Nicaragua

Madre, que dar pudiste de tu vientre pequeño

tantas rubias bellezas y tropical tesoro,

tanto lago de azures, tanta rosa de oro,

tanta paloma dulce, tanto tigre zahareño.



Yo te ofrezco el acero en que forjé mi empeño,

la caja de armonía que guarda mi tesoro,

la peaña de diamantes del ídolo que adoro

y te ofrezco mi esfuerzo, y mi nombre y mi sueño.


Rubén Darío (1889).



Anidando en el porche

Anidando en el porche
dzu2012

jueves, 16 de febrero de 2017

Itinerario cultural en Estelí

                                                  
Igual que en toda persona encontramos cualidades que no siempre se aprecian a simple vista; así las ciudades guardan tesoros que entretejen la red interior que alimenta el alma, porque no sólo de pan vive el ser humano. 

Redescubriendo Estelí, y adentrándome en la vida artística, encontré una variedad de expresiones: pintura, poesía, música, danza, artesanías, esculturas. El primer encuentro fue en el restaurante Tipiscayán, con esculturas en piedra elaboradas por Freddy Moreno. Llegué por una exposición de pintores de Managua, entre ellos, Zayda y Daisy Benavides, y la esteliana Celina Tapia.

Caminado, durante un frío atardecer de enero, me topé con la Casa Manos Nicas. Qué bonita artesanía: muñecas, flores, floreros, angelitos; todos de tusa, hechos con manos femeninas. Además promueven trabajos de otros artesanos, elaboradas con marmolina, hojas de pino, madera, barro.


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Si las muñecas me gustaron, lo que vi después me encantó: subí al segundo piso de la Casa de Cultura Leonel Rugama, ahí está el Taller de Mosaico de Tusa del pintor Juan Carlos Moreno López y su hermano Erick Samuel. Les ayudan unas muchachas que se ve tienen mucha paciencia y les gusta lo que hacen. Primero, pintan las tusas en varios colores y después las cortan en pedacitos, con los que van armando el cuadro conforme a un modelo. ¿Y saben quiénes les dan el acabado final a los mosaicos? Las mismas manos femeninas que hacen las muñecas.

Siguiendo mi caminata cultural, me quedé extasiada al ver la interpretación pictórica de tres obras de Rubén Darío ("El rey burgués", Sonatina y A Margarita Debayle), de John Alaniz, director de la Escuela de Arte Renacimiento. Ha pintado además en algunas iglesias, así supe de este joven artista que dice pintar también angelitos negros. Claro, porque “también se van al cielo todos los negritos buenos”.

Sonatina













Al otro lado del realismo de Jonh, está el surrealismo (y más) del conocido pintor, arqueólogo, docente y escritor, Bayardo Gámez. Su taller está al fondo, alejado del ruido comercial. Un rinconcito colorido y acogedor, repleto de dibujos, pinturas, retratos, murales. Y una enriquecedora conversación. 



En el campo hay cosecha de primera, segunda y apante. En el Instituto de Arte Popular, que dirige Roberto Loásiga, encontré un “apante de colores”. Dicen que la última cosecha es la que más beneficios deja, porque ya han pagado deudas y comprado algunos bienes con las primeras. Así pasa con este grupo de mujeres de la tercera edad “en crecimiento pictórico”. Se expresan a través del arte, socializan, se divierten y crean una nueva fuente de ingresos. Existe el grupo Almácigos, para niños y jóvenes; la Tertulia Literaria y clases de guitarra. Y todavía les da para un proyecto dirigido a los más desprotegidos económicamente.

Estelí es también “La ciudad de los murales”. Es Funarte, Fundación de Apoyo al Arte Creador Infantil, la que ha coloreado historias, luchas, sueños, alegrías; en muros y paredes, pues “la obra debe expresar el sentir y el pensar de quienes las elaboran.” Pero el objetivo no es el mural, dice su director Pablo Antonio Blandón, éste es la expresión final de un proceso de aprendizaje de la temática que abordan y un crecimiento en valores. Trabajan temas como violencia basada en género, medioambiente, derechos humanos; de ahí salen los murales. Y ya existen otros grupos, como el de Julio César Moreno, nacido en Funarte.      

Pinturas en Funarte
   Esto es apenas un plumazo. Hay mucho para ver y compartir. Solo falta una galería de arte, para promover estos talentos y que podamos aprender y disfrutar con sus obras.
                    
                                                                      
                                                                                   

                                                                                                      

domingo, 22 de enero de 2017

El rey burgués


Rubén Darío
(Primer cuento de Azul…, Chile 1888). 
(Pintura de Jhon Alaniz, director de la Escuela de Arte Renacimiento, de Estelí).

¡Amigo! El cielo está opaco, el aire frío, el día triste. Un cuento alegre... así como para distraer las brumosas y grises melancolías, helo aquí:

Había en una ciudad inmensa y brillante un rey muy poderoso, que tenía trajes caprichosos y ricos, esclavas desnudas, blancas y negras, caballos de largas crines, armas flamantísimas, galgos rápidos, y monteros con cuernos de bronce que llenaban el viento con sus fanfarrias. ¿Era un rey poeta? No, amigo mío: era el Rey Burgués.

Era muy aficionado a las artes el soberano, y favorecía con gran largueza a sus músicos, a sus hacedores de ditirambos, pintores, escultores, boticarios, barberos y maestros de esgrima.

Cuando iba a la floresta, junto al corzo o jabalí herido y sangriento, hacía improvisar a sus profesores de retórica, canciones alusivas; los criados llenaban las copas del vino de oro que hierve, y las mujeres batían palmas con movimientos rítmicos y gallardos. Era un rey sol, en su Babilonia llena de músicas, de carcajadas y de ruido de festín. Cuando se hastiaba de la ciudad bullente, iba de caza atronando el bosque con sus tropeles; y hacía salir de sus nidos a las aves asustadas, y el vocerío repercutía en lo más escondido de las cavernas. Los perros de patas elásticas iban rompiendo la maleza en la carrera, y los cazadores inclinados sobre el pescuezo de los caballos, hacían ondear los mantos purpúreos y llevaban las caras encendidas y las cabelleras al viento.

El rey tenía un palacio soberbio donde había acumulado riquezas y objetos de arte maravillosos. Llegaba a él por entre grupos de lilas y extensos estanques, siendo saludado por los cisnes de cuellos blancos, antes que por los lacayos estirados. Buen gusto. Subía por una escalera llena de columnas de alabastro y de esmaragdina, que tenía a los lados leones de mármol como los de los tronos salomónicos. Refinamiento. A más de los cisnes, tenía una vasta pajarera, como amante de la armonía, del arrullo, del trino; y cerca de ella iba a ensanchar su espíritu, leyendo novelas de M. Ohnet, o bellos libros sobre cuestiones gramaticales, o críticas hermosillescas. Eso sí: defensor acérrimo de la corrección académica en letras, y del modo lamido en artes; ¡alma sublime amante de la lija y de la ortografía!

¡Japonerías!¡Chinerías! Por moda y nada más. Bien podía darse el placer de un salón digno del gusto de un Goncourt y de los millones de un Creso: quimeras de bronce con las fauces abiertas y las colas enroscadas, en grupos fantásticos y maravillosos; lacas de Kioto con incrustaciones de hojas y ramas de una flora monstruosa, y animales de una fauna desconocida; mariposas de raros abanicos junto a las paredes; peces y gallos de colores; máscaras de gestos infernales y con ojos como si fuesen vivos; partesanas de hojas antiquísimas y empuñaduras con dragones devorando flores de loto; y en conchas de huevo, túnicas de seda amarilla, como tejidas con hilos de araña, sembradas de garzas rojas y de verdes matas de arroz; y tibores, porcelanas de muchos siglos, de aquellas en que hay guerreros tártaros con una piel que les cubre hasta los riñones, y que llevan arcos estirados y manojos de flechas.

Por lo demás, había el salón griego, lleno de mármoles: diosas, musas, ninfas y sátiros; el salón de los tiempos galantes, con cuadros del gran Watteau y de Chardin; dos, tres, cuatro, ¿cuántos salones?

Y Mecenas se paseaba por todos, con la cara inundada de cierta majestad, el vientre feliz y la corona en la cabeza, como un rey de naipe.

Un día le llevaron una rara especie de hombre ante su trono, donde se hallaba rodeado de cortesanos, de retóricos y de maestros de equitación y de baile.

-¿Qué es eso? -preguntó.

-Señor, es un poeta.

El rey tenía cisnes en el estanque, canarios, gorriones, censotes en la pajarera: un poeta era algo nuevo y extraño.

-Dejadle aquí.

Y el poeta:

-Señor, no he comido.

Y el rey:

-Habla y comerás.

Comenzó:

-Señor, ha tiempo que yo canto el verbo del porvenir. He tendido mis alas al huracán; he nacido en el tiempo de la aurora; busco la raza escogida que debe esperar con el himno en la boca y la lira en la mano, la salida del gran sol. He abandonado la inspiración de la ciudad malsana, la alcoba llena de perfumes, la musa de carne que llena el alma de pequeñez y el rostro de arroz. He roto el arpa adulona de las cuerdas débiles, contra las copas de Bohemia y las jarras donde espumea el vino que embriaga sin dar fortaleza ; he arrojado el manto que me hacía parecer histrión, o mujer, y he vestido de modo salvaje y espléndido: mi harapo es de púrpura. He ido a la selva, donde he quedado vigoroso y ahíto de leche fecunda y licor de nueva vida; y en la ribera del mar áspero, sacudiendo la cabeza bajo la fuerte y negra tempestad, como un ángel soberbio, o como un semidiós olímpico, he ensayado el yambo dando al olvido el madrigal.

He acariciado a la gran naturaleza, y he buscado al calor del ideal, el verso que está en el astro en el fondo del cielo, y el que está en la perla en lo profundo del océano. ¡He querido ser pujante! Porque viene el tiempo de las grandes revoluciones, con un Mesías todo luz, todo agitación y potencia, y es preciso recibir su espíritu con el poema que sea arco triunfal, de estrofas de acero, de estrofas de oro, de estrofas de amor.

¡Señor, el arte no está en los fríos envoltorios de mármol, ni en los cuadros lamidos, ni en el excelente señor Ohnet! ¡Señor! El arte no viste pantalones, ni habla en burgués, ni pone los puntos en todas las íes. Él es augusto, tiene mantos de oro o de llamas, o anda desnudo, y amasa la greda con fiebre, y pinta con luz, y es opulento, y da golpes de ala como las águilas, o zarpazos como los leones. Señor, entre un Apolo y un ganso, preferid el Apolo, aunque el uno sea de tierra cocida y el otro de marfil.

¡Oh, la Poesía!

¡Y bien! Los ritmos se prostituyen, se cantan los lunares de la mujeres, y se fabrican jarabes poéticos. Además, señor, el zapatero critica mis endecasílabos, y el señor profesor de farmacia pone puntos y comas a mi inspiración. Señor, ¡y vos lo autorizáis todo esto!... El ideal, el ideal...

El rey interrumpió:

-Ya habéis oído. ¿Qué hacer?

Y un filósofo al uso:

-Si lo permitís, señor, puede ganarse la comida con una caja de música; podemos colocarle en el jardín, cerca de los cisnes, para cuando os paseéis.

-Sí, -dijo el rey,- y dirigiéndose al poeta:

-Daréis vueltas a un manubrio. Cerraréis la boca. Haréis sonar una caja de música que toca valses, cuadrillas y galopas, como no prefiráis moriros de hambre. Pieza de música por pedazo de pan. Nada de jerigonzas, ni de ideales. Id.

Y desde aquel día pudo verse a la orilla del estanque de los cisnes, al poeta hambriento que daba vueltas al manubrio: tiririrín, tiririrín... ¡avergonzado a las miradas del gran sol! ¿Pasaba el rey por las cercanías? ¡Tiririrín, tiririrín...! ¿Había que llenar el estómago? ¡Tiririrín! Todo entre las burlas de los pájaros libres, que llegaban a beber rocío en las lilas floridas; entre el zumbido de las abejas, que le picaban el rostro y le llenaban los ojos de lágrimas, ¡tiririrín...! ¡lágrimas amargas que rodaban por sus mejillas y que caían a la tierra negra!

Y llegó el invierno, y el pobre sintió frío en el cuerpo y en el alma. Y su cerebro estaba como petrificado, y los grandes himnos estaban en el olvido, y el poeta de la montaña coronada de águilas, no era sino un pobre diablo que daba vueltas al manubrio, tiririrín.

Y cuando cayó la nieve se olvidaron de él, el rey y sus vasallos; a los pájaros se les abrigó, y a él se le dejó al aire glacial que le mordía las carnes y le azotaba el rostro, ¡tiririrín!

Y una noche en que caía de lo alto la lluvia blanca de plumillas cristalizadas, en el palacio había festín, y la luz de las arañas reía alegre sobre los mármoles, sobre el oro y sobre las túnicas de los mandarines de las viejas porcelanas. Y se aplaudían hasta la locura los brindis del señor profesor de retórica, cuajados de dáctilos, de anapestos y de pirriquios, mientras en las copas cristalinas hervía el champaña con su burbujeo luminoso y fugaz. ¡Noche de invierno, noche de fiesta! Y el infeliz cubierto de nieve, cerca del estanque, daba vueltas al manubrio para calentarse ¡tiririrín, tiririrín! tembloroso y aterido, insultado por el cierzo, bajo la blancura implacable y helada, en la noche sombría, haciendo resonar entre los árboles sin hojas la música loca de las galopas y cuadrillas; y se quedó muerto, tiririrín... pensando en que nacería el sol del día venidero, y con él el ideal, tiririrín..., y en que el arte no vestiría pantalones sino manto de llamas, o de oro... Hasta que al día siguiente, lo hallaron el rey y sus cortesanos, al pobre diablo de poeta, como gorrión que mata el hielo, con una sonrisa amarga en los labios, y todavía con la mano en el manubrio.

¡Oh, mi amigo! el cielo está opaco, el aire frío, el día triste. Flotan brumosas y grises melancolías...

Pero ¡cuánto calienta el alma una frase, un apretón de manos a tiempo! ¡Hasta la vista!


viernes, 30 de diciembre de 2016

Feliz Navidad y buen Año Nuevo

Doraldina Zeledón Úbeda
Estelí, diciembre 20016. 

Frío viento violento, brisa fría, frío frío.  Yo acurrucada en mi tibia cama. El viento se mete por las hendijas.  Se cuela por el petate, se pega en las sábanas gastadas. Amanece húmedo el sol. Veo la bruma. Saboreo el café caliente. Y salieron a chambear, sin nada, a rebuscar, envueltos en la sonrisa ingenuamente renovada. Y allá lejos, también salen sin nada. Caminado entre el viento que azota. El terruño que llama. Y la ilusa esperanza que calma. Larga noche larga, como el camino sin agua ni posada. Frío en el alma…

Dan, din, dan, las campanitas sonando están… con la magia de la Navidad y Año Nuevo. La época más linda. Regalos y música, que a veces enmascaran carencias y sustituyen sentimientos. Y faltos de solidaridad, dan, dan. Cuántos se quejan por una niñez sin Navidad. Cuántos ni siquiera se quejan por falta de una cena, un día cualquiera. Pero no pude negarse, hay quienes comparten.  Para bendecir el futuro. También el que no tiene mañana seguro. Porque lo sabe. 

Sí, veo lo bueno y lo bonito, lo siento y lo agradezco. Y también lo “malo”, que me reta. Pero no puedo obviar el recuerdo del niño en el hospital, enfermo por desnutrición.  Un viejo sin medicinas. Un niño enchancletado, sonriendo tras las luces de los juguetes y zapatos nuevos. Una vida joven que se va y un proyecto que la retiene. Una madre sin su hijo, un hijo sin su madre. Las flores del cementerio y el rocío que brota del corazón de las madres de Xiomara. Y la gota que moquea, porque estás lejos o lejos está una flor. Una sociedad pujante, que triunfa y crece, pero no siempre ve lo que crece a su alrededor.  Mucho menos las miradas ambulantes de los Alepo destruidos.  

Una tierra asolada, los árboles tumbados, los animalitos de Dios desapareciendo, los nativos en peligro de extinción, los desplazados de guerra y los desplazados ambientales, los campesinos jugando a la lotería con las cosechas. El vende frutas consumido por el viento y el sol de Managua. De repente lo vi viejo. El minero que muere poco a poco, porque las minas no son para todos, pero afectan todo. Las tabacaleras dando vida a la ciudad y a la muerte. Facilitando pagar las deudas cada viernes para volver el otro viernes.  Y el comercio subiendo el volumen. Llamando clientes. Al menos, hay vida.  Y hay que ser agradecida. 

La Navidad es linda, preciosa su música, con volumen decente. Pero no es para todos. Depende de tu actitud, dirán los que "piensan positivamente". Y yo: ¿qué hago con pensar? Si por lo menos pudiera quemar este viejo pensamiento.

Y ya que al fin, es contagiosa esta alegría: ¡disfrutemos la pólvora! Si contamina, da igual. Si hay quemados, fueron pocos. Si ensordece, no hay pruebas. 
¡Feliz Navidad y buen Año Nuevo! Con mucho y con poco.  Que la magia de la estrella de los magos nos envuelva.  La paz, la dulzura y la inocencia de los recién nacidos, nos abracen.     

domingo, 18 de septiembre de 2016

Marcha de las almohadas, en Argentina

Comparto información sobre marcha contra el ruido, en Argentina
La gente de Necochea (provincia de Buenos Aires) se hartó de la contaminación acústica y decidió realizar una movilización a la que denominan "Marcha de las Almohadas". Una interesante propuesta que adopta la modalidad de lucha de otras protestas sociales. Esta reacción probablemente se replique en el mediano plazo en otras ciudades argentinas en las que se da el fenómeno de que el estado no sólo está ausente en la tutela del derecho a un ambiente acústico saludable sino que hace la vista gorda o directamente promueve actividades ruidosas que perjudican a cientos o miles de vecinos.
Además de Necochea, también en Corrientes, Rosario y Santa Fe, entre otras ciudades, se han formado grupos activistas muy numerosos contra el ruido. La principal queja es en casi todos los casos, la afectación de los horarios de descanso con actividades de entretenimiento con música amplificada.

TODOS A NECOCHEA
El 27 de septiembre se realizará la primera
marcha nacional contra la violencia acústica
La Red de vecinos contra la agresión acústica Necochea ha resuelto dar otro paso hacia adelante en su lucha contra la contaminación sonora y el próximo 27 de septiembre organizará la gran Marcha de las Almohadas.
Será la primera movilización contra los ruidos molestos que se realizará en Argentina y contará con la participación de representantes de los distintos grupos de damnificados de todo el país.
Los manifestantes caminaran por las calles de Necochea identificándose, portando almohadas, pancartas alusivas y propuestas. Al llegar a la sede del Municipio, se acostarán en la calle y harán reposar sus cabezas sobre las almohadas para que todos los argentinos se enteren que en esta ciudad turística los funcionarios no cumplen con su deber de aplicar las ordenanzas vigentes para que los ciudadanos puedan descansar.
Luego de permanecer un tiempo considerable en la calzada, ingresarán al palacio municipal y entregarán un petitorio con reclamos específicos al intendente, al presidente del Concejo Deliberante y a los jefes de los distintos bloques que componen el Legislativo Comunal.
Una de las consignas será ¿Ruido o Salud? y entre los reclamos figuran distintos tipos de agresiones acústicas como la causada por la música a alto volumen en todas sus facetas (domicilios particulares, boliches, salones de fiestas, confiterías, autos y motos baffle), la circulación de vehículos con escapes libres o deficiencias de silenciador, bocinazos, alarmas y los golpes y vibraciones de la construcción que se realizan en horarios inapropiados.
Los interesados en sumarse y acompañar a los vecinos de Necochea en esta cruzada, deberán comunicarse con el grupo de Facebook que posee la Red organizadora en la siguiente direcciónhttps://web.facebook.com/groups/247161278791019/
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viernes, 16 de septiembre de 2016

CULTURA DE LA CONSERVACIÓN

Columna publicada en “El País” de Montevideo el 14/9/2016
Hernán Sorhuet Gelós, periodista uruguayo

Finalizó en Hawaii el Congreso Mundial de la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (UICN).
A juzgar por la escasa difusión en los medios podríamos pensar que se trata de una organización de poca importancia. Pero es todo lo contrario.
Su incidencia en el devenir se la humanidad es de vital importancia porque ayuda a encontrar soluciones pragmáticas a los desafíos ambientales más acuciantes, y al desarrollo sostenible en el planeta.
Su misión de conservar la naturaleza apunta justamente a lograr un uso sustentable de la misma, capaz de satisfacer las necesidades de los pueblos sin comprometer su salud.
La sabiduría de su esencia radica en apoyar fuertemente la investigación científica pero, al mismo tiempo, tomar muy enserio los conocimientos de los pueblos ancestrales.
La fortaleza está en su constitución: la integran 1.300 miembros gubernamentales y no gubernamentales y más de 15.000 expertos voluntarios en 185 países.
En este congreso en particular se ha tomado una decisión histórica, que marca un punto de inflexión –tarde pero llegó- que tiene que ver con fortalecer, de manera nunca vista, los derechos de los pueblos indígenas. La Asamblea de Miembros creó una categoría de membresía para las organizaciones de los pueblos originarios; tendrán voz y voto. Con ello se les da un lugar específico en el proceso de toma de decisiones de la UICN. Recordemos que esta enorme organización gestiona proyectos de campo en todo el mundo, reúne gobiernos, ONG, Naciones Unidas y el sector privado para desarrollar políticas, legislación y prácticas efectivas.
Otro punto importantísimo de lo acordado fue promover una cultura de la conservación. En esta idea radica la clave del futuro de la humanidad. Lo decimos sin considerarlo exagerado. ¿Por qué? Porque para enfrentar los enormes desafíos el cambio climático, del suministro mundial de alimentos, la preservación de los océanos, el fin del tráfico ilegal de vida silvestre y lograr un mayor involucramiento del sector privado en la conservación de la naturaleza (recordemos que significa uso sustentable de ella), no hay otro camino que lograr a la humanidad involucrada. Ya hemos visto que los esfuerzos aislados sólo retardan los daños.
Se trata de un giro de forma de pensar y actuar; un cambio cultural, dónde todo importa (hábitos, costumbres, creencias, religiones, etc.)
La Declaración de Hawaii concluye con indudable acierto, que “la magnitud de la huella ecológica de la humanidad es tal, que los sistemas que sustentan la vida natural de la Isla Tierra está llegando a su punto de ruptura, poniendo en peligro el bienestar y la resiliencia (capacidad de adaptación a los cambios) del conjunto de la vida”.
Subraya que la situación es urgente y hace falta una profunda transformación en la audacia de nuestras aspiraciones, la fuerza de nuestros esfuerzos y el peso de nuestras inversiones.
La buena noticia es que las soluciones basadas en la conservación de la naturaleza, han demostrado en todo el mundo que funcionan muy bien para mitigar la emisión de gases invernadero, adaptarse mejor a los cambios, reducir los riesgos naturales y, al mismo tiempo, mantener sostenibles los sistemas de vida. ¡Manos a la obra!