altos decibeles danzaban como luces verdes en los night club. Pensé: nadie podrá decir que no somos amigables con la naturaleza.

Y la radio informaba que ahora la guerra para prevenir el terrorismo será ecológica, con armas sin tóxicos, para no destruir el medio ambiente; silenciosas, para no crear pánico. Nadie sabrá de dónde vienen las bombas. Ninguno se correrá. Y moriremos sin estrés. Ya no será como los bombardeos que sentí en Estelí, que me electrizaban la columna. Será una guerra amigable con el medioambiente. La puntería será perfecta, sólo morirán los que deban morir y la Tierra quedará intacta Para los héroe$ verdes.

Todo se vistió de verde, tanto que ni nos dimos cuenta. Y cuando busqué las hojas de los árboles, eran sólo pedazos de pintura verde. Nos vimos a los ojos, y eran verdes. Verdes reflejos. Quisimos comer y todo estaba verde. Éramos iguales, la equidad vino con el desarrollo sostenible. La pobreza desapareció. Los niños y las niñas murieron verdes.

Desperté con el ruido del night club, una guerra de cada día, que nos roba la paz de cada noche. Todo estaba oscuro en mi mente, y era de día. Y retumbaba el ruido. Me quedé verde, pálida, amarilla, con tanta mentira. Y entonces todo estaba tan claro. Los contaminadores y depredadores no requieren de licencias, sólo se pintan de verde y contribuyen con papeles verde$ para esquivar la ley.

Y reflexioné: el medioambiente no es oportunismo ni es chantaje. No es una moda. No es un juego ni una broma. El medioambiente es una realidad que nos involucra a todos y a todas. En serio y con urgencia. Con sensibilidad y “con-ciencia”. Es minimizar los residuos para que la tierra no se ahogue y el mar no se rebase. Es dejar el consumismo de hoy para que otros consuman mañana. ¡Y ahora! Es producir con responsabilidad y compartir con equidad. Es no contaminar el aire, defender las costas, proteger el bosque, el suelo. Salvar el agua para salvarnos: ¡no destruir la vida! para vivirla y que otros también la vivan.Entonces, todo debería estar enverdeciendo de verdad. Y la demagogia debería ir a los basureros.

No sé si me estresó el ruido amanesquero o las engañosas mentiras en mi sueño. Luego pensé que sí, que hay gente que de verdad hace reverdecer la naturaleza. Ésa es la verde esperanza que, junto con el agua que aún llega al baño de mi casa, me renovó después del sueño.Ojalá que el desarrollo sostenible y todo lo que esto implica lo empecemos a hacer realidad ya. Todos y todas.