Nicaragua

Madre, que dar pudiste de tu vientre pequeño

tantas rubias bellezas y tropical tesoro,

tanto lago de azures, tanta rosa de oro,

tanta paloma dulce, tanto tigre zahareño.



Yo te ofrezco el acero en que forjé mi empeño,

la caja de armonía que guarda mi tesoro,

la peaña de diamantes del ídolo que adoro

y te ofrezco mi esfuerzo, y mi nombre y mi sueño.


Rubén Darío (1889).



Anidando en el porche

Anidando en el porche
dzu2012

lunes, 24 de noviembre de 2014

Los 10 problemas socio-ambientales de Latinoamérica


18/11/14 Por Carlos Fermín
  
Ecoportal

Es triste reconocer que la majestuosa geografía latinoamericana, viene siendo salvajemente golpeada por una serie de inconvenientes ecológicos, los cuales perjudican la riqueza natural de sus paisajes y destruye la paz verde de los ecosistemas, debido a la mano todopoderosa del Hombre que privatiza la salud de la Naturaleza, y la convierte en un espejo de los ecocidios cometidos en nuestros ancestrales territorios.

      Desde los vientos aztecas que soplan en Michoacán de Ocampo, pasando por la aguerrida población carioca de Florianópolis, y llegando hasta el clímax argentino en la fría ciudad de Ushuaia, existe una total disonancia en la interacción del binomio Ambiente-Sociedad, que es la clave para afianzar el conservacionismo en la ciudadanía y preservar el equilibrio holístico del planeta Tierra. Vemos que la posible voluntad de cambio en los habitantes, para evitar el impacto ambiental negativo en sus comunidades, es siempre arruinada por un modo de vida egoísta, conformista y ajeno a practicar los valores de la Ecología.

      En la actualidad de nuestro continente, se observa un total eclecticismo en los percances ecológicos latentes. Por ejemplo, tenemos el famoso Rally Dakar, visto como un evento pseudo-deportivo que estropea el acervo arqueológico de las fronteras multiculturales. Los espectáculos de maltrato animal como las sangrientas Corridas de Toros, que se escenifican en los monumentales antros de la muerte. El sistemático malgaste del agua potable que abre las oxidadas tuberías de la infame burocracia. Y la entrometida contaminación visual que capitaliza el apego a lo material con tanta oferta publicitaria en las calles.

      Sin embargo, para comprender la gravedad de la crisis ambiental que padece Latinoamérica, es importante definir a la Ecología como una ciencia que estudia las relaciones de los Seres Vivos entre sí y con su entorno, asumiendo que la Humanidad tiene la gran responsabilidad de cuidar los tesoros naturales de Gaia, buscando establecer el soñado desarrollo sostenible y sustentable de sus ciudades. Con el fin de iluminar el sagrado mapa de Vespucio, explicaremos los 10 problemas socio-ambientales que aquejan el cuerpo y el alma de los senderos latinoamericanos.

      En el décimo lugar encontramos la estruendosa Contaminación Acústica, que revienta los tímpanos del manto asfáltico recorrido por la Sociedad Civil. Muchos individuos se acostumbran a escuchar el fastidio del claxon y de las alarmas de los carros y camiones, el salvaje cilindraje de las furiosas motocicletas, la música con altísimo volumen que invade de megáfonos las calles, y la descontrolada bullanga de la colectividad en los espacios públicos. No obstante, la locura auditiva en la selva de cemento provoca un continuo malestar emocional en las personas, que predispone el mal genio, la ofensa al prójimo y la peligrosa violencia vial en los desesperados conductores. Si bien el ruido es el mejor amigo del tráfico citadino, de los semáforos y del embotellamiento vehicular en Sao Paulo, Caracas, Buenos Aires, Bogotá, Quito, Lima, Santiago y Ciudad de México, al final de tanta demencia cronometrada al volante, el único perjudicado termina siendo el ciego, sordo y mudo Medio Ambiente.

      En noveno lugar hallamos el Tráfico ilegal deFauna exótica, que cada año lucra los bolsillos de los prófugos delincuentes latinoamericanos, quienes se dedican a invadir los templos benditos de la biodiversidad, a cambio de sedar, ocultar y vender el destino de todo el reino animal en un avión sin pasaje de vuelta. Es lamentable apreciar como especies autóctonas que enriquecen la historia, la evolución y el patrimonio natural de nuestros países, se encuentran al borde de la extinción por la no misericordia del Homo Sapiens. Los cazadores tienen en jaque al Jaguar, a la Guacamaya Roja, al oso Frontino, al Cardenalito, al Ocelote, al Tucán, al Armadillo Gigante, a la Tortuga olivácea, a la Nutria Gigante, al Cauquén colorado, al Paují de Yelmo, y a miles de otros angelitos que se toparon con el demonio. De hecho, ya extinguimos a la Tortuga gigante de Floreana, al Oso Mexicano, al sapo de Monteverde, al pato poc de Guatemala, a la foca monje del Caribe, al Guacamayo Glauco y al hermoso Ara Tricolor.

      En octavo lugar se ubica la elevada Polución del Aire que ocasiona una gigantesca nube negra a cielo abierto, intoxicando las vías respiratorias de la ciudadanía y asfixiando los pulmones vegetales del Ambiente, mediante la improvisada industrialización de zonas urbanas y rurales que se transforman en chimeneas llenas de reacciones químicas, producto de las actividades conllevadas por el sector económico latinoamericano. No hay duda que la mezcla del clásico smog callejero con el exagerado uso de combustibles, viene acelerando lacontaminación ambiental que cubre la bellísima plaza del Zócalo, la cual resiente los daños de la gasolina con plomo, del monóxido de carbono y de las cenizas por quema de residuos sólidos, que a su vez, refleja la sobrepoblación de las metrópolis, el mal estado de las unidades de transporte público y el vil capricho de los usuarios en utilizar carros particulares para ir a sus trabajos, centros educativos y hogares.

      En séptimo lugar tenemos los campamentos de Minería ilegal, que extraen los legendarios recursos del suelo aborigen bajo la brillante luz del Sol. La insaciable búsqueda de oro, plata y diamante por parte de seres inescrupulosos que irrumpen los nobles territorios de los pueblos originarios, termina embriagando de mercurio las comarcas, los ríos y los bosques de los hermanos indígenas, quienes observan como su espíritu de lucha es convertido en un trágico etnocidio anunciado. Es consabido que en Perú, Colombia, Ecuador, Brasil y Venezuela, existe toda una mafia “clandestina” que deteriora drásticamente las áreas verdes protegidas, regalándole costosas joyas a los gobiernos de turno, para que sus organismos ambientales se queden calladitos y no interfieran con el valeroso ecoturismo de los narcotraficantes, de los guerrilleros y de los mineros. Basta con viajar a la región de Madre de Dios en Perú, al Parque Nacional Canaima en Venezuela, al Bosque Protector de la Cuenca del Río Paute en Ecuador, al Parque Natural Nacional Farallones de Cali en Colombia, y a cualquier punto cardinal de la Amazonía sudamericana para verificar el delito in fraganti.

      En sexto lugar aparece la plaga de los Cultivos de alimentos Transgénicos, que desarrolla la transnacional Monsanto y sus criminales aliados comerciales. Los organismos genéticamente modificados (OGM) son una verdadera enfermedad envasada de venta libre en los supermercados latinoamericanos. Además, se tiende a esconder la etiqueta que visualiza la toxicidad del alimento, por lo que nuestras familias son engañadas al creer que están comprando soya y maíz cosechado en la fértil hierba de la Naturaleza, sin saber que consumen un producto químico creado en los sucios laboratorios de la ciencia norteamericana. Sabemos que en países como Argentina, Brasil, México, Uruguay y Chile, la seguridad alimentaria se pone en franco riesgo ante la amenaza que representan los OGM para la ciudadanía. Es un secreto a voces que la semilla transgénica provoca alergias, resistencia a medicamentos, inflamación en el hígado y en los riñones, disminución de la capacidad de fertilidad y tumoraciones.

      En quinto lugar emerge la letal Fractura Hidráulica, que no se cansa de perforar el corazón de una gran piedra preciosa llamada planeta Tierra, la cual es taladrada con un mortífero coctel líquido para que el dinero salga de los pozos en forma de gas. La técnica extractiva del fracking es una bomba sísmica no convencional que agrieta los linderos de la sensatez humana, e incrementa la contaminación de los mantos acuíferos, vierte un caudal de aguas residuales, fuga metano y ácido sulfhídrico en el aire y quebranta la calidad de vida de los inocentes lugareños. Los estragos ambientales del Fracking se evidencian con fuerza en México, donde la reforma energética legalizó el desastre ecológico en localidades como Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Durango, Veracruz y Chihuahua. Y en Argentina, donde la aprobación de la Ley de Hidrocarburos en octubre del 2014, permitirá que por 35 años se siga financiando el ecocidio del fracking en los suelos argentinos, buscando que la amarga experiencia de Vaca Muerta, acredite más jugosas concesiones en contra de la paz del Medio Ambiente.

      En cuarto lugar resalta el Abuso del Consumo Eléctrico, debido a que no practicamos la Eficiencia Energética por voluntad propia, generando una altísima demanda de energía eléctrica que satura de contaminación lumínica el firmamento latinoamericano. Quedamos ciegos en la penumbra de los apagones por la sobrecarga del mencionado servicio. La ausencia de una diversificación energética en las comunidades que habitamos, nos esclaviza a rendirle tributo al color amarillo que resplandece con tantas bombillas incandescentes que jamás son apagadas, con tantos aparatos tecnológicos que nunca desconectamos del tomacorriente, y con tantos electrodomésticos que se enchufan para simplemente beber té verde. El elevado cobro mensual por electricidad en Venezuela, México, Panamá, Argentina, Brasil y Chile, perjudica el consecuente ahorro eléctrico de Bolivia, Paraguay, Honduras, Guatemala, El Salvador y Nicaragua.

      En tercer lugar, sobresale la inmensa Contaminación del Agua que inunda los cuerpos de agua dulce y salada de nuestros milenarios lagos, ríos y mares. Aunque el vital líquido evoca el nacimiento de la vida en cada rincón latinoamericano, nos duele aceptar que dicha agua se encuentra muy contaminada, por tanta basura doméstica e industrial que se acumula en sus costas, lo que va destruyendo la pureza de los manantiales tropicales. Hoy en día, el fondo marino es el mejor relleno sanitario creado por las personas para desechar la chatarra. Ellos también visualizan las colosales redes pesqueras que carcomen a los animales acuáticos, y el derrame de hidrocarburos en manos de las empresas petroleras, que dejan una imborrable huella de crudo en sus aguas. El caos incluye al Lago de Maracaibo, al río Usumacinta, a los Pantanos de Centla, al río Saracuruna, a la isla San José, al Lago Cocibolca, al Humedal La Segua, al río Matanza-Riachuelo, al Lago Titicaca, al río Guaire y demás espacios naturales.

      En segundo lugar, nos topamos con la agresiva Deforestación que anualmente le arrebata millones de hectáreas y lágrimas a la agonizante Pachamama, por la tala indiscriminada de árboles con la infalible voz de la motosierra, por la continua expansión de la frontera agrícola para comer carne con droga envuelta en palma aceitosa, y por la atroz urbanización del siglo XXI que transforma una reserva de biosfera en un metalizado centro comercial. El fuego, la madera y el hacha pelean a muerte con los campesinos, los leñadores y los latifundistas. La realidad de los agrotóxicos arrasa con la promesa de la agroecología. Por eso, la amazónica deforestación en Brasil aumentó en un 290% durante el mes de septiembre del 2014, comparándolo con el mes de septiembre del 2013, resumiendo la fatal tendencia que desertifica al Chaco Paraguayo, a Bosawás, al Cerro de Amalucan, al Impenetrable Chaqueño, a la Reserva forestal Guarayos, y a un sinfín de otros paisajes.

      Y en primer lugar, se posiciona la falta de Cultura de Reciclaje en el discernir de los ciudadanos latinoamericanos. Es insólito que la gente todavía lance en las principales calles, parques y plazas de nuestras ciudades: las latas de Coca Cola, los empaques de las golosinas, los pañales desechables, los discos compactos rayados, las cajas de equipos electrónicos y el resto de los residuos orgánicos e inorgánicos consumidos. Si ni siquiera vierten la basura en el genérico contenedor multiusos que ya todos conocemos, es imposible que se atrevan a separar el plástico, el vidrio, el cartón, el metal y el papel, para luego depositar esos materiales en los contenedores de colores que especifican el sitio idóneo en donde arrojar la basura. Lo peor, es que los ministerios ambientales de América Latina NO fomentan en absoluto la práctica de las 3Rs (reducir, reutilizar y reciclar), porque los hombres y las mujeres que allí trabajan, tampoco saben cómo practicarla.

      Tan sólo debemos viajar al Chaco Paraguayo, para tener una vista en 360 grados de la impunidad ambiental en Latinoamérica. En enero del 2014, se demostró que sus bosques nativos tienen la mayor tasa dedeforestación a escala global, por el avance de la actividad ganadera con capital extranjero, que es autorizada y legalizada por los entes gubernamentales paraguayos. Esa terrible situación, afecta el modus vivendi de los indígenas ayoreos que por siglos han protegido el legado celestial de sus tierras, y forman parte del histórico mestizaje cultural del Paraguay. En junio del 2014, la Cámara Paraguaya de Exportadores de Granos, firmó un convenio con la empresa Monsanto para que siembre soja transgénica en el Chaco Paraguayo, y así lograr que los grandes tentáculos del monocultivo malogren la vida del agonizante pueblo ayoreo. Y en octubre del 2014, se confirmó el hallazgo de petróleo convencional a casi 4000 metros bajo tierra, para que las multinacionales inglesas junto al gobierno paraguayo se dediquen a extraer el crudo del Chaco Paraguayo, que romperá los pies descalzos de la tribu ayoreo.

      Tras desglosar el artículo, vimos que los 10 problemas socio-ambientales que cotejan las naciones latinoamericanas, son causados por la gran codicia de las transnacionales que compran a los gobiernos de turno, para que sus organismos públicos adjudiquen los permisos de exploración y las licencias de explotación de los recursos naturales, sin considerar los Estudios de Impacto Ambiental (EIA), que no se evalúan al momento de aprobar los mega proyectos extractivos. Toda esa perversión ecológica, es fomentada por la indiferencia de la gente común y silvestre que NO denuncia los continuos atropellos que maltratan la salud de la Pachamama, y terminan siendo testigos y cómplices de la desidia que sufren sus localidades, porque ellos jamás proyectan la Educación Ambiental en el afer de sus comunidades.

      Las malas decisiones ambientales castigarán el futuro de Latinoamérica, y no deseamos que el sentimiento de culpa se apodere de nuestro puño y letra. Cada quien es dueño de su propia verdad, y la voluntad de cambiar el presente, depende del compromiso ecológico en estimar el activismo de calle, el conservacionismo y el amor por la Naturaleza. Es necesario internalizar los errores del pasado, y ayudar con la recuperación de los mágicos entornos del Medio Ambiente.

Ecoportal.net

viernes, 22 de agosto de 2014

Libertad



Doraldina Zeledón Úbeda

Entre ratos, voy haciendo mi jardín, no sólo para embellecer, también para contribuir con la descontaminación del ambiente y entender mejor a la naturaleza. La trinitaria o veranera ya creció bastante, las ramas iban desordenadas hacia la calle; entonces, las amarré para guiarla por donde yo quería que crecieran. A los pocos días, vi que se estaban secando, colgaban como estranguladas. Después comenzaron a retoñar por debajo del amarre, buscando nuevos caminos. Varios retoños por todos lados. Corté las puntas secas y las dejé crecer a su gusto. Luego estaban florecidas.

Pensé cuántas ideas y talentos dejan de florecer por estar faltos de libertad o mal orientados. Unas veces con la mejor intención, otras, con premeditación y ventaja.

Le quité la libertad de crecer y expresarse a su gusto, la desplacé por donde mi interés me apuntó, le amputé las ramas que se secaron por mi culpa. Y me regaló flores. Así es la naturaleza. Pero lo comprendemos hasta que todo está seco, cuando nos cobra por la destrucción. Cuando sentimos sed, calor y hambre. Porque creemos que los seres humanos somos dueños de todo lo que existe, incluyendo los de nuestra misma especie,  y los sometemos a nuestra voluntad y ambición.

Pero la libertad es consustancial al crecimiento y al desarrollo, a la creatividad, la seguridad, a la salud y a la vida misma. A la calidad de vida. A la alegría de ser, florecer  y proyectarnos. Y cuando se nos corta, buscamos otros caminos, y como la veranera, podemos hacer florecer nuestras ideas, opiniones y actos. No tenemos que esperar a que nos den la libertad, pues está ahí, es un derecho inherente a la condición humana. Entonces, hay que luchar no por el derecho a la libertad, si no por el derecho a disfrutarla. Si no somos libres es porque lo hemos permitido. Y así, nos pueden enderezar para acá y para allá.

Y pensé si el que tiene hambre puede ser libre. O si la libertad es más poderosa que el hambre.  Si podemos ser libres en medio de quienes hacen derroche de su “libertad”.  Y sometidos a mensajes de todo tipo, que nos confunden, bloquean el pensamiento y encojen el espíritu. 


Seguí reflexionando y quedé presa en un laberinto de libertades: libertad de expresión, libertad para disentir, libertad de pensamiento, libertad de cultos, de acceso a la información, de participación, de asociación, libertad de elegir, libertad de domicilio, libertad sexual, libertad de amar y de soñar, de hablar o callar, libertad para elegir tu destino… 

Pero también hay libertad para pagar, para comprar, libertad para acallar, libertad  para engañar, para excluir, para subvalorar, libertad del homo sapiens contra el animal. Y libertad para restringir la libertad. ¿Será por eso que “es más fácil encontrar rosas en el mar”? 

Y como sucede con los todos los derechos, éste igualmente tiene su límite: la libertad de los demás. Por eso también hay libertad para no dejarse quitar la libertad. “En un estado verdaderamente libre, el pensamiento y la palabra deben ser libres”, dice Suetonio, historiador romano. No sólo el pensamiento y la palabra, también la acción. Somos libres para pensar, opinar y actuar.

Yo doy gracias por ser libre. Por la libertad de autocensurarme para seguir siendo libre. ¿O estoy como el gorrión y la mariposa, entre vistosas flores, olores y sabores, bajo un espléndido cielo, y entrampados en una malla?


martes, 25 de marzo de 2014

Estelí: con olor a tabaco y café

5 de marzo de 2014 | 00:00:00

Managua, Nicaragua | elnuevodiario.com.ni


Doraldina Zeledón Úbeda | Opinión


Me despierta el olor a café. Antes de que me levante se filtra desde el vecindario. Y cuando salgo, durante la tarde, por las calles se siente ese olorcito que reanima. Y si hago alguna visita, ahí está el café.

También está el olor a tabaco, impacta. Golpea el olfato, el estómago, la salud. Y, para bien y para mal, su cultivo e industria mueven la economía de Estelí. Un día pregunté por qué tanto alboroto los viernes. Es el día de pago. Hay promociones en el comercio, incluyendo ruido. ¿Qué pasaría si se deja de producir tabaco?, ¿se acabaría la vida en Estelí?
Las fábricas están por todos lados. A veces son edificios construidos para eso, cerrados, un poco apartados. Hay también otras casas dedicadas a la industria, a la orilla de la calle. Y despiden ese olor penetrante del tabaco. Un día tuve que cruzarme a la otra acera, o más bien el olor me desplazó.
Por ello, esas noticias de “Estelí con los mejores puros del mundo” me dejan pensativa. Cómo me gustaría leer, “Estelí con el mejor café del mundo”. O con “el mejor maíz del mundo”. Claro, si su cultivo y procesamiento son amigables con el ambiente.
Una señora me dijo que hace unos años se fue para la finca, huyendo del smog y el ruido de la ciudad. Y tuvo que regresar, pues los plantíos de tabaco la tenían rodeada. Otra, relata que la vida del campo ha cambiado, que tienen trabajo gracias al tabaco. Es la opción ante el desempleo. La alternativa que está a mano, lo que importa es solucionar los problemas de hoy. Mañana ya veremos. ¿Más enfermedades y contaminación difuminadas en una ciudad pujante?
Porque, ¿cuánto gasta cada familia para contrarrestar los efectos en la salud?, ¿cuántos se retiran de la fábrica porque están enfermos? O los retiran. Y ¿cuánto gasta el gobierno en salud por efectos del tabaco?, ¿cuánto sufre la familia por la enfermedad?, o cuando mueren asfixiados, intoxicados por la nicotina, destruidos por un cáncer. Y aquí también nos acompaña el olorcito a café.
Me pregunto si la industria del tabaco podrá ser motivo de orgullo. Quizás la laboriosidad, la exigencia, el cuidado. Cuando leo noticias sobre los mejores puros, me imagino esa laboriosidad, esa dedicación, aplicadas a otras industrias. Si se puede con el tabaco, ¿por qué no con otros rubros? Todo es que inversionistas, gobierno y productores, las echen todas para mejorar y diversificar, y apuesten por el ambiente saludable, y por ende, por la vida. Hace poco leía que pequeños productores de café, ante el problema de la roya, están dedicados a otros cultivos, exitosamente.
Las empresas tienen programas de Responsabilidad Social Empresarial. Si es así, podrían dedicar tierras para desintoxicar con arboledas, que al mismo tiempo produzcan agua para reponer la que consumen los grandes plantíos. Y construir edificios apropiados para afectar menos a los trabajadores y a la población. O quizás lo que para unos es bueno, para otros es malo. ¿No se podrá encontrar enlaces, puentes, coincidencias para la vida? No para evitar la muerte sino disminuir el dolor, el sufrimiento y la muerte prematura.

doraldinazu@gmail.com

miércoles, 19 de marzo de 2014

Basura: indiferencia y mala educación


1 de marzo de 2014 | 00:00:00


Managua, Nicaragua 


http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/313861-basura-indiferencia-mala-educacion

Doraldina Zeledón Úbeda 


Mientras caminaba por las cercanías de los Juzgados de Estelí, en el barrio El Rosario (bastante limpio), sentí un olorcito que me golpeó el olfato. Observé por uno y otro lado para ver de dónde venía. Era un cauce, que también me golpeó la vista. Está lleno de basura y agua putrefacta. De eso, hace como tres meses.

Ahora pasé de nuevo y recorrí la calle para ver desde dónde venía. Es un cauce pequeño, pero muy mal oliente. Arrastra la basura hacia el río, a unos pocos metros. Y paralelo a una calle con bastante tráfico y comercio que, además, va hacia el recinto de la Universidad Autónoma de Nicaragua, UNAN. Es decir, por ahí pasa mucha gente.

Me llamó la atención que hay varias instituciones a la orilla. La parte más sucia y putrefacta está frente al centro de salud del barrio. Y, para colmo, también está un centro de desarrollo infantil. La única parte limpia es frente a las oficinas del Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales, Ineter.
Todo esto me lleva a pensar que debería haber preocupación no solo por parte de la Alcaldía, sino de las instituciones que están ahí. Y, por supuesto, del Ministerio de Salud y los de medioambiente y educación. Los vecinos del sector y la universidad. Pero no solo debe pensarse en limpiar, sino evitar ensuciar y que otros ensucien.

Es triste ver cómo la gente tira todo a la calle y a los cauces, como que de nada valen las campañas que se han hecho llamando a los ciudadanos a querer este país y demostrarlo no ensuciándolo. O quizás simplemente esas campañas no existen. O habrá que hacer que nos eduquemos a la fuerza, con la aplicación real de multas. O una campaña para llamarle la atención a la gente que va tirando basura. A lo mejor nos educamos si los niños y niñas empiezan a llamarles la atención a los irresponsables que ensucian; quizás les dé vergüenza; porque si no nos educaron en la casa, nos van a educar en la calle.

El asunto es que a unos no les importa tirarla y otros ni se preocupan. Están frente al problema, se tragan el olor, ¿y qué hacen los vecinos? ¿Se han quejado ante la Alcaldía? ¿Han hecho algo? Y a las instituciones que están ahí, ¿no les preocupa ese mal aspecto frente a su fachada? ¿No les preocupa sumarse a la violación de los derechos constitucionales a la salud y al medio ambiente saludable?
doraldinazu@gmail.com 

1.        Comentarios
 19:43 - 11.03.2014
Yo creo q el problema esta como mal enfocado o sera q no hay capacidad de parte de los gobiernos de enfretar esa problematica, mire xq:
Yo vivo aqui en los EEUU y cuando fue de vacaciones x primera vez a Nica, me lleve con migo la conciccion y la educacion q uno aprende aqui, fui al Mercado Roberto Huembes, mire unos elotes hervidos q me fascinan, para ser honesto me comi 2 y al terminar anduve con la masorca pelada como x 1 hora, con toda la mano sudada y no pude hallar un recipienta para botar basura, total termine tirandola en unos canastos q estaban x alli, osea el problema de la basura es un problema o q los gobiernos no saben manejar o q no tiene capacidad de colectar y procesar, entonces la gente no se puede quedar con la basura en la casa, buscan donde tirar, entonces es verdad nos volvemos irresponsables y incultos obligatoriamente.
El otro color q tenemos los nicas es q orinamos en cualquier lado, igual, me siento muy mal tener q orinar en un palo o en laesquina del fondo, resulta q me fui a caminar x ahi y me habia bebido unas cervezas y estaba q me rebentaba de las ganas de orinar, pero al lugar q me metia a pedir orinar me decian q el baño estaba malo o q no se prestaba, conclusion, termine orinando en un palo, imaginese se me hubiese encontrado un periodista extranjero q no sepa como es la cosa, me hubieran tirado una foto y hubiese salido en una nota de prensa: Nica chanco q orina en cualquier lugar.

1 de marzo de 2014 | 00:00:00 | elnuevodiario.com.ni



jueves, 7 de marzo de 2013

Gracias por darme vida y salud



http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/279742-gracias-darme-vida-salud

Doraldina Zeledón Úbeda

¿Ya tiraste la toalla? me preguntó un lector. Más bien, estuve envuelta en la toalla. Y escribí poco. Hace un año me llevé un gran susto. Mi salud “se descompensó”. Quizás fue el círculo vicioso enfermedad-estrés-miedo.

Estaba empacando libros. Ya andaba mal y esperaba respuestas del “Seguro”. Poco a poco fue un dolor intenso; mi amiga Martha terminó la tarea. Después me acompañó al hospital, “aunque vaya tu familia, yo iré”, me dijo. Fue un ángel.

Ya otra amiga me había recomendado a una doctora. Fui. Me escuchó, me creyó y me ayudó. A cambio de casi nada. Me operó el 2 de marzo. El primero fue de estrés al por mayor. Fui a reposar a Estelí. Pasé ocho días con el alma en un hilo, esperando los resultados de la biopsia. ¡Qué días y noches más tristes! Quería amarrarme el cerebro para no pensar. O dormir los ocho días seguidos.

No llamé cuando me indicó. No tenía fuerzas, y sí temor. Era el día de la mujer. Pensé cuántas estarían en igual o peor situación. Llamé al día siguiente. “¡Felicidades!, todo salió bien”, me dijo la Doctora Mejía. “No siempre las noticias son buenas. A veces es duro, para la paciente, para la familia y para mí; pero usted salió bien.”  Sentí como si fuera una plantita marchita que se levanta con el agua fresca: eso era su voz por el teléfono.

Cuando regresaba para quitarme las puntadas, había un tranque en Sébaco. La gente estaba nerviosa y todos los celulares sonaban. Era un ruido necesario. Supe que unos iban enfermos; otros, a lugares retirados. Y no hubo pasada. Yo sentía más dolor por el viaje, pero sin proponérmelo, comencé a valorar lo que miraba, incluido el tranque.

Como siempre, llevaba un libro. No leí. Me dediqué a contemplar lo que pasaba por mi vista. Miré lo que nunca había visto, a pesar de tantos años viajando por ahí. Era marzo, los campos están secos, pero yo sabía que pronto estarían verdes. Observaba los animales, los árboles, las casas, los vendedores asoleados y quizás con más problemas. Comencé a dar gracias por todo lo que iba viendo, conociendo y re-conociendo. Por la vida y la salud. Y todo lo que tengo. ¡Qué bondadosa y sabia es la naturaleza, cómo todo renace y las heridas sanan! ¿Por qué temía? Y, a pesar del dolorcito, sentía una gran felicidad, tanto por lo que miraba, como por el hecho mismo de poder verlo. ¿Por qué me preocupé si no soy yo quien organiza mi agenda?

Es terrible pensar que te podés morir. Algún día sucederá, pero siempre queremos posponer ese viaje. Si tenía miedo y sufría al pensarlo, qué duro será para quienes están peor. Y pensé, no cuesta nada pedir también por ellos. Es un gesto humano, como dar gracias por el aire, por el agua, el sol, una sonrisa o la ciencia. Por todo lo que da vida y desvanece el dolor. Es sentir que los demás también sienten.   

Un día dije: “no sabía que podía rezar con tanto fervor, de todas las oraciones de mi abuelita Teófila me acordé; eso y las novenas de mi Mamá me ayudaron”. Y me respondió una amiga, yo también recé. Y sí, sé que elevaron sus oraciones. Y los no creyentes me enviaron sus energías y su cariño.

Gracias a mis amistades, a mi familia, a los vecinos que estuvieron pendientes. Gracias por las oraciones, las visitas, los libros, los power point, la música, correos y llamadas. ¡Y qué mensajes, qué sabiduría, qué libros!  

Gracias a los médicos y enfermeras. A la doctora María Delma Mejía, que debería llamarse María Angelina. Al Hospital Vivian Pellas; a mi hermana Osdalia por su tiempo y paciencia para curarme. A mi sobrino Harley que con sus pláticas me hizo menos pesados los días de espera.

Gracias al universo por todo lo que nos da. Gracias al Dios de mis padres. Y a ellos que me enseñaron a creer y a valorar la vida. Cualquier vida. Agradezco a todos y todas, y aunque no los mencione aquí, no se  borrarán ni de mi mente ni de mi corazón.  

doraldinazu@gmail.com



miércoles, 27 de febrero de 2013

Antenas: a falta de certeza, precaución

27 de febrero de 2013

Managua, Nicaragua | elnuevodiario.com.ni

Doraldina Zeledón Úbeda | Opinión

Es indiscutible la importancia de las tecnologías de la comunicación. Y es maravilloso que mediante un pequeño dispositivo podamos comunicarnos y vernos; estudiar y trabajar sin importar las distancias.

Pero estas tecnologías puede que por un lado ayuden y por otro estén afectando negativamente, si no se prevén sus efectos en la salud, o si no se cumple con los requisitos de instalación. O lo que es peor, si no contamos con regulación legal.

Según nota de un diario nacional, el director de Telcor considera que no será necesario retirar las antenas para celulares de las áreas urbanas porque “la Organización Mundial de la Salud establece que la antena y la torre no es dañina”. ¿Y las radiaciones que emiten serán inofensivas?

La Organización Mundial de la Salud dice que no hay evidencia científica de que afecten, pero continúan las investigaciones porque tampoco hay pruebas de que no afecten, y recomienda se aplique el principio de precaución, reconocido mundialmente y recogido en las leyes: “Cuando haya peligro de daño grave e irreversible, la falta de certeza científica absoluta no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces en función de los costos para impedir la degradación del medio ambiente” (Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, 1992).

Y algunas investigaciones ya aseguran que sí afectan. Entonces, ¿faltan evidencias, se desconocen o se esconden? ¿No conviene divulgarlas como pasó con los efectos del tabaco? ¿O por presiones económicas? Y si no causa daños ¿por qué en otros países tienen leyes estrictas?

Si la solución es que todas las empresas de telefonía estén en la misma antena, ¿no disminuiría la potencia de transmisión de datos?, ¿no aumentarán las radiaciones electromagnéticas? La salud y el medioambiente deberían estar por encima de los costos económicos.

Los políticos deberían acercarse a los científicos, más que a los empresarios, que por conveniencia dicen que las antenas no afectan. Y los funcionarios públicos, ¿responden a los intereses de la población o de las empresas? Hay bastante literatura como para aprobar leyes duraderas y evitar que se cambien al día siguiente. ¿O vamos a esperar ver qué pasa? No podemos esperar. Las leyes son para prevenir.

Esta tecnología avanza con gran rapidez, mientras la legislación permanece en intenciones. ¿Podremos detener las posibles consecuencias a corto y largo plazo? A finales del 2012 instalaron una antena a 70 metros del hospital dermatológico, cuando se debería evitar que estén cerca de centros infantiles y de salud. Está en un pequeño patio y entre viviendas. La gente de los alrededores sólo se quedaba viendo el gigante que se enseñoreaba en el espacio aéreo y terrestre.

La población tiene derecho a saber no sólo sobre los posibles efectos, sino sobre la instalación. Conocer el área de influencia. Incluso, debería ser informada antes de instalarse. Tenemos derecho a la salud, a vivir en una casa digna, segura, en un ambiente saludable; pero algunas personas tienen miedo que, en una ciudad tan sísmica como Managua, la antena les caiga encima. Eso estresa, y el estrés enferma.

Además, las antenas devalúan las propiedades. Nadie va a querer una casa amenazada por semejante monstruo metálico. A esto se agregan los efectos antiestéticos, la afectación al paisaje visual. Si don Quijote de la Mancha viniera por estos lugares, no le daría tiempo otra vida para enmendar tantos entuertos y librar batallas, no contra los molinos de viento, sino contra estos gigantes urbanos.

¿Viviremos sano, bonito y seguro con tanta armazón aérea? ¿O son la estructura para un bosque urbano de exuberantes árboles de Navidad? ¿Al director de Telcor le gustaría tener uno de estos en su patio? Hay que armonizar desarrollo tecnológico con desarrollo humano.

doraldinazu@gmail.com

lunes, 25 de febrero de 2013

Regulación de altoparlantes

25 de febrero de 2013

Managua, Nicaragua | elnuevodiario.com.ni
http://www.elnuevodiario.com.ni/opinion/278636-regulacion-de-altoparlantes

Doraldina Zeledón Úbeda | Opinión

En varias ciudades existe el perifoneo, “baratas”, altoparlantes o publicidad móvil. A toda hora. A todo volumen. Y a veces con grabaciones nada agradables. De Granada y León me han comentado que es tremenda, igual en Managua, y también en Estelí. Inclusive, me han dicho que algunas “caponeras” ya tienen sus bocinas. Y hasta las bicicletas y carretones con tienditas móviles.

Y no es sólo la publicidad ambulante, también los altoparlantes fijos que instalan las tiendas y los organizadores de ferias. Pasar por esos locales es un atentado contra la salud. Es el caso de una fotocopiadora de Estelí, que no tiene necesidad de hacerse publicidad porque es conocida de sobra. O la empresa Claro que hace temblar el parque-mercado.

A propósito, el miércoles estuve en el centro comercial de Linda Vista, en Managua, me dio mucho gusto ver despejados los pasillos y que habían barrido los parlantes. El gallo rectangular y gigante, que no canta en la madrugada sino que grita a toda hora, sonaba decente al interior de su tienda. Y las promociones que el supermercado ofrecía afuera, estaban limpias de ruido. ¡Qué alegría sentí! Como vemos, es sencillo. Sólo basta la voluntad, no se necesitan escobas, ni camiones, ni palas ni dinero ni brigadas para barrer los altos decibeles.

El perifoneo hace una labor social, especialmente cuando se emiten mensajes de duelo o sobre eventos, como campañas de salud. Sin embargo, a veces madrugan y anochecen con sus anuncios, cuando la población quiere descansar. Un día hice un comentario, y alguien me contestó que para eso pagan. Una cosa es que paguen por el permiso y otra que abusen.

Desconozco si existe alguna disposición actual, pero como el ruido es ruido, independientemente de la fuente que lo emita, se pueden aplicar artículos de diferentes leyes.

Lo que encontramos fue la Ley 142 publicada en La Gaceta 139 del 28 de junio de 1948, y reformado por el Decreto 1341 publicado en La Gaceta 156 del 13 de julio de 1967. Norma los horarios de la publicidad ambulante y prohíbe los altoparlantes fijos frente a los establecimientos. Copio dos artículos:

“Arto.1-Queda terminantemente prohibido el uso que algunas personas o empresas acostumbran para su negocio particular o como propaganda para negocios ajenos, estacionar alto-parlantes o magna voces frente a sus establecimientos o casas de habitación.”

”Arto. 2-Queda asimismo prohibido a los alta voces ambulantes estacionar funcionando, ni por un momento, en ninguna parte del radio de la población.

Estos aparatos solamente podrán funcionar en las calles de la ciudad, dos veces al día, así: de las 8 a las 11 de la mañana, y de las 3 a las 6 de la tarde”.

Puede leer el documento completo en mi blog “Construyendo paz sonora” o en el sitio web “Ruido, un problema en Nicaragua”, que organiza y mantiene la alemana Gunthild Jochims, incansable compañera en esta causa.

Es necesario definir también el nivel sonoro, lugares que no deben ser afectados, como centros escolares, hospitales, centros infantiles, hogares de la tercera edad. Y el contenido del mensaje, pues a veces sale uno que otro fuera de tono. Lo mismo que establecer el uso de protectores auditivos para los conductores. Y los requisitos e institución competente para otorgar el permiso y controlar su cumplimiento.

No es indispensable una ley, una ordenanza puede agilizar la regulación; pero como se ha dicho infinidad de veces, de nada sirven más leyes si no se cumplen, con lo que tenemos ya podemos vivir sin ruidos, y contribuir así a vivir sano, agradable y seguro.