Doraldina Zeledón Úbeda
La Prensa 13 de febrero 2015
Ciertamente la caza deportiva es una
actividad legal en diferentes países. Inclusive hay universidades que ofrecen
cursos para dar respuesta a las “necesidades” del turismo cinegético. Y a
través del tiempo, se les ha aconsejado esta práctica a los príncipes y reyes,
para aguzar la vista y el oído, prepararse para la guerra, tener buena salud, etc.
También los escritores le han dedicado su pluma: historias, técnicas, reglas; todo
sobre perros y armas para la actividad. Precisamente la palabra “cinegética” en
su origen tiene que ver con la caza y con el cuidado de los perros. La pintura
y el dibujo también dan razón de ella.
Pero encontramos, además, literatura que
nos puede sensibilizar. Si los cazadores leyeran “Estival”, posiblemente no
practicarían la actividad. Es un bello poema sobre dos tigres enamorados y un “atrevido
príncipe” cazador, que dispara y mata a la hembra. Dice Darío: “¡Oh, va a
morir!... Poco antes, débil,/ yerta, chorreando sangre por la herida abierta,/ con
ojo dolorido,/ miró a aquel cazador; lanzó un gemido/ como un ¡ay! de mujer...
y cayó muerta.”
También el final es muy fuerte. El
tigre enamorado que salió huyendo, soñó que “enterraba las garras y los dientes/
en vientres sonrosados/ y pechos de mujer; y que engullía/ por postres
delicados/ de comidas y cenas,/ -como tigre goloso entre golosos-/ unas cuantas
docenas/ de niños tiernos, rubios y sabrosos.”
Sería una buena lectura para los
promotores y aficionados a la caza deportiva, que en Nicaragua también es permitida
y normada, según resolución del Ministerio del Ambiente y los Recursos
Naturales (Marena). (No. 011-2006, del 13 de Marzo del 2006). Muchas prácticas pueden ser legales, pero
injustas. El aumento del turismo podría intensificar esta actividad y otras
depredadoras, en busca de dólares. Para satisfacer las demandas o las ofertas,
habría que ver también si es humanitario, si es justo, si no roza con las leyes
sociales y de protección a la Naturaleza.
La conciencia ambiental ha aumentado,
y las normativas deberían ir a tono, por eso hay países que están ajustando su ordenamiento jurídico a
los nuevos tiempos, como ya lo hizo Costa Rica, que prohíbe la caza desde el
2012. Solamente se permite por causa de inminente peligro a la integridad de las
personas, para fines científicos, por sobrevivencia, o por control de
sobrepoblaciones; por lo que también crea el Registro Nacional de Vida
Silvestre. Además, prohíbe la exhibición de animales en circos.
¿Podremos hacerlo aquí? Si cuando el
Marena aprobó el decreto “se estimó necesario y urgente, la necesidad de
regular la actividad de caza deportiva”, también ahora es necesario y urgente. Si
se crean leyes de protección animal, no se debería aprobar el turismo
cinegético. Si se pena el biocidio (todo acto
que implique, sin necesidad, la muerte del animal) ¿cómo puede permitirse la caza?
El poeta de piedras preciosas,
palacios y princesas, oro y perlas; es también de los animales y la Naturaleza.
En el poema “Anagkh”, nos habla de una agradecida paloma que cuando sus
alegrías cuenta, un gavilán se la come. Y de cómo Dios, mientras Satán aplaude
al ave rapiña, él revisa sus planes de creación: “Arrugó el ceño,/ y pensó al
contemplar sus vastos planes/ y al recorrer sus puntos y sus comas,/ que cuando
creó palomas/ no debía haber creado gavilanes.”
La autora es
abogada y comunicadora ambientalista.