Doraldina Zeledón Úbeda
Estamos en año de elecciones. Los políticos deberían agregar en sus programas la problemática ambiental, incluido el ruido; pero si por la víspera se saca el día, nos espera una avalancha de altos decibeles. Ahora menos que las alcaldías y delegaciones de gobierno se sumen al Día Internacional de Conciencia sobre el Ruido, que se celebra el último miércoles de abril.
El año del ruido electoral comenzó, increíblemente, con la visita de los altoparlantes a los enfermos de algunos hospitales (END, 26 enero) donde, según la OMS y nuestro Código Penal, el máximo nivel sonoro en las salas debe ser de 30 decibeles. Y no deberían estar en zonas con saturación acústica ni a la orilla de avenidas. Ni permitir publicidad ambulante o estacionaria en sus alrededores.
Le siguió la violencia acústica promoviendo la paz en parques y rotondas. Y el ruido movilizado por las calles. También se sumó la “Fórmula de la Esperanza”, cuando presentó a su candidato a vicepresidente “Entre bombas, cohetes, morteros y banderas rojas…)” (END, 14 marzo). Y han criticado a los universitarios y a otros partidos... Lo peor está por venir, hay que preparar protectores auditivos. ¿Cuántas multas impondrá la Alcaldía de Managua, de acuerdo con su ordenanza de medioambiente?
Aquí eso no tiene importancia, ni siquiera para el Ministerio de Salud, el de medioambiente o educación. Peor cuando se cambian las funciones; y, en vez de educación ambiental y para la salud, se hace propaganda para el partido. Y no es sólo el gobierno central; también desde las alcaldías, mande quien mande. Debería prohibirse a los funcionarios no estar activos en su asociación política mientras ocupan cargos públicos.
Sabemos que es lo contrario. Poco a poco podríamos ir sumando para revertir las cosas. Lo primero es la educación, por eso son necesarias las efemérides ambientales; para hacer conciencia. Y parece que los medios van a la cabeza. Sería interesante que los partidos ese día no usen altoparlantes. ¿Y que tal si se sumaran al minuto de silencio que algunas organizaciones hacen en otros países? Así podrían escuchar, aunque sea un minuto. Y cómo me gustaría que un día al año no hubiese noticias sobre políticos.
Pero no sólo es el ruido electoral. En el hogar, en cada vecindario, en el trabajo, también lo podemos prevenir y controlar. Informarnos sobre sus efectos y nuestros derechos. Conocer las leyes, divulgarlas, cumplirlas y exigir su cumplimiento. Aquí van otras sugerencias, más las que usted agregue.
En el hogar y el vecindario:
• Cuando pasen las “baratas” con promesas (o las promesas baratas), cierre la puerta o use protectores auditivos, porque pasan una y otra vez, hasta saturar el ambiente y la paciencia.
• Controle el ruido en la propia vivienda: electrodomésticos, gritos, portazos. Evite ruidos en horas de sueño, descanso, estudio. Respetar el espacio de cada quien. También baje el volumen para que el vecino escuche la música de su preferencia.
• Cuando vaya a comprar o alquilar casa, revise el aislamiento acústico y el vecindario. Prevenir le puede ahorrar disgustos, dinero, estrés y enfermedades.
• Procure el aislamiento acústico de su vivienda, al menos cerrar huecos y hendijas para que no se propague el sonido. Es importante cerrar el espacio entre techo y pared, sobre todo si las viviendas están pegadas, de paso se asegura la privacidad. El cielorraso, además de atenuar el calor, mitiga el ruido. Hay técnicas y materiales para aislamiento acústico, bien conocidas por ingenieros y arquitectos.
•Cuando el vecino haga ruido, pídale que baje el volumen, si no lo hace, regálele una copia del artículo 534 del Código Penal. Y de la ordenanza municipal. Si continúa, denúncielo. Recuerde que cada vía (administrativa, penal, laboral, etc.) tiene su propio marco jurídico. El 534 es para lo penal. Y olvídese del artículo 9 de la Ley de Delitos Ambientales, que hace ratos está derogada. Solicite copia de ordenanzas, reglamentos, permisos (hay que pagar los costos). Haga la denuncia por escrito y déjese copia. Solicite, también por escrito, los informes de medición y resoluciones. Busque ayuda profesional, como cuando necesita un contrato o atenderse un dolor de muela. Recuerde que el ruido enferma.
• Haga gestiones a pie o en bicicleta. A veces vamos en vehículo a unas cuantas cuadras. Esto requiere mejorar la seguridad ciudadana, calles y señalización.
•No suene la bocina de su vehículo sin necesidad.
En el trabajo:
• Conocer las leyes de seguridad ocupacional y organizarse.
• Usar equipos de protección personal.
• Instalar señales preventivas.
• Tratamiento acústico a los aires acondicionados, máquinas, generadores de energía (los hospitales, por ejemplo), con soportes antivibratorios y aislamiento.
• Con Internet y las nuevas tecnologías, se puede incorporar el trabajo a distancia.
Además de no usar el vehículo, se ahorra tiempo. Hay tareas para las que no es necesario estar en la empresa. Pero asegure la relación y prestaciones laborales.
Para políticas públicas:
• Calles peatonales en centros recreativos y sectores comerciales.
• Mejorar el transporte público para que sea más utilizado y disminuir así el uso de vehículos privados o transporte selectivo. Mantenimiento de motor, carrocería y silenciador. Hay buses que hacen tanto ruido, que el estruendo se escucha desde lejos.
• Prohibir música estridente y radios en buses y taxis; que, además, es propicia para distraer a conductores y usuarios, lo que puede traer accidentes y asaltos.
• Apagar motor de vehículos cuando se estacionen.
• Controlar uso de alarmas y bocinas.
• No importar equipos ni vehículos usados ruidosos.
• Agregar el aislamiento acústico de viviendas en el Código de Construcción.
La Policía de Tránsito, el Ministerio de Transporte, alcaldías y cooperativas, tienen mucho por hacer.
Más en sitios Web: “Ruido, un problema en Nicaragua".
http://nica42.tripod.com/evfuturo
Anidando en el porche
domingo, 24 de abril de 2011
jueves, 21 de abril de 2011
Por los Caminos del silencio del padre Pallais
Doraldina Zeledón Úbeda
Generalmente cargo un libro para espantar mis males y malos pensamientos. Y para aprovechar el tiempo cuando viajo o cuando paso horas y días esperando resoluciones mediante trámites rápidos. Ahora le tocó el turno a Caminos, del padre y poeta Azarías H. Pallais (León, 1884-1954). Lo comencé en una oficina. Para terminarlo me lo llevé de viaje a Estelí, por si acaso en el bus se podía leer. Lo disfruté un rato, a pesar de la música con muy mal sonido. Luego vino la película de boxeo, karate y ruido que el chofer eligió para confort de sus clientes; que, en su mayoría, iban conversando, hablando por teléfono, queriendo dormir o escuchando su propia música desde un reproductor personal. Ya no pude leer más.
Como me dejó motivada, tras regresar a Managua, me lo comencé de nuevo. Me atrapó con sus colores, sonidos, armonías, metáforas, y sentí un ritmo y un encanto que me apresuró mi ritmo de lectura. Me refrescó el espíritu con los caminos lavados por la lluvia y, en la última parte, “Yo soy el camino”, me recordó que estaba en Semana Santa, cuando el ruido se va de la ciudad, que ojalá se convirtiera en “Una ciudad lavada, sin polvo, nuevecita, / donde reza el aseo su plegaria bendita.” En silencio, con palmas y burritos. Y sin pólvora ni parlantes.
Azarías H. Pallais me había interesado por el poema “Entierro de pobre”, o al menos fue lo que me motivó a saber más sobre él. Pensaba que su poesía estaba relacionada más con la caridad, con los pobres, con las injusticias y con asuntos religiosos. A medida que leía me di cuenta de que es eso y más: cuando avanzaba por sus Caminos, sucedió lo que tenía que suceder: en los caminos, y más en los que él describe, o más bien pinta y musicaliza, es lógico encontrarse con animales y plantas, y con la tranquilidad del campo. Ahora mi interés se multiplicó. Y “envueltos en profundo silencio, los caminos / nos inician en todos los secretos divinos.”
En casi todos los poemas está el silencio, inclusive uno lleva por título “Nuestro hermano el silencio”. El libro está compuesto de varias partes o caminos: los caminos después de la lluvia, los de las mañanitas inocentes, los soleados del mediodía, los del crepúsculo, lo no tan inocentes caminos de la noche; por último, “Yo soy el camino”. “Y todos los caminos ofrecen lo mejor, /cada cual a su modo su predilecta flor:”
Sus temas se van entremezclando y reiterando. Son como enredaderas tejiendo los caminos con una serie de bellas imágenes; “¡Silencio de los cielos, por la estrella dormida, / se empapan de silencio las rosas de mi vida!”. Y en ellos se juntan las diferentes sensaciones: hay “luces auditivas y músicas visuales”, color en los sonidos, sonido en los colores: “!Rumor de la hoja verde, silencioso rumor, / no hay cosa en este mundo que tenga mejor voz!” Y Todas las manifestaciones de la naturaleza hablan, callan, sienten: las estrellas tienen “voz callada” y hay silencio en la floración: “La tierra es un silencio de rama florecida”. Y las aves cantan en silencio: “De todas esas voces, yo prefiero el sonido / del ave que en sus notas prefiere no hacer ruido.”
Si existe un San Francisco de Asís que habla con la naturaleza, los nicaragüenses tenemos a un padre Pallais que le canta en silencio. No con altoparlantes, como en las ferias de medioambiente y de turismo ecológico. Nos dice: “El blasfemo de enfrente, burgués, cuerdo, sensato, /de Letras y de Ciencias, habla con aparato / Solemne, tan solemne, que pienso, con tristeza, / lástima que no sea verdad tanta belleza”.
Y no sólo nos habla de los caminos lavados por la lluvia, también de los caminos ensuciados por la sociedad: “Pasen los charlatanes con sus gritos ruidosos, / Yo riego mi Evangelio sobre los silenciosos.” “Y viendo los detalles del paisaje inocente, /me olvido de las burlas amargas de la gente”. O, “Que se hunda el mentiroso, que muera el opresor, / Que venga a nos tu Reino de Justicia y Amor.” Y como en todos los tiempos las leyes son para violarlas, nos recuerda que “En el poder, los hombres se burlan de las leyes”.
Con esta obra, estrella silenciosa, si se quiere comprender, hay para rato; sus menciones a lugares, culturas, escritores, poetas, pintores, etc. necesitan una lectura profunda, investigativa. Aún así, leído con la rapidez de las “mariposas explosivas”, me dejó un dulce sabor. Pienso que el padre Pallais debería ser más conocido, más estudiado, más difundido.
¡ Y “Ahora, que la estrella me da su luz callada, / del ruido de este mundo no quiero saber nada.” !
18 abril 2011.
Generalmente cargo un libro para espantar mis males y malos pensamientos. Y para aprovechar el tiempo cuando viajo o cuando paso horas y días esperando resoluciones mediante trámites rápidos. Ahora le tocó el turno a Caminos, del padre y poeta Azarías H. Pallais (León, 1884-1954). Lo comencé en una oficina. Para terminarlo me lo llevé de viaje a Estelí, por si acaso en el bus se podía leer. Lo disfruté un rato, a pesar de la música con muy mal sonido. Luego vino la película de boxeo, karate y ruido que el chofer eligió para confort de sus clientes; que, en su mayoría, iban conversando, hablando por teléfono, queriendo dormir o escuchando su propia música desde un reproductor personal. Ya no pude leer más.
Como me dejó motivada, tras regresar a Managua, me lo comencé de nuevo. Me atrapó con sus colores, sonidos, armonías, metáforas, y sentí un ritmo y un encanto que me apresuró mi ritmo de lectura. Me refrescó el espíritu con los caminos lavados por la lluvia y, en la última parte, “Yo soy el camino”, me recordó que estaba en Semana Santa, cuando el ruido se va de la ciudad, que ojalá se convirtiera en “Una ciudad lavada, sin polvo, nuevecita, / donde reza el aseo su plegaria bendita.” En silencio, con palmas y burritos. Y sin pólvora ni parlantes.
Azarías H. Pallais me había interesado por el poema “Entierro de pobre”, o al menos fue lo que me motivó a saber más sobre él. Pensaba que su poesía estaba relacionada más con la caridad, con los pobres, con las injusticias y con asuntos religiosos. A medida que leía me di cuenta de que es eso y más: cuando avanzaba por sus Caminos, sucedió lo que tenía que suceder: en los caminos, y más en los que él describe, o más bien pinta y musicaliza, es lógico encontrarse con animales y plantas, y con la tranquilidad del campo. Ahora mi interés se multiplicó. Y “envueltos en profundo silencio, los caminos / nos inician en todos los secretos divinos.”
En casi todos los poemas está el silencio, inclusive uno lleva por título “Nuestro hermano el silencio”. El libro está compuesto de varias partes o caminos: los caminos después de la lluvia, los de las mañanitas inocentes, los soleados del mediodía, los del crepúsculo, lo no tan inocentes caminos de la noche; por último, “Yo soy el camino”. “Y todos los caminos ofrecen lo mejor, /cada cual a su modo su predilecta flor:”
Sus temas se van entremezclando y reiterando. Son como enredaderas tejiendo los caminos con una serie de bellas imágenes; “¡Silencio de los cielos, por la estrella dormida, / se empapan de silencio las rosas de mi vida!”. Y en ellos se juntan las diferentes sensaciones: hay “luces auditivas y músicas visuales”, color en los sonidos, sonido en los colores: “!Rumor de la hoja verde, silencioso rumor, / no hay cosa en este mundo que tenga mejor voz!” Y Todas las manifestaciones de la naturaleza hablan, callan, sienten: las estrellas tienen “voz callada” y hay silencio en la floración: “La tierra es un silencio de rama florecida”. Y las aves cantan en silencio: “De todas esas voces, yo prefiero el sonido / del ave que en sus notas prefiere no hacer ruido.”
Si existe un San Francisco de Asís que habla con la naturaleza, los nicaragüenses tenemos a un padre Pallais que le canta en silencio. No con altoparlantes, como en las ferias de medioambiente y de turismo ecológico. Nos dice: “El blasfemo de enfrente, burgués, cuerdo, sensato, /de Letras y de Ciencias, habla con aparato / Solemne, tan solemne, que pienso, con tristeza, / lástima que no sea verdad tanta belleza”.
Y no sólo nos habla de los caminos lavados por la lluvia, también de los caminos ensuciados por la sociedad: “Pasen los charlatanes con sus gritos ruidosos, / Yo riego mi Evangelio sobre los silenciosos.” “Y viendo los detalles del paisaje inocente, /me olvido de las burlas amargas de la gente”. O, “Que se hunda el mentiroso, que muera el opresor, / Que venga a nos tu Reino de Justicia y Amor.” Y como en todos los tiempos las leyes son para violarlas, nos recuerda que “En el poder, los hombres se burlan de las leyes”.
Con esta obra, estrella silenciosa, si se quiere comprender, hay para rato; sus menciones a lugares, culturas, escritores, poetas, pintores, etc. necesitan una lectura profunda, investigativa. Aún así, leído con la rapidez de las “mariposas explosivas”, me dejó un dulce sabor. Pienso que el padre Pallais debería ser más conocido, más estudiado, más difundido.
¡ Y “Ahora, que la estrella me da su luz callada, / del ruido de este mundo no quiero saber nada.” !
18 abril 2011.
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