Nicaragua

Madre, que dar pudiste de tu vientre pequeño

tantas rubias bellezas y tropical tesoro,

tanto lago de azures, tanta rosa de oro,

tanta paloma dulce, tanto tigre zahareño.



Yo te ofrezco el acero en que forjé mi empeño,

la caja de armonía que guarda mi tesoro,

la peaña de diamantes del ídolo que adoro

y te ofrezco mi esfuerzo, y mi nombre y mi sueño.


Rubén Darío (1889).



Anidando en el porche

Anidando en el porche
dzu2012

sábado, 18 de enero de 2020

Cuando Dios creó palomas, no debió crear gavilanes


Doraldina Zeledón Úbeda

Ciertamente la caza deportiva es una actividad legal en diferentes países. Inclusive hay universidades que ofrecen cursos para dar respuesta a las “necesidades” del turismo cinegético. Y a través del tiempo, se les ha aconsejado esta práctica a los príncipes y reyes, para aguzar la vista y el oído, prepararse para la guerra, tener buena salud, etc. También los escritores le han dedicado su pluma: historias, técnicas, reglas; todo sobre perros y armas para la actividad. Precisamente la palabra “cinegética” en su origen tiene que ver con la caza y con el cuidado de los perros. La pintura y el dibujo también dan razón de ella.
Pero encontramos, además, literatura que nos puede sensibilizar. Si los cazadores leyeran “Estival”, posiblemente no practicarían la actividad. Es un bello poema sobre dos tigres enamorados y un “atrevido príncipe” cazador, que dispara y mata a la hembra. Dice Darío: “¡Oh, va a morir!... Poco antes, débil,/ yerta, chorreando sangre por la herida abierta,/ con ojo dolorido,/ miró a aquel cazador; lanzó un gemido/ como un ¡ay! de mujer... y cayó muerta.”
También el final es muy fuerte. El tigre enamorado que salió huyendo, soñó que “enterraba las garras y los dientes/ en vientres sonrosados/ y pechos de mujer; y que engullía/ por postres delicados/ de comidas y cenas,/ -como tigre goloso entre golosos-/ unas cuantas docenas/ de niños tiernos, rubios y sabrosos.”
Sería una buena lectura para los promotores y aficionados a la caza deportiva, que en Nicaragua también es permitida y normada, según resolución del Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena). (No. 011-2006, del 13 de Marzo del 2006).  Muchas prácticas pueden ser legales, pero injustas. El aumento del turismo podría intensificar esta actividad y otras depredadoras, en busca de dólares. Para satisfacer las demandas o las ofertas, habría que ver también si es humanitario, si es justo, si no roza con las leyes sociales y de  protección a la Naturaleza.
La conciencia ambiental ha aumentado, y las normativas deberían ir a tono, por eso hay países que  están ajustando su ordenamiento jurídico a los nuevos tiempos, como ya lo hizo Costa Rica, que prohíbe la caza desde el 2012. Solamente se permite por causa de inminente peligro a la integridad de las personas, para fines científicos, por sobrevivencia, o por control de sobrepoblaciones; por lo que también crea el Registro Nacional de Vida Silvestre. Además, prohíbe la exhibición de animales en circos.
¿Podremos hacerlo aquí? Si cuando el Marena aprobó el decreto “se estimó necesario y urgente, la necesidad de regular la actividad de caza deportiva”, también ahora es necesario y urgente. Si se crean leyes de protección animal, no se debería aprobar el turismo cinegético. Si se pena el biocidio (todo acto que implique, sin necesidad, la muerte del animal) ¿cómo puede permitirse la caza?
El poeta de piedras preciosas, palacios y princesas, oro y perlas; es también de los animales y la Naturaleza. En el poema “Anagkh”, nos habla de una agradecida paloma que cuando sus alegrías cuenta, un gavilán se la come. Y de cómo Dios, mientras Satán aplaude al ave rapiña, él revisa sus planes de creación: “Arrugó el ceño,/ y pensó al contemplar sus vastos planes/ y al recorrer sus puntos y sus comas,/ que cuando creó palomas/ no debía haber creado gavilanes.”

La autora es abogada y comunicadora ambientalista.