Nicaragua

Madre, que dar pudiste de tu vientre pequeño

tantas rubias bellezas y tropical tesoro,

tanto lago de azures, tanta rosa de oro,

tanta paloma dulce, tanto tigre zahareño.



Yo te ofrezco el acero en que forjé mi empeño,

la caja de armonía que guarda mi tesoro,

la peaña de diamantes del ídolo que adoro

y te ofrezco mi esfuerzo, y mi nombre y mi sueño.


Rubén Darío (1889).



Anidando en el porche

Anidando en el porche
dzu2012

viernes, 11 de diciembre de 2020

Frío en el cuerpo y en el alma

¡Qué frío!
En Estelí,
No está lloviendo
Ni hay brisa
está moderado el viento.
Pero está húmedo
y helado el ambiente.
Y las paredes
Y el techo
Y la cama
Y las cobijas.
Y sí, hay lugares donde ni las paredes,
ni el techo ni la cama ni las cobijas están húmedas.
Simple: no hay
ni paredes ni techo ni cama ni cobijas.
Sólo frío.
Frío también en los escombros
Y en el corazón…
Estelí, Nicaragua, 9 de diciembre 2020.

10 de diciembre Día Internacional de los Derechos de los Animales

10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos de los Animales
Esta declaración fue adoptada por La Liga Internacional de los Derechos del Animal en 1977, que la proclamó al año siguiente. Posteriormente, fue aprobada por la Organización de Naciones Unidas (ONU) y por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Proclamación de la Declaración Universal de los Derechos de los Animales
Considerando que todo animal posee derechos y que el desconocimiento y desprecio de dichos derechos han conducido y siguen conduciendo al hombre a cometer crímenes contra la naturaleza y los animales, se proclama lo siguiente:
Artículo No. 1
Todos los animales nacen iguales ante la vida y tienen los mismos derechos a la existencia.
Artículo No. 2
a) Todo animal tiene derecho al respeto.
b) El hombre, como especie animal, no puede atribuirse el derecho de exterminar a los otros animales o de explotarlos, violando ese derecho. Tiene la obligación de poner sus conocimientos al servicio de los animales.
c) Todos los animales tienen derecho a la atención, a los cuidados y a la protección del hombre.
Artículo No. 3
a) Ningún animal será sometido a malos tratos ni a actos crueles.
b) Si es necesaria la muerte de un animal, ésta debe ser instantánea, indolora y no generadora de angustia.
Artículo No. 4
a) Todo animal perteneciente a una especie salvaje tiene derecho a vivir libre en su propio ambiente natural, terrestre, aéreo o acuático y a reproducirse.
b) Toda privación de libertad, incluso aquella que tenga fines educativos, es contraria a este derecho.
Artículo No. 5
a) Todo animal perteneciente a una especie que viva tradicionalmente en el entorno del hombre tiene derecho a vivir y crecer al ritmo y en las condiciones de vida y de libertad que sean propias de su especie.
b) Toda modificación de dicho ritmo o dichas condiciones que fuera impuesta por el hombre con fines mercantiles es contraria a dicho derecho.
Artículo No. 6
a) Todo animal que el hombre haya escogido como compañero tiene derecho a que la duración de su vida sea conforme a su longevidad natural.
b) El abandono de un animal es un acto cruel y degradante.
Artículo No. 7
Todo animal de trabajo tiene derecho a una limitación razonable del tiempo e intensidad del trabajo, a una alimentación reparadora y al reposo.
Artículo No. 8
a) La experimentación animal que implique un sufrimiento físico o psicológico es incompatible con los derechos del animal, tanto si se trata de experimentos médicos, científicos, comerciales, como de otra forma de experimentación.
b) Las técnicas alternativas deben ser utilizadas y desarrolladas.
Artículo No. 9
Cuando un animal es criado para la alimentación debe ser nutrido, instalado y transportado, así como sacrificado, sin que ello resulte para él motivo de ansiedad o dolor.
Artículo No. 10
a) Ningún animal debe ser explotado para esparcimiento del hombre.
b) Las exhibiciones de animales y los espectáculos que se sirvan de animales son incompatibles con la dignidad del animal.
Artículo No. 11
Todo acto que implique la muerte de un animal sin necesidad es un biocidio, es decir, un crimen contra la vida.
Artículo No. 12
a) Todo acto que implique la muerte de un gran número de animales salvajes es un genocidio, es decir, un crimen contra la especie.
b) La contaminación y la destrucción del ambiente natural conducen al genocidio.
Artículo No. 13
a) Un animal muerto debe ser tratado con respeto.
b) Las escenas de violencia, en las cuales los animales son víctimas, deben ser prohibidas en el cine y en la televisión, salvo si ellas tienen como fin dar muestra de los atentados contra los derechos del animal.
Artículo No. 14
a) Los organismos de protección y salvaguarda de los animales deben ser representados a nivel gubernamental.
b) Los derechos del animal deben ser defendidos por la ley, como lo son los derechos del hombre

miércoles, 29 de julio de 2020

En la cuna de la “Marcha Triunfal”

Cuando vayas a la Argentina, me dijo un amigo que trabajó en Nicaragua, ve a la isla Martín García, en el río de La Plata. Encontrarás noticias de Rubén Darío, lo llevó su amigo, el Dr. Plaza, médico del Lazarete.
No me imaginaba una isla en medio de un río. Y nunca pensé que iría, pero me dio curiosidad. Busqué información y averigüé que el río de La Plata es el más ancho del mundo (221 kilómetros y más de 270 km en su desembocadura), recibe los caudales del Paraná y del Uruguay. Esto me explica que fácilmente contenga una isla de 2km; que pertenece a Argentina, pero que está en la desembocadura el río Uruguay, a 3 km de este país, y a 35 del puerto Tigre, en Argentina. Me dije: si pudiera ir.
En el 2005, se dio la oportunidad, invitada a unas jornadas sobre ruido urbano, en Rosario. Le conté a mi amigo y me envió una guía para Buenos Aires, y cómo llegar a la Isla. Junto con preparar la ponencia, tracé mi itinerario.
Regresé de Rosario a Buenos Aires, y al día siguiente abordé un taxi hacia puerto Tigre, en el trayecto como de una hora o más, iba en suspenso, pues me parecía demasiado lejos y solo, y con un conductor muy en silencio.... La oficina estaba cerrada y sólo había un barco que salía “ya”, con estudiantes. Corrí y volé.
El viaje fue poco llamativo, al lado de mi ventana no había mucho que ver. Solo las aguas increíblemente extensas, que el río me pareció un mar tranquilo. Pero la emoción de llegar me mantuvo atenta. Después de tres horas: “¡Tierra!”. A la entrada vi el rótulo: Isla Martín García.


Me sumé a la expedición estudiantil, y me parecía oír que recitaban: “¡Ya viene el cortejo! / ¡Ya viene el cortejo! ya se oyen los claros clarines…
En el recorrido, la señalética me indicaba: “Centro de Interpretación Ecológica Rubén Darío”. “Jardín de Infantes Rubén Darío”… En una isla con pocas construcciones, vi dos en su memoria...

Llegamos a mi principal objetivo. En el pórtico está un busto del poeta, en homenaje al centenario de Marcha Triunfal (1895-1995). A la izquierda, un rótulo: “Centro de Interpretación Ecológica Rubén Darío”.
Al entrar, lo primero que vi, no fue un manuscrito, sino varios, con todas las correcciones. Supuse la tensa noche del 23 de mayo, cuando él escribía contra el tiempo, para el “Día Grande de la Patria” y que debía llegar antes del 25 a Buenos Aires.

tomado de Internet

El poema fue escrito; según estudiosos darianos, a solicitud del Gobierno, para leerlo el 25 de mayo, fecha en que conmemoran el “1er Gobierno Patrio”, producto de la sublevación de un grupo de patriotas que pidieron un cabildo para que el pueblo deliberara sobre su propio destino.
Seguí por otra puerta. En la sala estaban los estudiantes, una guía les hablaba de Darío. Les dije que era nicaragüense y conversé con un grupo.

En una de sus paredes leí: “Puesta en valor de la casa que ocuparon los médicos del Lazarete y el poeta Rubén Darío. Centro de ciencias naturales. Sala de interpretación ecológica de la reserva natural Isla Martín García”. Sin formalismos le llaman “La Casa de Rubén Darío”.
tomado de Internet
Gracias a las guías, pude conocer también que la isla es un monumento histórico y reserva de flora y fauna, protegido no sólo por ley: observé cómo los animales andan tranquilos sin que nadie los moleste y menos que sean agredidos.
Fue un día feliz. Salimos al atardecer y capturé la puesta del sol que irradiaba sobre las islas y el río.

¡Argentinos! ¡Dios os guarde!
Ven mis ojos cómo riega
perla y rosa de la tarde
el crepúsculo que llega,
mientras la pampa ilumina,
rojo y puro, como el oro en el crisol,
el diamante que prefiere la República Argentina:
¡Vuestro sol!
Rubén Darío - “Desde la Pampa”
Doraldina Zeledón Úbeda
Segunda versión (2020), primera publicada en El Nuevo Diario (2005).

sábado, 25 de julio de 2020

Marcha Triunfal, Rubén Darío


Escrita en la isla Martín García, Argentina 



Tomadas de Internet (Se me confundieron las mías).

¡Ya viene el cortejo!
¡Ya viene el cortejo! Ya se oyen los claros clarines.
La espada se anuncia con vivo reflejo;
¡ya viene, oro y hierro, el cortejo de los paladines!
Ya pasa debajo los arcos ornados de blancas Minervas y Martes,
los arcos triunfales de donde las Famas erigen sus largas trompetas,
la gloria solemne de los estandartes
llevados por manos robustas de heroicos atletas.
Se escucha el ruido que forman las armas de los caballeros,
los frenos que mascan los fuertes caballos de guerra,
los casos que hieren la tierra,
y los timbaleros,
que el paso acompasan con ritmos marciales.
¡Tal pasan los fieros guerreros
debajo los arcos triunfales!
Los claros clarines de pronto levantan sus sones,
su canto sonoro,
su cálido coro,
que envuelve en un trueno de oro
la augusta soberbia de los pabellones.
Él dice la lucha, la herida venganza,
las ásperas crines,
los rudos penachos, la pica, la lanza,
la sangre que riega de heroico carmines
la tierra;
los negros mastines
que azuza la muerte, que rige la guerra.
Los áureos sonidos
anuncian el advenimiento
triunfal de la Gloria;
dejando el picacho que aguarda sus nidos
tendiendo sus alas enormes al viento,
los cóndores llegan. ¡Llegó la victoria!
Ya pasa el cortejo.
Señala el abuelo los héroes al niño:
ved cómo la barba del viejo
los bucles de oro circunda de armiño.
Las bellas mujeres aprestan coronas de flores,
y bajo los pórticos vense sus rostros de rosa;
y la más hermosa
sornríe al más fiero de los vencedores.
¡Honor al que trae cautiva la extraña bandera!;
honor al herido y honor a los fieles
soldados que muerte encontraron por mano extranjera:
¡Clarines! ¡Laureles!
Las nobles espadas de tiempos gloriosos,
desde sus panoplias saludan las nuevas coronas y lauros:
las viejas espadas de los granaderos más fuertes que osos,
hermanos de aquellos lanceros que fueron centauros.
Las trompas guerreras resuenan;
de voces los aires se llenan…
 A aquellas antiguas espadas,
a aquellos ilustres aceros,
que encarnan las glorias pasadas;
y al sol que hoy alumbra las nuevas victorias ganadas;
y al héroe que guía su grupo de jóvenes fieros;
al que ama la insignia del suelo materno,
al que ha desafiado, ceñido el acero y el arma en la mano,
los soles del rojo verano,
las nieves y vientos del gélido invierno,
la noche, la escarcha
y el odio y la muerte, por ser por la patria inmortal,
¡saludan con voces de bronce las trompas de guerra que tocan la marcha
triunfal!…

Isla Martín García, Río de la Plata, Argentina, mayo de 1895.

Fotos Doraldina





Punta Lara: anoche se metió en el Río de la Plata y hoy ...

Tomada de Internet
Tomada de Internet






jueves, 11 de junio de 2020

Canto de guerra de las cosas,

Poema de Joaquín Pasos para el Día Mundial del Ambiente (5 de junio). "Cuando lleguéis a viejos, respetaréis la piedra, si es que llegáis a viejos, si es que entonces quedó alguna piedra. "
Canto de guerra de las cosas, Joaquín Pasos, Nicaragua 1914-1947. (33 años...).




Cuando lleguéis a viejos, respetaréis la piedra,
si es que llegáis a viejos,
si es que entonces quedó alguna piedra.
Vuestros hijos amarán al viejo cobre,
al hierro fiel.
Recibiréis a los antiguos metales en el seno de vuestras
familias,
trataréis al noble plomo con la decencia que corresponde a su
carácter dulce;
os reconciliaréis con el zinc dándole un suave nombre;
con el bronce considerándolo como hermano del oro,
porque el oro no fue a la guerra por vosotros,
el oro se quedó, por vosotros, haciendo el papel de niño
mimado,
vestido de terciopelo, arropado, protegido por el resentido
acero...
Cuando lleguéis a viejos, respetaréis al oro,
si es que llegáis a viejos,
si es que entonces quedó algún oro.
El agua es la única eternidad de la sangre.
Su fuerza, hecha sangre. Su inquietud, hecha sangre.
Su violento anhelo de viento y cielo,
hecho sangre.
Mañana dirán que la sangre se hizo polvo,
mañana estará seca la sangre.
Ni sudor, ni lágrimas, ni orina
podrán llenar el hueco del corazón vacío.
Mañana envidiarán la bomba hidráulica de un inodoro
palpitante,
la constancia viva de un grifo,
el grueso líquido.
El río se encargará de los riñones destrozados
y en medio del desierto los huesos en cruz pedirán en vano
que regrese el agua a los cuerpos de los hombres.
Dadme un motor más fuerte que un corazón de hombre.
Dadme un cerebro de máquina que pueda ser agujereado sin
dolor.
Dadme por fuera un cuerpo de metal y por dentro otro
cuerpo de metal
igual al del soldado de plomo que no muere,
que no te pide, Señor, la gracia de no ser humillado por
tus obras,
como el soldado de carne blanducha, nuestro débil orgullo,
que por tu día ofrecerá la luz de sus ojos,
que por tu metal admitirá una bala en su pecho,
que por tu agua devolverá su sangre.
Y que quiere ser como un cuchillo, al que no puede herir
otro cuchillo.
Esta cal de mi sangre incorporada a mi vida
será la cal de mi tumba incorporada a mi muerte,
porque aquí está el futuro envuelto en papel de estaño,
aquí está la ración humana en forma de pequeños ataúdes,
y la ametralladora sigue ardiendo de deseos
y a través de los siglos sigue fiel el amor del cuchillo a la
carne.
Y luego, decid si no ha sido abundante la cosecha de balas,
si los campos no están sembrados de bayonetas,
si no han reventado a su tiempo las granadas...
Decid si hay algún pozo, un hueco, un escondrijo
que no sea un fecundo nido de bombas robustas;
decid si este diluvio de fuego líquido
no es más hermoso y más terrible que el de Noé,
¡sin que haya un arca de acero que resista
ni un avión que regrese con la rama de olivo!
Vosotros, dominadores del cristal, he ahí vuestros vidrios
fundidos.
Vuestras casas de porcelana, vuestros trenes de mica,
vuestras lágrimas envueltas en celofán, vuestros corazones
de bakelita,
vuestros risibles y hediondos pies de hule,
todo se funde y corre al llamado de guerra de las cosas,
como se funde y se escapa con rencor el acero que ha
sostenido una estatua.
Los marineros están un poco excitados. Algo les turba
su viaje.
Se asoman a la borda y escudriñan el agua,
se asoman a la torre y escudriñan el aire.
Pero no hay nada.
No hay peces, ni olas, ni estrellas, ni pájaros.
Señor capitán, ¿a dónde vamos?
Lo sabremos más tarde.
Cuando hayamos llegado.
Los marineros quieren lanzar el ancla,
los marineros quieren saber qué pasa.
Pero no es nada. Están un poco excitados.
El agua del mar tiene un sabor más amargo,
el viento del mar es demasiado pesado.
Y no camina el barco. Se quedó quieto en medio del viaje.
Los marineros se preguntan ¿qué pasa? con las manos,
han perdido el habla.
No ha pasado nada. Están un poco excitados.
Nunca volverá a pasar nada. Nunca lanzarán el ancla.
No había que buscarla en las cartas del naipe ni en los juegos
de la cábala.
En todas las cartas estaba, hasta en las de amor y en las
de navegar.
Todas los signos llevaban su signo.
Izaba su bandera sin color, fantasmas de bandera para ser
pintada con colores de sangre de fantasma,
bandera que cuando flotaba al viento parecía que flotaba el
viento.
Iba y venía, iba en el venir, venía en el yendo, como que si
fuera viniendo.
Subía, y luego bajaba hasta en medio de la multitud y
besaba a cada hombre.
Acariciaba cada cosa con sus dedos suaves de sobadora
de marfil.
Cuando pasaba un tranvía, ella pasaba en el tranvía;
cuando pasaba una locomotora, ella iba sentada en la trompa.
Pasaba ante el vidrio de todas las vitrinas,
Sobre el río de todos los puentes,
por el cielo de todas las ventanas.
Era la misma vida que flota ciega en las calles como una
niebla borracha.
Estaba de pie junto a todas las paredes como un ejército de
mendigos,
era un diluvio en el aire.
Era tenaz, y también dulce, como el tiempo.
Con la opaca voz de un destrozado amor sin remedio,
con el hueco de un corazón fugitivo,
con la sombra del cuerpo
con la sombra del alma, apenas sombra de vidrio,
con el espacio vacío de una mano sin dueño,
con los labios heridos
con los párpados sin sueño,
con el pedazo de pecho donde está sembrado el musgo del
resentimiento
y el narciso,
con el hombro izquierdo
con el hombro que carga las flores y el vino,
con las uñas que aún están adentro
y no han salido,
con el porvenir sin premio con el pasado sin castigo,
con el aliento,
con el silbido,
con el último bocado de tiempo, con el último sorbo de
líquido
con el último verso del último libro.
Y con lo que será ajeno. Y con lo que fue mío.
Somos la orquídea de acero,
florecimos en la trinchera como el moho sobre el filo de la
espada,
somos una vegetación de sangre,
somos flores de carne que chorrean sangre,
somos la muerte recién podada
que florecerá muertes y más muertes hasta hacer un
inmenso jardín de muertes.
Como la enredadera púrpura de filosa raíz,
que corta el corazón y se siembra en la fangosa sangre
y sube y baja según su peligrosa marea.
Así hemos inundado el pecho de los vivos,
somos la selva que avanza.
Somos la tierra presente. Vegetal y podrida.
Pantano corrompido que burbujea mariposas y arco-iris.
Donde tu cáscara se levanta están nuestros huesos llorosos,
nuestro dolor brillante en carne viva,
oh santa y hedionda tierra nuestra,
humus humanos.
Desde mi gris sube mi ávida mirada,
mi ojo viejo y tardo, ya encanecido,
desde el fondo de un vértigo lamoso
sin negro y sin color completamente ciego.
Asciendo como topo hacia el aire
que huele mi vista,
el ojo de mi olfato, y el murciélago
todo hecho de sonido.
Aqui la piedra es piedra, pero ni el tacto sordo
puede imaginar si vamos o venimos,
pero venimos, sí, desde mi fondo espeso,
pero vamos, ya lo sentimos, en los dedos podridos
y en esta cruel mudez que quiere cantar. 

Como un súbito amanecer que la sangre dibuja
irrumpe el violento deseo de sufrir,
y luego el llanto fluyendo como la uña de la carne
y el rabioso corazón ladrando en la puerta.
Y en la puerta un cubo que se palpa
y un camino verde bajo los pies hasta el pozo,
hasta más hondo aún, hasta el agua,
y en el agua una palabra samaritana
hasta más hondo aún, hasta el beso,
Del mar opaco que me empuja
llevo en mi sangre el hueco de su ola,
el hueco de su huida,
un precipicio de sal aposentada.
Si algo traigo para decir, dispensadme,
em el bello camino lo he olvidado.
Por un descuido me comí la espuma,
perdonadme, que vengo enamorado.
Detrás de ti quedan ahora cosas despreocupadas, dulces.
Pájaros muertos, árboles sin riego.
Una hiedra marchita. Un olor de recuerdo.
No hay nada exacto, no hay nada malo ni bueno,
y parece que la vida se ha marchado hacia el país del trueno.
Tú, que vista en un jarrón de flores el golpe de esta fuerza,
tú, la invitada al viento en fiesta.
tu, la dueña de una cotorra y un coche de ágiles ruedas, sobre
la verja
tú que miraste a un caballo del tiovivo
y quedar sobre la grama como esperando que lo montasen
los niños de la escuela,
asiste ahora, con ojos pálidos, a esta naturaleza muerta.
Los frutos no maduran en este aire dormido
sino lentamente, de tal suerte que parecen marchitos,
y hasta los insectos se equivocan en esta primavera
sonámbula, sin sentido.
La naturaleza tiene ausente a su marido.
No tienen ni fuerzas suficientes para morir las semillas del
cultivo
y su muerte se oye como el hilito de sangre que sale de
la boca del hombre herido.
Rosas solteronas, flores que parecen usadas en la fiesta del olvido,
débil olor de tumbas, de hierbas que mueren sobre mármoles
inscritos.
Ni un solo grito. Ni siquiera la voz de un pájaro o de un niño
o el ruido de un bravo asesino con su cuchillo.
¡Qué dieras hoy por tener manchado de sangre el vestido!
¡Qué dieras por encontrar habitado algún nido!
¡Qué dieras porque sembraran en tu carne un hijo!
Por fin, Señor de los Ejércitos, he aquí el dolor supremo.
He aquí, sin lástimas, sin subterfugios, sin versos,
el dolor verdadero.
Por fin, Señor, he aquí frente a nosotros el dolor parado
en seco.
No es un dolor por los heridos ni por los muertos,
ni por la sangre derramada ni por la tierra llena de lamentos
ni por las ciudades vacías de casas ni por los campos llenos de
huérfanos.
Es el dolor entero.
No pueden haber lágrimas ni duelo
ni palabras ni recuerdos,
pues nada cabe ya dentro del pecho.
Todos los ruidos del mundo forman un gran silencio.
Todos los hombres del mundo forman un solo espectro.
En medio de este dolor, ¡soldado!, queda tu puesto
vacío o lleno.
Las vidas de los que quedan están con huecos,
tienen vacíos completos,
como si se hubieran sacado bocados de carne de sus cuerpos.
Asómate a este boquete, a éste que tengo en el pecho,
para ver cielos e infiernos.
Mira mi cabeza hendida por millares de agujeros:
a través brilla un sol blanco, a través un astro negro.
Toca mi mano, esta mano que ayer sostuvo un acero:
¡puedes pasar en el aire, a través de ella, tus dedos!
He aquí la ausencia del hombre, fuga de carne, de miedo,
días, cosas, almas, fuego.  Todo se quedó en el tiempo. Todo se quemó allá lejos. 








Los ecologistas vencen en un 27%de los litigios ambientales mundiales 0 El 18% de los confictos producen victimas de violencia y en un 13% de ellos se ocasionan asesinatos


Los ecologistas vencen en un 27%de los litigios ambientales mundiales


El 18% de los confictos producen victimas de violencia y en un 13% de ellos se ocasionan asesinatos


avanguardia.com/natural/20200603/481584703466/berta-caceres-icta-federico-demaria.html?fbclid=IwAR0GIEFIvzyfpeUfxbMhdCx-AYV068vrebemL7Yz7AXB5U8S

Día Mundial del Ambiente

"Por tanto, los esfuerzos del Día Mundial del Medio Ambiente se centran en motivar a las personas y comunidades para que se conviertan en agentes activos del desarrollo sostenible y en el cambio de actitud hacia temas ambientales.
Y por ello, se invita a la gente a pensar en la forma en la que consumen. A las empresas a desarrollar modelos más ecológicos. A los gobiernos a proteger las zonas salvajes. A los profesores, a educar en valores naturales. A los jóvenes a alzar la voz por el futuro del planeta. Requiere de todos nosotros."

¿Muerte o metamorfosis?




Buen día le dé Dios, Madre.
Salí al patio muy tempranito, ¿me vio? ¿lo ve?
 Mire que está florido, radiante.
 El rocío lo lava y le da brillo.
Las pastoras están frondosas.
Desde que se fue,
estaban pintándose de rojo.
Y yo de negro.

Hoy, son más lindas ¿sabe si por ventura
más arriba hay otra regadera?
Parecen alegres, como anunciando la Navidad.
Pero no es tiempo del Nacimiento,
es el día de los que ya cruzaron el río.
¿Sintió que el agua le daba vida nuevamente?

Hoy ya sabe si es igual vida y muerte…
 ¿Se empieza a morir cuando se nace
y se nace cuando se muere?
¿Hay purgatorio para purificar las almas?
¿Duele la metamorfosis?
¡A pesar de tantos rezos!
Prefiero creer que falleció…

Pero no.
Opto por conmemorar y agradecer su existencia
pensando que pasó a una vida superior.
Que la justicia celestial es justa,
y que ahora anda paseando, con los otros,
 por los jardines eternos
 y ciudades divinamente en paz.

Un abrazo hasta el más allá.
Porque aquí, no se lo puedo dar.
Y, en esta otra margen,  
le dejo las flores, Madre.


“Dichoso el árbol que es apenas sensitivo”



Es duro ver a la madre morir
Y es duro verla sufrir
Y es durísimo verla sufrir porque no se quiere morir.
Y está consciente de que se está yendo.
Y estamos conscientes de que se nos está yendo.

Un día dijo: me estoy muriendo, y le respondí:
 no se está muriendo, los que se están muriendo no platican.
 ¿O es que se quiere morir?
No, no me quiero morir, me contestó
Y sabíamos, y sabía ella, que era inevitable.

“Dichoso el árbol que es apenas sensitivo
Y más la piedra dura porque esa ya no siente
Pues no hay más dolor que el dolor de estar vivo
Ni mayor pesadumbre que la vida consciente”.

Gracias a quienes nos han acompañado y a quienes la quisieron.


jueves, 5 de marzo de 2020

¿Qué hacer ante el calor?


¿Qué hacer ante el calor?
Doraldina Zeledón Úbeda
Al calor natural por la época del año, en algunas ciudades se suma una serie de factores originados por la acción o inacción humana, que incrementan la temperatura ambiental e inciden en el cambio climático.

Este aumento tiene que ver con la calidad de vida y la salud, especialmente en los sectores sin condiciones básicas de subsistencia, sin ni siquiera un ventilador; y si lo tienen, quizás eviten usarlo por no aumentar la factura energética. O carecen de la sombra de un árbol cuando las casas no tienen patio.

Pero igual que otros sucesos climáticos extremos, el calor tiene un alto impacto en la salud de niños, adultos mayores y enfermos crónicos, principalmente en las familias de bajos ingresos, pues hay una relación entre aumento del calor y barrios vulnerables.

En algunas ciudades se da el fenómeno “islas de calor”. Una alteración del clima, con temperaturas superiores a la de sus alrededores. Son muchas las causas: los edificios y las calles, agostas y sin vegetación, forman “cañones urbanos” (Dra. Patricia Camporeales) que hacen más lenta la circulación del aire para dispersar el calor.

La radiación solar es absorbida por los edificios y el pavimento, debido a los materiales de construcción y superficies oscuras, que acumulan energía y generan calor. La mayor parte afecta los techos. Las actividades humanas, como transporte, industria, ventilación artificial, generan contaminantes. Este aire contaminado y cálido favorece la absorción de la energía solar y dificulta la reemisión a la atmósfera.

El tamaño de las ciudades y su densidad, también aumentan la temperatura. Lo mismo que la reducción de la superficie de suelo, pues el concreto impide la transpiración de la superficie terrestre. La poda de árboles urbanos, para aumentar o ampliar construcciones. Y la deforestación que afecta las cuencas de agua. En las islas de calor también incide la topografía y otros factores meteorológicos.
Por lo anterior, la salud ambiental debería estar en agenda de legisladores, funcionarios municipales, planificadores, urbanizadores, ministerios, familias, organizaciones. Incluirse como un factor transversal en todos los ámbitos, además de la razón de ser en instituciones responsables del disfrute del derecho humano y constitucional a la salud, al ambiente sano y a la protección de la Naturaleza.

¿Qué podemos hacer?
 Descongestionar los centros de las ciudades, impulsar lotificaciones más espaciosas y arborizadas, mediante la planificación del desarrollo urbano. Mejorar las condiciones del transporte. Reducir el consumo de la energía en instituciones, comercios, industria, gobierno, etc., para disminuir la contaminación y por consiguiente, el calor.   

También con ventilación e iluminación natural. Con techos, muros, fachadas y paredes de colores claros, que absorben menos calor y dan claridad. La vegetación sobre techos y fachadas incrementan la aislación térmica (y sonora). Grama o vegetación baja, en vez de embaldosados. Y árboles de sombra en patios y calles, reforestación de cuencas hídricas y crear zonas verdes en la ciudad.

Todo esto atenúa los efectos del cambio climático, mejorando la calidad del aire, la salud, el paisaje, y por ende la calidad de vida. Y puede significar un ahorro.  Pero mientras en la ciudad buscamos cómo proteger un árbol, en las “áreas protegidas” se cortan miles.

La autora es docente y comunicadora.

https://www.laprensa.com.ni/2020/03/03/opinion/2647294-que-hacer-ante-el-calor?fbclid=IwAR2dkqfuN0LwvUwSq3Pyh_LTTant8dqT21xe-b2TImyNjMpUbEB1XnhMrsk