Es duro ver a la madre morir
Y es duro verla sufrir
Y es durísimo verla sufrir porque no se quiere morir.
Y está consciente de que se está yendo.
Y estamos conscientes de que se nos está yendo.
Un día dijo: me estoy muriendo, y le respondí:
no se está muriendo,
los que se están muriendo no platican.
¿O es que se quiere
morir?
No, no me quiero morir, me contestó
Y sabíamos, y sabía ella, que era inevitable.
“Dichoso el árbol que es apenas sensitivo
Y más la piedra dura porque esa ya no siente
Pues no hay más dolor que el dolor de estar vivo
Ni mayor pesadumbre que la vida consciente”.