Anidando en el porche
martes, 12 de junio de 2012
Cauces para el agua y puentes para el pueblo
28 de mayo de 2012
Estelí, Nicaragua | elnuevodiario.com.ni
Doraldina Zeledón Úbeda | Opinión
Se ve bonito Estelí con sus calles adoquinadas. Le dan otro aspecto. Bueno, en ciertos sectores lo han postergado desde hace años, a pesar de que la gente ya pagó, como sucede en las vías que van del estadio de fútbol hacia el norte, paralelas a la Carretera Panamericana, y que la descongestionarían.
Las calles para el pueblo contribuyen a la mejor calidad de vida, comenzando porque se puede salir con facilidad a buscar los servicios como salud y educación e ir al trabajo. Además, se evitan los charcos y por ende, los insectos. Sin embargo, si no se prevén los efectos negativos, también traen problemas: cuando llueve la tierra ya no absorbe el agua, debido al cemento, sino que busca salida y se desborda.
El problema, además de que no se infiltre, es que falta acondicionar los cauces, son zanjados naturalmente por el agua, carecen de revestimiento. Hay muchas casas en sus orillas, y no todas las familias tienen cómo construir muros para evitar que se inunden.
Además, faltan puentes o son demasiado pequeños o improvisados. Hace pocos días se ahogó una persona cuando trataba de cruzar uno en el barrio “José Santos Zelaya”, del monumento al Centenario unas tres cuadras al este. Realmente ahí no hay puente, cuando llueve la corriente es fuerte, y para cruzarlo lo que hay son unos postes atravesados y tablas viejas. A unas dos cuadras hacia el este hay otro remedo de puente. Por ahí pasan niños, ancianos, mujeres. Es un milagro que no hayan caído más personas. Y así sucede por varios sectores.
Y por si fuera poco, aquí mismo hay un cauce que pasa por debajo de las viviendas, sin tener la infraestructura adecuada, la gente hace lo que puede. En muchos casos la presión del agua revienta el piso, sea de tierra o de cemento. Y ahí están los niños en la humedad y con el agua sucia que se filtra.
Hay algunos puentes que si bien están en buen estado, son muy angostos. A una cuadra de donde cayó este pobre hombre, hay otro, sobre la carretera hacia La Concordia. Es una vía con mucho tráfico, por donde circulan camiones, buses y hasta furgones. Es muy angosto, parece que le pusieron un cinturón a la carretera. Las personas tienen que esperar que pasen los vehículos, pues no hay pasada peatonal, ni baranda de protección. Y la corriente es muy fuerte, ahí se unen dos zanjones, uno de ellos trae el agua desde el sur, por donde hay más puentes angostos y otros que son “milagro de Dios”.
Otro problema que trae el adoquinado sin medidas de prevención, es que echan tanto relleno a las calles que las casas quedan hundidas. Eso pasa, por ejemplo, en el mismo sector de la salida hacia La Concordia, en algunos casos hay que subirles el piso más de un metro, por lo tanto, subir el techo.
La gente no tiene cómo enfrentar esos gastos, entonces se les inundan. O desvían las aguas pluviales hacía las tuberías de aguas residuales. “La Alcaldía no puede prohibirlo, pues ella creó el problema”, me dijo un señor. Esto trae como consecuencia que las cajas de aguas residuales se rebalsen, con la consiguiente inundación y contaminación de algunos barrios. Y sucede en varios sectores. De ahí que no es raro que se rebalsen las pilas sépticas.
Esto sucede en muchos barrios, y seguramente en todas las ciudades. Se necesitan calles para el pueblo, y también puentes y cauces. Son elementos que van de la mano para cruzar a una mejor calidad de vida; pero también de la mano con la participación de la población, para que denuncie los problemas, demande mejores condiciones y contribuya a dar soluciones para tener una vivienda digna y calles saludables y seguras, que no dejen más niños sin su padre porque el cauce lo arrastró.
* Especialista en Derecho Ambiental
doraldinazu@gmail.com