Nicaragua

Madre, que dar pudiste de tu vientre pequeño

tantas rubias bellezas y tropical tesoro,

tanto lago de azures, tanta rosa de oro,

tanta paloma dulce, tanto tigre zahareño.



Yo te ofrezco el acero en que forjé mi empeño,

la caja de armonía que guarda mi tesoro,

la peaña de diamantes del ídolo que adoro

y te ofrezco mi esfuerzo, y mi nombre y mi sueño.


Rubén Darío (1889).



Anidando en el porche

Anidando en el porche
dzu2012

jueves, 11 de junio de 2020

“Dichoso el árbol que es apenas sensitivo”



Es duro ver a la madre morir
Y es duro verla sufrir
Y es durísimo verla sufrir porque no se quiere morir.
Y está consciente de que se está yendo.
Y estamos conscientes de que se nos está yendo.

Un día dijo: me estoy muriendo, y le respondí:
 no se está muriendo, los que se están muriendo no platican.
 ¿O es que se quiere morir?
No, no me quiero morir, me contestó
Y sabíamos, y sabía ella, que era inevitable.

“Dichoso el árbol que es apenas sensitivo
Y más la piedra dura porque esa ya no siente
Pues no hay más dolor que el dolor de estar vivo
Ni mayor pesadumbre que la vida consciente”.

Gracias a quienes nos han acompañado y a quienes la quisieron.