Doraldina Zeledón Úbeda
doraldinazu@gmail.com
Dicen que el tiempo no existe. Y a veces la distancia desaparece. Sería por eso que un día de estos, desde mi todavía posada en Managua, vi a Sandino caminando por las aceras de San Rafael del Norte. “Un indito chiquito, bien vestido”, con botas y chaqueta, que inclinaba la cabeza para que el viento no le quitara el sombrero. Y luego bajaba al pueblo por un cerrito. Lo seguía un surco de hombres. Se sentía un olor a pinos y a guayabas. Yo andaba como perdida. Me encontré con un pueblo fuera de lo común, con una actividad tal, que hacía de la ciudad un centro cultural.
¿Es que ya reconstruyeron el Museo de Sandino? ¿No sería mejor una escuela? Bueno, un museo sobre el General de Hombres Libres podría constituirse en una escuela. Porque el que visité mañana, no sólo exhibe fotos, recortes de periódicos y unas cuantas cosas. Aunque eso ya es bastante, también hay pinturas de lugares testigos de la lucha. Y se escuchan canciones: si Adelita se fuera con otro… Es el disco de Carlos Mejía. Además, sonaba el tecleteo de los telégrafos. Pude ver un video del cerro El Chipote y un avión gringo que bombardeaba la ciudad de Ocotal. Desde el balcón observé cómo Sandino subía la loma de Tiscapa. En ese momento una bandada de palomas blancas me tapó la vista. Y la laguna se puso roja.
“¡Qué se rinda tu madre!” Era el muchacho de Estelí que participaba en un festival de poesía. “No quiero que vuelva la sangre a empapar el pan, los frijoles, la música”, decía una voz pausada que venía desde los Andes. Había un montón de poetas jóvenes y viejos; nicas y de todos lados. Muchas mujeres. Dicen que llegaron hasta los que se han reencarnado. Puede ser, porque como les dije, el tiempo no existe y yo no los conozco. Igual pasó con la inauguración de los murales.
La casa museo era un hervidero de gente: talleres de teatro, pintura, de mazurcas, visitas, seminarios de historia; computadoras que, como los telégrafos, se comunicaban con el mundo. Había una biblioteca a la que entraban y entraban sin parar. Inclusive, estuve hojeando un libro de cooperativismo. Y admiré un gran afiche sobre los derechos de la mujer. En el patio, Sandino daba orientaciones para esculpir una estatua de mármol: “con rasgos de belleza varonil y altiva”. Es la estatua de Rufo Marín, le oí decir a Carlos Fonseca. Al fondo, que es dos pisos, hay un taller del que salen sombreros, muñecos de zacate, muñecas de ojos claros. ¡Pero qué fina artesanía!
Y de repente, un viejo alcalde de mi niñez decía: “yo no soy sandinista, esos bandoleros que hagan lo que quieran. Yo no me opongo, porque al fin le ayudan al pueblo. Y si quieren reconstruir el Museo y revivir a Sandino, que lo hagan, así se van a quitar el frío buscando qué hacer. Y a lo mejor hasta generan unos cuantos empleos, que tanta falta hacen”.
Luego me fui a la plaza del pueblo. Pero no había plaza. Me sentí confundida. Cerré los ojos, vi para todos lados, di mil vueltas. Los abrí y vi el parque. ¡Me encontré con tanta gente! Llegaron atraídos por el nuevo museo. Lidia, una compañera de primaria, me dijo: ya viste, se derrumbó, pero ahora es mejor. Es que el gobierno y la gente apoyan. Fijáte que todo ha cambiado, los caseríos no son los mismos. Entonces, queremos tener escritos, grabaciones, fotos, pinturas, y todo lo que se pueda. Necesitamos hacer investigaciones. Y una recopilación de coplas porque es cierto que se han publicado algunas, pero hay varias versiones. Y grabar lo que cuentan los viejitos. Si vieras cuántas historias todavía no se conocen, me dijo. Queremos difundirlas. En obras de teatro, documentales, murales. Es todo un desafío.
Aurora, una amiga profesora universitaria, con la autoridad que le da su experiencia afirma: es el mejor museo de Centroamérica. Estoy impresionada. Es una escuela de historia, artes, humanidades. Enseña desde la realidad actual y el pasado que vive. Un lugar perfecto para interpretar los hechos, la necesidad de la paz, la importancia de la libertad y la autodeterminación, desde todos los ámbitos. Además, es un muy bonito. Regresaré con los estudiantes.
Sí, le respondí antes de retirarme (porque el frío del anochecer me cerraba la nariz mientras en Managua las gotas de sudor me interrumpían el hilo del sueño). Sí, repetí. Este museo es único. Y con él, San Rafael del Norte, que desde diferentes ángulos tiene mucha energía, será una “Ciudad Luz” en la “Patria Luz” de Sandino.
Mientras sonaban unos disparos lejanos, en la Asamblea Nacional los diputados engavetaban la ley que protegería a las mujeres. Y un poco nerviosos, decidieron renunciar a sus salarios y a sus Extras, para apoyar la construcción del Museo. Algunos mocionaron que quedara escrito que sólo era por un mes. No importa, algún día será de día, y seremos mayoría parlamentaria, comentamos antes de despedirnos.
¡Ah! ¡Esperen! Es que se me olvidó contarles algo desde el comienzo. Pero si el tiempo no existe, no importa el orden. Ahora se los digo: en mi viaje sin tiempo ni preocupaciones también pude escuchar a un sabio profesor (que descansa en paz bajo un ciprés). Es una anécdota que me dejó helada, y no por el frío. No les digo su nombre, porque quién sabe si le guste que lo mencione; pero que conste, no era sandinista. O más bien, no militaba en el partido. Escuchen bien lo que me contó: “…y cuando unos de sus soldados violaron a dos mujeres del pueblo, en cuanto él lo supo, los mandó a fusilar. ¡Aaah… es que Sandino era chiquito, pero muy estricto!”
Anidando en el porche
martes, 20 de diciembre de 2011
sábado, 3 de diciembre de 2011
El Museo de Sandino: ¡lo dejamos caer!
Doraldina Zeledón Úbeda
Me impactó la noticia de El Nuevo Diario. El Museo del General Sandino se desplomó. Ya lo esperaba, pues desde hace años que se vienen desmoronando, sin que nadie haga nada. Conocí la casa-telégrafos cuando pequeña. Luego, cuando visito la ciudad, lo he visto esfumarse poco a poco, incluyendo las reliquias históricas.
Comparto este artículo publicado hace más de diez años, y que sigue siendo actual. Parece que el olvido es parte de la historia del Museo.
Itinerario de un viaje al Museo del General Sandino
Joya histórica en abandono
Hay muchos motivos para visitar San Rafael del Norte, la mayoría va por el Museo al General Sandino, o conocer la iglesia. (Ahora también para pedir milagros al Padre Odorico). Yo fui por eso y más: visitar familiares.
Al entrar a la ciudad, lo primero que vino a mi mente y a mi vista, fueron mis muertos, pues si los recuerdos nos fallan, el cementerio, que está a la entrada, nos recuerda nuestro origen y nuestro fin.
Me quedé en San Rafael, donde mi querida tía Angelina. Ahí pasé la noche, y poco a poco vinieron los recuerdos: mis maestras y maestros, mis compañeros y compañeras de primaria, mi escuelita querida; las brisas y vientos de noviembre a enero, el frío, las charcas en la plaza, donde hoy es un bonito parque. Los pinos del Cerro del Panal... que siempre los recuerdo, como Rubén Darío, "Oh pinos del Norte sois bellos también". Me pareció que el tiempo había retrocedido.
Realmente la ciudad está muy cambiada, está bonita y limpia. Así la vi, y así quiero sentirla. Llegar a ella, ya no es una odisea: toda la carretera está pavimentada, y las dos horas o más para llegar desde Jinotega, ahora se convirtieron en unos veinticinco minutos. El adelanto ha llegado.
Pero además de los recuerdos y de la carretera, comprobé que vivimos en la aldea global: los pinos estaban solos, uno por aquí y otro por allá, se veían de lejos los pocos que quedan. Y en la iglesia, me sorprendieron los niños: igual que en los semáforos de Managua... La única diferencia es que estos niños eran blancos y andaban limpios...La globalización de la pobreza no puede quedarse fuera de la civilización y el desarrollo...
La historia viva se está destruyendo
Al día siguiente visité el Museo del General Sandino, la vieja casa donde estaban los telégrafos y teléfonos. La misma que sirvió de cuartel al General Sandino, la casa de la familia de Blanca Aráuz, "la telegrafista de San Rafael". Al entrar, recordé las anécdotas y versos que nos contaba mi padre: " A cinco centavos les vendo cabezas de americanos..." Pero al dar el primer vistazo, pensé en lo que sucede siempre: a pesar de ser el General Sandino un héroe nacional, y latinoamericano, como dijo Gabriela Mistral, los gobiernos han abandonado el Museo, están dejando perder la historia, que con el polvo y la humedad, y el desgaste lógico por las vistas, se ha deteriorado; desde que una entra se puede sentir que realmente "estamos en el aire", como nos dijo el profesor José Jesús, encargado del museo. Las vigas que sostienen el piso de madera, se han podrido, las tablas están como hamacas, en cualquier momento, con el paso más suave o con el peso más leve, se quebrarán.
Pero no es sólo el piso de tambo, es toda la casa, es la historia que nos cuenta la casa, la que se está perdiendo. Y no es sólo la casa histórica, también se han perdido o se han ido a otro sitio, las cosas que ahí había, que ahí deberían estar. Porque no es lo mismo ver una fotografía original y que el guía nos diga: "esta foto se tomó ahí, en la plaza, donde ahora está el parque, o esta máquina era la que usaba Blanca Aráuz." y poder ubicar el objeto en su lugar natural, que ir a verlo lejos, en otro museo, descontextualizado. Así, el visitante podría ver los objetos y leer la historia en su propio lugar, porque como dijo Pablo Neruda: se escribía la historia "en las paredes interminables de la noche".
De lo que fueron los telégrafos y correos, sólo pude ver una máquina de escribir y unas piezas del telégrafo; y un archivo de los correos, que utilizó Blanca Aráuz. "Lo demás se lo han llevado para Managua, o para el museo de Niquinohomo" nos dijo el profesor. De lo que fuera del General y su "Pequeño Ejército Loco", sólo quedan unos fusiles, un baúl que utilizó él, que fue rescatado a los marines; la máquina de su secretario, una pequeña Remington, también rescatada a los marinos. Lo demás, son fotos y recortes de periódicos de la época. Y las personas que ahí laboran, también son héroes. No tenemos presupuesto... se oye nuevamente al profesor...
Da lástima cómo está la casa, en abandono, porque los héroes y mártires sólo son bandera política, según los intereses del momento; después, se les anda de arriba para abajo, en los edificios, en las plazas, que hoy llevan sus nombres y mañanas los borran, según el político de turno...Es la triste historia patria.
"Estamos trabajando en el aire, no tenemos ninguna institución que diga vamos a dar una partida para operar, lo estamos haciendo en forma voluntaria, para darle realce al pueblo y a la historia del General Sandino, más que esta zona y esta ciudad fueron escenarios...".
Quizás haya un político, un diputado, un patriota, que recuerde que "el general Sandino carga sobre sus hombros vigorosos de hombre rústico, sobre su espalda viril de herrero o forjador, con la honra de todos nosotros." (Gabriela Mistral), y proponga incluir en la Ley Anual del Presupuesto Nacional, una partida para el Museo de San Rafael.
"Los hispanizantes políticos que ayudan a Nicaragua desde su escritorio, o desde un club de estudiantes, harían cosa más honesta yendo a ayudar al hombre heroico, héroe legítimo, como tal vez no les toque ver otro, haciéndose sus soldados rasos (Al cabo tiene Nicaragua dos fronteras no demasiado pequeñas y que es posible burlar). Cuando menos, si a pesar de sus arrestos verbales no quieren hacerle el préstamo de sí mismos, deberían ir haciendo una colecta continental, para dar testimonio visible de que les importa la suerte de ese pequeño ejército loco de voluntad de sacrifico. Nunca los dólares, los sucres y los bolívares suramericanos, que se gastan tan fluidamente en sensualidades capitalinas, estarían mejor donados". (Gabriela Mistral).
Publicado originalmente en El Semanario, 19-25 octubre del 2000.
Me impactó la noticia de El Nuevo Diario. El Museo del General Sandino se desplomó. Ya lo esperaba, pues desde hace años que se vienen desmoronando, sin que nadie haga nada. Conocí la casa-telégrafos cuando pequeña. Luego, cuando visito la ciudad, lo he visto esfumarse poco a poco, incluyendo las reliquias históricas.
Comparto este artículo publicado hace más de diez años, y que sigue siendo actual. Parece que el olvido es parte de la historia del Museo.
Itinerario de un viaje al Museo del General Sandino
Joya histórica en abandono
Hay muchos motivos para visitar San Rafael del Norte, la mayoría va por el Museo al General Sandino, o conocer la iglesia. (Ahora también para pedir milagros al Padre Odorico). Yo fui por eso y más: visitar familiares.
Al entrar a la ciudad, lo primero que vino a mi mente y a mi vista, fueron mis muertos, pues si los recuerdos nos fallan, el cementerio, que está a la entrada, nos recuerda nuestro origen y nuestro fin.
Me quedé en San Rafael, donde mi querida tía Angelina. Ahí pasé la noche, y poco a poco vinieron los recuerdos: mis maestras y maestros, mis compañeros y compañeras de primaria, mi escuelita querida; las brisas y vientos de noviembre a enero, el frío, las charcas en la plaza, donde hoy es un bonito parque. Los pinos del Cerro del Panal... que siempre los recuerdo, como Rubén Darío, "Oh pinos del Norte sois bellos también". Me pareció que el tiempo había retrocedido.
Realmente la ciudad está muy cambiada, está bonita y limpia. Así la vi, y así quiero sentirla. Llegar a ella, ya no es una odisea: toda la carretera está pavimentada, y las dos horas o más para llegar desde Jinotega, ahora se convirtieron en unos veinticinco minutos. El adelanto ha llegado.
Pero además de los recuerdos y de la carretera, comprobé que vivimos en la aldea global: los pinos estaban solos, uno por aquí y otro por allá, se veían de lejos los pocos que quedan. Y en la iglesia, me sorprendieron los niños: igual que en los semáforos de Managua... La única diferencia es que estos niños eran blancos y andaban limpios...La globalización de la pobreza no puede quedarse fuera de la civilización y el desarrollo...
La historia viva se está destruyendo
Al día siguiente visité el Museo del General Sandino, la vieja casa donde estaban los telégrafos y teléfonos. La misma que sirvió de cuartel al General Sandino, la casa de la familia de Blanca Aráuz, "la telegrafista de San Rafael". Al entrar, recordé las anécdotas y versos que nos contaba mi padre: " A cinco centavos les vendo cabezas de americanos..." Pero al dar el primer vistazo, pensé en lo que sucede siempre: a pesar de ser el General Sandino un héroe nacional, y latinoamericano, como dijo Gabriela Mistral, los gobiernos han abandonado el Museo, están dejando perder la historia, que con el polvo y la humedad, y el desgaste lógico por las vistas, se ha deteriorado; desde que una entra se puede sentir que realmente "estamos en el aire", como nos dijo el profesor José Jesús, encargado del museo. Las vigas que sostienen el piso de madera, se han podrido, las tablas están como hamacas, en cualquier momento, con el paso más suave o con el peso más leve, se quebrarán.
Pero no es sólo el piso de tambo, es toda la casa, es la historia que nos cuenta la casa, la que se está perdiendo. Y no es sólo la casa histórica, también se han perdido o se han ido a otro sitio, las cosas que ahí había, que ahí deberían estar. Porque no es lo mismo ver una fotografía original y que el guía nos diga: "esta foto se tomó ahí, en la plaza, donde ahora está el parque, o esta máquina era la que usaba Blanca Aráuz." y poder ubicar el objeto en su lugar natural, que ir a verlo lejos, en otro museo, descontextualizado. Así, el visitante podría ver los objetos y leer la historia en su propio lugar, porque como dijo Pablo Neruda: se escribía la historia "en las paredes interminables de la noche".
De lo que fueron los telégrafos y correos, sólo pude ver una máquina de escribir y unas piezas del telégrafo; y un archivo de los correos, que utilizó Blanca Aráuz. "Lo demás se lo han llevado para Managua, o para el museo de Niquinohomo" nos dijo el profesor. De lo que fuera del General y su "Pequeño Ejército Loco", sólo quedan unos fusiles, un baúl que utilizó él, que fue rescatado a los marines; la máquina de su secretario, una pequeña Remington, también rescatada a los marinos. Lo demás, son fotos y recortes de periódicos de la época. Y las personas que ahí laboran, también son héroes. No tenemos presupuesto... se oye nuevamente al profesor...
Da lástima cómo está la casa, en abandono, porque los héroes y mártires sólo son bandera política, según los intereses del momento; después, se les anda de arriba para abajo, en los edificios, en las plazas, que hoy llevan sus nombres y mañanas los borran, según el político de turno...Es la triste historia patria.
"Estamos trabajando en el aire, no tenemos ninguna institución que diga vamos a dar una partida para operar, lo estamos haciendo en forma voluntaria, para darle realce al pueblo y a la historia del General Sandino, más que esta zona y esta ciudad fueron escenarios...".
Quizás haya un político, un diputado, un patriota, que recuerde que "el general Sandino carga sobre sus hombros vigorosos de hombre rústico, sobre su espalda viril de herrero o forjador, con la honra de todos nosotros." (Gabriela Mistral), y proponga incluir en la Ley Anual del Presupuesto Nacional, una partida para el Museo de San Rafael.
"Los hispanizantes políticos que ayudan a Nicaragua desde su escritorio, o desde un club de estudiantes, harían cosa más honesta yendo a ayudar al hombre heroico, héroe legítimo, como tal vez no les toque ver otro, haciéndose sus soldados rasos (Al cabo tiene Nicaragua dos fronteras no demasiado pequeñas y que es posible burlar). Cuando menos, si a pesar de sus arrestos verbales no quieren hacerle el préstamo de sí mismos, deberían ir haciendo una colecta continental, para dar testimonio visible de que les importa la suerte de ese pequeño ejército loco de voluntad de sacrifico. Nunca los dólares, los sucres y los bolívares suramericanos, que se gastan tan fluidamente en sensualidades capitalinas, estarían mejor donados". (Gabriela Mistral).
Publicado originalmente en El Semanario, 19-25 octubre del 2000.
Museo se nos vino encima
“La familia de Sandino no es adinerada, es como cualquiera de nosotros. Así que hay que buscar fondos”, explicó una empresaria
Por Amparo Aguilera | Nacionales
http://www.elnuevodiario.com.ni/partido/nacionales/235002_museo-se-nos-vino-encima
¡Uyy se cayó!, fue lo primero que se le escuchó decir a la empresaria turística Naraya Zelaya, al ver sin techo la histórica casa de la telegrafista Blanca Aráuz, en San Rafael del Norte, Jinotega.
Mientras el cuidador de la vivienda, el anciano Tomás Herrera Zeledón, corría nervioso hacia ella quejándose de que había ocurrido lo que tanto temía.
“La casa no tiene mantenimiento del 2000 para acá, y es un museo de Sandino, está sin atención y mire lo que pasó”, decía una y otra vez.
Explicando al mismo tiempo que tenía de limpiarla y cuidarla 16 años, sin ningún pago de por medio.
Entre tanto, los jóvenes de la cuadra ya habían acudido al lugar, incluyendo los nietos de Herrera, preocupados por el anciano y buscando cómo ayudarlo a resguardar los cuadros del esposo de Aráuz, el general Augusto C. Sandino.
El desplome ocurrió pasada las tres de la tarde del primero de diciembre, justamente cuando un equipo de EL NUEVO DIARIO se preparaba para realizar un reportaje sobre el circuito turístico que nos haría permanecer entre una y dos horas en la ciudad.
La empresaria Naraya Zelaya había decidido ser la guía en el recorrido. Incluso dos horas antes había sugerido parar primero en la famosa vivienda para luego visitar la Iglesia, el Tepeyac y el río Viejo.
Y así fue. El equipo salió del Hotel Casita San Payo hacia la casa museo, lo que apenas implicó un minuto en vehículo, pues se sitúa a una cuadra del hotel.
Iban a entrar cuando ocurrió el desplome
Cuando todos se disponían a bajar del automotor, Herrera estaba cerrando la puerta de la casa museo. Y en un segundo ¡ups!, el techo cayó.
El asombro, por segundos, reinó en la cuadra. Seguido del “alboroto”: el susto de Naraya, las quejas de Herrera, y las preguntas del medio que se entremezclaban con los comentarios de los chavalos que auxiliaban a Herrera.
Ayudó publicación de END
Naraya, quien además es vicepresidenta de la Comisión de Turismo en San Rafael del Norte, dijo que después de “semejante” sobresalto, llamó por teléfono a los nietos de Blanca Aráuz y del general Sandino. Aunque don Tomás ya se le había adelantado.
Eso ayudó. Ayer la familia, incluyendo la hija de la telegrafista y del general, pusieron pie en San Rafael del Norte.
Llegaron al mediodía y de inmediato se reunieron con el alcalde de la zona y la comisión de Turismo.
“Claro, también ya había salido la noticia en EL NUEVO DIARIO. Así que todos ayer nos reunimos y decidimos que se tenía que hacer algo por la casa, así que llegamos a varias resoluciones sin política de por medio”, comentó.
La primera fue que se iban a buscar “fondos” con el Gobierno y organismos internacionales para restaurarla, manteniendo su estructura y estilo.
“La familia de Sandino no es adinerada, es como cualquiera de nosotros. Así que hay que buscar fondos. Mientras tanto, se optó por tener los cuadros y todos los artículos de Sandino en la Casa de Cultura, que queda contiguo a la vivienda (de la telegrafista)”, detalló Naraya.
También acordaron reuniones periódicas. “La próxima será en enero, para darle seguimiento justamente a la restauración”, adelantó la empresaria. De modo que, como un cuento de hadas, hubo un buen final, pues hasta el señor Herrera recibió sus centavitos.
jueves, 3 de noviembre de 2011
10 datos de la OMS sobre medio ambiente y prevención de enfermedades
http://www.ecoportal.net/content/view/full/10093128/10/11
Si el medio ambiente fuera más saludable, cada año se podrían evitar hasta 13 millones de defunciones. En esta página de cifras y datos se destaca el impacto de los factores ambientales en la salud pública.
Dato 1
Si el medio ambiente fuera más saludable, cada año se podrían evitar hasta 13 millones de defunciones.
Dato 2
En los niños menores de cinco años, un tercio de las enfermedades son causadas por factores ambientales como la insalubridad del agua y la contaminación del aire.
Dato 3
Cada año se podría salvar la vida a cuatro millones de menores de cinco años –la mayoría en los países en desarrollo– previniendo riesgos ambientales como el agua insalubre y la contaminación del aire.
Dato 4
En los países en desarrollo, las principales enfermedades de origen medioambiental son las enfermedades diarreicas, las infecciones de las vías respiratorias inferiores, los traumatismos involuntarios y la malaria.
Dato 5
Un mejor saneamiento del medio permitiría evitar un 40% de las muertes por malaria, 41% de las muertes por infecciones de las vías respiratorias inferiores y 94% de las muertes por enfermedades diarreicas: las tres causas principales de mortalidad en la niñez en todo el mundo.
Dato 6
En los países menos adelantados, un tercio de las muertes y las enfermedades se deben directamente a causas ambientales.
Dato 7
En los países desarrollados, un medio ambiente más saludable permitiría reducir considerablemente la incidencia de cánceres, enfermedades cardiovasculares, asma, infecciones de las vías respiratorias inferiores, enfermedades osteomusculares, lesiones por accidentes de tránsito, intoxicaciones y ahogamientos.
Dato 8
Los factores ambientales influyen en 85 de las 102 categorías de enfermedades y traumatismos enumeradas en el Informe sobre la salud en el mundo.
Dato 9
Una gran parte de esas muertes, enfermedades y discapacidades podrían evitarse mediante intervenciones bien focalizadas como el fomento del almacenamiento seguro del agua doméstica, una mayor higiene y la utilización de combustibles más limpios y seguros.
Dato 10
Otras intervenciones que pueden contribuir a la salubridad del medio son las siguientes: aumentar la seguridad de los edificios; promover el uso y manejo seguros de las sustancias tóxicas en el hogar y en el lugar de trabajo; y gestionar mejor los recursos hídricos. www.ecoportal.net
OMS
www.who.int
Si el medio ambiente fuera más saludable, cada año se podrían evitar hasta 13 millones de defunciones. En esta página de cifras y datos se destaca el impacto de los factores ambientales en la salud pública.
Dato 1
Si el medio ambiente fuera más saludable, cada año se podrían evitar hasta 13 millones de defunciones.
Dato 2
En los niños menores de cinco años, un tercio de las enfermedades son causadas por factores ambientales como la insalubridad del agua y la contaminación del aire.
Dato 3
Cada año se podría salvar la vida a cuatro millones de menores de cinco años –la mayoría en los países en desarrollo– previniendo riesgos ambientales como el agua insalubre y la contaminación del aire.
Dato 4
En los países en desarrollo, las principales enfermedades de origen medioambiental son las enfermedades diarreicas, las infecciones de las vías respiratorias inferiores, los traumatismos involuntarios y la malaria.
Dato 5
Un mejor saneamiento del medio permitiría evitar un 40% de las muertes por malaria, 41% de las muertes por infecciones de las vías respiratorias inferiores y 94% de las muertes por enfermedades diarreicas: las tres causas principales de mortalidad en la niñez en todo el mundo.
Dato 6
En los países menos adelantados, un tercio de las muertes y las enfermedades se deben directamente a causas ambientales.
Dato 7
En los países desarrollados, un medio ambiente más saludable permitiría reducir considerablemente la incidencia de cánceres, enfermedades cardiovasculares, asma, infecciones de las vías respiratorias inferiores, enfermedades osteomusculares, lesiones por accidentes de tránsito, intoxicaciones y ahogamientos.
Dato 8
Los factores ambientales influyen en 85 de las 102 categorías de enfermedades y traumatismos enumeradas en el Informe sobre la salud en el mundo.
Dato 9
Una gran parte de esas muertes, enfermedades y discapacidades podrían evitarse mediante intervenciones bien focalizadas como el fomento del almacenamiento seguro del agua doméstica, una mayor higiene y la utilización de combustibles más limpios y seguros.
Dato 10
Otras intervenciones que pueden contribuir a la salubridad del medio son las siguientes: aumentar la seguridad de los edificios; promover el uso y manejo seguros de las sustancias tóxicas en el hogar y en el lugar de trabajo; y gestionar mejor los recursos hídricos. www.ecoportal.net
OMS
www.who.int
miércoles, 5 de octubre de 2011
Agua para la vida
Publicación en El Nuevo Diario
http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/233689
Doraldina Zeledón Úbeda
Estamos en la comunidad rural de El Carmen, en Matiguás, a seis horas de Managua. Aquí las mujeres ya no tienen que ir a buscar el agua cuesta arriba y cuesta abajo. Y la pequeña Sharon se baña sin problemas para ir a la escuela. Del cerro Quirragua les llega hasta el hogar. Para lograrlo, abrieron zanjas por más de 6 kilómetros para instalar tubos que la llevan al tanque, desde donde va a las viviendas.
“Esto nos cambió la vida”, es la opinión generalizada de las mujeres, ya que “el acarreo del agua” gramaticalmente tiene género masculino, pero al dividirse las funciones en el hogar, o más bien, al asignar las funciones, es femenino. Inclusive, los hombres hacían bromas: aquí las mujeres tienen las piernas duras de tanto subir y bajar con el agua, decían entre risas.
Se necesita un trabajo bien organizado. Primero, identifican la fuente superficial en una altura, luego presentan la solicitud a “Agua Para La Vida”, en Río Blanco. Después firman un contrato donde se comprometen a trabajar, no deforestar ni contaminar. Alfonso, promotor social, explica que la propiedad donde está el ojo de agua debe ser de la comunidad, por eso la adquieren legalmente, ya sea comprado o donada, para asegurar que el proyecto no sea destruido o pase a otras manos, y para proteger la cuenca. Los técnicos visitan el terreno para comprobar si el agua es suficiente y si reúne las condiciones sanitarias.
Cuando se comprueba la posibilidad, elaboran el proyecto. Doña Goyita sistematiza los insumos de las diferentes áreas, para luego enviarlo a la oficina de Managua. De aquí, la coordinadora nacional, Carmen González, lo manda a los miembros fundadores, quienes buscan el financiamiento. Una vez aprobado, comienza la ejecución.
El ojo de agua es recubierto con capas de piedras y arena, a manera de filtros, y sellado con cemento en la parte superior, para evitar la contaminación; dejan libres sus paredes para que el agua mane. De aquí, empiezan a captarla y a construir el sistema para llevarla por tuberías subterráneas y aéreas, según la topografía. El agua llega al tanque, situado también en altura, para que pueda bajar, pues el sistema es por gravedad. Instalan un puesto en cada casa, y pueden ampliar hasta tener su baño, siempre que las conexiones las hagan después del medidor, pues para evitar el derroche y para la sostenibilidad del proyecto, establecieron una cuota mínima. Además, porque sólo una parte del agua del manantial va por las tuberías, la otra parte sigue su cauce natural para alimentar la biodiversidad del área, explicó Denis Barea, cooperante francés.
El día de inauguración es de fiesta para la comunidad, técnicos y donantes, cuenta Esteban, responsable de seguimiento de proyectos, pues han llevado agua para la vida, y una vida diferente, ya que hasta las relaciones sociales se han ampliado. ¿Y qué harían si se seca el cerro?, pregunté. Sergio, el tesorero del CAPS, se rió a carcajadas, “qué va, ese cerro no se seca, si tira agua por todos lados”. ¿Y la deforestación? “No, ahí nadie se mete, porque la comunidad está vigilando”.
Pero no es sólo el acceso al agua. Significa mantenimiento de la cuenca, saneamiento, administración; por eso capacitan antes, durante y después de inaugurado el proyecto, explican Lilian y Yancy, promotoras de salud. Después del diagnóstico capacitan en el terreno, tanto a los Comités de Agua Potable y Saneamienteo (CAPS)como a la comunidad; en liderazgo, administración, contabilidad, reparación de sistemas de agua, reforestación, género, letrinas, deshechos, salud e higiene familiar y de los alimentos.
Escuela Técnica
Este trabajo requiere de técnicos que no habían en Nicaragua, entonces Gilles Corcos fundó la Escuela. Cada dos años se gradúan ocho jóvenes en Diseño y Manejo de Sistemas de Abastecimiento de Agua y Saneamiento Rural, con conocimientos de topografía, física, hidráulica, saneamiento rural, dibujo técnico, captación de agua, puentes colgantes, formulación de proyectos, etc.
Entre sus logros están, ser reconocida por el Instituto Nacional Tecnológico, integrar la igualdad étnica y de género para la selección de alumnos, y dar posibilidades a jóvenes campesinos que ya no podían continuar estudiando después del bachillerato. Como dice Jaime, director técnico y uno de los egresados, “sin esa oportunidad posiblemente estuviera ordeñando, mientras ahora tengo este trabajo, y nos ha permitido entrar a la tecnología y un abanico de oportunidades.”
Han egresado veinticinco, más ocho que están por graduarse. Parece poco, pero han llenado el vacío y apoyado a las alcaldías. Como la demanda de proyectos aumenta, ampliaron la matrícula, por lo que necesitan fondos para becar a doce bachilleres.
Cómo nació este proyecto
Todo esto no brota de los árboles como la “barba de viejo”, ni nace del cerro Quirragua. Es posible gracias a un grupo de personas que con entusiasmo trabajan en una pequeña oficina, prestada por la Alcaldía de Río Blanco; más otro pequeño grupo en Managua.
La idea surgió en 1987, cuando Gilles Corcos, profesor francés de Mecánica de los Fluidos, en la Universidad de Berkeley (California) y su alumno, Charlie Huizenga, realizaron su primera visita a Nicaragua, en un proyecto de viviendas, y la gente pidió agua. Surge entonces la necesidad de diseñar y construir un sistema para la cooperativa de San Cayetano, en el municipio de San Dionisio. El proyecto se realizó en 1988. Nace así la idea de llevar el agua por gravedad a comunidades rurales de una Nicaragua en guerra, nos cuenta Denis. Ahora también realizan la captación abierta y pronto utilizarán fuentes subterráneas, mediante la apertura de pozos.
El trabajo se ha concretado en esta ONG, bautizada con las brisas del cerro Musún, como “Agua Para La Vida”, que junto con comunidades rurales del Norte de Nicaragua y el apoyo de algunas alcaldías, en 25 años ha realizado 72 proyectos de agua y saneamiento, de los cuales se benefician más de 20 mil personas. Su visión es seguir “hasta que toda Nicaragua tenga agua”.
Para el financiamiento de los proyectos existe una junta en Estados Unidos y otra en Francia. También trabajan con fundaciones, con la organización Rural Water Venture y algunas embajadas (Japón, Holanda, Francia). Y esperan tener más donantes, incluyendo de Nicaragua. Además, han conformado el grupo Amigos de Agua para la Vida, para capacitaciones y apoyo técnico.
Al conocer este trabajo y a quienes lo hacen posible, al ver la alegría y entusiasmo de los beneficiados, me quedé pensando: qué poco damos a veces y cuánto nos quejamos, en vez de agradecer por lo que tenemos y trabajar para cambiar nuestras condiciones, que no sólo dependen del aumento de la producción y los ingresos del país, sino de que el desarrollo surja desde la gente, desde sus propias necesidades y capacidades, y que tengan acceso a esos ingresos.
También pensé cómo los cooperantes dejan comodidades y familia, para venir a contribuir. “A mí me gusta mucho la Escuela. Me gusta ver cómo estos muchachos van cambiando”, dice Cecilia, una joven francesa que quiere quedarse dos años más; para, con la experiencia adquirida, hacer una mejor labor. Y a veces hacen trabajos un tanto riesgosos, como pasó con Denis, que a pesar de no andar bien de salud, fue el chofer de la camioneta que nos llevó como en una montaña rusa, por curvas, bajadas y subidas empedradas; pero disfrutaba de los paisajes preciosos, donde sólo se escuchan las aves y el murmullo del agua, únicamente interrumpido por los grillos, que cantan y cantan. Yo quisiera saber para qué tanta insistencia. ¿Serán vigilantes del Quirragua?
Al regreso, desde la carretera diviso un bosque hecho leña. Entonces, pienso en el entusiasmo de los pobladores de El Carmen y me acuerdo de los hijos de la pequeña Sharon...
doraldinazu@gmail.com
http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/233689
Doraldina Zeledón Úbeda
Estamos en la comunidad rural de El Carmen, en Matiguás, a seis horas de Managua. Aquí las mujeres ya no tienen que ir a buscar el agua cuesta arriba y cuesta abajo. Y la pequeña Sharon se baña sin problemas para ir a la escuela. Del cerro Quirragua les llega hasta el hogar. Para lograrlo, abrieron zanjas por más de 6 kilómetros para instalar tubos que la llevan al tanque, desde donde va a las viviendas.
“Esto nos cambió la vida”, es la opinión generalizada de las mujeres, ya que “el acarreo del agua” gramaticalmente tiene género masculino, pero al dividirse las funciones en el hogar, o más bien, al asignar las funciones, es femenino. Inclusive, los hombres hacían bromas: aquí las mujeres tienen las piernas duras de tanto subir y bajar con el agua, decían entre risas.
Se necesita un trabajo bien organizado. Primero, identifican la fuente superficial en una altura, luego presentan la solicitud a “Agua Para La Vida”, en Río Blanco. Después firman un contrato donde se comprometen a trabajar, no deforestar ni contaminar. Alfonso, promotor social, explica que la propiedad donde está el ojo de agua debe ser de la comunidad, por eso la adquieren legalmente, ya sea comprado o donada, para asegurar que el proyecto no sea destruido o pase a otras manos, y para proteger la cuenca. Los técnicos visitan el terreno para comprobar si el agua es suficiente y si reúne las condiciones sanitarias.
Cuando se comprueba la posibilidad, elaboran el proyecto. Doña Goyita sistematiza los insumos de las diferentes áreas, para luego enviarlo a la oficina de Managua. De aquí, la coordinadora nacional, Carmen González, lo manda a los miembros fundadores, quienes buscan el financiamiento. Una vez aprobado, comienza la ejecución.
El ojo de agua es recubierto con capas de piedras y arena, a manera de filtros, y sellado con cemento en la parte superior, para evitar la contaminación; dejan libres sus paredes para que el agua mane. De aquí, empiezan a captarla y a construir el sistema para llevarla por tuberías subterráneas y aéreas, según la topografía. El agua llega al tanque, situado también en altura, para que pueda bajar, pues el sistema es por gravedad. Instalan un puesto en cada casa, y pueden ampliar hasta tener su baño, siempre que las conexiones las hagan después del medidor, pues para evitar el derroche y para la sostenibilidad del proyecto, establecieron una cuota mínima. Además, porque sólo una parte del agua del manantial va por las tuberías, la otra parte sigue su cauce natural para alimentar la biodiversidad del área, explicó Denis Barea, cooperante francés.
El día de inauguración es de fiesta para la comunidad, técnicos y donantes, cuenta Esteban, responsable de seguimiento de proyectos, pues han llevado agua para la vida, y una vida diferente, ya que hasta las relaciones sociales se han ampliado. ¿Y qué harían si se seca el cerro?, pregunté. Sergio, el tesorero del CAPS, se rió a carcajadas, “qué va, ese cerro no se seca, si tira agua por todos lados”. ¿Y la deforestación? “No, ahí nadie se mete, porque la comunidad está vigilando”.
Pero no es sólo el acceso al agua. Significa mantenimiento de la cuenca, saneamiento, administración; por eso capacitan antes, durante y después de inaugurado el proyecto, explican Lilian y Yancy, promotoras de salud. Después del diagnóstico capacitan en el terreno, tanto a los Comités de Agua Potable y Saneamienteo (CAPS)como a la comunidad; en liderazgo, administración, contabilidad, reparación de sistemas de agua, reforestación, género, letrinas, deshechos, salud e higiene familiar y de los alimentos.
Escuela Técnica
Este trabajo requiere de técnicos que no habían en Nicaragua, entonces Gilles Corcos fundó la Escuela. Cada dos años se gradúan ocho jóvenes en Diseño y Manejo de Sistemas de Abastecimiento de Agua y Saneamiento Rural, con conocimientos de topografía, física, hidráulica, saneamiento rural, dibujo técnico, captación de agua, puentes colgantes, formulación de proyectos, etc.
Entre sus logros están, ser reconocida por el Instituto Nacional Tecnológico, integrar la igualdad étnica y de género para la selección de alumnos, y dar posibilidades a jóvenes campesinos que ya no podían continuar estudiando después del bachillerato. Como dice Jaime, director técnico y uno de los egresados, “sin esa oportunidad posiblemente estuviera ordeñando, mientras ahora tengo este trabajo, y nos ha permitido entrar a la tecnología y un abanico de oportunidades.”
Han egresado veinticinco, más ocho que están por graduarse. Parece poco, pero han llenado el vacío y apoyado a las alcaldías. Como la demanda de proyectos aumenta, ampliaron la matrícula, por lo que necesitan fondos para becar a doce bachilleres.
Cómo nació este proyecto
Todo esto no brota de los árboles como la “barba de viejo”, ni nace del cerro Quirragua. Es posible gracias a un grupo de personas que con entusiasmo trabajan en una pequeña oficina, prestada por la Alcaldía de Río Blanco; más otro pequeño grupo en Managua.
La idea surgió en 1987, cuando Gilles Corcos, profesor francés de Mecánica de los Fluidos, en la Universidad de Berkeley (California) y su alumno, Charlie Huizenga, realizaron su primera visita a Nicaragua, en un proyecto de viviendas, y la gente pidió agua. Surge entonces la necesidad de diseñar y construir un sistema para la cooperativa de San Cayetano, en el municipio de San Dionisio. El proyecto se realizó en 1988. Nace así la idea de llevar el agua por gravedad a comunidades rurales de una Nicaragua en guerra, nos cuenta Denis. Ahora también realizan la captación abierta y pronto utilizarán fuentes subterráneas, mediante la apertura de pozos.
El trabajo se ha concretado en esta ONG, bautizada con las brisas del cerro Musún, como “Agua Para La Vida”, que junto con comunidades rurales del Norte de Nicaragua y el apoyo de algunas alcaldías, en 25 años ha realizado 72 proyectos de agua y saneamiento, de los cuales se benefician más de 20 mil personas. Su visión es seguir “hasta que toda Nicaragua tenga agua”.
Para el financiamiento de los proyectos existe una junta en Estados Unidos y otra en Francia. También trabajan con fundaciones, con la organización Rural Water Venture y algunas embajadas (Japón, Holanda, Francia). Y esperan tener más donantes, incluyendo de Nicaragua. Además, han conformado el grupo Amigos de Agua para la Vida, para capacitaciones y apoyo técnico.
Al conocer este trabajo y a quienes lo hacen posible, al ver la alegría y entusiasmo de los beneficiados, me quedé pensando: qué poco damos a veces y cuánto nos quejamos, en vez de agradecer por lo que tenemos y trabajar para cambiar nuestras condiciones, que no sólo dependen del aumento de la producción y los ingresos del país, sino de que el desarrollo surja desde la gente, desde sus propias necesidades y capacidades, y que tengan acceso a esos ingresos.
También pensé cómo los cooperantes dejan comodidades y familia, para venir a contribuir. “A mí me gusta mucho la Escuela. Me gusta ver cómo estos muchachos van cambiando”, dice Cecilia, una joven francesa que quiere quedarse dos años más; para, con la experiencia adquirida, hacer una mejor labor. Y a veces hacen trabajos un tanto riesgosos, como pasó con Denis, que a pesar de no andar bien de salud, fue el chofer de la camioneta que nos llevó como en una montaña rusa, por curvas, bajadas y subidas empedradas; pero disfrutaba de los paisajes preciosos, donde sólo se escuchan las aves y el murmullo del agua, únicamente interrumpido por los grillos, que cantan y cantan. Yo quisiera saber para qué tanta insistencia. ¿Serán vigilantes del Quirragua?
Al regreso, desde la carretera diviso un bosque hecho leña. Entonces, pienso en el entusiasmo de los pobladores de El Carmen y me acuerdo de los hijos de la pequeña Sharon...
doraldinazu@gmail.com
martes, 16 de agosto de 2011
Motastepe: ¿qué esperamos?
Doraldina Zeledón Úbeda
Para cada invierno, la población y algunos ambientalistas denuncian y alertan sobre derrumbes del Moptastepe, pero aunque no haya un deslizamiento, durante el año se dan otros problemas que poco a poco van afectando la salud: el polvo debido al viento y a la actividad de los camiones, las inundaciones con el consiguiente arrastre de arena por las calles y cauces. Y la alta sismicidad.
Y al darse un deslizamiento los efectos no son sólo para la población aledaña, el cerro está a la orilla de una carretera y varios barrios podrían ser afectados, tanto de Managua como de Ciudad Sandino. También la vida económica de varios municipios, pues en los alrededores hay industrias y gran parte de la fuerza laboral de la zona se desplaza a trabajar a la capital. Es decir que su área de influencia directa está en los barrios cercanos al cerro, pero va más allá. Y en este tipo de eventos hay algo que no puede cuantificarse, y es la seguridad, la tranquilidad de las personas, con todo lo que ello implica: sus pertenencias, sus relaciones, su familia, su trabajo. Y la tensión e incertidumbre al estar pendiente de lo que temen puede afectar la salud.
El problema no es nuevo. En 2005 entrevisté al delegado para Managua, del Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena), el Ingeniero Róger Pérez de la Rocha. Para ese tiempo esta delegación había introducido una demanda porque la explotación era ilegal, ya que no contaba con el aval del Ministerio, expresó.
Según la información, el cerro arenero se ha explotado desde los años 70. La empresa Arenas Nacionales S. A. inició las excavaciones en 1992. Pero obtuvo autorización para extracción de arena a partir de 2002, otorgada por el Ministerio de Fomento, Industria y Comercio (Mific). Sin embargo, el permiso de explotación tiene que ser otorgado con la participación del municipio, en este caso, Ciudad Sandino, y del Marena, previo a estudio de impacto ambiental, según la Ley General de los Recursos Naturales y el Medioambiente, la Ley de Municipios y la Ley Especial de Exploración y Explotación de Minas. Es decir, el problema no es por falta de leyes, sino que las instituciones parece que no trabajaron coordinadamente.
La delegación del Marena abrió un proceso administrativo contra Arenas Nacionales S.A. y emitió una resolución en la que le exigía suspender las actividades de extracción, mientras no obtuviera el permiso ambiental. Al agotar el trámite administrativo, el caso pasó a la Procuraduría Nacional de Medioambiente, según el Delegado. ¿Qué sucedió? Por lo visto el permiso quedó en pie. Y el cerro, dando traspiés.
El caso se hizo público a partir de inundaciones durante el período de lluvias de 2005, al desbordarse un cauce natural afectado con las excavaciones, por lo que el temor aumentó, pues la sobresaturación de agua, el constante removimiento del terreno y el hecho de que ya están socavadas las bases del cerro, hacen probable un derrumbe, junto con inundaciones.
La Alcaldía de Ciudad Sandino ha manifestado su inconformidad, igualmente Managua, pero no se conocen acciones concretas de ambas. La población reclamó, y pasadas las lluvias, parece que se olvidaron. Ahora vuelve el tema a la opinión pública.
El problema es complejo, y los efectos y sectores perjudicados serían varios, por lo que las respuestas deben buscarse de forma multilateral, con la participación de diferentes sectores porque al fin un suceso de este tipo nos afecta a todos. Y deberían sumarse los alcaldes y autoridades de los pueblos vecinos. Y también la Procuraduría de Derechos Humanos, la Procuraduría Ambiental, el Ministerio de Salud, el Instituto Nicaragüense de Acueductos y Alcantarillados. Asimismo, las ONGs ambientalistas, municipalistas y de Derechos Humanos. También debería haber una organización sólida de los pobladores que viven en las cercanías del cerro, para reclamar sistemáticamente.
Esto, además de sensibilización, requiere de investigación, información, organización y participación, de acciones concretas ya, y no esperar hasta que haya una desgracia. La población organizada e informada sobre el riesgo que corre, comenzará a ejercer presión en las autoridades, pero también contribuir a la solución. Mientras la ciudadanía no presione fuerte, las respuestas serán débiles, y escurridizas como la arena.
Y así como se identifican varios efectos y partes afectadas, el proceso requiere del análisis de muchos aspectos del problema: la falta de cumplimiento de las políticas públicas y de coordinación entre las autoridades, analizar las normativas y los procedimientos, sus vacíos, incluyendo los permisos otorgados, su proceso y su cumplimiento. No basta con la sensibilización, ya que cada parte tiene sus intereses y su propia percepción. Por ejemplo, la empresa puede sostener que ella no es la responsable, pues cuenta con un permiso y son varios los que explotan el cerro. Y las alcaldías, que no son ellas las que dan el permiso. Y el problema se va agrandando y dejando a un lado.
También hace falta conocer la cantidad de población afectada y sus actividades económicas. Por todo esto se necesita la participación de especialistas, como sociólogos, economistas, antropólogos, geólogos, sicólogos, juristas, no sólo autoridades, población y ambientalistas. Hay que conjugar los saberes, intereses y estrategias académicas, políticas, empresariales y populares. Las universidades podrían también ser actoras, ya que reúnen diferentes disciplinas. Y, por supuesto, la participación de los medios de comunicación es necesaria. Y la aplicación de la ley.
Podemos hacer esto y más, ¿qué esperamos? ¿Más refugiados, más pobreza, más gastos en vez de invertir en educación y salud?
16 de agosto del 2011
http://www.elnuevodiario.com.
Para cada invierno, la población y algunos ambientalistas denuncian y alertan sobre derrumbes del Moptastepe, pero aunque no haya un deslizamiento, durante el año se dan otros problemas que poco a poco van afectando la salud: el polvo debido al viento y a la actividad de los camiones, las inundaciones con el consiguiente arrastre de arena por las calles y cauces. Y la alta sismicidad.
Y al darse un deslizamiento los efectos no son sólo para la población aledaña, el cerro está a la orilla de una carretera y varios barrios podrían ser afectados, tanto de Managua como de Ciudad Sandino. También la vida económica de varios municipios, pues en los alrededores hay industrias y gran parte de la fuerza laboral de la zona se desplaza a trabajar a la capital. Es decir que su área de influencia directa está en los barrios cercanos al cerro, pero va más allá. Y en este tipo de eventos hay algo que no puede cuantificarse, y es la seguridad, la tranquilidad de las personas, con todo lo que ello implica: sus pertenencias, sus relaciones, su familia, su trabajo. Y la tensión e incertidumbre al estar pendiente de lo que temen puede afectar la salud.
El problema no es nuevo. En 2005 entrevisté al delegado para Managua, del Ministerio del Ambiente y los Recursos Naturales (Marena), el Ingeniero Róger Pérez de la Rocha. Para ese tiempo esta delegación había introducido una demanda porque la explotación era ilegal, ya que no contaba con el aval del Ministerio, expresó.
Según la información, el cerro arenero se ha explotado desde los años 70. La empresa Arenas Nacionales S. A. inició las excavaciones en 1992. Pero obtuvo autorización para extracción de arena a partir de 2002, otorgada por el Ministerio de Fomento, Industria y Comercio (Mific). Sin embargo, el permiso de explotación tiene que ser otorgado con la participación del municipio, en este caso, Ciudad Sandino, y del Marena, previo a estudio de impacto ambiental, según la Ley General de los Recursos Naturales y el Medioambiente, la Ley de Municipios y la Ley Especial de Exploración y Explotación de Minas. Es decir, el problema no es por falta de leyes, sino que las instituciones parece que no trabajaron coordinadamente.
La delegación del Marena abrió un proceso administrativo contra Arenas Nacionales S.A. y emitió una resolución en la que le exigía suspender las actividades de extracción, mientras no obtuviera el permiso ambiental. Al agotar el trámite administrativo, el caso pasó a la Procuraduría Nacional de Medioambiente, según el Delegado. ¿Qué sucedió? Por lo visto el permiso quedó en pie. Y el cerro, dando traspiés.
El caso se hizo público a partir de inundaciones durante el período de lluvias de 2005, al desbordarse un cauce natural afectado con las excavaciones, por lo que el temor aumentó, pues la sobresaturación de agua, el constante removimiento del terreno y el hecho de que ya están socavadas las bases del cerro, hacen probable un derrumbe, junto con inundaciones.
La Alcaldía de Ciudad Sandino ha manifestado su inconformidad, igualmente Managua, pero no se conocen acciones concretas de ambas. La población reclamó, y pasadas las lluvias, parece que se olvidaron. Ahora vuelve el tema a la opinión pública.
El problema es complejo, y los efectos y sectores perjudicados serían varios, por lo que las respuestas deben buscarse de forma multilateral, con la participación de diferentes sectores porque al fin un suceso de este tipo nos afecta a todos. Y deberían sumarse los alcaldes y autoridades de los pueblos vecinos. Y también la Procuraduría de Derechos Humanos, la Procuraduría Ambiental, el Ministerio de Salud, el Instituto Nicaragüense de Acueductos y Alcantarillados. Asimismo, las ONGs ambientalistas, municipalistas y de Derechos Humanos. También debería haber una organización sólida de los pobladores que viven en las cercanías del cerro, para reclamar sistemáticamente.
Esto, además de sensibilización, requiere de investigación, información, organización y participación, de acciones concretas ya, y no esperar hasta que haya una desgracia. La población organizada e informada sobre el riesgo que corre, comenzará a ejercer presión en las autoridades, pero también contribuir a la solución. Mientras la ciudadanía no presione fuerte, las respuestas serán débiles, y escurridizas como la arena.
Y así como se identifican varios efectos y partes afectadas, el proceso requiere del análisis de muchos aspectos del problema: la falta de cumplimiento de las políticas públicas y de coordinación entre las autoridades, analizar las normativas y los procedimientos, sus vacíos, incluyendo los permisos otorgados, su proceso y su cumplimiento. No basta con la sensibilización, ya que cada parte tiene sus intereses y su propia percepción. Por ejemplo, la empresa puede sostener que ella no es la responsable, pues cuenta con un permiso y son varios los que explotan el cerro. Y las alcaldías, que no son ellas las que dan el permiso. Y el problema se va agrandando y dejando a un lado.
También hace falta conocer la cantidad de población afectada y sus actividades económicas. Por todo esto se necesita la participación de especialistas, como sociólogos, economistas, antropólogos, geólogos, sicólogos, juristas, no sólo autoridades, población y ambientalistas. Hay que conjugar los saberes, intereses y estrategias académicas, políticas, empresariales y populares. Las universidades podrían también ser actoras, ya que reúnen diferentes disciplinas. Y, por supuesto, la participación de los medios de comunicación es necesaria. Y la aplicación de la ley.
Podemos hacer esto y más, ¿qué esperamos? ¿Más refugiados, más pobreza, más gastos en vez de invertir en educación y salud?
16 de agosto del 2011
http://www.elnuevodiario.com.
martes, 12 de julio de 2011
Turismo sin ruido
Doraldina Zeledón Úbeda
Dice la Carta de Turismo Sostenible de Lanzarote: “El desarrollo turístico deberá fundamentarse sobre criterios de sostenibilidad, es decir, ha de ser soportable ecológicamente a largo plazo, viable económicamente y equitativo desde una perspectiva ética y social para las comunidades locales.” Si el turismo genera riqueza en detrimento del medioambiente y de la salud de la población, no contribuye al desarrollo sostenible.
Según la Constitución, todos tenemos derecho a un ambiente saludable lo mismo que al trabajo. Y estos derechos no tienen por qué ser excluyentes, lo que se necesita es regular las actividades y hacer de la industria sin chimenea, también un negocio sin bocinas.
El turismo es uno de los motores que impulsan la economía, pero también implica impactos socioculturales y ambientales (positivos y negativos). Requiere de la población y del medioambiente, por tanto debe respetarlos y protegerlos. Y la comunidad necesita del turismo. Entonces, es bueno organizarse de forma que todos los sectores armonicen para beneficio mutuo, aunque la Ley de General Turismo no contempla derechos y obligaciones para los pobladores, como lo hace para turistas y empresas del sector.
Hace poco me llamó un señor de San Juan del Sur, me contaba que ya no aguantan el ruido, que necesitan del turismo, pero no es preciso estar las 24 horas con música ni tenerla al máximo volumen. Que han reclamado de varias formas y no les resuelven. Sería interesante encuestas de satisfacción también para los pobladores, no sólo para los turistas.
El Reglamento de alimentos, bebidas y diversiones, establece que la empresa será responsable de tomar las medidas necesarias para evitar que residuos, olores, ruidos u otras situaciones molestas, incomoden los espacios públicos y vecinos. Entonces, la evaluación de la calidad de los locales debería incluir la calidad del ambiente acústico y la no afectación del entorno. Pero en los restaurantes del frente costero, el ruido es tan estridente que no se puede disfrutar a la vez de un almuerzo y la vista al mar.
La salud del medioambiente nos dice cómo está la salud de la población. También nos da referencia de la educación y desarrollo del país. Y si hay ruido, como éste enferma, no habría por qué esperar que los habitantes denuncien y demanden atención. Parece que todavía no nos hemos clarificado de los efectos que causa y lo consideramos como algo a lo que nos podemos acostumbrar, más aún si las actividades generan divisas. Pero ambas cosas pueden darse y hacer turismo sin tanto ruido
En algunos casos se toma la tranquilidad como condición para elegir el destino. Y si no se tiene en cuenta, el hecho es que los turistas permanecen sólo unos días, o pueden buscar un hotel retirado o con debido aislamiento acústico. Mientras que los habitantes están todos los días obligados a escuchar la música en vivo y los equipos de sonido hasta el amanecer. Luego viene la limpieza de locales y calles y la entrada de vehículos. Descansar les es imposible.
La citada Carta de Lanzarote dice: “La contribución activa del turismo al desarrollo sostenible presupone necesariamente la solidaridad, el respeto mutuo y la participación de todos los actores implicados en el proceso, tanto públicos como privados.” Esto nos lleva a la necesidad involucrar a la comunidad. Sin embargo, cuando no se le tiene en cuenta ni se han tomado medidas de control, debe unirse para que se propicie un ambiente que no perjudique su salud, pues “toda opción de desarrollo turístico debe repercutir de forma efectiva en la mejora de la calidad de vida de la población”, según la Carta, que me dio más elementos que las leyes nacionales, en este aspecto. Y no puede mejorar la calidad de vida, si la gente se enferma.
En general, se necesita una regulación para que el turismo contribuya con el ambiente acústicamente saludable. Es tarea de todas las instituciones y sectores involucrados. Y no sólo implica normar niveles sonoros, sino una serie de medidas preventivas y correctivas, desde que se solicita el permiso para la actividad: ubicación, construcción, horario, parqueos. Regulación del tráfico, incluido el uso de la bocina y la música dentro del vehículo. Podría haber supervisores ambientales que vean, además de las otras formas de contaminación, la problemática del ruido.
También es necesario tomar en cuenta el uso de equipos portátiles entre los turistas, pues cada quien lleva su grabadora o enciende el equipo del vehículo y todos con el máximo volumen. Una campaña de educación ambiental ayudaría mucho.
Hay otras acciones relacionadas, como establecer un horario para el aseo de locales y calles, ordenamiento de negocios en el frente costero, parqueos retirados de la playa; crear espacios verdes, paseos, vías para bicicletas. Y seguridad. Todo esto permitiría recuperar la playa y evitaría la concentración, por ende disminuir el ruido. Y seguro que generaría más empleos.
Esto son sólo ideas, y podrían ser válidas también para otros centros turísticos. Los afectados pueden proponer acciones según su realidad, para recuperar un poco la tranquilidad y la salud. Y a lo mejor llegaría más gente, porque son varios los comentarios que he escuchado al respecto. La bahía es preciosa, aún con el ruido me encanta… por un rato. ¿Por qué no hacerla aún más atractiva y acogedora?
El problema es que parece que ruido y turismo son inseparables. Los gigantes amplificadores de sonido no faltan en las actividades culturales y ferias, en cualquier ciudad, a tal punto que los parques retumban y se habla a gritos para conversar entre los visitantes o con los vendedores. Y no se puede apreciar la música o la poesía. ¿Por qué no un sistema de sonido con varios amplificadores de menor potencia? De tal manera que se escuche bien y sea agradable desde todos los ángulos, sin afectar el disfrute de la actividad.
Y ojalá que en la isla de Ometepe se comience a prevenir antes de que el ruido seque el “Oasis de paz”.
Dice la Carta de Turismo Sostenible de Lanzarote: “El desarrollo turístico deberá fundamentarse sobre criterios de sostenibilidad, es decir, ha de ser soportable ecológicamente a largo plazo, viable económicamente y equitativo desde una perspectiva ética y social para las comunidades locales.” Si el turismo genera riqueza en detrimento del medioambiente y de la salud de la población, no contribuye al desarrollo sostenible.
Según la Constitución, todos tenemos derecho a un ambiente saludable lo mismo que al trabajo. Y estos derechos no tienen por qué ser excluyentes, lo que se necesita es regular las actividades y hacer de la industria sin chimenea, también un negocio sin bocinas.
El turismo es uno de los motores que impulsan la economía, pero también implica impactos socioculturales y ambientales (positivos y negativos). Requiere de la población y del medioambiente, por tanto debe respetarlos y protegerlos. Y la comunidad necesita del turismo. Entonces, es bueno organizarse de forma que todos los sectores armonicen para beneficio mutuo, aunque la Ley de General Turismo no contempla derechos y obligaciones para los pobladores, como lo hace para turistas y empresas del sector.
Hace poco me llamó un señor de San Juan del Sur, me contaba que ya no aguantan el ruido, que necesitan del turismo, pero no es preciso estar las 24 horas con música ni tenerla al máximo volumen. Que han reclamado de varias formas y no les resuelven. Sería interesante encuestas de satisfacción también para los pobladores, no sólo para los turistas.
El Reglamento de alimentos, bebidas y diversiones, establece que la empresa será responsable de tomar las medidas necesarias para evitar que residuos, olores, ruidos u otras situaciones molestas, incomoden los espacios públicos y vecinos. Entonces, la evaluación de la calidad de los locales debería incluir la calidad del ambiente acústico y la no afectación del entorno. Pero en los restaurantes del frente costero, el ruido es tan estridente que no se puede disfrutar a la vez de un almuerzo y la vista al mar.
La salud del medioambiente nos dice cómo está la salud de la población. También nos da referencia de la educación y desarrollo del país. Y si hay ruido, como éste enferma, no habría por qué esperar que los habitantes denuncien y demanden atención. Parece que todavía no nos hemos clarificado de los efectos que causa y lo consideramos como algo a lo que nos podemos acostumbrar, más aún si las actividades generan divisas. Pero ambas cosas pueden darse y hacer turismo sin tanto ruido
En algunos casos se toma la tranquilidad como condición para elegir el destino. Y si no se tiene en cuenta, el hecho es que los turistas permanecen sólo unos días, o pueden buscar un hotel retirado o con debido aislamiento acústico. Mientras que los habitantes están todos los días obligados a escuchar la música en vivo y los equipos de sonido hasta el amanecer. Luego viene la limpieza de locales y calles y la entrada de vehículos. Descansar les es imposible.
La citada Carta de Lanzarote dice: “La contribución activa del turismo al desarrollo sostenible presupone necesariamente la solidaridad, el respeto mutuo y la participación de todos los actores implicados en el proceso, tanto públicos como privados.” Esto nos lleva a la necesidad involucrar a la comunidad. Sin embargo, cuando no se le tiene en cuenta ni se han tomado medidas de control, debe unirse para que se propicie un ambiente que no perjudique su salud, pues “toda opción de desarrollo turístico debe repercutir de forma efectiva en la mejora de la calidad de vida de la población”, según la Carta, que me dio más elementos que las leyes nacionales, en este aspecto. Y no puede mejorar la calidad de vida, si la gente se enferma.
En general, se necesita una regulación para que el turismo contribuya con el ambiente acústicamente saludable. Es tarea de todas las instituciones y sectores involucrados. Y no sólo implica normar niveles sonoros, sino una serie de medidas preventivas y correctivas, desde que se solicita el permiso para la actividad: ubicación, construcción, horario, parqueos. Regulación del tráfico, incluido el uso de la bocina y la música dentro del vehículo. Podría haber supervisores ambientales que vean, además de las otras formas de contaminación, la problemática del ruido.
También es necesario tomar en cuenta el uso de equipos portátiles entre los turistas, pues cada quien lleva su grabadora o enciende el equipo del vehículo y todos con el máximo volumen. Una campaña de educación ambiental ayudaría mucho.
Hay otras acciones relacionadas, como establecer un horario para el aseo de locales y calles, ordenamiento de negocios en el frente costero, parqueos retirados de la playa; crear espacios verdes, paseos, vías para bicicletas. Y seguridad. Todo esto permitiría recuperar la playa y evitaría la concentración, por ende disminuir el ruido. Y seguro que generaría más empleos.
Esto son sólo ideas, y podrían ser válidas también para otros centros turísticos. Los afectados pueden proponer acciones según su realidad, para recuperar un poco la tranquilidad y la salud. Y a lo mejor llegaría más gente, porque son varios los comentarios que he escuchado al respecto. La bahía es preciosa, aún con el ruido me encanta… por un rato. ¿Por qué no hacerla aún más atractiva y acogedora?
El problema es que parece que ruido y turismo son inseparables. Los gigantes amplificadores de sonido no faltan en las actividades culturales y ferias, en cualquier ciudad, a tal punto que los parques retumban y se habla a gritos para conversar entre los visitantes o con los vendedores. Y no se puede apreciar la música o la poesía. ¿Por qué no un sistema de sonido con varios amplificadores de menor potencia? De tal manera que se escuche bien y sea agradable desde todos los ángulos, sin afectar el disfrute de la actividad.
Y ojalá que en la isla de Ometepe se comience a prevenir antes de que el ruido seque el “Oasis de paz”.
martes, 21 de junio de 2011
Ciudad limpia: Cambiando hábitos en adultos
Doraldina Zeledón Úbeda
http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/105510-cambiando-habitos-adultos
A veces, cuando hablamos de educación ambiental, pensamos en las escuelas o en brigadas de jóvenes. Y, hasta cierto punto, me parece razonable, pues a los mayores es difícil que la cabeza nos retoñe o que cambiemos las costumbres, porque el problema no es solo falta de información, sino un cambio de comportamiento.
En un hospital, un niño, cuando se terminó el refresco, buscó donde depositar la bolsa y no encontró recipiente. Fue al otro extremo del pasillo, y tampoco había donde echarla. O quizás estaba muy retirado. Solo había un rótulo que decía: deposite la basura en su lugar.
Se regresó, y lo echó en la cartera de su mamá... ¡Qué ejemplo! ¿Y los adultos?
Otro día, un niño buscaba dónde depositar una bolsa, la mamá se la quitó y la tiró a la calle.
En la escuela aprenden, esa enseñanza la llevan al hogar, pero a veces se impone la falta de información o el “hábito ingenuo”, y también el autoritarismo: en la casa mandan el papá y la mamá.
Si queremos que aprendan a no tirar la basura, a bajar el volumen a la televisión, tenemos que comenzar a hacerlo los mayores, porque la conducta se va copiando. Si el papá tira la basura a la calle, si la quema o amontona, eso mismo harán sus hijos más tarde y el problema se sigue multiplicando. En cambio, si mantiene limpio, eso aprenderán.
Hace poco escuché por la radio algo que da vergüenza decirlo: como los camiones recolectores de basura no pasaban, cuando llovió, la sacaron a la calle, para que se la llevara la corriente. La primera vez que oí algo así, no lo creía.
Me decía una señora que el problema en algunos vecindarios no es sólo el ruido, sino que es tan complejo como el tema de la propiedad. Me contó que cuando llueve, pasa eso: algunos tiran la basura a la cuneta. ¿Por qué nadie hace nada? Junto a la educación debería ir la ley, pero ni se conoce.
Y cuántas personas dicen que pueden hacer lo que quieren, porque están en su propiedad.
Así, queman basura, acumulan hojas, tierra y calaches, que se convierten en criaderos de insectos y contaminan más el ambiente. Y no solo es por desconocimiento. También puede haber arrogancia, prepotencia. Algunos creen que porque son los temidos o los tradicionales del barrio, pueden hacer lo que quieren. Inclusive, llaman a la familia y a amigos, para que los acuerpen en contra del que reclama, como pasó con la señora que denunció a la vecina, porque le tiraba la basura al techo. Y al que no le guste que se vaya a una residencial exclusiva, como si la pobreza fuera consustancial con la suciedad. Más bien deberíamos alegrarnos cuando en nuestro entorno hay gente aseada o el vecino pinta su casa. La limpieza es salud y hace atractivo un lugar.
Hace falta mucho tiempo y dinero para invertir patrones de conducta y que nos comportemos decentemente. Por eso, no basta un mensaje esporádico, ni con el trabajo de la escuela. Se necesita hacer labor en la calle, de casa en casa, por caminos y carreteras, en los lugares de diversión, en el trabajo. Y también dar alternativas, de nada sirve una campaña, si no hay gasolina para los camiones ni recipientes para la basura. Y aplicar la ley.
¿Podremos cambiar los mayores? Creo que sí. Con campañas de educación variadas y sostenidas. Habrá que buscar alternativas para desaprender y formar nuevos hábitos. No con un solo artículo ni con caminatas que generan más consumo y basura, incluyendo mantas y pancartas volátiles. Sería mejor visitas casa a casa. Y que la educación ambiental también llegue a las empresas. Si los adultos están en el trabajo, no tendrán acceso a los mensajes de algunos medios. Si están fuera del sistema escolar, igual. Pero pueden estar al tanto en la oficina, con capacitaciones, conferencias, boletines. Las empresas e instituciones deberían promover no solo la limpieza de su sector sino incidir para que sus empleados lleven la buena costumbre a su hogar.
Hagamos lo que hacen las campañas publicitarias, introducen un nuevo producto hasta que su consumo se hace un hábito, y si decae, va otra campaña para rescatar la costumbre. Son mensajes bien concebidos según sus objetivos, con imágenes y sonidos que invitan a estar en esa onda, para crear un estado deseable. Además, se repiten por varios medios, hasta que el público meta sienta el deseo de estar así o ser así, como el caballero o la estrella del anuncio.
En educación ambiental hacemos un anuncito, un mensaje solo dirigido a todo mundo, por tanto a nadie; y luego viene el bombardeo del consumismo, principal responsable de la destrucción del medioambiente.
Quizás habrá que, junto con la campaña contra la basura, hacer otra en pro de la limpieza. Si destacamos lo bonito y saludable de algún lugar, lo ejemplar de una familia, una escuela, un barrio, una empresa, a lo mejor nos motiva más, porque como que estamos acostumbrados a la suciedad y a que nos digan cochinos; entonces no importa, así somos y qué, si no querés ver basura y humo, pues te vas a otro lugar donde nadie te moleste. Y si es extranjero el que se queja, que se vaya por donde vino.
Quizás podamos recibir con más entusiasmo una campaña así. Con mensajes y acciones que nos saquen de la apatía, del yoquepierdismo y nos creen una atmósfera de entusiasmo por tener una ciudad limpia y bonita. Así como nos desbordamos por el fútbol, por el Río San Juan, así podríamos hacerlo por nuestra ciudad. Demostrar nuestra soberanía cuando decidimos tener un país limpio. Cuando optamos por actividades y productos menos contaminantes. Y crear un estado deseable superior en cada uno: orgullo por ser un país educado, civilizado.
En fin, anclar la limpieza a salud, a prosperidad, y hacer de cada ciudad un lugar agradable, respetuoso y protector del medioambiente y los derechos humanos, donde se pueda vivir mejor, porque así lo queremos y así lo hacemos. Todos los sectores, no solo las autoridades.
http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/105510-cambiando-habitos-adultos
A veces, cuando hablamos de educación ambiental, pensamos en las escuelas o en brigadas de jóvenes. Y, hasta cierto punto, me parece razonable, pues a los mayores es difícil que la cabeza nos retoñe o que cambiemos las costumbres, porque el problema no es solo falta de información, sino un cambio de comportamiento.
En un hospital, un niño, cuando se terminó el refresco, buscó donde depositar la bolsa y no encontró recipiente. Fue al otro extremo del pasillo, y tampoco había donde echarla. O quizás estaba muy retirado. Solo había un rótulo que decía: deposite la basura en su lugar.
Se regresó, y lo echó en la cartera de su mamá... ¡Qué ejemplo! ¿Y los adultos?
Otro día, un niño buscaba dónde depositar una bolsa, la mamá se la quitó y la tiró a la calle.
En la escuela aprenden, esa enseñanza la llevan al hogar, pero a veces se impone la falta de información o el “hábito ingenuo”, y también el autoritarismo: en la casa mandan el papá y la mamá.
Si queremos que aprendan a no tirar la basura, a bajar el volumen a la televisión, tenemos que comenzar a hacerlo los mayores, porque la conducta se va copiando. Si el papá tira la basura a la calle, si la quema o amontona, eso mismo harán sus hijos más tarde y el problema se sigue multiplicando. En cambio, si mantiene limpio, eso aprenderán.
Hace poco escuché por la radio algo que da vergüenza decirlo: como los camiones recolectores de basura no pasaban, cuando llovió, la sacaron a la calle, para que se la llevara la corriente. La primera vez que oí algo así, no lo creía.
Me decía una señora que el problema en algunos vecindarios no es sólo el ruido, sino que es tan complejo como el tema de la propiedad. Me contó que cuando llueve, pasa eso: algunos tiran la basura a la cuneta. ¿Por qué nadie hace nada? Junto a la educación debería ir la ley, pero ni se conoce.
Y cuántas personas dicen que pueden hacer lo que quieren, porque están en su propiedad.
Así, queman basura, acumulan hojas, tierra y calaches, que se convierten en criaderos de insectos y contaminan más el ambiente. Y no solo es por desconocimiento. También puede haber arrogancia, prepotencia. Algunos creen que porque son los temidos o los tradicionales del barrio, pueden hacer lo que quieren. Inclusive, llaman a la familia y a amigos, para que los acuerpen en contra del que reclama, como pasó con la señora que denunció a la vecina, porque le tiraba la basura al techo. Y al que no le guste que se vaya a una residencial exclusiva, como si la pobreza fuera consustancial con la suciedad. Más bien deberíamos alegrarnos cuando en nuestro entorno hay gente aseada o el vecino pinta su casa. La limpieza es salud y hace atractivo un lugar.
Hace falta mucho tiempo y dinero para invertir patrones de conducta y que nos comportemos decentemente. Por eso, no basta un mensaje esporádico, ni con el trabajo de la escuela. Se necesita hacer labor en la calle, de casa en casa, por caminos y carreteras, en los lugares de diversión, en el trabajo. Y también dar alternativas, de nada sirve una campaña, si no hay gasolina para los camiones ni recipientes para la basura. Y aplicar la ley.
¿Podremos cambiar los mayores? Creo que sí. Con campañas de educación variadas y sostenidas. Habrá que buscar alternativas para desaprender y formar nuevos hábitos. No con un solo artículo ni con caminatas que generan más consumo y basura, incluyendo mantas y pancartas volátiles. Sería mejor visitas casa a casa. Y que la educación ambiental también llegue a las empresas. Si los adultos están en el trabajo, no tendrán acceso a los mensajes de algunos medios. Si están fuera del sistema escolar, igual. Pero pueden estar al tanto en la oficina, con capacitaciones, conferencias, boletines. Las empresas e instituciones deberían promover no solo la limpieza de su sector sino incidir para que sus empleados lleven la buena costumbre a su hogar.
Hagamos lo que hacen las campañas publicitarias, introducen un nuevo producto hasta que su consumo se hace un hábito, y si decae, va otra campaña para rescatar la costumbre. Son mensajes bien concebidos según sus objetivos, con imágenes y sonidos que invitan a estar en esa onda, para crear un estado deseable. Además, se repiten por varios medios, hasta que el público meta sienta el deseo de estar así o ser así, como el caballero o la estrella del anuncio.
En educación ambiental hacemos un anuncito, un mensaje solo dirigido a todo mundo, por tanto a nadie; y luego viene el bombardeo del consumismo, principal responsable de la destrucción del medioambiente.
Quizás habrá que, junto con la campaña contra la basura, hacer otra en pro de la limpieza. Si destacamos lo bonito y saludable de algún lugar, lo ejemplar de una familia, una escuela, un barrio, una empresa, a lo mejor nos motiva más, porque como que estamos acostumbrados a la suciedad y a que nos digan cochinos; entonces no importa, así somos y qué, si no querés ver basura y humo, pues te vas a otro lugar donde nadie te moleste. Y si es extranjero el que se queja, que se vaya por donde vino.
Quizás podamos recibir con más entusiasmo una campaña así. Con mensajes y acciones que nos saquen de la apatía, del yoquepierdismo y nos creen una atmósfera de entusiasmo por tener una ciudad limpia y bonita. Así como nos desbordamos por el fútbol, por el Río San Juan, así podríamos hacerlo por nuestra ciudad. Demostrar nuestra soberanía cuando decidimos tener un país limpio. Cuando optamos por actividades y productos menos contaminantes. Y crear un estado deseable superior en cada uno: orgullo por ser un país educado, civilizado.
En fin, anclar la limpieza a salud, a prosperidad, y hacer de cada ciudad un lugar agradable, respetuoso y protector del medioambiente y los derechos humanos, donde se pueda vivir mejor, porque así lo queremos y así lo hacemos. Todos los sectores, no solo las autoridades.
domingo, 24 de abril de 2011
16º Día Internacional de Conciencia sobre el Ruido
Doraldina Zeledón Úbeda
Estamos en año de elecciones. Los políticos deberían agregar en sus programas la problemática ambiental, incluido el ruido; pero si por la víspera se saca el día, nos espera una avalancha de altos decibeles. Ahora menos que las alcaldías y delegaciones de gobierno se sumen al Día Internacional de Conciencia sobre el Ruido, que se celebra el último miércoles de abril.
El año del ruido electoral comenzó, increíblemente, con la visita de los altoparlantes a los enfermos de algunos hospitales (END, 26 enero) donde, según la OMS y nuestro Código Penal, el máximo nivel sonoro en las salas debe ser de 30 decibeles. Y no deberían estar en zonas con saturación acústica ni a la orilla de avenidas. Ni permitir publicidad ambulante o estacionaria en sus alrededores.
Le siguió la violencia acústica promoviendo la paz en parques y rotondas. Y el ruido movilizado por las calles. También se sumó la “Fórmula de la Esperanza”, cuando presentó a su candidato a vicepresidente “Entre bombas, cohetes, morteros y banderas rojas…)” (END, 14 marzo). Y han criticado a los universitarios y a otros partidos... Lo peor está por venir, hay que preparar protectores auditivos. ¿Cuántas multas impondrá la Alcaldía de Managua, de acuerdo con su ordenanza de medioambiente?
Aquí eso no tiene importancia, ni siquiera para el Ministerio de Salud, el de medioambiente o educación. Peor cuando se cambian las funciones; y, en vez de educación ambiental y para la salud, se hace propaganda para el partido. Y no es sólo el gobierno central; también desde las alcaldías, mande quien mande. Debería prohibirse a los funcionarios no estar activos en su asociación política mientras ocupan cargos públicos.
Sabemos que es lo contrario. Poco a poco podríamos ir sumando para revertir las cosas. Lo primero es la educación, por eso son necesarias las efemérides ambientales; para hacer conciencia. Y parece que los medios van a la cabeza. Sería interesante que los partidos ese día no usen altoparlantes. ¿Y que tal si se sumaran al minuto de silencio que algunas organizaciones hacen en otros países? Así podrían escuchar, aunque sea un minuto. Y cómo me gustaría que un día al año no hubiese noticias sobre políticos.
Pero no sólo es el ruido electoral. En el hogar, en cada vecindario, en el trabajo, también lo podemos prevenir y controlar. Informarnos sobre sus efectos y nuestros derechos. Conocer las leyes, divulgarlas, cumplirlas y exigir su cumplimiento. Aquí van otras sugerencias, más las que usted agregue.
En el hogar y el vecindario:
• Cuando pasen las “baratas” con promesas (o las promesas baratas), cierre la puerta o use protectores auditivos, porque pasan una y otra vez, hasta saturar el ambiente y la paciencia.
• Controle el ruido en la propia vivienda: electrodomésticos, gritos, portazos. Evite ruidos en horas de sueño, descanso, estudio. Respetar el espacio de cada quien. También baje el volumen para que el vecino escuche la música de su preferencia.
• Cuando vaya a comprar o alquilar casa, revise el aislamiento acústico y el vecindario. Prevenir le puede ahorrar disgustos, dinero, estrés y enfermedades.
• Procure el aislamiento acústico de su vivienda, al menos cerrar huecos y hendijas para que no se propague el sonido. Es importante cerrar el espacio entre techo y pared, sobre todo si las viviendas están pegadas, de paso se asegura la privacidad. El cielorraso, además de atenuar el calor, mitiga el ruido. Hay técnicas y materiales para aislamiento acústico, bien conocidas por ingenieros y arquitectos.
•Cuando el vecino haga ruido, pídale que baje el volumen, si no lo hace, regálele una copia del artículo 534 del Código Penal. Y de la ordenanza municipal. Si continúa, denúncielo. Recuerde que cada vía (administrativa, penal, laboral, etc.) tiene su propio marco jurídico. El 534 es para lo penal. Y olvídese del artículo 9 de la Ley de Delitos Ambientales, que hace ratos está derogada. Solicite copia de ordenanzas, reglamentos, permisos (hay que pagar los costos). Haga la denuncia por escrito y déjese copia. Solicite, también por escrito, los informes de medición y resoluciones. Busque ayuda profesional, como cuando necesita un contrato o atenderse un dolor de muela. Recuerde que el ruido enferma.
• Haga gestiones a pie o en bicicleta. A veces vamos en vehículo a unas cuantas cuadras. Esto requiere mejorar la seguridad ciudadana, calles y señalización.
•No suene la bocina de su vehículo sin necesidad.
En el trabajo:
• Conocer las leyes de seguridad ocupacional y organizarse.
• Usar equipos de protección personal.
• Instalar señales preventivas.
• Tratamiento acústico a los aires acondicionados, máquinas, generadores de energía (los hospitales, por ejemplo), con soportes antivibratorios y aislamiento.
• Con Internet y las nuevas tecnologías, se puede incorporar el trabajo a distancia.
Además de no usar el vehículo, se ahorra tiempo. Hay tareas para las que no es necesario estar en la empresa. Pero asegure la relación y prestaciones laborales.
Para políticas públicas:
• Calles peatonales en centros recreativos y sectores comerciales.
• Mejorar el transporte público para que sea más utilizado y disminuir así el uso de vehículos privados o transporte selectivo. Mantenimiento de motor, carrocería y silenciador. Hay buses que hacen tanto ruido, que el estruendo se escucha desde lejos.
• Prohibir música estridente y radios en buses y taxis; que, además, es propicia para distraer a conductores y usuarios, lo que puede traer accidentes y asaltos.
• Apagar motor de vehículos cuando se estacionen.
• Controlar uso de alarmas y bocinas.
• No importar equipos ni vehículos usados ruidosos.
• Agregar el aislamiento acústico de viviendas en el Código de Construcción.
La Policía de Tránsito, el Ministerio de Transporte, alcaldías y cooperativas, tienen mucho por hacer.
Más en sitios Web: “Ruido, un problema en Nicaragua".
http://nica42.tripod.com/evfuturo
Estamos en año de elecciones. Los políticos deberían agregar en sus programas la problemática ambiental, incluido el ruido; pero si por la víspera se saca el día, nos espera una avalancha de altos decibeles. Ahora menos que las alcaldías y delegaciones de gobierno se sumen al Día Internacional de Conciencia sobre el Ruido, que se celebra el último miércoles de abril.
El año del ruido electoral comenzó, increíblemente, con la visita de los altoparlantes a los enfermos de algunos hospitales (END, 26 enero) donde, según la OMS y nuestro Código Penal, el máximo nivel sonoro en las salas debe ser de 30 decibeles. Y no deberían estar en zonas con saturación acústica ni a la orilla de avenidas. Ni permitir publicidad ambulante o estacionaria en sus alrededores.
Le siguió la violencia acústica promoviendo la paz en parques y rotondas. Y el ruido movilizado por las calles. También se sumó la “Fórmula de la Esperanza”, cuando presentó a su candidato a vicepresidente “Entre bombas, cohetes, morteros y banderas rojas…)” (END, 14 marzo). Y han criticado a los universitarios y a otros partidos... Lo peor está por venir, hay que preparar protectores auditivos. ¿Cuántas multas impondrá la Alcaldía de Managua, de acuerdo con su ordenanza de medioambiente?
Aquí eso no tiene importancia, ni siquiera para el Ministerio de Salud, el de medioambiente o educación. Peor cuando se cambian las funciones; y, en vez de educación ambiental y para la salud, se hace propaganda para el partido. Y no es sólo el gobierno central; también desde las alcaldías, mande quien mande. Debería prohibirse a los funcionarios no estar activos en su asociación política mientras ocupan cargos públicos.
Sabemos que es lo contrario. Poco a poco podríamos ir sumando para revertir las cosas. Lo primero es la educación, por eso son necesarias las efemérides ambientales; para hacer conciencia. Y parece que los medios van a la cabeza. Sería interesante que los partidos ese día no usen altoparlantes. ¿Y que tal si se sumaran al minuto de silencio que algunas organizaciones hacen en otros países? Así podrían escuchar, aunque sea un minuto. Y cómo me gustaría que un día al año no hubiese noticias sobre políticos.
Pero no sólo es el ruido electoral. En el hogar, en cada vecindario, en el trabajo, también lo podemos prevenir y controlar. Informarnos sobre sus efectos y nuestros derechos. Conocer las leyes, divulgarlas, cumplirlas y exigir su cumplimiento. Aquí van otras sugerencias, más las que usted agregue.
En el hogar y el vecindario:
• Cuando pasen las “baratas” con promesas (o las promesas baratas), cierre la puerta o use protectores auditivos, porque pasan una y otra vez, hasta saturar el ambiente y la paciencia.
• Controle el ruido en la propia vivienda: electrodomésticos, gritos, portazos. Evite ruidos en horas de sueño, descanso, estudio. Respetar el espacio de cada quien. También baje el volumen para que el vecino escuche la música de su preferencia.
• Cuando vaya a comprar o alquilar casa, revise el aislamiento acústico y el vecindario. Prevenir le puede ahorrar disgustos, dinero, estrés y enfermedades.
• Procure el aislamiento acústico de su vivienda, al menos cerrar huecos y hendijas para que no se propague el sonido. Es importante cerrar el espacio entre techo y pared, sobre todo si las viviendas están pegadas, de paso se asegura la privacidad. El cielorraso, además de atenuar el calor, mitiga el ruido. Hay técnicas y materiales para aislamiento acústico, bien conocidas por ingenieros y arquitectos.
•Cuando el vecino haga ruido, pídale que baje el volumen, si no lo hace, regálele una copia del artículo 534 del Código Penal. Y de la ordenanza municipal. Si continúa, denúncielo. Recuerde que cada vía (administrativa, penal, laboral, etc.) tiene su propio marco jurídico. El 534 es para lo penal. Y olvídese del artículo 9 de la Ley de Delitos Ambientales, que hace ratos está derogada. Solicite copia de ordenanzas, reglamentos, permisos (hay que pagar los costos). Haga la denuncia por escrito y déjese copia. Solicite, también por escrito, los informes de medición y resoluciones. Busque ayuda profesional, como cuando necesita un contrato o atenderse un dolor de muela. Recuerde que el ruido enferma.
• Haga gestiones a pie o en bicicleta. A veces vamos en vehículo a unas cuantas cuadras. Esto requiere mejorar la seguridad ciudadana, calles y señalización.
•No suene la bocina de su vehículo sin necesidad.
En el trabajo:
• Conocer las leyes de seguridad ocupacional y organizarse.
• Usar equipos de protección personal.
• Instalar señales preventivas.
• Tratamiento acústico a los aires acondicionados, máquinas, generadores de energía (los hospitales, por ejemplo), con soportes antivibratorios y aislamiento.
• Con Internet y las nuevas tecnologías, se puede incorporar el trabajo a distancia.
Además de no usar el vehículo, se ahorra tiempo. Hay tareas para las que no es necesario estar en la empresa. Pero asegure la relación y prestaciones laborales.
Para políticas públicas:
• Calles peatonales en centros recreativos y sectores comerciales.
• Mejorar el transporte público para que sea más utilizado y disminuir así el uso de vehículos privados o transporte selectivo. Mantenimiento de motor, carrocería y silenciador. Hay buses que hacen tanto ruido, que el estruendo se escucha desde lejos.
• Prohibir música estridente y radios en buses y taxis; que, además, es propicia para distraer a conductores y usuarios, lo que puede traer accidentes y asaltos.
• Apagar motor de vehículos cuando se estacionen.
• Controlar uso de alarmas y bocinas.
• No importar equipos ni vehículos usados ruidosos.
• Agregar el aislamiento acústico de viviendas en el Código de Construcción.
La Policía de Tránsito, el Ministerio de Transporte, alcaldías y cooperativas, tienen mucho por hacer.
Más en sitios Web: “Ruido, un problema en Nicaragua".
http://nica42.tripod.com/evfuturo
jueves, 21 de abril de 2011
Por los Caminos del silencio del padre Pallais
Doraldina Zeledón Úbeda
Generalmente cargo un libro para espantar mis males y malos pensamientos. Y para aprovechar el tiempo cuando viajo o cuando paso horas y días esperando resoluciones mediante trámites rápidos. Ahora le tocó el turno a Caminos, del padre y poeta Azarías H. Pallais (León, 1884-1954). Lo comencé en una oficina. Para terminarlo me lo llevé de viaje a Estelí, por si acaso en el bus se podía leer. Lo disfruté un rato, a pesar de la música con muy mal sonido. Luego vino la película de boxeo, karate y ruido que el chofer eligió para confort de sus clientes; que, en su mayoría, iban conversando, hablando por teléfono, queriendo dormir o escuchando su propia música desde un reproductor personal. Ya no pude leer más.
Como me dejó motivada, tras regresar a Managua, me lo comencé de nuevo. Me atrapó con sus colores, sonidos, armonías, metáforas, y sentí un ritmo y un encanto que me apresuró mi ritmo de lectura. Me refrescó el espíritu con los caminos lavados por la lluvia y, en la última parte, “Yo soy el camino”, me recordó que estaba en Semana Santa, cuando el ruido se va de la ciudad, que ojalá se convirtiera en “Una ciudad lavada, sin polvo, nuevecita, / donde reza el aseo su plegaria bendita.” En silencio, con palmas y burritos. Y sin pólvora ni parlantes.
Azarías H. Pallais me había interesado por el poema “Entierro de pobre”, o al menos fue lo que me motivó a saber más sobre él. Pensaba que su poesía estaba relacionada más con la caridad, con los pobres, con las injusticias y con asuntos religiosos. A medida que leía me di cuenta de que es eso y más: cuando avanzaba por sus Caminos, sucedió lo que tenía que suceder: en los caminos, y más en los que él describe, o más bien pinta y musicaliza, es lógico encontrarse con animales y plantas, y con la tranquilidad del campo. Ahora mi interés se multiplicó. Y “envueltos en profundo silencio, los caminos / nos inician en todos los secretos divinos.”
En casi todos los poemas está el silencio, inclusive uno lleva por título “Nuestro hermano el silencio”. El libro está compuesto de varias partes o caminos: los caminos después de la lluvia, los de las mañanitas inocentes, los soleados del mediodía, los del crepúsculo, lo no tan inocentes caminos de la noche; por último, “Yo soy el camino”. “Y todos los caminos ofrecen lo mejor, /cada cual a su modo su predilecta flor:”
Sus temas se van entremezclando y reiterando. Son como enredaderas tejiendo los caminos con una serie de bellas imágenes; “¡Silencio de los cielos, por la estrella dormida, / se empapan de silencio las rosas de mi vida!”. Y en ellos se juntan las diferentes sensaciones: hay “luces auditivas y músicas visuales”, color en los sonidos, sonido en los colores: “!Rumor de la hoja verde, silencioso rumor, / no hay cosa en este mundo que tenga mejor voz!” Y Todas las manifestaciones de la naturaleza hablan, callan, sienten: las estrellas tienen “voz callada” y hay silencio en la floración: “La tierra es un silencio de rama florecida”. Y las aves cantan en silencio: “De todas esas voces, yo prefiero el sonido / del ave que en sus notas prefiere no hacer ruido.”
Si existe un San Francisco de Asís que habla con la naturaleza, los nicaragüenses tenemos a un padre Pallais que le canta en silencio. No con altoparlantes, como en las ferias de medioambiente y de turismo ecológico. Nos dice: “El blasfemo de enfrente, burgués, cuerdo, sensato, /de Letras y de Ciencias, habla con aparato / Solemne, tan solemne, que pienso, con tristeza, / lástima que no sea verdad tanta belleza”.
Y no sólo nos habla de los caminos lavados por la lluvia, también de los caminos ensuciados por la sociedad: “Pasen los charlatanes con sus gritos ruidosos, / Yo riego mi Evangelio sobre los silenciosos.” “Y viendo los detalles del paisaje inocente, /me olvido de las burlas amargas de la gente”. O, “Que se hunda el mentiroso, que muera el opresor, / Que venga a nos tu Reino de Justicia y Amor.” Y como en todos los tiempos las leyes son para violarlas, nos recuerda que “En el poder, los hombres se burlan de las leyes”.
Con esta obra, estrella silenciosa, si se quiere comprender, hay para rato; sus menciones a lugares, culturas, escritores, poetas, pintores, etc. necesitan una lectura profunda, investigativa. Aún así, leído con la rapidez de las “mariposas explosivas”, me dejó un dulce sabor. Pienso que el padre Pallais debería ser más conocido, más estudiado, más difundido.
¡ Y “Ahora, que la estrella me da su luz callada, / del ruido de este mundo no quiero saber nada.” !
18 abril 2011.
Generalmente cargo un libro para espantar mis males y malos pensamientos. Y para aprovechar el tiempo cuando viajo o cuando paso horas y días esperando resoluciones mediante trámites rápidos. Ahora le tocó el turno a Caminos, del padre y poeta Azarías H. Pallais (León, 1884-1954). Lo comencé en una oficina. Para terminarlo me lo llevé de viaje a Estelí, por si acaso en el bus se podía leer. Lo disfruté un rato, a pesar de la música con muy mal sonido. Luego vino la película de boxeo, karate y ruido que el chofer eligió para confort de sus clientes; que, en su mayoría, iban conversando, hablando por teléfono, queriendo dormir o escuchando su propia música desde un reproductor personal. Ya no pude leer más.
Como me dejó motivada, tras regresar a Managua, me lo comencé de nuevo. Me atrapó con sus colores, sonidos, armonías, metáforas, y sentí un ritmo y un encanto que me apresuró mi ritmo de lectura. Me refrescó el espíritu con los caminos lavados por la lluvia y, en la última parte, “Yo soy el camino”, me recordó que estaba en Semana Santa, cuando el ruido se va de la ciudad, que ojalá se convirtiera en “Una ciudad lavada, sin polvo, nuevecita, / donde reza el aseo su plegaria bendita.” En silencio, con palmas y burritos. Y sin pólvora ni parlantes.
Azarías H. Pallais me había interesado por el poema “Entierro de pobre”, o al menos fue lo que me motivó a saber más sobre él. Pensaba que su poesía estaba relacionada más con la caridad, con los pobres, con las injusticias y con asuntos religiosos. A medida que leía me di cuenta de que es eso y más: cuando avanzaba por sus Caminos, sucedió lo que tenía que suceder: en los caminos, y más en los que él describe, o más bien pinta y musicaliza, es lógico encontrarse con animales y plantas, y con la tranquilidad del campo. Ahora mi interés se multiplicó. Y “envueltos en profundo silencio, los caminos / nos inician en todos los secretos divinos.”
En casi todos los poemas está el silencio, inclusive uno lleva por título “Nuestro hermano el silencio”. El libro está compuesto de varias partes o caminos: los caminos después de la lluvia, los de las mañanitas inocentes, los soleados del mediodía, los del crepúsculo, lo no tan inocentes caminos de la noche; por último, “Yo soy el camino”. “Y todos los caminos ofrecen lo mejor, /cada cual a su modo su predilecta flor:”
Sus temas se van entremezclando y reiterando. Son como enredaderas tejiendo los caminos con una serie de bellas imágenes; “¡Silencio de los cielos, por la estrella dormida, / se empapan de silencio las rosas de mi vida!”. Y en ellos se juntan las diferentes sensaciones: hay “luces auditivas y músicas visuales”, color en los sonidos, sonido en los colores: “!Rumor de la hoja verde, silencioso rumor, / no hay cosa en este mundo que tenga mejor voz!” Y Todas las manifestaciones de la naturaleza hablan, callan, sienten: las estrellas tienen “voz callada” y hay silencio en la floración: “La tierra es un silencio de rama florecida”. Y las aves cantan en silencio: “De todas esas voces, yo prefiero el sonido / del ave que en sus notas prefiere no hacer ruido.”
Si existe un San Francisco de Asís que habla con la naturaleza, los nicaragüenses tenemos a un padre Pallais que le canta en silencio. No con altoparlantes, como en las ferias de medioambiente y de turismo ecológico. Nos dice: “El blasfemo de enfrente, burgués, cuerdo, sensato, /de Letras y de Ciencias, habla con aparato / Solemne, tan solemne, que pienso, con tristeza, / lástima que no sea verdad tanta belleza”.
Y no sólo nos habla de los caminos lavados por la lluvia, también de los caminos ensuciados por la sociedad: “Pasen los charlatanes con sus gritos ruidosos, / Yo riego mi Evangelio sobre los silenciosos.” “Y viendo los detalles del paisaje inocente, /me olvido de las burlas amargas de la gente”. O, “Que se hunda el mentiroso, que muera el opresor, / Que venga a nos tu Reino de Justicia y Amor.” Y como en todos los tiempos las leyes son para violarlas, nos recuerda que “En el poder, los hombres se burlan de las leyes”.
Con esta obra, estrella silenciosa, si se quiere comprender, hay para rato; sus menciones a lugares, culturas, escritores, poetas, pintores, etc. necesitan una lectura profunda, investigativa. Aún así, leído con la rapidez de las “mariposas explosivas”, me dejó un dulce sabor. Pienso que el padre Pallais debería ser más conocido, más estudiado, más difundido.
¡ Y “Ahora, que la estrella me da su luz callada, / del ruido de este mundo no quiero saber nada.” !
18 abril 2011.
sábado, 26 de febrero de 2011
Campaña electoral y contaminación ambiental
Doraldina Zeledón Úbeda
Madre, que dar pudiste de tu vientre pequeño
tantas rubias bellezas y tropical tesoro,
tanto lago de azures, tanta rosa de oro,
tanta paloma dulce, tanto tigre zahareño.
Yo te ofrezco el acero en que forjé mi empeño,
la caja de armonía que guarda mi tesoro,
la peaña de diamantes del ídolo que adoro
y te ofrezco mi esfuerzo, y mi nombre y mi sueño.
“Nicaragua”, Rubén Darío (1889).
Ríos sin agua, bosques sin árboles, fauna sin aves ni “tigre zahareño”; urbanismo sin urbanización, terrenos sin suelo, lagunas-basureros, descanso sin tranquilidad, niños sin futuro: sucios, desnutridos, enfermos. Todo producto de los problemas ambientales originados por la misma humanidad: contaminación de ríos que hacen escasear el agua, incendios sin planes de prevención, tala incontrolada de bosques; consumismo y falta de educación que aumentan el problema de la basura y el agotamiento de los recursos naturales; el ruido que no nos importa; la emisión de gases de los vehículos que contamina y calienta la atmósfera; en fin, la muerte de los “lagos azures”, el deterioro de ecosistemas y paisajes, pérdida del “tropical tesoro”, de la biodiversidad gracias a la cual vivimos y que Darío cantara hace más de un siglo, pero que si viniera, no encontraría.
Son estos algunos de los problemas ambientales en el país y en cada municipio, además de la pobreza, debido a la injusta distribución de la riqueza que Dios le dio a Nicaragua, pero que no hemos sabido valorar ni compartir.
Todas las áreas de la gestión deberían contemplar la dimensión ambiental: en la ordenación del territorio, en la construcción, en el transporte, en el comercio, en la educación. El medioambiente debería ser parte de los planes y programas, y por ende de los presupuestos, porque si dicen que defienden el medio ambiente, pero no contemplan una partida financiera, no harán mucho. También se debe integrar en las relaciones internacionales, para adquirir recursos, económicos, técnicos, profesionales, etc.
El trabajo por el medioambiente tenemos que tomarlo más en serio, no sólo las autoridades, todos tenemos la obligación, no podemos seguir contaminando y destruyendo los recursos naturales. Ni quejándonos por la falta de agua, del calor o del ruido, tenemos que actuar conjuntamente con las autoridades. Si cada persona aporta en la medida de sus posibilidades, si no esperamos a que nos resuelvan todos los problemas sin mover un dedo, la sociedad sería otra. Hay municipios muy laboriosos, de los cuales emana vida, dinamismo y hasta orgullo, que si se lo proponen, arrancarían de verdad, sin estar esperando que el país arranque sobre la base de discursos y pactos. Y corrupción sobre corrupción. Pero se necesita líderes, autoridades que no defrauden al pueblo. Y se necesita ciudadanos y ciudadanas que, como Rubén Darío, cada quien en su dimensión, le digan a su terruño: “y te ofrezco mi esfuerzo, y mi nombre y mi sueño”.
Estamos en período de elecciones. Seguramente cada candidato habrá integrado a su programa la defensa del medioambiente. Ahora que comiencen, desmenucemos los programas, veamos cuál es la realidad o si sólo serán parte de los discursos. Analicemos a los candidatos y candidatas, cuál ha sido su compromiso por el medioambiente y su grado de credibilidad. Entonces, nuestro voto sería por el programa que más defienda el medioambiente y por el candidato más creíble.
Y si el medioambiente sigue siendo la cenicienta, entonces, deberíamos hacer un listado de los problemas ambientales y las estrategias para enfrentarlos, y aportar sugerencias para que los candidatos las integren en sus programas. Por ejemplo, incluir planes contra incendios, para estar preparados y que las llamas no se lleven nuestros pinos, y no seguir apagando el fuego con las ramas de los mismos árboles. Proyectos de educación ambiental, no sólo en las escuelas, ni sólo relacionados con la siembra de árboles o recogida de basura, sino programas integrales relacionados con las diferentes áreas del medioambiente; y no como una asignatura que haya que aprobar, sino para formar hábitos y valores, para sensibilizarnos y actuar con responsabilidad en el medio y por el medio. Y aplicar la Ley. Incentivos para las personas y organizaciones que trabajan por el medioambiente, como lo contempla la Ley 217. Reforestación. Iniciativas de leyes, por ejemplo para un sistema de reducción y gestión de residuos y no quedarnos sólo en recoger la basura y trasladar el problema a otro lugar, es como quitar la basura del frente de la casa y llevarla al patio, para que no se vea. O la ley de ruido, o cumplir la ley de costas, para que el turismo desordenado no siga comiéndose la tranquilidad que buscan los turistas o los pedacitos de costa que aún quedan, como en San Juan del Sur.
Tantos problemas ambientales, tantas acciones por realizar. Las elecciones deberían ser un reto para mejorar la calidad de vida de todos, mejorando el medio ambiente. Veamos qué ofrecen. Y digámosles: “mi voto es ecológico”. Pero no basta el voto, hay que darles seguimiento y apoyarlos. ¿Y si no cumplen?, ¡a botarlos!
Mayo, 2004, año de elecciones municipales. Editado febrero 2011, año de elecciones nacinales.
http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/28219
24 de MAYO de 2004 Hora local 09:14 A.M. | Managua, Nicaragua
Madre, que dar pudiste de tu vientre pequeño
tantas rubias bellezas y tropical tesoro,
tanto lago de azures, tanta rosa de oro,
tanta paloma dulce, tanto tigre zahareño.
Yo te ofrezco el acero en que forjé mi empeño,
la caja de armonía que guarda mi tesoro,
la peaña de diamantes del ídolo que adoro
y te ofrezco mi esfuerzo, y mi nombre y mi sueño.
“Nicaragua”, Rubén Darío (1889).
Ríos sin agua, bosques sin árboles, fauna sin aves ni “tigre zahareño”; urbanismo sin urbanización, terrenos sin suelo, lagunas-basureros, descanso sin tranquilidad, niños sin futuro: sucios, desnutridos, enfermos. Todo producto de los problemas ambientales originados por la misma humanidad: contaminación de ríos que hacen escasear el agua, incendios sin planes de prevención, tala incontrolada de bosques; consumismo y falta de educación que aumentan el problema de la basura y el agotamiento de los recursos naturales; el ruido que no nos importa; la emisión de gases de los vehículos que contamina y calienta la atmósfera; en fin, la muerte de los “lagos azures”, el deterioro de ecosistemas y paisajes, pérdida del “tropical tesoro”, de la biodiversidad gracias a la cual vivimos y que Darío cantara hace más de un siglo, pero que si viniera, no encontraría.
Son estos algunos de los problemas ambientales en el país y en cada municipio, además de la pobreza, debido a la injusta distribución de la riqueza que Dios le dio a Nicaragua, pero que no hemos sabido valorar ni compartir.
Todas las áreas de la gestión deberían contemplar la dimensión ambiental: en la ordenación del territorio, en la construcción, en el transporte, en el comercio, en la educación. El medioambiente debería ser parte de los planes y programas, y por ende de los presupuestos, porque si dicen que defienden el medio ambiente, pero no contemplan una partida financiera, no harán mucho. También se debe integrar en las relaciones internacionales, para adquirir recursos, económicos, técnicos, profesionales, etc.
El trabajo por el medioambiente tenemos que tomarlo más en serio, no sólo las autoridades, todos tenemos la obligación, no podemos seguir contaminando y destruyendo los recursos naturales. Ni quejándonos por la falta de agua, del calor o del ruido, tenemos que actuar conjuntamente con las autoridades. Si cada persona aporta en la medida de sus posibilidades, si no esperamos a que nos resuelvan todos los problemas sin mover un dedo, la sociedad sería otra. Hay municipios muy laboriosos, de los cuales emana vida, dinamismo y hasta orgullo, que si se lo proponen, arrancarían de verdad, sin estar esperando que el país arranque sobre la base de discursos y pactos. Y corrupción sobre corrupción. Pero se necesita líderes, autoridades que no defrauden al pueblo. Y se necesita ciudadanos y ciudadanas que, como Rubén Darío, cada quien en su dimensión, le digan a su terruño: “y te ofrezco mi esfuerzo, y mi nombre y mi sueño”.
Estamos en período de elecciones. Seguramente cada candidato habrá integrado a su programa la defensa del medioambiente. Ahora que comiencen, desmenucemos los programas, veamos cuál es la realidad o si sólo serán parte de los discursos. Analicemos a los candidatos y candidatas, cuál ha sido su compromiso por el medioambiente y su grado de credibilidad. Entonces, nuestro voto sería por el programa que más defienda el medioambiente y por el candidato más creíble.
Y si el medioambiente sigue siendo la cenicienta, entonces, deberíamos hacer un listado de los problemas ambientales y las estrategias para enfrentarlos, y aportar sugerencias para que los candidatos las integren en sus programas. Por ejemplo, incluir planes contra incendios, para estar preparados y que las llamas no se lleven nuestros pinos, y no seguir apagando el fuego con las ramas de los mismos árboles. Proyectos de educación ambiental, no sólo en las escuelas, ni sólo relacionados con la siembra de árboles o recogida de basura, sino programas integrales relacionados con las diferentes áreas del medioambiente; y no como una asignatura que haya que aprobar, sino para formar hábitos y valores, para sensibilizarnos y actuar con responsabilidad en el medio y por el medio. Y aplicar la Ley. Incentivos para las personas y organizaciones que trabajan por el medioambiente, como lo contempla la Ley 217. Reforestación. Iniciativas de leyes, por ejemplo para un sistema de reducción y gestión de residuos y no quedarnos sólo en recoger la basura y trasladar el problema a otro lugar, es como quitar la basura del frente de la casa y llevarla al patio, para que no se vea. O la ley de ruido, o cumplir la ley de costas, para que el turismo desordenado no siga comiéndose la tranquilidad que buscan los turistas o los pedacitos de costa que aún quedan, como en San Juan del Sur.
Tantos problemas ambientales, tantas acciones por realizar. Las elecciones deberían ser un reto para mejorar la calidad de vida de todos, mejorando el medio ambiente. Veamos qué ofrecen. Y digámosles: “mi voto es ecológico”. Pero no basta el voto, hay que darles seguimiento y apoyarlos. ¿Y si no cumplen?, ¡a botarlos!
Mayo, 2004, año de elecciones municipales. Editado febrero 2011, año de elecciones nacinales.
http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/28219
24 de MAYO de 2004 Hora local 09:14 A.M. | Managua, Nicaragua
Quien contamina paga
Doraldina Zeledón Úbeda
“Quien contamina paga” es un principio internacional del Derecho Ambiental. Significa que las empresas, instituciones, organizaciones, partidos políticos, países y personas que contaminan deben asumir los costos que implica esa contaminación. Se debe evitar que las víctimas, el Estado o la sociedad asuman los costos por los efectos adversos de sus actividades sobre el medio ambiente y las personas.
Después de las elecciones, las alcaldías están limpiando o buscando cómo limpiar la basura que deja la campaña. Algunos alcaldes han dicho que los partidos políticos es difícil que paguen y que solicitarán apoyo al Consejo Supremo Electoral para que les ayude: de lo que corresponde rembolsar a cada partido en concepto de gastos en la campaña, que se le retenga lo concerniente a la limpieza de la basura electoral.
Hay dos situaciones, en primer lugar, debería estar establecido en la Ley Electoral; segundo, si se paga por esta vía, sería el pueblo quien pague con sus impuestos, y no quien contamina. Pero al menos que no se les regrese lo que significa el desmontaje; sin embargo, el costo en recursos, y el costo que significa para el medioambiente toda esta basura, seguirá sin pagarse.
Quienes deberían pagar son los partidos políticos y las agencias de publicidad. El presupuesto de las campañas debería incluir el desmontaje. Pero como esto tampoco arregla el problema ambiental y de gastos, debería establecerse un costo máximo para las campañas. Y no sólo para asumir la descontaminación, debe establecerse una cantidad máxima de soportes publicitarios. Se debe cuantificar todo, por varias razones: evitar la contaminación con la propia campaña, evitar que el pueblo pague el desmontaje; minimizar la producción de residuos; ahorrar recursos. Porque no es ético que mientras haya tanta pobreza se gaste tanto en promesas (alguien dirá que soy ingenua al pensar en ética electoral, pero a lo mejor sí es válido, si se reconcilia la necesidad con el derroche). Y es injusto que cerca de un ranchito a oscuras en la carretera haya un gran rótulo iluminado y a todo color; que por todas las calles haya mantas publicitarias, mientras por todas las calles y campos andan personas con trapos rotos. Es una burla que mientras en el Hospital Materno Infantil Fernando Vélez Paiz haga falta un rótulo para pedir a los conductores que no suenen la bocina, haya cientos de mensajes electorales ofreciendo salud y besando niños y niñas. Es triste que mientras se gasta tanto en las campañas, haya estudiantes que no tienen cuadernos, ya no digamos los que ni siquiera tienen acceso a la escuela. Bueno, podría todo esto ser aceptable si gracias a tanta publicidad, las personas no olvidan las promesas de todos los partidos y exigen para que se hagan realidad con el actuar de todos los electos.
Pero “quien contamina paga” no se refiere sólo a los políticos. Incumbe a todo el que contamina. Por ejemplo, ante los malos olores o los gases emanados por una fábrica, o los residuos que pudren las aguas y el aire, como en el valle de Sébaco, la gente tiene que gastar en recuperar su salud. Ante el ruido de un restaurante, una discoteca, una fábrica, las víctimas, si pueden, tienen que aislar sus viviendas para evitar la inmisión sonora y gastar en medicina debido a los efectos que sufren, pero quien debe asumir todos esos gastos es la empresa que contamina. Dice la Organización Mundial de la Salud que “los responsables de la fuente de ruido deben asumir los costos totales asociados con la contaminación sonora (incluido el monitoreo, manejo, reducción y supervisión)”.
Hay que enfatizar que el principio “quien contamina paga” no se refiere sólo a indemnizar o a mitigar los daños al medioambiente, sino a invertir para evitar la contaminación. No significa que voy a contaminar y luego voy a pagar, sino evitar la contaminación pagando para implementar medidas preventivas; de ahí que los principios del Derecho Ambiental van concatenados: junto a quien contamina paga tenemos los principios de prevención y precaución.
Para asegurar que las empresas indemnicen, hay muchos instrumentos, como el seguro ecológico. Un requisito para cada partido debería ser este seguro no sólo para desmontar la campaña, sino para indemnizar a quienes fueron afectados, por ejemplo, los controlistas de los estruendosos equipos de sonido.
Ojalá que para las futuras campañas los partidos políticos ya tengan seguro ecológico, para que las alcaldías, vale decir el pueblo, no asuman el desmontaje de la basura electoral. Esto debería ser para todas las empresas, instituciones y organizaciones contaminantes.
Managua, Nicaragua - Miércoles 29 de Noviembre de 2006 - Edición 9446
http://impreso.elnuevodiario.com.ni/2006/11/29/opinion/35085
“Quien contamina paga” es un principio internacional del Derecho Ambiental. Significa que las empresas, instituciones, organizaciones, partidos políticos, países y personas que contaminan deben asumir los costos que implica esa contaminación. Se debe evitar que las víctimas, el Estado o la sociedad asuman los costos por los efectos adversos de sus actividades sobre el medio ambiente y las personas.
Después de las elecciones, las alcaldías están limpiando o buscando cómo limpiar la basura que deja la campaña. Algunos alcaldes han dicho que los partidos políticos es difícil que paguen y que solicitarán apoyo al Consejo Supremo Electoral para que les ayude: de lo que corresponde rembolsar a cada partido en concepto de gastos en la campaña, que se le retenga lo concerniente a la limpieza de la basura electoral.
Hay dos situaciones, en primer lugar, debería estar establecido en la Ley Electoral; segundo, si se paga por esta vía, sería el pueblo quien pague con sus impuestos, y no quien contamina. Pero al menos que no se les regrese lo que significa el desmontaje; sin embargo, el costo en recursos, y el costo que significa para el medioambiente toda esta basura, seguirá sin pagarse.
Quienes deberían pagar son los partidos políticos y las agencias de publicidad. El presupuesto de las campañas debería incluir el desmontaje. Pero como esto tampoco arregla el problema ambiental y de gastos, debería establecerse un costo máximo para las campañas. Y no sólo para asumir la descontaminación, debe establecerse una cantidad máxima de soportes publicitarios. Se debe cuantificar todo, por varias razones: evitar la contaminación con la propia campaña, evitar que el pueblo pague el desmontaje; minimizar la producción de residuos; ahorrar recursos. Porque no es ético que mientras haya tanta pobreza se gaste tanto en promesas (alguien dirá que soy ingenua al pensar en ética electoral, pero a lo mejor sí es válido, si se reconcilia la necesidad con el derroche). Y es injusto que cerca de un ranchito a oscuras en la carretera haya un gran rótulo iluminado y a todo color; que por todas las calles haya mantas publicitarias, mientras por todas las calles y campos andan personas con trapos rotos. Es una burla que mientras en el Hospital Materno Infantil Fernando Vélez Paiz haga falta un rótulo para pedir a los conductores que no suenen la bocina, haya cientos de mensajes electorales ofreciendo salud y besando niños y niñas. Es triste que mientras se gasta tanto en las campañas, haya estudiantes que no tienen cuadernos, ya no digamos los que ni siquiera tienen acceso a la escuela. Bueno, podría todo esto ser aceptable si gracias a tanta publicidad, las personas no olvidan las promesas de todos los partidos y exigen para que se hagan realidad con el actuar de todos los electos.
Pero “quien contamina paga” no se refiere sólo a los políticos. Incumbe a todo el que contamina. Por ejemplo, ante los malos olores o los gases emanados por una fábrica, o los residuos que pudren las aguas y el aire, como en el valle de Sébaco, la gente tiene que gastar en recuperar su salud. Ante el ruido de un restaurante, una discoteca, una fábrica, las víctimas, si pueden, tienen que aislar sus viviendas para evitar la inmisión sonora y gastar en medicina debido a los efectos que sufren, pero quien debe asumir todos esos gastos es la empresa que contamina. Dice la Organización Mundial de la Salud que “los responsables de la fuente de ruido deben asumir los costos totales asociados con la contaminación sonora (incluido el monitoreo, manejo, reducción y supervisión)”.
Hay que enfatizar que el principio “quien contamina paga” no se refiere sólo a indemnizar o a mitigar los daños al medioambiente, sino a invertir para evitar la contaminación. No significa que voy a contaminar y luego voy a pagar, sino evitar la contaminación pagando para implementar medidas preventivas; de ahí que los principios del Derecho Ambiental van concatenados: junto a quien contamina paga tenemos los principios de prevención y precaución.
Para asegurar que las empresas indemnicen, hay muchos instrumentos, como el seguro ecológico. Un requisito para cada partido debería ser este seguro no sólo para desmontar la campaña, sino para indemnizar a quienes fueron afectados, por ejemplo, los controlistas de los estruendosos equipos de sonido.
Ojalá que para las futuras campañas los partidos políticos ya tengan seguro ecológico, para que las alcaldías, vale decir el pueblo, no asuman el desmontaje de la basura electoral. Esto debería ser para todas las empresas, instituciones y organizaciones contaminantes.
Managua, Nicaragua - Miércoles 29 de Noviembre de 2006 - Edición 9446
http://impreso.elnuevodiario.com.ni/2006/11/29/opinion/35085
jueves, 6 de enero de 2011
Sistema de salud: “¿por qué tiene que ser el único?”
Doraldina Zeledón Úbeda
END - 19:37 - 05/01/2011
http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/91734
“Patch Adams” es la película basada en la historia del médico Hunter Adams. Después del suicidio de su tío, se internó en un psiquiátrico porque también él trató de hacerlo. Lo ubicaron con Rudy, quien tenía miedo a las ardillas que supuestamente invadían la habitación. En lugar de enojarse o pedirle que se callara, lo invitó a que jugaran a matarlas. Logró que pasara feliz y dejara el miedo. En una sesión con el doctor y otros internos, consiguió que éstos disfrutaran del encuentro. Se convenció de que era fácil comunicarse con los demás y ayudarles a mejorar su salud, mientras observaba que los médicos ni siquiera veían a los pacientes cuando hablaban con ellos. Un científico internado le enseñó a “ver lo que los otros no ven, lo que deciden no ver”. Y así, Patch “volvería a encontrar el buen camino, en el lugar más inesperado”.
Decidió salirse del hospital para estudiar medicina, convencido de las carencias del sistema. En la Facultad comienza a cuestionar esquemas y a querer cambiar la indiferencia, la fría relación profesional, por una relación de amor con los pacientes, especialmente mediante la comunicación, incluido el humor. De ahí, el “Médico de la Risa”. Yo diría, el médico comunicador, el médico del amor, aunque por sus conceptos, esto sería redundante.
Patch le da mucha importancia al acto de escuchar. Dice que su tío lo escuchaba, que le ayudaba. Luego él ayuda a los pacientes. “Haciendo algo tan sencillo, como es escuchar, lo que lo convierte en médico”. Consigue el apoyo de las enfermeras que le permiten entrar a las salas a escondidas del Director. También logra ser el mejor alumno. Y su estudioso compañero de habitación, que no creía en sus ideas, le pide ayuda: “sé todo lo necesario, pero no puedo hacerla que coma, tú tienes ese don”.
Cuestiona que a los hospitalizados los llamen por números. Cuando el profesor pregunta si tienen dudas, Patch interroga: “¿cómo se llama la paciente?” Y es aleccionadora su respuesta al Director de la Escuela, quien sí lo comprende, pero le dice: “el sistema es lo que es y es lo que tenemos”. Él le contesta: “¿Por qué tiene que ser el único? ¿Por qué no cambiarlo?” Y demuestra que se puede transformar, cambiando los paradigmas.
Para el Decano los médicos no se deben rebajar hasta los pacientes, porque destruyen la objetividad. Lo censura por pretender modificar las normas, producto de siglos de experiencia. Inclusive le critica ser “demasiado feliz”: si quiere ser payaso, váyase a un circo, los enfermos no buscan un payaso o un amigo, necesitan un médico. Patch afirma que en el psiquiátrico quienes le ayudaron fueron sus compañeros, no los médicos. Y cuando decide organizar su hospital declara que utilizarán el humor para curar y no habrá títulos ni jefes. El objetivo será el amor. Y el aprendizaje, la meta más alta, pero en contacto con las personas. Su método será juntar la teoría con la práctica, donde todos serán médicos y pacientes a la vez. En cambio, en la Facultad buscan el reconocimiento, la bata blanca, el título.
Y creó la clínica. Durante el juicio para ver si continuaba o lo expulsaban por ejercer sin licencia, acepta que es culpable “si dar tratamiento es abrir la puerta a los necesitados, a los que sufren, al que busca ayuda física o sicológica; cuidarlos, escucharlos…”. Y ante la pregunta de qué habría hecho en caso de muerte, responde: “Si vamos a luchar contra la muerte, luchemos contra la indiferencia que es el peor enemigo”. “¿Por qué no tratar la muerte con una dosis de humanidad, dignidad, decencia y si no hay otro remedio, con humor?” “La misión del médico no debería reducirse sólo a prevenir la muerte, sino en mejorar la calidad de vida; por eso, si se trata una enfermedad se gana o se pierde. Si se trata a la persona, puedo garantizarles que siempre se gana, no importa el resultado” Y les dice que quiere ser médico para servir y que si no le permiten seguir en la Facultad, no le impedirán estudiar y ayudar a los demás, aunque no tenga la bata blanca.
Lo que observaba Patch, lo vemos aquí. Y más. En los centros privados los médicos son muy amables, pero algunos, mientras hablamos, están frente a su computadora o con el celular. Y en los mal llamados hospitales gratuitos (pagamos mediante impuestos) no están frente a la computadora, sino ante una gran fila, y no tienen tiempo para volverte a ver. Pero no creo que hagan daño por dolo. El problema es el sistema enfermo o la interrelación de los sistemas que se infectan de forma crónica. Porque esto no es nuevo, pero poco hacemos. Y esperamos que alguien venga a salvarnos. O nos acostumbramos a que “el sistema es lo que es y es lo que tenemos”. Es más cómodo. ¿Por qué no eliminar el sarro que paraliza las pinzas, las mentes, los cuerpos, las instituciones y los sistemas?
Bueno, hay médicos que fabrican tiempo para escuchar y explicar. Dan confianza y devuelven la vida o al menos las ganas de vivir. A lo mejor, en cada hospital y en cada facultad, hay un Patch Adams que no encaje en el sistema, y “aprende a ver lo que los demás no ven o deciden no ver, por temor, conformismo o pereza” y se pregunte “¿por qué no cambiarlo?”
El Dr. Hunter “Patch” Adams es también payaso profesional, conferencista, escritor. Ha estado en hospitales, universidades, institutos de América Latina. Viaja por el mundo llevando salud con alegría y amor.
doraldinazu@gmail.com
END - 19:37 - 05/01/2011
http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/91734
“Patch Adams” es la película basada en la historia del médico Hunter Adams. Después del suicidio de su tío, se internó en un psiquiátrico porque también él trató de hacerlo. Lo ubicaron con Rudy, quien tenía miedo a las ardillas que supuestamente invadían la habitación. En lugar de enojarse o pedirle que se callara, lo invitó a que jugaran a matarlas. Logró que pasara feliz y dejara el miedo. En una sesión con el doctor y otros internos, consiguió que éstos disfrutaran del encuentro. Se convenció de que era fácil comunicarse con los demás y ayudarles a mejorar su salud, mientras observaba que los médicos ni siquiera veían a los pacientes cuando hablaban con ellos. Un científico internado le enseñó a “ver lo que los otros no ven, lo que deciden no ver”. Y así, Patch “volvería a encontrar el buen camino, en el lugar más inesperado”.
Decidió salirse del hospital para estudiar medicina, convencido de las carencias del sistema. En la Facultad comienza a cuestionar esquemas y a querer cambiar la indiferencia, la fría relación profesional, por una relación de amor con los pacientes, especialmente mediante la comunicación, incluido el humor. De ahí, el “Médico de la Risa”. Yo diría, el médico comunicador, el médico del amor, aunque por sus conceptos, esto sería redundante.
Patch le da mucha importancia al acto de escuchar. Dice que su tío lo escuchaba, que le ayudaba. Luego él ayuda a los pacientes. “Haciendo algo tan sencillo, como es escuchar, lo que lo convierte en médico”. Consigue el apoyo de las enfermeras que le permiten entrar a las salas a escondidas del Director. También logra ser el mejor alumno. Y su estudioso compañero de habitación, que no creía en sus ideas, le pide ayuda: “sé todo lo necesario, pero no puedo hacerla que coma, tú tienes ese don”.
Cuestiona que a los hospitalizados los llamen por números. Cuando el profesor pregunta si tienen dudas, Patch interroga: “¿cómo se llama la paciente?” Y es aleccionadora su respuesta al Director de la Escuela, quien sí lo comprende, pero le dice: “el sistema es lo que es y es lo que tenemos”. Él le contesta: “¿Por qué tiene que ser el único? ¿Por qué no cambiarlo?” Y demuestra que se puede transformar, cambiando los paradigmas.
Para el Decano los médicos no se deben rebajar hasta los pacientes, porque destruyen la objetividad. Lo censura por pretender modificar las normas, producto de siglos de experiencia. Inclusive le critica ser “demasiado feliz”: si quiere ser payaso, váyase a un circo, los enfermos no buscan un payaso o un amigo, necesitan un médico. Patch afirma que en el psiquiátrico quienes le ayudaron fueron sus compañeros, no los médicos. Y cuando decide organizar su hospital declara que utilizarán el humor para curar y no habrá títulos ni jefes. El objetivo será el amor. Y el aprendizaje, la meta más alta, pero en contacto con las personas. Su método será juntar la teoría con la práctica, donde todos serán médicos y pacientes a la vez. En cambio, en la Facultad buscan el reconocimiento, la bata blanca, el título.
Y creó la clínica. Durante el juicio para ver si continuaba o lo expulsaban por ejercer sin licencia, acepta que es culpable “si dar tratamiento es abrir la puerta a los necesitados, a los que sufren, al que busca ayuda física o sicológica; cuidarlos, escucharlos…”. Y ante la pregunta de qué habría hecho en caso de muerte, responde: “Si vamos a luchar contra la muerte, luchemos contra la indiferencia que es el peor enemigo”. “¿Por qué no tratar la muerte con una dosis de humanidad, dignidad, decencia y si no hay otro remedio, con humor?” “La misión del médico no debería reducirse sólo a prevenir la muerte, sino en mejorar la calidad de vida; por eso, si se trata una enfermedad se gana o se pierde. Si se trata a la persona, puedo garantizarles que siempre se gana, no importa el resultado” Y les dice que quiere ser médico para servir y que si no le permiten seguir en la Facultad, no le impedirán estudiar y ayudar a los demás, aunque no tenga la bata blanca.
Lo que observaba Patch, lo vemos aquí. Y más. En los centros privados los médicos son muy amables, pero algunos, mientras hablamos, están frente a su computadora o con el celular. Y en los mal llamados hospitales gratuitos (pagamos mediante impuestos) no están frente a la computadora, sino ante una gran fila, y no tienen tiempo para volverte a ver. Pero no creo que hagan daño por dolo. El problema es el sistema enfermo o la interrelación de los sistemas que se infectan de forma crónica. Porque esto no es nuevo, pero poco hacemos. Y esperamos que alguien venga a salvarnos. O nos acostumbramos a que “el sistema es lo que es y es lo que tenemos”. Es más cómodo. ¿Por qué no eliminar el sarro que paraliza las pinzas, las mentes, los cuerpos, las instituciones y los sistemas?
Bueno, hay médicos que fabrican tiempo para escuchar y explicar. Dan confianza y devuelven la vida o al menos las ganas de vivir. A lo mejor, en cada hospital y en cada facultad, hay un Patch Adams que no encaje en el sistema, y “aprende a ver lo que los demás no ven o deciden no ver, por temor, conformismo o pereza” y se pregunte “¿por qué no cambiarlo?”
El Dr. Hunter “Patch” Adams es también payaso profesional, conferencista, escritor. Ha estado en hospitales, universidades, institutos de América Latina. Viaja por el mundo llevando salud con alegría y amor.
doraldinazu@gmail.com
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