APROBADO POR UNANIMIDAD
Lima, Perú | AFP
La ciudad "solo albergará espectáculos culturales y artísticos que honren la vida y no la muerte", señaló el gobernante
Por elnuevodiario.com.ni | Globo
Concepción, en la región región andina de Junín (este), se declaró 'la primera ciudad antitaurina del Perú', al aprobarse un decreto municipal que prohíbe las corridas de toros, informó el jueves la prensa regional.
Una moción del alcalde de ese distrito, Jesús Chipana, aprobada el miércoles por unanimidad de los regidores, señala que "desde ahora no habrá más corridas de toros en Concepción".
La ciudad "solo albergará espectáculos culturales y artísticos que honren la vida y no la muerte", señaló el gobernante.
Chipana recordó que en Concepción se acostumbraba celebrar las festividades locales con corridas de toros, "donde se podía ver sufrir al animal o salir heridos a los aficionados que se lanzaban al ruedo", una tradición "fomentada por los empresarios agrarios y autoridades de la localidad".
Capital de la provincia del mismo nombre y ubicada a 315 km al este de Lima, Concepción fue fundada por el conquistador español Francisco Pizarro el 8 de diciembre de 1536 con el nombre de La Purísima Concepción de Lapa. Lapa era el nombre indígena del lugar.
Anidando en el porche

dzu2012
jueves, 28 de junio de 2012
miércoles, 27 de junio de 2012
Declaración de Río+20
Doraldina Zeledón Úbeda
27 de junio de 2012
Managua, Nicaragua | elnuevodiario.com.ni
La Conferencia de Desarrollo Sostenible, Río+20, realizada del 15 al 22 de junio, en Río de Janeiro, dejó como resultado la declaración “El futuro que queremos”, un documento con muchas ideas, recuento y reconocimiento de acuerdos anteriores. Y muchos compromisos. Generales. Y sin financiamiento, pero con gran énfasis en el crecimiento económico y la erradicación de la pobreza gracias a la “economía verde”.
Entre los acuerdos están: liberar al mundo del hambre y la pobreza; los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que deben estar listos para el 2014, y reemplazar a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, en el 2015. Crear un nuevo indicador global de riqueza, que incluya datos sociales y ambientales; un foro mundial político de alto nivel de carácter intergubernamental y universal; y el fortalecimiento del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Pnuma.
Después de 20 años, con el desarrollo tecnológico, investigaciones, mayor conciencia ambiental y los grandes problemas actuales, se esperaba algo más concreto y con sentido de urgencia. Con plazos y metas claras.
Sin embargo, se puede sacar ventaja a esas ideas generales, y tomar el documento como “un punto de partida y no de llegada”, como dijo la Presidenta de Brasil. Como nada quedó definido, hay oportunidad para que se concretice con más participación.
A pesar de lo abstracto de las declaraciones, es un logro que reconocieran y retomaran los acuerdos de cumbres pasadas: “Renovamos nuestro compromiso en pro del desarrollo sostenible y de la promoción de un futuro económico, social y ambientalmente sostenible para nuestro planeta y para las generaciones presentes y futuras”. Y reafirman los Principios de Río y los planes de acción anteriores, “incluido, entre otros, el de las responsabilidades comunes pero diferenciadas”.
También es importante que reconocieran la necesidad de un cambio en los patrones de consumo y producción, y la promoción de modalidades sostenibles. Sin esto no será posible ni el desarrollo sostenible ni la erradicación de la pobreza, que son los principales temas que recoge el documento: “la prioridad máxima del mundo es la erradicación de la pobreza, y la segunda prioridad es un cambio de los patrones de consumo y producción”.
Y es interesante que el cambio climático los haya alarmado; en este sentido, “ponemos de relieve que la adaptación al cambio climático representa una prioridad mundial inmediata y urgente”.
En cuanto a la “economía verde”, se afirma que es uno de los instrumentos más importantes para lograr el desarrollo sostenible y que podría erradicar la pobreza. Además de tener su propio espacio, es el tema transversal y omnipresente en el documento, de forma expresa o implícita, que deja translúcida la preocupación por la crisis económica. Y es como una repetición del significado y requerimientos del desarrollo sostenible, un llover sobre mojado. Y sin embargo, también quedó verde, con mucho por madurar.
En síntesis, el documento hace un recuento de los problemas y compromisos. Entre otros temas incluye: biodiversidad, océanos y mares, deforestación, montañas, bosques, residuos, educación, igualdad entre los géneros y empoderamiento de las mujeres, capacitación, agua y saneamiento, energía, turismo sostenible, ciudades y asentamientos humanos, empleo pleno y productivo, reducción del riesgo de desastres, minería, salud y población.
En cuanto a los medios para la ejecución y el financiamiento, reafirma los señalados en el Programa 21. Y reitera que “cada país debe asumir la responsabilidad primordial de su propio desarrollo económico y social y que nunca se insistirá lo suficiente en la importancia del papel que desempeñan las políticas nacionales, los recursos internos y las estrategias de desarrollo.” Y reconoce “la necesidad de una movilización importante de recursos procedentes de diversas fuentes y el uso eficaz de los fondos a fin de apoyar firmemente a los países en desarrollo en sus esfuerzos por promover el desarrollo sostenible.”
Para los líderes participantes y para la ONU, el resultado es una serie de principios, acciones y estrategias para una transición hacia una “economía verde inclusiva”, que tenga en cuenta el combate a la pobreza y la preservación del medio ambiente. Pero sin plazos, ni metas ni compromisos concretos, ni financiamiento. Una declaración tan general, como “una visión sobre la cual podemos construir nuestros sueños” para “el futuro que queremos”.
27 de junio de 2012
Managua, Nicaragua | elnuevodiario.com.ni
La Conferencia de Desarrollo Sostenible, Río+20, realizada del 15 al 22 de junio, en Río de Janeiro, dejó como resultado la declaración “El futuro que queremos”, un documento con muchas ideas, recuento y reconocimiento de acuerdos anteriores. Y muchos compromisos. Generales. Y sin financiamiento, pero con gran énfasis en el crecimiento económico y la erradicación de la pobreza gracias a la “economía verde”.
Entre los acuerdos están: liberar al mundo del hambre y la pobreza; los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que deben estar listos para el 2014, y reemplazar a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, en el 2015. Crear un nuevo indicador global de riqueza, que incluya datos sociales y ambientales; un foro mundial político de alto nivel de carácter intergubernamental y universal; y el fortalecimiento del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Pnuma.
Después de 20 años, con el desarrollo tecnológico, investigaciones, mayor conciencia ambiental y los grandes problemas actuales, se esperaba algo más concreto y con sentido de urgencia. Con plazos y metas claras.
Sin embargo, se puede sacar ventaja a esas ideas generales, y tomar el documento como “un punto de partida y no de llegada”, como dijo la Presidenta de Brasil. Como nada quedó definido, hay oportunidad para que se concretice con más participación.
A pesar de lo abstracto de las declaraciones, es un logro que reconocieran y retomaran los acuerdos de cumbres pasadas: “Renovamos nuestro compromiso en pro del desarrollo sostenible y de la promoción de un futuro económico, social y ambientalmente sostenible para nuestro planeta y para las generaciones presentes y futuras”. Y reafirman los Principios de Río y los planes de acción anteriores, “incluido, entre otros, el de las responsabilidades comunes pero diferenciadas”.
También es importante que reconocieran la necesidad de un cambio en los patrones de consumo y producción, y la promoción de modalidades sostenibles. Sin esto no será posible ni el desarrollo sostenible ni la erradicación de la pobreza, que son los principales temas que recoge el documento: “la prioridad máxima del mundo es la erradicación de la pobreza, y la segunda prioridad es un cambio de los patrones de consumo y producción”.
Y es interesante que el cambio climático los haya alarmado; en este sentido, “ponemos de relieve que la adaptación al cambio climático representa una prioridad mundial inmediata y urgente”.
En cuanto a la “economía verde”, se afirma que es uno de los instrumentos más importantes para lograr el desarrollo sostenible y que podría erradicar la pobreza. Además de tener su propio espacio, es el tema transversal y omnipresente en el documento, de forma expresa o implícita, que deja translúcida la preocupación por la crisis económica. Y es como una repetición del significado y requerimientos del desarrollo sostenible, un llover sobre mojado. Y sin embargo, también quedó verde, con mucho por madurar.
En síntesis, el documento hace un recuento de los problemas y compromisos. Entre otros temas incluye: biodiversidad, océanos y mares, deforestación, montañas, bosques, residuos, educación, igualdad entre los géneros y empoderamiento de las mujeres, capacitación, agua y saneamiento, energía, turismo sostenible, ciudades y asentamientos humanos, empleo pleno y productivo, reducción del riesgo de desastres, minería, salud y población.
En cuanto a los medios para la ejecución y el financiamiento, reafirma los señalados en el Programa 21. Y reitera que “cada país debe asumir la responsabilidad primordial de su propio desarrollo económico y social y que nunca se insistirá lo suficiente en la importancia del papel que desempeñan las políticas nacionales, los recursos internos y las estrategias de desarrollo.” Y reconoce “la necesidad de una movilización importante de recursos procedentes de diversas fuentes y el uso eficaz de los fondos a fin de apoyar firmemente a los países en desarrollo en sus esfuerzos por promover el desarrollo sostenible.”
Para los líderes participantes y para la ONU, el resultado es una serie de principios, acciones y estrategias para una transición hacia una “economía verde inclusiva”, que tenga en cuenta el combate a la pobreza y la preservación del medio ambiente. Pero sin plazos, ni metas ni compromisos concretos, ni financiamiento. Una declaración tan general, como “una visión sobre la cual podemos construir nuestros sueños” para “el futuro que queremos”.
domingo, 17 de junio de 2012
Cumbre de la Tierra Río+20
Del 15 al 23 de junio se está realizando en Río de Janeiro, la cuarta Cubre de la Tierra “Río+20”, para dar seguimiento a Río92.
La primera cumbre fue la “Conferencia sobre el Medio Ambiente Humano". Se realizó en Estocolmo, Suecia, en 1972, del 5 al 16 de junio. Fue la primera vez que mandatarios del mundo se reunieron para discutir sobre la protección del medioambiente.
Veinte años después, del 3 al 14 de junio de 1992, en la Cumbre de Río92, se reunieron para evaluar los logros, y por la creciente destrucción del medioambiente. Aquí se aprobaron importantes acuerdos, como la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático; Convenio sobre la Diversidad Biológica, los Acuerdos sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Programa 21 o Agenda 21) y la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, con 27 principios, y que participantes en la actual cumbre se niegan a ratificar.
Por ejemplo, algunos países piden que se elimine el principio de responsabilidades compartidas pero diferenciadas, mediante el cual se reconoce que todos deben responsabilizarse por el medioambiente, pero los que más han contaminado deben contribuir más. Sin embargo, ahora quieren que todos respondan por igual sobre el daño que han ocasionado los países desarrollados.
El principio 7 de la Declaración de Río92 dice: “Los Estados deberán cooperar con espíritu de solidaridad mundial para conservar, proteger y restablecer la salud y la integridad del ecosistema de la Tierra. En vista de que han contribuido en distinta medida a la degradación del medio ambiente mundial, los Estados tienen responsabilidades comunes pero diferenciadas. Los países desarrollados reconocen la responsabilidad que les cabe en la búsqueda internacional del desarrollo sostenible, en vista de las presiones que sus sociedades ejercen en el medio ambiente mundial y de las tecnologías y los recursos financieros de que disponen.”
Está claro que hay una responsabilidad diferencial. Los países ricos se han desarrollado gracias al uso desmedido de los recursos naturales de todo el Planeta y han generado la mayor parte de los problemas de contaminación y degradación, cuyas consecuencias las sufren los países pobres, como está sucediendo con los efectos del cambio climático. Por tanto, los ricos tienen mayor responsabilidad y deberían ratificar los compromisos pasados, y buscar las formas de real implementación, pues en muchos casos han sido sólo buenos documentos.
La tercera cumbre, Río+10, "Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible”, se realizó en el 2002, del 2 al 4 de septiembre, en Johannesburgo, Sudáfrica, para dar seguimiento a Río92. A partir de aquí se comenzó a utilizar más el término de desarrollo sostenible, que no lleve al agotamiento de los recursos naturales, sino que busque el desarrollo económico, social y la protección del medioambiente. Pero hasta el momento esto ha sido una utopía. El consumismo es antónimo de desarrollo sostenible.
Entonces, en este contexto de antecedentes, se espera que Río+20 ratifique los logros de las diferentes cumbres. Para esto los participantes deberían centrarse en el consumismo y en los medios para concretar los acuerdos. Y tomar en cuenta el grito de los pueblos. A propósito, ¿cuántos niños podrían acostarse cenados con los residuos de la Cumbre? ¿Cuántas botellas de plástico pudieron recoger los recolectores de basura? ¿Y cuántos de los pobres que participan en las cumbres paralelas, se acuestan sin cenar? “Para alcanzar el desarrollo sostenible y una mejor calidad de vida para todas las personas, los Estados deberían reducir y eliminar las modalidades de producción y consumo insostenibles”, dice el principio 8 de la Declaración de Río92.
Pero si unos países continúan derrochando sin medida, como si los recursos fueran inagotables, y si no se dispone de los medios y la voluntad para ejecutar los acuerdos, éstos de nada sirven. Y seguirán siendo solamente declaraciones pintadas de verde.
Y, dando un voto de confianza, ojalá que digan como en la Declaración de Johannesburgo: “Reconociendo que la humanidad se encuentra en una encrucijada, nos hemos unido resueltos a responder de manera positiva a la necesidad de formular un plan práctico y concreto que nos permita erradicar la pobreza y promover el desarrollo humano”.
La autora es docente, comunicadora y abogada ambientalista.
Managua, 16 de junio de 2012.
La primera cumbre fue la “Conferencia sobre el Medio Ambiente Humano". Se realizó en Estocolmo, Suecia, en 1972, del 5 al 16 de junio. Fue la primera vez que mandatarios del mundo se reunieron para discutir sobre la protección del medioambiente.
Veinte años después, del 3 al 14 de junio de 1992, en la Cumbre de Río92, se reunieron para evaluar los logros, y por la creciente destrucción del medioambiente. Aquí se aprobaron importantes acuerdos, como la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático; Convenio sobre la Diversidad Biológica, los Acuerdos sobre Medio Ambiente y Desarrollo (Programa 21 o Agenda 21) y la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, con 27 principios, y que participantes en la actual cumbre se niegan a ratificar.
Por ejemplo, algunos países piden que se elimine el principio de responsabilidades compartidas pero diferenciadas, mediante el cual se reconoce que todos deben responsabilizarse por el medioambiente, pero los que más han contaminado deben contribuir más. Sin embargo, ahora quieren que todos respondan por igual sobre el daño que han ocasionado los países desarrollados.
El principio 7 de la Declaración de Río92 dice: “Los Estados deberán cooperar con espíritu de solidaridad mundial para conservar, proteger y restablecer la salud y la integridad del ecosistema de la Tierra. En vista de que han contribuido en distinta medida a la degradación del medio ambiente mundial, los Estados tienen responsabilidades comunes pero diferenciadas. Los países desarrollados reconocen la responsabilidad que les cabe en la búsqueda internacional del desarrollo sostenible, en vista de las presiones que sus sociedades ejercen en el medio ambiente mundial y de las tecnologías y los recursos financieros de que disponen.”
Está claro que hay una responsabilidad diferencial. Los países ricos se han desarrollado gracias al uso desmedido de los recursos naturales de todo el Planeta y han generado la mayor parte de los problemas de contaminación y degradación, cuyas consecuencias las sufren los países pobres, como está sucediendo con los efectos del cambio climático. Por tanto, los ricos tienen mayor responsabilidad y deberían ratificar los compromisos pasados, y buscar las formas de real implementación, pues en muchos casos han sido sólo buenos documentos.
La tercera cumbre, Río+10, "Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible”, se realizó en el 2002, del 2 al 4 de septiembre, en Johannesburgo, Sudáfrica, para dar seguimiento a Río92. A partir de aquí se comenzó a utilizar más el término de desarrollo sostenible, que no lleve al agotamiento de los recursos naturales, sino que busque el desarrollo económico, social y la protección del medioambiente. Pero hasta el momento esto ha sido una utopía. El consumismo es antónimo de desarrollo sostenible.
Entonces, en este contexto de antecedentes, se espera que Río+20 ratifique los logros de las diferentes cumbres. Para esto los participantes deberían centrarse en el consumismo y en los medios para concretar los acuerdos. Y tomar en cuenta el grito de los pueblos. A propósito, ¿cuántos niños podrían acostarse cenados con los residuos de la Cumbre? ¿Cuántas botellas de plástico pudieron recoger los recolectores de basura? ¿Y cuántos de los pobres que participan en las cumbres paralelas, se acuestan sin cenar? “Para alcanzar el desarrollo sostenible y una mejor calidad de vida para todas las personas, los Estados deberían reducir y eliminar las modalidades de producción y consumo insostenibles”, dice el principio 8 de la Declaración de Río92.
Pero si unos países continúan derrochando sin medida, como si los recursos fueran inagotables, y si no se dispone de los medios y la voluntad para ejecutar los acuerdos, éstos de nada sirven. Y seguirán siendo solamente declaraciones pintadas de verde.
Y, dando un voto de confianza, ojalá que digan como en la Declaración de Johannesburgo: “Reconociendo que la humanidad se encuentra en una encrucijada, nos hemos unido resueltos a responder de manera positiva a la necesidad de formular un plan práctico y concreto que nos permita erradicar la pobreza y promover el desarrollo humano”.
La autora es docente, comunicadora y abogada ambientalista.
Managua, 16 de junio de 2012.
martes, 12 de junio de 2012
Cauces para el agua y puentes para el pueblo
28 de mayo de 2012
Estelí, Nicaragua | elnuevodiario.com.ni
Doraldina Zeledón Úbeda | Opinión
Se ve bonito Estelí con sus calles adoquinadas. Le dan otro aspecto. Bueno, en ciertos sectores lo han postergado desde hace años, a pesar de que la gente ya pagó, como sucede en las vías que van del estadio de fútbol hacia el norte, paralelas a la Carretera Panamericana, y que la descongestionarían.
Las calles para el pueblo contribuyen a la mejor calidad de vida, comenzando porque se puede salir con facilidad a buscar los servicios como salud y educación e ir al trabajo. Además, se evitan los charcos y por ende, los insectos. Sin embargo, si no se prevén los efectos negativos, también traen problemas: cuando llueve la tierra ya no absorbe el agua, debido al cemento, sino que busca salida y se desborda.
El problema, además de que no se infiltre, es que falta acondicionar los cauces, son zanjados naturalmente por el agua, carecen de revestimiento. Hay muchas casas en sus orillas, y no todas las familias tienen cómo construir muros para evitar que se inunden.
Además, faltan puentes o son demasiado pequeños o improvisados. Hace pocos días se ahogó una persona cuando trataba de cruzar uno en el barrio “José Santos Zelaya”, del monumento al Centenario unas tres cuadras al este. Realmente ahí no hay puente, cuando llueve la corriente es fuerte, y para cruzarlo lo que hay son unos postes atravesados y tablas viejas. A unas dos cuadras hacia el este hay otro remedo de puente. Por ahí pasan niños, ancianos, mujeres. Es un milagro que no hayan caído más personas. Y así sucede por varios sectores.
Y por si fuera poco, aquí mismo hay un cauce que pasa por debajo de las viviendas, sin tener la infraestructura adecuada, la gente hace lo que puede. En muchos casos la presión del agua revienta el piso, sea de tierra o de cemento. Y ahí están los niños en la humedad y con el agua sucia que se filtra.
Hay algunos puentes que si bien están en buen estado, son muy angostos. A una cuadra de donde cayó este pobre hombre, hay otro, sobre la carretera hacia La Concordia. Es una vía con mucho tráfico, por donde circulan camiones, buses y hasta furgones. Es muy angosto, parece que le pusieron un cinturón a la carretera. Las personas tienen que esperar que pasen los vehículos, pues no hay pasada peatonal, ni baranda de protección. Y la corriente es muy fuerte, ahí se unen dos zanjones, uno de ellos trae el agua desde el sur, por donde hay más puentes angostos y otros que son “milagro de Dios”.
Otro problema que trae el adoquinado sin medidas de prevención, es que echan tanto relleno a las calles que las casas quedan hundidas. Eso pasa, por ejemplo, en el mismo sector de la salida hacia La Concordia, en algunos casos hay que subirles el piso más de un metro, por lo tanto, subir el techo.
La gente no tiene cómo enfrentar esos gastos, entonces se les inundan. O desvían las aguas pluviales hacía las tuberías de aguas residuales. “La Alcaldía no puede prohibirlo, pues ella creó el problema”, me dijo un señor. Esto trae como consecuencia que las cajas de aguas residuales se rebalsen, con la consiguiente inundación y contaminación de algunos barrios. Y sucede en varios sectores. De ahí que no es raro que se rebalsen las pilas sépticas.
Esto sucede en muchos barrios, y seguramente en todas las ciudades. Se necesitan calles para el pueblo, y también puentes y cauces. Son elementos que van de la mano para cruzar a una mejor calidad de vida; pero también de la mano con la participación de la población, para que denuncie los problemas, demande mejores condiciones y contribuya a dar soluciones para tener una vivienda digna y calles saludables y seguras, que no dejen más niños sin su padre porque el cauce lo arrastró.
* Especialista en Derecho Ambiental
doraldinazu@gmail.com
domingo, 26 de febrero de 2012
Planificación de la arboleda urbana
Doraldina Zeledón Úbeda
El Nuevo Diario- Opinión- Managua, 23 de febrero de 2012
http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/242679-planificacion-de-arboleda-urbana
En la ciudad, los árboles purifican el aire al absorber el dióxido de carbono y servir de barrera ante el polvo y el humo. Amortiguan la intensidad del ruido, reducen la velocidad del viento. Contribuyen a la infiltración del agua y recarga de mantos acuíferos; disminuyen el desbordamiento de aguas pluviales; evitan la erosión y deslizamientos de cerros suburbanos. Protegen la fauna. Tienen un valor psicológico, porque el verde y el contacto con la naturaleza, dan tranquilidad. Y un valor social, pues son puntos de reunión, de referencia, históricos. Reducen el consumo de energía al refrescar el ambiente. Además de contribuir en la disminución del calentamiento global.
Si dan tantos beneficios, ¿por qué no planificar para aprovecharlos y evitar daños? Pero, ¿se planifica?, ¿se dice qué especie sembrar en cada lugar?, ¿se contemplan desde el diseño urbanístico o se siembran para rellenar? ¿Qué mantenimiento dar en caso de plagas o enfermedades? ¿Existe un inventario de los árboles dañados, añejos o mal ubicados? ¿Se cuenta con ejemplares para reponerlos? ¿Se planifica la arboleda como parte del medioambiente, la arquitectura, salud, belleza e imagen de la ciudad? ¿Se coordinan las constructoras, alcaldías y reforestadores?
También sirven de distracción. ¿Nos preocupamos por la limpieza y mantenimiento de los parques o por crear nuevos? ¿Hemos pensado en parques para mayores, que sean un lugar de encuentros y remembranzas? ¿Qué tal un paseo con aroma de madroños? Y un campo para caminatas. O vías para bicicletas; arboledas, seguras y descontaminadas. Y cuánta salud daría una rosa frente a las salas de los hospitales.
El follaje y las raíces requieren de espacio terrestre y aéreo para desarrollarse y no tener que desramarlos cuando causan daños, de ahí que por ley deben sembrarse a tres metros de la propiedad colindante. Debería tomarse en cuenta esto para edificios públicos, monumentos. Y considerar el diámetro de la copa y la anchura de las calles. Sería contraproducente sembrar malinches en calles angostas, en cambio están bien en los parques.
Realmente los árboles no perjudican. Si caen sobre la casa u obstruyen el paso, especialmente a personas con discapacidad, el problema no lo causa el vegetal, sino la inadecuada selección de la especie y técnicas de plantación, falta de mantenimiento o mala ubicación. Por eso la necesidad de un inventario de ejemplares en mal estado o que signifiquen un riesgo.
A veces nos lamentamos porque se corta uno centenario, pero en ocasiones es necesario hacerlo e irlos reemplazando. También hay que dejar la distancia adecuada. Si los sembramos muy juntos, no crecen bien e impiden la circulación del aire, entonces los malos olores se encierran, como pasa en los patios donde hay perros. Pero, reitero, no es el árbol el que perjudica, sino la falta de planificación, de gestión y orientaciones.
Todas las ciudades necesitan de los árboles; sin embargo, se van comiendo el área verde. Es necesario incluirlos en la planificación de ornato y limpieza, reforestación, ordenamiento territorial. En el Código de Construcción y en urbanizaciones. Y en el presupuesto, pues no basta la buena intención. Tampoco hay que llegar a excesos. Siempre recuerdo la noticia sobre el árbol que no permitieron cortar, calló sobre una niña y la mató.
Si queremos aprovechar el patio para árboles frutales, habrá que valorar la conveniencia de cada especie. El nancite es altamente corrosivo; hojas, flores y frutos dañan el zinc. Recuerdo a una señora que cortó un árbol que daba hermosos mangos, porque su nieta se asustaba cuando caían sobre el techo. Son para fincas o patios grandes. En cambio, pueden plantarse otros pequeños.
Además de sembrarlos según el espacio e integrarlos en el diseño de la ciudad, deberíamos aprovecharlos para embellecer. Esto tiene que ver con la distribución, especie y mantenimiento. Es agradable ver árboles limpios, sanos.Si están desordenados, con ramas desprendidas, dan mal aspecto.
Sería interesante identificar un barrio o una ciudad por sus árboles. En Managua hay bastantes, pero siguen la lógica del desorden territorial. Habría que diseñar las plantaciones futuras, juntando valor ambiental, económico, social y estético. Y en vez de tantos ejemplares de la misma especie, plantar una diversidad, y convertir la arboleda urbana en un arboretum. Además, combinar especies de hojas caducas y perennes, para tener siempre calles verdes.
Esto no compete sólo a las alcaldías. Empresas, universidades, iglesias podrían contribuir y adoptar un área verde, como contribuyen al medioambiente las Áreas Silvestres Privadas. La participación ciudadana se podría incentivar con capacitaciones y concursos. O simplemente por el placer de vivir en un lugar agradable y saludable.
doraldinazu@gmail.com
El Nuevo Diario- Opinión- Managua, 23 de febrero de 2012
http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/242679-planificacion-de-arboleda-urbana
En la ciudad, los árboles purifican el aire al absorber el dióxido de carbono y servir de barrera ante el polvo y el humo. Amortiguan la intensidad del ruido, reducen la velocidad del viento. Contribuyen a la infiltración del agua y recarga de mantos acuíferos; disminuyen el desbordamiento de aguas pluviales; evitan la erosión y deslizamientos de cerros suburbanos. Protegen la fauna. Tienen un valor psicológico, porque el verde y el contacto con la naturaleza, dan tranquilidad. Y un valor social, pues son puntos de reunión, de referencia, históricos. Reducen el consumo de energía al refrescar el ambiente. Además de contribuir en la disminución del calentamiento global.
Si dan tantos beneficios, ¿por qué no planificar para aprovecharlos y evitar daños? Pero, ¿se planifica?, ¿se dice qué especie sembrar en cada lugar?, ¿se contemplan desde el diseño urbanístico o se siembran para rellenar? ¿Qué mantenimiento dar en caso de plagas o enfermedades? ¿Existe un inventario de los árboles dañados, añejos o mal ubicados? ¿Se cuenta con ejemplares para reponerlos? ¿Se planifica la arboleda como parte del medioambiente, la arquitectura, salud, belleza e imagen de la ciudad? ¿Se coordinan las constructoras, alcaldías y reforestadores?
También sirven de distracción. ¿Nos preocupamos por la limpieza y mantenimiento de los parques o por crear nuevos? ¿Hemos pensado en parques para mayores, que sean un lugar de encuentros y remembranzas? ¿Qué tal un paseo con aroma de madroños? Y un campo para caminatas. O vías para bicicletas; arboledas, seguras y descontaminadas. Y cuánta salud daría una rosa frente a las salas de los hospitales.
El follaje y las raíces requieren de espacio terrestre y aéreo para desarrollarse y no tener que desramarlos cuando causan daños, de ahí que por ley deben sembrarse a tres metros de la propiedad colindante. Debería tomarse en cuenta esto para edificios públicos, monumentos. Y considerar el diámetro de la copa y la anchura de las calles. Sería contraproducente sembrar malinches en calles angostas, en cambio están bien en los parques.
Realmente los árboles no perjudican. Si caen sobre la casa u obstruyen el paso, especialmente a personas con discapacidad, el problema no lo causa el vegetal, sino la inadecuada selección de la especie y técnicas de plantación, falta de mantenimiento o mala ubicación. Por eso la necesidad de un inventario de ejemplares en mal estado o que signifiquen un riesgo.
A veces nos lamentamos porque se corta uno centenario, pero en ocasiones es necesario hacerlo e irlos reemplazando. También hay que dejar la distancia adecuada. Si los sembramos muy juntos, no crecen bien e impiden la circulación del aire, entonces los malos olores se encierran, como pasa en los patios donde hay perros. Pero, reitero, no es el árbol el que perjudica, sino la falta de planificación, de gestión y orientaciones.
Todas las ciudades necesitan de los árboles; sin embargo, se van comiendo el área verde. Es necesario incluirlos en la planificación de ornato y limpieza, reforestación, ordenamiento territorial. En el Código de Construcción y en urbanizaciones. Y en el presupuesto, pues no basta la buena intención. Tampoco hay que llegar a excesos. Siempre recuerdo la noticia sobre el árbol que no permitieron cortar, calló sobre una niña y la mató.
Si queremos aprovechar el patio para árboles frutales, habrá que valorar la conveniencia de cada especie. El nancite es altamente corrosivo; hojas, flores y frutos dañan el zinc. Recuerdo a una señora que cortó un árbol que daba hermosos mangos, porque su nieta se asustaba cuando caían sobre el techo. Son para fincas o patios grandes. En cambio, pueden plantarse otros pequeños.
Además de sembrarlos según el espacio e integrarlos en el diseño de la ciudad, deberíamos aprovecharlos para embellecer. Esto tiene que ver con la distribución, especie y mantenimiento. Es agradable ver árboles limpios, sanos.Si están desordenados, con ramas desprendidas, dan mal aspecto.
Sería interesante identificar un barrio o una ciudad por sus árboles. En Managua hay bastantes, pero siguen la lógica del desorden territorial. Habría que diseñar las plantaciones futuras, juntando valor ambiental, económico, social y estético. Y en vez de tantos ejemplares de la misma especie, plantar una diversidad, y convertir la arboleda urbana en un arboretum. Además, combinar especies de hojas caducas y perennes, para tener siempre calles verdes.
Esto no compete sólo a las alcaldías. Empresas, universidades, iglesias podrían contribuir y adoptar un área verde, como contribuyen al medioambiente las Áreas Silvestres Privadas. La participación ciudadana se podría incentivar con capacitaciones y concursos. O simplemente por el placer de vivir en un lugar agradable y saludable.
doraldinazu@gmail.com
jueves, 26 de enero de 2012
Conflicto entre Nicaragua y Costa Rica por contaminación del Río San Juan
El Nuevo Diario, Managua
26 de enero de 2012
La Haya | ACAN-EFE
CIJ da plazos a Nicaragua y Costa Rica para documentar su contencioso
Costa Rica construye una carretera paralela al río San Juan, la cual daña el "frágil ecosistema"Por elnuevodiario.com.ni | Nacionales
Artículos relacionados http://www.elnuevodiario.com.ni/nacionales/239785-cij-da-plazos-a-nicaragua-costa-rica-documentar-contencioso
La Corte Internacional de Justicia (CIJ) fijó hoy los plazos para que Nicaragua y Costa Rica presenten sus respectivas memorias documentales en el contencioso que les enfrenta, a iniciativa de Managua, por la construcción por parte de San José de una carretera paralela al fronterizo río San Juan.
Según la orden judicial, Managua tiene hasta el próximo 19 de diciembre para preparar sus pliegos de argumentos en el caso, mientras que Costa Rica, en calidad de país denunciado, tendrá plazo para presentar los suyos hasta el 19 de diciembre del 2013.
Nicaragua denunció el pasado 23 de diciembre a Costa Rica ante este tribunal internacional porque, a su entender, está causando graves daños medioambientales en la frontera entre los dos países a causa de obras de construcción de una carretera paralela al curso del río San Juan.
Las obras estarían dañando el "frágil ecosistema" de ese río, que en otras ocasiones ya ha sido objeto de disputa entre los dos países.
La demanda del pasado diciembre, que abrió un nuevo capítulo de los enfrentamientos entre ambos países a causa de la polémica zona fronteriza del río San Juan, añade nuevos ingredientes a la demanda presentada en noviembre de 2010 por Costa Rica en referencia a los dragados nicaragüenses para hacer más navegable el último tramo del río.
La denuncia de Costa Rica se encuentra en estos momentos todavía en su fase escrita -en la que las partes presentan documentación-, pero ya ha contado con una orden provisional, dictada en marzo de 2011, en la que se prohibió a ambos países colocar tropas o personal civil en el área de la desembocadura del río.
Reconociendo la similitud de las demandas, Managua no descarta la posibilidad de unir ambas denuncias en un solo caso ante la Corte.
Entre septiembre de 2005 y julio de 2009, los dos vecinos se enfrentaron a iniciativa de Costa Rica por los derechos de navegación en el río que les sirve de frontera.
Siguiendo un estilo salomónico, el fallo de la CIJ en ese caso reconoció los derechos de navegación de Costa Rica sobre el río, pero aclaró que la soberanía sobre el mismo estaba en manos de Nicaragua.
Confirmando su posición de reguladora del río, Nicaragua afirmó en su nueva denuncia que Costa "viola" su soberanía en la zona fronteriza común del río San Juan al causar daños medioambientales al San Juan.
Nicaragua y Costa Rica aceptaron la jurisdicción de la CIJ en abril de 1948, cuando firmaron el llamado "Acuerdo de Bogotá", el cual le sirve de base jurídica para presentar este tipo de demandas.
26 de enero de 2012
La Haya | ACAN-EFE
CIJ da plazos a Nicaragua y Costa Rica para documentar su contencioso
Costa Rica construye una carretera paralela al río San Juan, la cual daña el "frágil ecosistema"Por elnuevodiario.com.ni | Nacionales
Artículos relacionados http://www.elnuevodiario.com.ni/nacionales/239785-cij-da-plazos-a-nicaragua-costa-rica-documentar-contencioso
La Corte Internacional de Justicia (CIJ) fijó hoy los plazos para que Nicaragua y Costa Rica presenten sus respectivas memorias documentales en el contencioso que les enfrenta, a iniciativa de Managua, por la construcción por parte de San José de una carretera paralela al fronterizo río San Juan.
Según la orden judicial, Managua tiene hasta el próximo 19 de diciembre para preparar sus pliegos de argumentos en el caso, mientras que Costa Rica, en calidad de país denunciado, tendrá plazo para presentar los suyos hasta el 19 de diciembre del 2013.
Nicaragua denunció el pasado 23 de diciembre a Costa Rica ante este tribunal internacional porque, a su entender, está causando graves daños medioambientales en la frontera entre los dos países a causa de obras de construcción de una carretera paralela al curso del río San Juan.
Las obras estarían dañando el "frágil ecosistema" de ese río, que en otras ocasiones ya ha sido objeto de disputa entre los dos países.
La demanda del pasado diciembre, que abrió un nuevo capítulo de los enfrentamientos entre ambos países a causa de la polémica zona fronteriza del río San Juan, añade nuevos ingredientes a la demanda presentada en noviembre de 2010 por Costa Rica en referencia a los dragados nicaragüenses para hacer más navegable el último tramo del río.
La denuncia de Costa Rica se encuentra en estos momentos todavía en su fase escrita -en la que las partes presentan documentación-, pero ya ha contado con una orden provisional, dictada en marzo de 2011, en la que se prohibió a ambos países colocar tropas o personal civil en el área de la desembocadura del río.
Reconociendo la similitud de las demandas, Managua no descarta la posibilidad de unir ambas denuncias en un solo caso ante la Corte.
Entre septiembre de 2005 y julio de 2009, los dos vecinos se enfrentaron a iniciativa de Costa Rica por los derechos de navegación en el río que les sirve de frontera.
Siguiendo un estilo salomónico, el fallo de la CIJ en ese caso reconoció los derechos de navegación de Costa Rica sobre el río, pero aclaró que la soberanía sobre el mismo estaba en manos de Nicaragua.
Confirmando su posición de reguladora del río, Nicaragua afirmó en su nueva denuncia que Costa "viola" su soberanía en la zona fronteriza común del río San Juan al causar daños medioambientales al San Juan.
Nicaragua y Costa Rica aceptaron la jurisdicción de la CIJ en abril de 1948, cuando firmaron el llamado "Acuerdo de Bogotá", el cual le sirve de base jurídica para presentar este tipo de demandas.
Buses nuevos: ¿menos ruido?
Doraldina Zeledón Úbeda | Opinión
El Nuevo Diario http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/239715
26 de enero de 2012
Qué extraño. Y qué bueno. Ya se puede conversar en la sala sin tener que hacer pausas mientras pasa el ruido urbano. ¿Será por los buses nuevos? Me dispuse a observar y en efecto así es. Otro día, uno hizo parada frente a mi casa (aunque aquí no hay parada establecida), y llevaba música a todo volumen. Entonces, el ruido ambiental se disminuye, pero el interno sigue. Es una lástima. Esto, encima de que molesta y enferma, propicia la acción delincuencial dentro de los vehículos y la desatención de los conductores.
Es una pena que no se traten los problemas de manera integral. Aunque el objetivo de traer nuevos buses esté demasiado lejos de disminuir la contaminación acústica, se podría aprovechar ese hecho. Ver de manera global la problemática y resolver de forma conjunta situaciones relacionadas. El ruido del tráfico rodado no depende sólo del estado del vehículo, también influye la velocidad, las aceleradas a fondo, el estacionarse con música a todo volumen, el abuso de las bocinas. Todo esto puede solucionarse con una simple decisión. ¿Por qué no aprovechar la entrada de nuevos vehículos para normarlo? O más bien, para aplicar las leyes que ya existen.
Pero también tiene que ver el estado de las calles, el tipo de material usado en el revestimiento, la congestión vehicular. Entonces, sería saludable trabajar de manera conjunta. Y también, a la par de controlar el ruido y emisión de gases, cuidar el aspecto visual de los buses; por ejemplo, evitando tanta publicidad que los afea y contamina la ciudad. ¿Acaso molesta verlos tan blanquitos y limpios? Y una charlita a los trabajadores del volante, sobre derechos humanos. Una campaña para no destruirlos y normas de cortesía. También para los usuarios.
No cuesta mucho actuar de manera integrada. Sin embargo, parece difícil. Tampoco entiendo por qué el ruido es permitido y consentido, inclusive por las autoridades de medioambiente y de salud. Y nunca pude entender por qué la Policía no aplica la Ley de Tránsito, cuando hasta las multas por ruido están estipuladas. El Instituto Regulador del Transporte Municipal de Managua, Irtramma, el Ministerio de Transporte e Infraestructura, las instituciones medioambientales y de salud deberían aunar esfuerzos.
Quizás a algunos funcionarios les sea difícil entender el problema porque viven en zonas donde el bullicio no existe o tienen los recursos para insonorizar sus viviendas. Y si viajan en vehículos cerrados, no pueden escuchar lo que pasa en las calles. Me pregunto cómo reaccionarían si llegara un pobre mortal y les dice: ya no aguanto, estoy estresado, desesperado, mi mamá está enferma, y el ruido, la pitadera de los vehículos, la ponen peor, ayúdeme por favor, quiero que mi vieja viva tranquila sus últimos años…
Porque no es cuento que el ruido enferme, pero por más cuentos que hagamos no se entiende ni se atiende. Quizás porque se necesita de altos niveles sonoros para narcotizar a la gente. Y porque las empresas pagan impuestos, entonces que suban los decibeles. Como no se puede estar mal con ellas, hay que permitirlo. Además, para algunos políticos el ruido es útil, para confundir, embotar y enmascarar; si lo prohíben, estarían fregados.
Así las cosas, sólo nos queda esperar y empujar para que nos vayamos dando cuenta de que el ruido enferma, que es un contaminante más. Que, aunque el ambiente sonoro saludable no tiene color, si nos pintamos de verde debe ser de manera integral. Si sembramos árboles, si hacemos campañas para no tirar la basura a la calle, si denunciamos los olores insoportables, si cuidamos el agua, cuidamos también el aire de la contaminación por emisiones sonoras. Para que Managua mejore su ambiente, se necesita controlar la contaminación acústica, devolver también el derecho a la salud y a la tranquilidad. No podemos estar en armonía con la naturaleza si los sonidos no armonizan. Cuidar el medioambiente es para mejorar la calidad de vida y esto no pude alcanzarse si hay ruido. ¿Tendremos que arrancar esos derechos?, como dijo José Martí, “los derechos se toman, no se piden, se arrancan, no se mendigan”.
Ojalá que poco a poco se vayan integrando las políticas y viendo el medioambiente de manera integral. Y que el “centro de control satelital que vigila el funcionamiento de las unidades”, como dicen las noticias, incluya también un sonómetro. Ya es tiempo de que le entremos al ruido, que no lo obviemos ni lo subvaloremos. Aunque no se vea, se siente y causa daños. Y mata. ¿O acaso es lo que heredaremos a las futuras generaciones?
El Nuevo Diario http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/239715
26 de enero de 2012
Qué extraño. Y qué bueno. Ya se puede conversar en la sala sin tener que hacer pausas mientras pasa el ruido urbano. ¿Será por los buses nuevos? Me dispuse a observar y en efecto así es. Otro día, uno hizo parada frente a mi casa (aunque aquí no hay parada establecida), y llevaba música a todo volumen. Entonces, el ruido ambiental se disminuye, pero el interno sigue. Es una lástima. Esto, encima de que molesta y enferma, propicia la acción delincuencial dentro de los vehículos y la desatención de los conductores.
Es una pena que no se traten los problemas de manera integral. Aunque el objetivo de traer nuevos buses esté demasiado lejos de disminuir la contaminación acústica, se podría aprovechar ese hecho. Ver de manera global la problemática y resolver de forma conjunta situaciones relacionadas. El ruido del tráfico rodado no depende sólo del estado del vehículo, también influye la velocidad, las aceleradas a fondo, el estacionarse con música a todo volumen, el abuso de las bocinas. Todo esto puede solucionarse con una simple decisión. ¿Por qué no aprovechar la entrada de nuevos vehículos para normarlo? O más bien, para aplicar las leyes que ya existen.
Pero también tiene que ver el estado de las calles, el tipo de material usado en el revestimiento, la congestión vehicular. Entonces, sería saludable trabajar de manera conjunta. Y también, a la par de controlar el ruido y emisión de gases, cuidar el aspecto visual de los buses; por ejemplo, evitando tanta publicidad que los afea y contamina la ciudad. ¿Acaso molesta verlos tan blanquitos y limpios? Y una charlita a los trabajadores del volante, sobre derechos humanos. Una campaña para no destruirlos y normas de cortesía. También para los usuarios.
No cuesta mucho actuar de manera integrada. Sin embargo, parece difícil. Tampoco entiendo por qué el ruido es permitido y consentido, inclusive por las autoridades de medioambiente y de salud. Y nunca pude entender por qué la Policía no aplica la Ley de Tránsito, cuando hasta las multas por ruido están estipuladas. El Instituto Regulador del Transporte Municipal de Managua, Irtramma, el Ministerio de Transporte e Infraestructura, las instituciones medioambientales y de salud deberían aunar esfuerzos.
Quizás a algunos funcionarios les sea difícil entender el problema porque viven en zonas donde el bullicio no existe o tienen los recursos para insonorizar sus viviendas. Y si viajan en vehículos cerrados, no pueden escuchar lo que pasa en las calles. Me pregunto cómo reaccionarían si llegara un pobre mortal y les dice: ya no aguanto, estoy estresado, desesperado, mi mamá está enferma, y el ruido, la pitadera de los vehículos, la ponen peor, ayúdeme por favor, quiero que mi vieja viva tranquila sus últimos años…
Porque no es cuento que el ruido enferme, pero por más cuentos que hagamos no se entiende ni se atiende. Quizás porque se necesita de altos niveles sonoros para narcotizar a la gente. Y porque las empresas pagan impuestos, entonces que suban los decibeles. Como no se puede estar mal con ellas, hay que permitirlo. Además, para algunos políticos el ruido es útil, para confundir, embotar y enmascarar; si lo prohíben, estarían fregados.
Así las cosas, sólo nos queda esperar y empujar para que nos vayamos dando cuenta de que el ruido enferma, que es un contaminante más. Que, aunque el ambiente sonoro saludable no tiene color, si nos pintamos de verde debe ser de manera integral. Si sembramos árboles, si hacemos campañas para no tirar la basura a la calle, si denunciamos los olores insoportables, si cuidamos el agua, cuidamos también el aire de la contaminación por emisiones sonoras. Para que Managua mejore su ambiente, se necesita controlar la contaminación acústica, devolver también el derecho a la salud y a la tranquilidad. No podemos estar en armonía con la naturaleza si los sonidos no armonizan. Cuidar el medioambiente es para mejorar la calidad de vida y esto no pude alcanzarse si hay ruido. ¿Tendremos que arrancar esos derechos?, como dijo José Martí, “los derechos se toman, no se piden, se arrancan, no se mendigan”.
Ojalá que poco a poco se vayan integrando las políticas y viendo el medioambiente de manera integral. Y que el “centro de control satelital que vigila el funcionamiento de las unidades”, como dicen las noticias, incluya también un sonómetro. Ya es tiempo de que le entremos al ruido, que no lo obviemos ni lo subvaloremos. Aunque no se vea, se siente y causa daños. Y mata. ¿O acaso es lo que heredaremos a las futuras generaciones?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)