Nicaragua

Madre, que dar pudiste de tu vientre pequeño

tantas rubias bellezas y tropical tesoro,

tanto lago de azures, tanta rosa de oro,

tanta paloma dulce, tanto tigre zahareño.



Yo te ofrezco el acero en que forjé mi empeño,

la caja de armonía que guarda mi tesoro,

la peaña de diamantes del ídolo que adoro

y te ofrezco mi esfuerzo, y mi nombre y mi sueño.


Rubén Darío (1889).



Anidando en el porche

Anidando en el porche
dzu2012

sábado, 18 de marzo de 2017

Declaración III Encuentro Mundial Contra las Represas

Declaración III Encuentro mundial Contra las Represas
10-10-10
¡Aguas para la vida, no para la muerte! El grito hecho en el Primer Encuentro Internacional de Afectados por Represas, realizado en Curitiba, Brasil, 1997, se reafirmó en la Segunda Reunión Internacional en 2003 en Rasi Salai, Tailandia, y nuevamente recobró fuerza durante estos intensos días en Jalisco, en la comunidad de Temacapulín.
Declaración de Temaca- Aprobada en el Tercero Encuentro Internacional de Afectados por Represas y sus Aliados (Temacapulín, Jalisco, México, octubre 1 a 7, 2010)
Solidaridad con Temacapulín, Acasico y Palmarejo
Nosotros, más de 320 personas de 54 países a lo ancho y largo del mundo, afectados y luchadores contra las represas destructivas y activistas por el uso ecológico del agua, la justa utilización de la energía, la autodeterminación de los pueblos, la defensa del territorio, la justicia ambiental y climática y el respeto a los derechos humanos, nos hemos encontrado en Temacapulín. Nos hemos reunido en un pueblo que se ve en peligro de ser destruido por la construcción de la represa El Zapotillo. Estamos en solidaridad con nuestros anfitriones generosos en Temaca y apoyamos su exigencia para la cancelación de la presa El Zapotillo. Temaca debe vivir, y su lucha es nuestra lucha.
Asimismo, nos solidarizamos con las luchas del Movimiento Mexicano de Afectados por las Presas y en Defensa de los Ríos (MAPDER) y con las comunidades, pueblos y ciudades de diversos lugares de México, que en estos momentos se encuentran inundadas o sepultadas por toneladas de lodo a causa de la fractura o el desfogue de represas en el país. La crisis climática desato su furia enfrentándonos a excesivas lluvias, a ríos desbordados y a represas peligrosas que se encuentran a su máxima capacidad. Por lo que denunciamos y rechazamos la política obsoleta y desenfrenada de construcción de presas.
¡Aguas para la vida, no para la muerte! El grito hecho en el Primer Encuentro Internacional de Afectados por Represas, realizado en Curitiba, Brasil, 1997, se reafirmó en la Segunda Reunión Internacional en 2003 en Rasi Salai, Tailandia, y nuevamente recobró fuerza durante estos intensos días en Jalisco, en la comunidad de Temacapulín.
Nuestros Logros
Desde Rasi Salai, hemos seguido unidos trabajando para enfrentar a la industria de represas, y a los gobiernos e instituciones financieras que promueven y financian sus actividades destructivas. Nuestras luchas han derrotado a proyectos de presas y ayudado a restaurar y proteger los ríos. Hemos alcanzado importantes conquistas en la lucha por el derecho al consentimiento informado sobre los proyectos en nuestras tierras y por dignas reparaciones y condiciones de reasentamiento.
Estamos implementando con éxito, bajo control comunitario, numerosas experiencias con tecnologías y programas justos y ecológicamente responsables para satisfacer nuestras necesidades de energía, agua, saneamiento y protección contra inundaciones destructivas.
Hemos logrado crear y fortalecer diversas redes regionales, frentes y movimientos nacionales de luchas contra las represas y por los derechos de los afectados. Estamos construyendo un nuevo modelo de producción y uso de energía y de manejo de agua que satisfaga las necesidades de los pueblos, antes que el interés de las corporaciones nacionales y transnacionales.
Nuestros Desafíos
A 10 años de emitidas las importantes recomendaciones de la Comisión Mundial de Represas, en la mayoría de nuestros países, los derechos de las poblaciones continúan siendo violados por la construcción de represas. Los ríos siguen siendo represados y transvasados, las selvas inundadas, los peces y otras especies exterminadas. En abierta violación de acuerdos internacionales y leyes nacionales, pueblos indígenas y tribales, minorías étnicas y comunidades tradicionales son desproporcionadamente saqueadas y afectadas por la salvaje explotación de sus territorios, tierras y recursos. En muchas partes son obligados a luchar para no ser aniquilados física y culturalmente. Comunidades ribereñas, campesinas y urbanas ven las represas destruir sus modos y medios de vida.
Las mujeres sufren de forma aún más dramática las rupturas de la vida comunitaria y familiar resultante de la construcción de represas. En muchas partes, son discriminadas en los procesos de reasentamiento y reparación. Además, la concentración de miles de trabajadores durante la fase de la construcción muchas veces viene acompañada de prostitución, epidemias y deterioro de los servicios de educación y salud que conciernen de manera muy directa e inmediata la vida de las mujeres.
Jóvenes, ancianos y ancianas también son particularmente vulnerables a las transformaciones económicas, sociales y culturales provocadas por las presas.
La represión de las comunidades y organizaciones que resisten a las presas y la militarización de los territorios, constituye un flagrante atropello a los derechos humanos. Nuestros muertos y perseguidos cuentan una triste historia de la violencia de los constructores de represas, pero también de la resistencia heroica de los pueblos afectados y de su firme decisión de llevar adelante la lucha por un nuevo modo de usar el agua, de producir y utilizar la energía a servicio del pueblo.
Los procesos de privatización impulsados en los años 90 por el FMI y el Banco Mundial transformaron la producción de energía y el agua en un grande negocio. Las corporaciones hacen lucros exorbitantes en la construcción de presas, en el agro-negocio, en el hidro-negocio y en la minería.
Muchos países retornan a una situación semi-colonial para alimentar el capitalismo consumista que domina la sociedad contemporánea.
Grandes represas reducen la capacidad de las sociedades y ecosistemas para adaptarse al calentamiento global. El cambio climático está causando graves daños a las personas y a los ecosistemas, haciendo las represas aún menos seguras, menos viables económicamente, acelerando la sedimentación de los embalses. Los grandes embalses son una fuente importante de gases de efecto invernadero (GEI).
Nos oponemos al mal llamado “Mecanismo de Desarrollo Limpio” (MDL) que los gobiernos poderosos y el capital privado promueven para compensar sus emisiones de GEI, incluyendo a las represas como energía limpia y renovable. Nos sumamos a las acciones que desarrollará el movimiento global por la justicia climática, en el marco de la Conferencia de las Partes, que se llevará a cabo en la ciudad de Cancún, México el presente año.
Nos solidarizamos y nos sumamos a las luchas de la Vía Campesina por la soberanía alimentaria, que es inseparable de control popular del agua y de la soberanía energética.
Nos solidarizamos y nos sumamos a los que luchan contra la minería y la privatización del agua.
Nuestras Demandas
Las experiencias compartidas y estos cinco días de ricos intercambios nos permiten acordar que:
- Reafirmamos los principios y demandas de las declaraciones de Curitiba y Rasi Salai.
- Nos oponemos a la construcción de todas las represas social y ambientalmente destructivas. Nos oponemos a la construcción de cualquier represa que no haya sido aprobada por las poblaciones afectadas, luego de un genuino proceso debidamente informado y participativo, y que no satisfaga las necesidades básicas priorizadas por las mismas comunidades.
- Gobiernos, instituciones financieras y corporaciones deben someter todas las decisiones sobre represas a la aceptación pública y consentimiento informado por los afectados, como fue recomendado por la Comisión Mundial de Represas, incluyendo las poblaciones aguas abajo y aguas arriba de la presa.
- Los servicios prestados por las represas existentes debe ser optimizados, el daño social y ambiental minimizado y reparado/compensado, antes de la construcción de cualquier nuevo proyecto.
- Demandamos el respecto total al conocimiento y manejo tradicionales de los territorios de los pueblos indígenas y tribales, comunidades tradicionales y campesinos y de sus derechos colectivos a la autodeterminación y libertad, su consentimiento previo e informado en la planificación y toma de decisiones sobre el agua y la energía.
- Las reparaciones deben ser negociadas y dadas a los millones de personas que han sufrido a causa de las represas, incluyendo la provisión de tierras, viviendas e infraestructura social. Los constructores y promotores de represas, y los que se benefician de las presas, son los que deben pagar los costos de las reparaciones. Deben ser promovidos programas y planes de recuperación y desarrollo económico y social de las poblaciones afectadas bajo control popular.
- Rechazamos la militarización de nuestros territorios. Exigimos el cese del uso de toda forma de violencia e intimidación contra las personas amenazadas y afectadas por represas y organizaciones que se oponen a las mismas. Rechazamos la militarización de los territorios y el uso de presas y aguas para fines militares. Exigimos que los gobiernos y organizaciones internacionales respecten y protejan los derechos humanos y cesen las persecuciones contra dos defensores de esos derechos
- La equidad de género debe ser respetada en todas las políticas, programas y proyectos sobre agua y energía.
- Deben realizarse acciones, incluyendo el desmantelamiento, para restaurar los ecosistemas y los estilos de vida que han sido dañados por las represas.
- Rechazamos la privatización de los sectores de energía y agua. Demandamos el control público, efectivo y democrático y la regulación de los servicios de electricidad y agua. Agua y energía no pueden seguir siendo tratados como mercancía, pues son un bien público. Como lo ha reconocido la Asamblea de las Naciones Unidas, el agua es un derecho humano fundamental, lo que responsabiliza a los gobiernos asegurar el acceso universal al agua de buena calidad; así como asegurar la protección de los recursos hídricos de toda contaminación.
- Las políticas de agua y energía deben ser objeto de amplias y democráticas consultas públicas. En algunos países el dialogo sobre la implementación de recomendaciones de la CMR pueden contribuir de manera relevante.
- Los gobiernos deben proteger la seguridad de las poblaciones aguas abajo y aguas arriba de las represas existentes, incluyendo inversiones suficientes en la seguridad de las represas, un manejo responsable y participativo de las mismas y elaboración de planos participativos de protección ó evacuación en caso de ruptura y descargas de emergencia.
- Los afectados por presas construidas en un país fronterizo tienen el derecho a ser consultados sobre su construcción y operación. Autoridades de cuencas nacionales e internacionales deben ser participativas y transparentes, e incluir representantes de movimientos sociales y organizaciones no gubernamentales.
- Los gobiernos deben invertir fuertemente en la investigación y aplicación de tecnologías energéticas y manejo de agua ecológicamente responsables. Los gobiernos deben implementar políticas que desincentiven el desperdicio y sobreconsumo, y garantizar la distribución equitativa de la riqueza.
- Rechazamos los subsidios del Mecanismo de Desarrollo Limpio para proyectos hidroeléctricos destructivos, y nos oponemos a todos los mecanismos de mercado de carbono.
- Hidrovías deben seguir el principio “adaptar el barco al río, no el río al barco”
Nos Comprometemos a
- Intensificar nuestras luchas y campañas contra las represas, por los derechos de las poblaciones amenazadas y afectadas, y por la reparación integral de sus pérdidas y restauración de las cuencas.
- Trabajar para la implementación de métodos de manejo del agua y energía, tales como la cosecha de lluvia y modelos comunitarios de energía renovables.
- Luchar contra el modelo consumista y desarrollar campañas contra el consumo de productos intensivos en energía.
- Seguir discutiendo y construyendo colectivamente los principios y directrices de un modelo energético y del manejo del agua, basado en la responsabilidad ambiental y al servicio de los pueblos.
- Intensificar los intercambios entre activistas y movimientos que trabajan sobre represas, agua, energía, justicia ambiental y climática; incluyendo visitas recíprocas con intercambio de personas afectadas de diferentes países.
- Fortalecer nuestros movimientos uniéndolos con otros que luchan contra el modelo de desarrollo neoliberal, y por una justicia global ecológica y social.
- Celebrar cada año el Día de Acción contra las Represas y por los Ríos, el Agua y la Vida (14 de Marzo).
Nuestra lucha en contra las represas destructivas y el modelo actual de manejo de agua y energía, es también una lucha contra un orden social dominado por el imperativo de maximizar sus ganancias, y es una lucha por una sociedad basada en la equidad y la solidaridad.
¡Otro modelo de manejo de energía y agua es posible!
¡Aguas para la vida, no para la muerte!
¡Agua y energía no son mercancía!
¡Ríos libres para pueblos libres!




domingo, 12 de marzo de 2017

Quien contamina paga

Doraldina Zeledón Úbeda

Madre, que dar pudiste de tu vientre pequeño
tantas rubias bellezas y tropical tesoro,
tanto lago de azures, tanta rosa de oro,
tanta paloma dulce, tanto tigre zahareño.

Yo te ofrezco el acero en que forjé mi empeño,
la caja de armonía que guarda mi tesoro,
la peaña de diamantes del ídolo que adoro
y te ofrezco mi esfuerzo, y mi nombre y mi sueño.
“Nicaragua”, Rubén Darío (1889).

Ríos sin agua, bosques sin árboles, fauna sin aves ni “tigre zahareño”; urbanismo sin urbanización, terrenos sin suelo, lagunas-basureros, descanso sin tranquilidad, niños sin futuro: sucios, desnutridos, enfermos. Todo producto de los problemas ambientales originados por la misma humanidad: contaminación de ríos que hacen escasear el agua, incendios sin planes de prevención, tala incontrolada de bosques; consumismo y falta de educación que aumentan el problema de la basura y el agotamiento de los recursos naturales; el ruido que no nos importa; la emisión de gases de los vehículos que contamina y calienta la atmósfera; en fin, la muerte de los “lagos azures”, el deterioro de ecosistemas y paisajes, pérdida del “tropical tesoro”, de la biodiversidad gracias a la cual vivimos y que Darío cantara hace más de un siglo, pero que si viniera, no encontraría.
Son estos algunos de los problemas ambientales en el país y en cada municipio, además de la pobreza, debido a la injusta distribución de la riqueza que Dios le dio a Nicaragua, pero que no hemos sabido valorar ni compartir. Las autoridades municipales son las responsables inmediatas de la solución a los problemas del municipio, entre ellos los problemas ambientales. Todas las áreas de la gestión edilicia deberían contemplar la dimensión ambiental: en la ordenación del territorio, en la construcción, en el transporte, en el comercio, en la educación.
El medioambiente debería ser parte de los planes y programas, y por ende de los presupuestos, porque si dicen que defienden el ambiente, pero no contemplan una partida financiera, no harán mucho. También se debe integrar en las relaciones internacionales, para adquirir recursos, económicos, técnicos, profesionales, etc.
Y los municipios vecinos, muchas veces pertenecientes una misma región natural o que comparten un recurso natural, como un río o un bosque, no deberían preocuparse sólo por ver a quién le pertenece, sino unirse por el desarrollo y protección de esos recursos y de la región. El trabajo por el medio ambiente tenemos que tomarlo más en serio, no sólo las autoridades, todos tenemos la obligación, no podemos seguir contaminando y destruyendo los recursos naturales. Ni quejándonos por la falta de agua, del calor o del ruido, tenemos que actuar conjuntamente con las autoridades. Si cada persona aporta en la medida de sus posibilidades, si no esperamos a que nos resuelvan todos los problemas sin mover un dedo, la sociedad sería otra.
Hay municipios muy laboriosos, de los cuales emana vida, dinamismo y hasta orgullo, que si se lo proponen, arrancarían de verdad, sin estar esperando que el país arranque sobre la base de discursos y pactos. Y corrupción sobre corrupción. Pero se necesita líderes, autoridades municipales que no defrauden al pueblo. Y se necesita ciudadanos y ciudadanas que, como Rubén Darío, cada quien en su dimensión, le digan a su terruño: “y te ofrezco mi esfuerzo, y mi nombre y mi sueño”. Estamos en período de elecciones. Seguramente cada candidato habrá integrado a su programa la defensa del medio ambiente.
Tiscapa, el río Estelí, el río Negro, las Canoas, el barrio Hugo Chávez, el turismo ecosostenible, las vedas, las tierras indígenas, etc., serán ingredientes en las campañas. Ahora que comiencen, desmenucemos los programas, veamos cuál es la realidad o si sólo serán parte de los discursos. Analicemos a los candidatos y candidatas, cuál ha sido su compromiso por el medioambiente y su grado de credibilidad, porque en las elecciones municipales es más fácil este análisis, ya que los candidatos son más cercanos y por lo tanto más conocidos.
Entonces, nuestro voto sería por el programa que más defienda el medioambiente y por el candidato más creíble. Y si el medioambiente sigue siendo la cenicienta, entonces, en cada municipio deberíamos hacer un listado de los problemas ambientales y las estrategias para enfrentarlos, y aportar sugerencias para que los candidatos las integren en sus programas. Por ejemplo, incluir planes contra incendios, para estar preparados y que las llamas no se lleven nuestros pinos, y no seguir apagando el fuego con las ramas de los mismos árboles.
Proyectos de educación ambiental, no sólo en las escuelas, ni sólo relacionados con la siembra de árboles o recogida de basura, sino programas integrales relacionados con las diferentes áreas del medio ambiente; y no como una asignatura que haya que aprobar, sino para formar hábitos y valores, para sensibilizarnos y actuar con responsabilidad en el medio y por el medio. Incentivos para las personas y organizaciones que trabajan por el medio ambiente, como lo contempla la Ley 217. Reforestación.
Iniciativas de leyes, por ejemplo para un sistema de reducción y gestión de residuos y no quedarnos sólo en recoger la basura y trasladar el problema a otro lugar, es como quitar la basura del frente de la casa y llevarla al patio, para que no se vea. O la ley de ruido, o de costas, para que el turismo desordenado no siga comiéndose la tranquilidad que buscan los turistas o los pedacitos de costa que aún quedan, como en San Juan del Sur.
Tantos problemas ambientales, tantas acciones por realizar. Las elecciones municipales deberían ser un reto para mejorar la calidad de vida de todos, mejorando el medioambiente. Veamos qué ofrecen. Y digámosles: “mi voto es ecológico”. Pero no basta el voto, hay que darles seguimiento y apoyarlos. ¿Y si no cumplen?, ¡a botarlos!

Mi voto es ecológico

Doraldina Zeledón Úbeda

Madre, que dar pudiste de tu vientre pequeño
tantas rubias bellezas y tropical tesoro,
tanto lago de azures, tanta rosa de oro,
tanta paloma dulce, tanto tigre zahareño.

Yo te ofrezco el acero en que forjé mi empeño,
la caja de armonía que guarda mi tesoro,
la peaña de diamantes del ídolo que adoro
y te ofrezco mi esfuerzo, y mi nombre y mi sueño.
“Nicaragua”, Rubén Darío (1889).

Ríos sin agua, bosques sin árboles, fauna sin aves ni “tigre zahareño”; urbanismo sin urbanización, terrenos sin suelo, lagunas-basureros, descanso sin tranquilidad, niños sin futuro: sucios, desnutridos, enfermos. Todo producto de los problemas ambientales originados por la misma humanidad: contaminación de ríos que hacen escasear el agua, incendios sin planes de prevención, tala incontrolada de bosques; consumismo y falta de educación que aumentan el problema de la basura y el agotamiento de los recursos naturales; el ruido que no nos importa; la emisión de gases de los vehículos que contamina y calienta la atmósfera; en fin, la muerte de los “lagos azures”, el deterioro de ecosistemas y paisajes, pérdida del “tropical tesoro”, de la biodiversidad gracias a la cual vivimos y que Darío cantara hace más de un siglo, pero que si viniera, no encontraría.
Son estos algunos de los problemas ambientales en el país y en cada municipio, además de la pobreza, debido a la injusta distribución de la riqueza que Dios le dio a Nicaragua, pero que no hemos sabido valorar ni compartir. Las autoridades municipales son las responsables inmediatas de la solución a los problemas del municipio, entre ellos los problemas ambientales. Todas las áreas de la gestión edilicia deberían contemplar la dimensión ambiental: en la ordenación del territorio, en la construcción, en el transporte, en el comercio, en la educación.
El medioambiente debería ser parte de los planes y programas, y por ende de los presupuestos, porque si dicen que defienden el ambiente, pero no contemplan una partida financiera, no harán mucho. También se debe integrar en las relaciones internacionales, para adquirir recursos, económicos, técnicos, profesionales, etc.
Y los municipios vecinos, muchas veces pertenecientes una misma región natural o que comparten un recurso natural, como un río o un bosque, no deberían preocuparse sólo por ver a quién le pertenece, sino unirse por el desarrollo y protección de esos recursos y de la región. El trabajo por el medio ambiente tenemos que tomarlo más en serio, no sólo las autoridades, todos tenemos la obligación, no podemos seguir contaminando y destruyendo los recursos naturales. Ni quejándonos por la falta de agua, del calor o del ruido, tenemos que actuar conjuntamente con las autoridades. Si cada persona aporta en la medida de sus posibilidades, si no esperamos a que nos resuelvan todos los problemas sin mover un dedo, la sociedad sería otra.
Hay municipios muy laboriosos, de los cuales emana vida, dinamismo y hasta orgullo, que si se lo proponen, arrancarían de verdad, sin estar esperando que el país arranque sobre la base de discursos y pactos. Y corrupción sobre corrupción. Pero se necesita líderes, autoridades municipales que no defrauden al pueblo. Y se necesita ciudadanos y ciudadanas que, como Rubén Darío, cada quien en su dimensión, le digan a su terruño: “y te ofrezco mi esfuerzo, y mi nombre y mi sueño”. Estamos en período de elecciones. Seguramente cada candidato habrá integrado a su programa la defensa del medio ambiente.
Tiscapa, el río Estelí, el río Negro, las Canoas, el barrio Hugo Chávez, el turismo ecosostenible, las vedas, las tierras indígenas, etc., serán ingredientes en las campañas. Ahora que comiencen, desmenucemos los programas, veamos cuál es la realidad o si sólo serán parte de los discursos. Analicemos a los candidatos y candidatas, cuál ha sido su compromiso por el medioambiente y su grado de credibilidad, porque en las elecciones municipales es más fácil este análisis, ya que los candidatos son más cercanos y por lo tanto más conocidos.
Entonces, nuestro voto sería por el programa que más defienda el medioambiente y por el candidato más creíble. Y si el medioambiente sigue siendo la cenicienta, entonces, en cada municipio deberíamos hacer un listado de los problemas ambientales y las estrategias para enfrentarlos, y aportar sugerencias para que los candidatos las integren en sus programas. Por ejemplo, incluir planes contra incendios, para estar preparados y que las llamas no se lleven nuestros pinos, y no seguir apagando el fuego con las ramas de los mismos árboles.
Proyectos de educación ambiental, no sólo en las escuelas, ni sólo relacionados con la siembra de árboles o recogida de basura, sino programas integrales relacionados con las diferentes áreas del medio ambiente; y no como una asignatura que haya que aprobar, sino para formar hábitos y valores, para sensibilizarnos y actuar con responsabilidad en el medio y por el medio. Incentivos para las personas y organizaciones que trabajan por el medio ambiente, como lo contempla la Ley 217. Reforestación.
Iniciativas de leyes, o su aplicación, por ejemplo para un sistema de reducción y gestión de residuos y no quedarnos sólo en recoger la basura y trasladar el problema a otro lugar, es como quitar la basura del frente de la casa y llevarla al patio, para que no se vea. O la ley de ruido, o de costas, para que el turismo desordenado no siga comiéndose la tranquilidad que buscan los turistas o los pedacitos de costa que aún quedan, como en San Juan del Sur.
Tantos problemas ambientales, tantas acciones por realizar. Las elecciones municipales deberían ser un reto para mejorar la calidad de vida de todos, mejorando el medioambiente. Veamos qué ofrecen. Y digámosles: “mi voto es ecológico”. Pero no basta el voto, hay que darles seguimiento y apoyarlos. ¿Y si no cumplen?, ¡a botarlos!