Nicaragua

Madre, que dar pudiste de tu vientre pequeño

tantas rubias bellezas y tropical tesoro,

tanto lago de azures, tanta rosa de oro,

tanta paloma dulce, tanto tigre zahareño.



Yo te ofrezco el acero en que forjé mi empeño,

la caja de armonía que guarda mi tesoro,

la peaña de diamantes del ídolo que adoro

y te ofrezco mi esfuerzo, y mi nombre y mi sueño.


Rubén Darío (1889).



Anidando en el porche

Anidando en el porche
dzu2012

miércoles, 27 de agosto de 2008

Un minuto de silencio por el bosque

Doraldina Zeledón Úbeda

Mayo 19, 2006.

¡Qué inmenso llano!
¿Y dónde están los pinares?
La Nicaraguan Pine Company se los ha llevado,
mirad los troncos negros comidos por el agua.

“La Mosquitia”, Ernesto Gutiérrez, 1929.


Miles de tucas sobre el río… Se pudrirá el agua y la madera. Y el aire fresco. Como podrida tienen la conciencia los depredadores que con hilos manejan todo desde arriba como un titiritero (sólo que éste lo hace con fines educativos y recreativos, y el otro con fines lucrativos). Y podridos de impotencia estarán también los campesinos y pequeños productores porque ahora no tienen trabajo, sólo Estado de Emergencia en el que siempre han estado.

Un minuto de silencio por nosotros y nosotras, por las futuras generaciones. Un minuto de silencio por los miles de árboles tumbados, por todo lo que se llevaron junto a cada árbol: el nicho ecológico de otras plantas y de los animales que crecían bajo su sombra, el suelo roturado que será arrastrado por la lluvia. Se llevaron la respiración y los alimentos de miles de niños y niñas. Y de los no nacidos. Se llevaron el agua, la salud y la vida. Esto también es un aborto. ¡Y masivo! Imaginemos sobre el río, como las tucas, a miles de recién nacidos muertos ¿Acaso nos conmueve?

Se llevaron el hogar de los pájaros que cada vez escasean más, tanto por la caza como porque se ven obligados a buscar otro lugar o porque el ruido los corre. A veces se cree que el ruido está sólo en las ciudades, pero la tecnología mal utilizada es un elemento más en la depredación del bosque: tractores, camiones, motosierras, motores, vehículos, motos y la misma voz (digo gritos) de la gente. Todos estos ruidos afectan la flora y la fauna. ¿Qué puede hacer un conejito o un venado ante el ruido de una motosierra? ¿Cuánto ruido puede aguantar un gorrión o un pequeño colibrí? ¿Y por qué ya no se ve el quetzal? Ni la urraca. Leía hace poco, en un libro de lingüística, que las aves tienen sus ritos, sus cantos y silencios para atraer a su pareja, pero cuando ya no se pueden escuchar debido al ruido, se aíslan y termina la posibilidad de una nueva generación.

Con frecuencia y desde hace mucho tiempo se dice que ya hay una lista de nombres de la mafia maderera. Si ya existe, ¿por qué no se da a conocer? ¿Hay otro tipo de mafia detrás? Toda esa madera, ¿será llevada como cuerpo del delito ante los tribunales? ¿Por qué no se procesa para que no se pierda?, pues a los culpables nunca los van a procesar ¿Por qué no se utiliza para escuelas en el campo, para pizarrones, para las chozas de los campesinos? Para la casa de la maestra rural. O para puentes que tanta falta hacen o para carretas y cajas fúnebres.

Hay tanta carencia, que en vez de estar a la expectativa de otro “gran destape” que no destapará nada y sí encubrirá mucho y gastará más dinero, ¿por qué no buscar cómo recuperar (en el buen sentido) lo que se pueda y dar una solución a la economía de la zona, a la reforestación del terreno y de la conciencia? ¿Por qué no ampliar ya la educación ambiental integral en todo el sector educativo?, porque las personas mayores ya no podemos dar mucho, la protección del medioambiente está en la niñez y en la juventud, una cabeza ya madura no reforesta, más aún si tiene bien arraigada la semilla de la depredación y el lucro. Sin una educación ambiental de verdad, que forme valores, hábitos, “con-ciencia”, será imposible detener la destrucción del medioambiente, pues las leyes, los cargos públicos y las emergencias no funcionan sin convicción.

¿Por qué no una industria de la madera? Me pregunto cuántos muebles podrían salir de Las Segovias. ¿Por qué no se da asistencia técnica para que la madera preciosa salga convertida en muebles preciosos y no en forma clandestina? ¿Qué muebles no podrían fabricar Masaya, Granada y Masatepe junto con Las Segovias?, y así no importar muebles basura que al mes hay que tirarlos y que, por cierto, debería ser prohibida su venta.

El Estado de Emergencia debería operativizarse en estrategias favorables a los afectados de la zona, para que salgan no sólo de la emergencia decretada, sino de la emergencia humana incrustada ya, en la tierra y en la gente.

Por último, pienso, en mis imaginarios, en una cruzada de poetas, músicos, pintores, fotógrafos, cineastas y demás almas sensitivas, para que con su fuerza expresiva y su razón eleven una plegaria multitudinaria e “interartística”, y tal vez puedan ablandar corazones y sensibilizar cerebros. O para que las futuras generaciones puedan ver a través del arte, lo que se les negó.

Y entonces, el epitafio universal, como un diálogo angustioso con las futuras generaciones, podrían ser estos versos de Rubén Darío, adaptados al desastre ecológico:

“Sueña hijo mío, todavía, y cuando crezcas,
perdóname el fatal don de darte la vida
que yo hubiera querido de azul y rosas frescas”.

“A Phocas el campesino”, Rubén Darío.

Problemas ambientales en Nicaragua

Doraldina Zeledón Ubeda

Nicaragua posee varios ecosistemas con una diversidad biológica de flora y fauna muy ricas. Con bellos paisajes, aún dentro de las ciudades, como es el caso, por ejemplo, de la capital, con lagunas, lago, volcanes cercanos. O la ciudad de Granada. Belleza que no hemos sabido aprovechar y que por el contrario la hemos destruido.

Los principales problemas ambientales de Nicaragua son la falta de información y de conciencia sobre los efectos que causa el uso indiscriminado de los recursos y la contaminación del ambiente en general. Si hubiese educación ambiental, sensibilización, no se darían los problemas que hay, por ello la ignorancia y la indiferencia en todos lo Poderes del Estado, en la mayoría de las instituciones, la empresa privada y la población general.

Los problemas ambientales son muchos. Al hacer un análisis de cada uno de ellos, en Nicaragua vemos que la magnitud depende de la región. En la zona del Atlántico y el Norte, los problemas son de inundaciones y deforestación por tala indiscriminada por diferentes motivos: agricultura, vías de comunicación, crecimiento de los poblados, explotación minera.

En todo el país está el problema de las sequías, la contaminación de las aguas, la sobre explotación de los acuíferos. Otro extremo son las inundaciones. También tenemos las quemas para preparar tierras de cultivos, lo que a su vez produce incendios forestales y contaminación del aire. A esto hay que agregar la plaga del gorgojo del pino, que arrasó bosques completos en el Norte del país, en el 2001. También está la contaminación y empobrecimiento de los suelos.

Según el estudio de “Biodiversidad en Nicaragua”, una de las fuentes consultadas, hay tres ecorregiones, pero han sido devastadas:

En la ecorregión central, un 60 % de los bosques de pinos y robles han sido eliminados, para dar lugar a la agricultura y ganadería. En la región del Atlántico, un 30 % de los bosques húmedos tropicales y sabanas de pinos han desaparecido por la misma causa, aunque todavía quedan algunas reservas.

En la zona del Pacífico, un 80% de los bosques tropicales secos, sabanas y matorrales fueron transformados en fincas agrícolas, ganaderas, algodoneras y cafetaleras, es la zona más densamente poblada.

A pesar de la destrucción, en estos ecosistemas todavía viven muchas especies de plantas y animales. Se estima que existen unas 9 mil especies de plantas, 1800 de vertebrados y 14 mil de invertebrados, algunas de las cuales se encuentran en peligro de extinción. Debido a la posición central de Nicaragua en el continente americano, se le considera como una zona de transición, lo que ha dado una mezcla de flora y fauna por el contacto entre biotas ancestrales de América.

Ante esta destrucción de los ecosistemas, se ha creado el Sistema Nacional de Áreas Protegidas y hay alrededor de 312 especies de fauna protegidas.

La erosión es un problema que se da en todo el país, debido a la deforestación, la construcción de carreteras que deja laderas en constante deslizamiento, además de los deslizamientos en las laderas de los volcanes, lo que ha causado verdaderas tragedias, como la del Volcán Casitas. Las amenazas están por todos lados, igualmente la falta de prevención.

También los litorales marinos están siendo destruidos, contaminados. Así, hay costas que en época de vacaciones están más pobladas que las ciudades, y en ellas el paisaje, la tranquilidad, se han perdido. Lo ideal (y legal) sería dejar un margen de playa y no construir ni instalar ventas ni parqueos cerca del mar, aunque se tenga que caminar. También hace falta dejar aunque sea un par de horas sin ruido, para reponerse y poder disfrutar al día siguiente.


El ½ ambiente en la capital

En Managua y poblaciones cercanas, parte del problema son los constantes sismos, debido a las fallas geológicas que cruzan la capital y sus alrededores. Aquí es donde se concentra todo tipo de problemas ambientales: la basura, la contaminación del Lago y las lagunas. Y por supuesto el ruido, que sigue siendo ignorado por autoridades nacionales y locales.

Al Lago va a dar el agua de las lluvias que corre por los cauces arrastrando todo tipo de desechos. Las aguas residuales también van al Lago, sin ningún tipo de tratamiento previo. Igual sucede con el agua de las industrias. Es ahora que se está tomando conciencia y se ha comenzado su limpieza y desvío de las aguas residuales a pilas de tratamiento. Pero mientras tanto, las aguas residuales y la basura siguen llegando al Lago. La solución está no sólo en un mejor sistema de recolección de basura, sino en un sistema integral de gestión de residuos, lo cual conlleva la necesidad de infraestructura, recursos técnicos, capacitación del personal encargado de este trabajo y la educación de la población, no sólo campañas esporádicas de publicidad, ni sólo recoger la basura y amontonar el problema en otro lado.

El ruido urbano ya es un problema serio, especialmente por los vehículos. A esto contribuye la desorganización de la ciudad, ya que Managua ha ido creciendo espontáneamente, por varias razones: terremotos, migración del campo y otras ciudades, a cusa de la guerra y el desempleo. Parte de la solución sería la organización territorial y la aplicación de las leyes. Pero como se dijo desde el inicio, la principal causa es la falta de información y de concienciación sobre los efectos que causa la contaminación y el abuso de los recursos.

Faltan leyes y educación ambiental

Una de las solucione a estos problemas serían la educación y la creación y aplicación de normativas. Es urgente la educación ambiental, no sólo a la población en general, ni en sólo en la Escuela, sino que también a los técnicos para que realicen mejor su trabajo; y a los funcionarios, que muchas veces a falta de qué decir en sus discursos, inventan, se contradicen o dicen cualquier cosa. Y lo que es peor, dejan el medio ambiente para cuando haya tiempo y recursos. Por ello la sensibilización y capacitación debería ser en primer lugar, a funcionarios y políticos.

Otra alternativa de solución es el ahorro; pues, por ejemplo, mientras hace falta recursos para la educación ambiental, se hacen publicaciones caras, en vez de hacerlas sencillas y aumentar el tiraje para que llegue a más personas. Y no es falta de gusto, ni de criterios de calidad, sino por la cruda realidad en que vivimos, que debe llevarnos a hacer las cosas con calidad y con menos recursos. Al ahorro en materiales debe sumarse el ahorro por salarios ofensivos para una población que se muere de hambre y por enfermedades evitables con sólo tener un poco de agua. Por ello los problemas son sociales y no ambientales. Más bien antisociales.

También se debería hacer jornadas de alfabetización legislativa con la población, los trabajadores, los sindicatos, para que velen por la aplicación de las normas ambientales, pues así como tenemos derecho de habitar en un ambiente saludable, también tenemos el deber de protegerlo. Y, como ante la necesidad de empleo y ante los poderes económicos que significan las empresas para el trabajador, éste puede verse cohibido a denunciar malas prácticas, entonces se hace necesario un acompañamiento de parte organismos e instituciones de derechos humanos, derechos laborales y de medio ambiente.

La responsabilidad por el medio ambiente es de todos y todas. Cada quien desde su espacio, posibilidades y según el espacio que ocupe el medio ambiente en su conciencia.

Publicado en Ideay.net.ni

Consumismo, deforestación y calentamiento global

Doraldina Zeledón Úbeda

 Miércoles 27 de  junio de 2007, END

“Lo que le hagas a la naturaleza, ella te lo hará a ti”.
Confucio

Hay situaciones que me hacen pensar y hasta me dejan congelada a pesar del calor de Managua. Los científicos han alertado desde hace varios años sobre el calentamiento del planeta, pero como sucede con muchas investigaciones, se quedan en un círculo reducido, porque no tienen recursos ni apoyo para divulgarlas. También sucede que, aunque se conozcan, no conviene prestarles atención. Sin embargo, cuando el tema ya está en la opinión pública, se convierte en la constante de los discursos, como sucede con “desarrollo sustentable”, y entonces todo es verde y amigable con la naturaleza. Y ahora, todos los problemas son a causa del calentamiento global. Ojalá que el uso de los términos cree más conciencia y compromisos.

Cuando las calles de Managua se convierten en ríos, decimos que es por las grandes lluvias causadas por el calentamiento global. Pero es debido, también, al crecimiento de las urbanizaciones por la demanda de viviendas; la falta de drenajes, el asfalto que no deja infiltrarse el agua y en cambio propicia que corra más rápido; la falta de árboles para que detengan las correntadas, pues son muros de contención naturales; la falta de ordenamiento territorial y de estudios de impacto ambiental.

La verdad es que estamos más vulnerables debido al empeoramiento de las condiciones. Y no se da sólo en la capital. Por lo visto la falta de drenaje y de ordenamiento territorial es un problema común, además del calentamiento. Esto debería ser una alerta para os municipios que van creciendo acelerada y desordenadamente.

Las causas principales de estos problemas son el consumismo, la falta de educación ambiental y aplicación de las leyes. Y la irresponsabilidad. Así, la solución a los problemas a veces se convierte en campaña política para un interés determinado o para desviar la atención de otros temas. El calentamiento de la Tierra sirve de base para la promoción de los biocombustibles, y se justifica la producción de éstos, aunque para ello se arrasen bosques para sembrar maíz para alimentar vehículos y no a la gente, como está sucediendo ya en otros países. Sin embargo, una de las principales cusas de la presencia del dióxido de carbono es la deforestación, pero en muchos casos no se piensa en reducir el consumo de energía, sino en deforestar para producir biodiesel. La solución de la escasez debería centrarse en buscar varias fuentes alternativas, pero también reducir el consumo. Sin embargo, es incómodo andar a pie, en transporte público o compartir el vehículo en las instituciones.

El calentamiento global se debe al aumento de gases de efecto invernadero, como el carbono y el metano, que existen de forma natural y permiten retener el calor necesario en la Tierra, por lo que éste se mantiene atrapado, como en un invernadero; pero debido a las actividades del ser humano, los gases aumentan de tal forma que no dejan salir la energía excedente al espacio y la temperatura sube.

Las principales actividades generadoras de estos gases son: las del sector energético, la deforestación, el transporte y la industria. Poco se habla de la deforestación, mucho menos de las actividades que la promueven: la ganadería y la agricultura, la tala de madera, incendios y quemas.

La deforestación aumenta el dióxido de carbono en la atmósfera de varias formas: al dejar de absorberlo, al no producir oxígeno que limpie la atmósfera; y por la emisión de dióxido de carbono, con las quemas e incendios. La ganadería produce otro gas invernadero, el metano, y para ampliarla hay que deforestar.

Y se deforesta también con el despale indiscriminado de los bosques, para exportar la madera. También las quemas e incendios contribuyen con la deforestación. Los asentamientos, urbanos y rurales, y las urbanizaciones se suman al problema.

Y se dice que los ríos están secos por el calentamiento, pero también debido al despale. Entonces todo se lo achacamos al calentamiento global, no vemos que éste viene de prácticas concretas. Es fácil generalizar, sin embargo, es necesario reconocer cada acción u omisión con la que contribuimos. A pesar de que nuestros pobres países más bien son los que sufren las consecuencias del alto consumo de los ricos.

En los países pobres, además de la falta de energía y de las consecuencias del calentamiento, no puede olvidarse el hambre crónica y otros problemas. Entonces, son indispensables la agricultura y la ganadería, y la madera, para la alimentación, la vivienda y las exportaciones que generan divisas. Se necesita financiamiento para invertir en tecnologías más limpias; por ejemplo, para aprovechar mejor el suelo y para el tratamiento de residuos agrícolas y ganaderos. Invertir en mejores métodos para evitar y controlar los incendios. Controlar también el despale indiscriminado y cortar a los funcionarios que lo permiten.

Pero sobre todo, producir más, para que consuman los que no consumen. Porque crece la producción, la economía, pero también la pobreza. Se reducen y contaminan los recursos naturales para producir, exportar e invertir más. Y el desempleo y el hambre también aumentan. Todo está invertido. El crecimiento económico sin política social y sin respeto a la naturaleza es como una ilusión óptica.

El Nuevo Diario. Managua, Nicaragua - Miércoles 27 de Junio de 2007 -

Clima, moda y salud

Doraldina Zeledón Úbeda

Vivimos en un país tropical, donde los rayos del sol nos llegan perpendicularmente. Si a esto le sumamos la disminución de las concentraciones de ozono en la estratosfera, que permiten una mayor radiación de los rayos ultravioleta a la superficie de la Tierra, el problema se agrava. “Los rayos del sol dañan la piel, crean condiciones para su enfermedad y aumentan las arrugas prematuras”, advierten los especialistas. Y entre más exposición, más probabilidades de tener enfermedades de la piel; inclusive, los rayos ultravioleta se sabe que son un factor considerable en la aparición del cáncer de piel y de otros problemas para el medio ambiente y la salud.

Y, por no atender las orientaciones, sufrimos las consecuencias de la exposición al sol. Usar manga larga y sombrilla nos parece exagerado, y no digamos sombrero. Sin embargo, muchos problemas de la piel se dan por exposición a los rayos solares sin protegerse, aunque sus efectos no siempre se vean inmediatamente. Y, a pesar de que se dice que el sol afecta más a las personas de piel blanca, las morenas también sufren las consecuencias; pero la moda, el miedo a no hacer el ridículo y el alto costo de los productos antisolares nos llevan a problemas de la piel que significan más gastos en la salud, cuando se pueden comprar, y más problemas cuando el salario mínimo se devalúa al máximo. También nos hace falta educación para la salud.

Los dermatólogos recomiendan evitar la exposición directa, especialmente en horas cuando el sol es más intenso y los rayos más perpendiculares, entre las diez de la mañana a las tres o cuatro de la tarde. Pero si el trabajo obliga a estar afuera, exponiéndose al sol, hay que usar ropa que proteja: camisas con mangas largas y con cuellos, pantalones largos y sombreros. Sin embargo, debido al calor, no usamos mangas largas, y como el sombrero no es parte de la moda, tampoco lo usamos, cuando deberían ser un una pieza más, tanto del vestuario como de instrumentos de protección personal en el trabajo; por ejemplo, en el campo, la construcción, el transporte, las ventas ambulantes o estacionarias a la intemperie. Y se recomienda el sombrero, no la gorra, pues ésta no cubre el cuello ni las orejas. Sería saludable incluir en el diseño de modas el sombrero y la manga larga. Un caso muy particular es el de algunos taxistas que han implementado el uso de mangas para protegerse del sol. Son un ejemplo de que se debe seguir la lógica que impone el clima y no la moda 0 de que la moda siga la lógica del clima.

Los dermatólogos orientan también el uso de crema protectora solar o bloqueador solar, inclusive en los días nublados; y las personas más sensibles al sol deben usarlo aunque permanezcan en la sombra, pues los reflejos también pueden afectar. Y en este clima intenso que nos hace sudar tanto, el antisolar se va con el sudor, por lo que se hace necesaria más de una aplicación, dicen. Y esto no debería ser un lujo, sino una necesidad, pero el alto costo lo hace un producto inaccesible. En nuestro empobrecido país, hasta el gallopinto y el pinol son un lujo, no digamos los antisolares, por eso valdría la pena acatar las sugerencias de usar ropa adecuada.

Para los niños y niñas expuestos constantemente al sol por los juegos, deberían ser exigidas las cremas antisolares, y para los deportistas. Dirán que en donde hay hambre y hace falta una pastilla para el dolor, hablar de esto es locura. Que quienes aguantan el sol en los semáforos, si no se asolean no comen, y menos que puedan comprar antisolares. Cierto, creo que es la verdad más absoluta, pero la solución es tarea del Estado. Los protectores solares no son producto de belleza ni de lujo, son una necesidad. Y no es exageración, si no preguntemos cuántas personas de todas las edades tienen problemas en la piel a causa del sol. Una persona propensa a estos problemas si se expone al sol sin protegerse es como una que padezca de la presión y se exponga al calor intenso sin ningún tipo de tratamiento.

Por lo anterior, las cremas antisolares se deberían incluir en la lista de medicamentos básicos. Cuánto se ahorraría en salud si se previenen las enfermedades de la piel por exposición al sol. Inclusive los antejos protectores de rayos ultravioletas deberían ser parte de la lista de productos básicos para la salud de las personas que constantemente están expuestas al sol, como los conductores.

La moda debería guiarse por la lógica del clima para proteger la salud; sin embargo, en nuestro país se hace lo contrario: en un clima tan caluroso, se usa saco y corbata. Esto conlleva gasto de energía en aires acondicionados, para poder soportar el ropaje, pero si se deja a un lado, se podría ahorrar esa energía, que tanta falta hace; y, el dinero que implica el ahorro podría servir para subsidiar los protectores solares y agregarlos a la lista de medicamentos básicos. Además, sería una forma sencilla y real ante la problemática del cambio climático.

El Nuevo Diario Managua, Nicaragua - Sábado 05 de Mayo de 2007 .

La educación ambiental también compete a las empresas

Doraldina Zeledón Úbeda

La educación ambiental es un proceso que se desarrolla a lo largo de nuestra vida, por tanto, implica más que una tarea de instituciones académicas. Es responsabilidad de todas las instituciones nacionales y locales, empresas, organizaciones, sindicatos e iglesias, por varias razones: primero, por mandato constitucional tenemos derecho a habitar en un ambiente saludable, y como cada derecho implica un deber, para gozar de ese derecho, debemos proteger el medio ambiente. Segundo, nadie puede vivir sin los recursos naturales, por tanto, tenemos que conservarlos para poder utilizarlos. Y tercero, toda intervención en el medio ambiente conlleva impactos, nuestras actividades de una u otra forma afectan.

Desde 1972, en la Declaración de Estocolmo, se dejó clara la responsabilidad compartida: “Para llegar a esta meta será menester que ciudadanos y comunidades, empresas e instituciones, en todos los planos, acepten las responsabilidades que les incumben, y que todos ellos participen equitativamente en la labor común. Hombres de toda condición y organizaciones de diferente índole plasmarán, con la aportación de sus propios valores y la suma de sus actividades, el medio ambiente del futuro…”

Algunas instituciones podrían decir que tienen proyectos para proteger el medio ambiente o que financian actividades. Cierto. Y contribuyen. Habría que ver si con la práctica interna lo protegen; por ejemplo, qué hacen para disminuir la producción de residuos, si utilizan el papel a doble cara en las impresiones o fotocopias, qué tratamiento dan a las sustancias tóxicas de los laboratorios, de la industria, si van a dar al suelo o a fuentes de agua. O con la producción de residuos electrónicos, como CD, celulares, casetes, cartuchos de tóner, baterías, etc., que contienen sustancias tóxicas y que por cierto fabricantes y distribuidores deberían asumir su recogida y tratamiento, pues “quien contamina paga”. Si racionalizan el uso de la energía, si controlan el ruido o si los parlantes en las aceras son parte de la rutina (a vista y paciencia de las autoridades “competentes”).

Entonces, para proteger el medio ambiente también debemos conocer cómo impacta nuestra propia actividad, y no sólo instalar observatorios para ver lo que hacen los demás. Para eso necesitamos formación, sensibilización y participación. No significa detener las actividades, sino hacer uso responsable de los recursos.

¿Cómo incluir la educación ambiental en estas empresas? Éstas cuentan con oficinas de capacitación para la actualización del personal. Aquí caben programas de educación ambiental sobre la problemática general del medio ambiente y formación relacionada con el impacto que causa la actividad económica o de servicios. Además, para procurar un ambiente laboral saludable, física y sicológicamente, cada empresa, cada organización, cada trabajador, debería conocer el impacto que ocasiona su actividad específica.

Por eso se habla de varios actores en la educación ambiental, y de diferentes formas: formal, no formal e informal; pero a veces esta terminología confunde. Y la nueva Ley General de Educación me vino a confundir más. En los últimos años se ha introducido el término “educación para el desarrollo sostenible”, que incluye también las perspectivas de género, niñez, derechos humanos, salud, no violencia, pueblos indígenas, lucha contra el hambre, capacidades diferentes, etc.

La erradicación de la pobreza es consustancial al trabajo medioambiental; las declaraciones internacionales hacen énfasis en ello. Entonces, las empresas e instituciones, incluyendo las educativas, también deberían contribuir más a la erradicación de la pobreza, lo cual incluye empleos dignos y salarios justos, para que niños y niñas puedan ir a la escuela y no les suceda como al hijo del “tío Lucas”, que murió bajo un fardo mientras ganaba el sustento para la familia; pues “¡(...) los miserables no deben aprender a leer cuando se llora de hambre en el cuartucho!” (Rubén Darío, en El Fardo).

Sin embargo, ante el compromiso de erradicar la pobreza, a veces pareciera que el interés no está ni en el medio ambiente ni en la preocupación por los pobres, sino en dar una buena imagen y no perder la credibilidad ante ellos y ante los “sistemas democráticos”, quizás esto equivalga al temor de perder votos. Veamos el principio 15 de la Declaración de Johannesburgo: “Corremos el riesgo de que estas disparidades mundiales se vuelvan permanentes y, si no actuamos de manera que cambiemos radicalmente sus vidas, los pobres del mundo pueden perder la fe en sus representantes y en los sistemas democráticos que nos hemos comprometido a defender, y empezar a pensar que sus representantes no hacen más que promesas vanas”.

Por todo lo anterior, vale la pena enfatizar en lo que no es educación ambiental: no es un recurso político-partidario para hacer promesas verdes y ganar adeptos. Al final, esas promesas nunca madurarán. No es una publicidad para consolidar la imagen. Ciertamente la puede consolidar, pero si se queda en el discurso, el público construirá su imagen. Ni es una declaración más. No es una moda a la que se insertan las instituciones para estar in (u online). No es un cúmulo de actividades inconexas durante las efemérides ambientales. No es una oficina para cumplir con asignaciones burocráticas. Tampoco es una asignatura que se aprueba, ni una carrera más.

El Nuevo Diario. Managua, Nicaragua - Lunes 22 de Enero de 2007

¿Educación ambiental en el Año Nuevo?

Doraldina Zeledón Úbeda

Nada muere, nada nace. Nada es totalmente nuevo. Lo que fue es, en lo que vive, porque nada nace de la nada. El Año Nuevo es un retoño del año viejo. Pero no podemos sentarnos a esperar a que todo siga su cauce por inercia, sin hacer nada para enderezar los hechos por el camino más saludable. No podemos cruzarnos de brazos y esperar qué hará el nuevo gobierno (y todos los electos), deberíamos sumarnos y ayudar a cumplir lo que sea de beneficio para Nicaragua, a realizar nuevas propuestas u oponernos ante lo que pueda perjudicar. Nos toca a todos y todas sembrar y cultivar para cosechar. No permitir que lo que cuidamos otros lo destruyan y apropien, porque no siempre “quien cultiva cosecha” ni quien cosecha es porque cultiva. Como no siempre el ahorro es para nuestro bolsillo, como en el caso de la energía, sino que las monedas “se distribuyen”, rodando sobre la mar...

El año viejo nos enseñó que el medio ambiente lo estamos destruyendo. Sabemos que el calentamiento global es cierto y cercano, lo tenemos aquí. Por eso “el tiempo está loco”. Aprendimos que la energía es esencial y que no podemos depender sólo del petróleo, tanto por su agotamiento como por los precios y el costo ambiental. El problema del agua es cada vez más grave, los residuos nos van a ahogar, el ruido se tomó las ciudades y nuestra tranquilidad, y la corrupción se tomó la madera. Tenemos infinidad de problemas. El año viejo nos los mostró bien claro y lo sentimos, ahora debemos actuar para construir un Año Nuevo mejor. Y para que proyectistas, nacionales y extranjeros, no lleven agua a su molino, aprovechando las necesidades del país. Cada quien, desde su ángulo, debería conocer los proyectos de su localidad y sus efectos socioambientales; pero no podemos proponer, ni opinar o denunciar sin conocimientos y sin tener conciencia ambiental.

Hay quienes dicen que el problema medioambiental continuará por años porque no se le da importancia, que la forma más segura es la educación ambiental, pero ésta es a largo plazo, y sus efectos pueden llegar demasiado tarde. Que las leyes son para engavetarlas y no cumplirlas. Un profesional me dijo que los movimientos ambientalistas son como el feminismo, que nada concretizan.

Ante estas situaciones se debe dar más énfasis a la educación ambiental, para sensibilizar y formar científicamente. Es cierto que poco a poco la temática ambiental ha ido entrando en los diferentes sectores, y que la educación ambiental ya está en algunas escuelas. Sin embargo, debería estar inmersa en toda la educación, en sus diferentes formas y subsistemas, y en todos los ámbitos de la vida.
A veces decimos que hay educación ambiental porque en el currículo se agregó una asignatura, porque se celebra la semana del medio ambiente o porque en la “oferta académica” se agregó una carrera ambiental. ¿Y qué sucede con los graduados en las demás carreras? ¿Cómo van a integrar el medio ambiente en su trabajo profesional? ¿Cómo los futuros formadores de políticas públicas van a tener una visión ambiental? Si las autoridades tuvieran perspectiva ambiental, no aprobarían proyectos que afecten el medio ambiente, ni los diputados, la “ley del ruido”, conocida así por el polémico y arbitrario artículo 9, que debe reformarse.

¿Pero qué es la educación ambiental? Hay muchos conceptos, la mayoría coincide en que es un proceso: dinámico, continuo e interdisciplinario, encaminado a la formación ética y científica para el aprovechamiento, gestión y conservación de los recursos naturales, para prevenir o buscar solución a los problemas ambientales.

La declaración “Elementos para una Estrategia Internacional de Acción en Materia de Educación y Formación Ambientales” la define así: “Es un proceso permanente a través del cual los individuos y la comunidad cobran conciencia de su medio y adquieren los conocimientos, los valores, las competencias, la experiencia y la voluntad de actuar de forma individual o colectiva en la resolución de los problemas ambientales presentes y futuros.”

“Para lograr este propósito, los esfuerzos deben dirigirse hacia: 1) la investigación y puesta en práctica de modelos efectivos de educación, formación e información; 2) sensibilización hacia las causas y los efectos de los programas ambientales; 3) reconocimiento de la necesidad de enfoques integrados para la resolución de los problemas; 4) formación de personas con el objetivo de lograr una correcta gestión del medio”.

Como vemos, la educación ambiental no es una asignatura, ni exclusiva de una carrera o un subsistema educativo. Y es tan importante la sensibilización como la formación científica, pues de nada serviría estar concientes de los problemas si no tenemos los conocimientos para afrontarlos. Tampoco serviría de mucho tener los conocimientos si no hay recursos; por ello, para ser realidad, la educación ambiental debe contar con presupuesto. Esto requiere que las autoridades de los ministerios, universidades, escuelas, medios de comunicación, instituciones, empresas, estén conscientes de su importancia; por tanto, debe ser también parte en la formación de los funcionarios de gobierno, de cualquier institución, empresa, organización, diputados, etc.

La educación ambiental se relaciona también con la erradicación de la pobreza, a través de la justicia social y la solidaridad, manifestaciones éticas tan necesarias como olvidadas y que la educación en general debería rescatar.

¡Feliz Año! Ojalá reverdecido con una educación global integral, con perspectiva ambiental.

Managua, Nicaragua - Miércoles 03 de Enero de 2007 -

Huella ecológica: nuestro impacto sobre el planeta

Doraldina Zeledón Úbeda

“Las personas están convirtiendo los recursos en desechos más rápido de lo que la naturaleza puede convertir los desechos en recursos”, según el Informe Planeta Vivo 2006 que WWF, organización mundial de la conservación, publicó recientemente.

El Informe se basa en dos indicadores: el Índice Planeta Vivo, que refleja el cambio de la biodiversidad de los ecosistemas, y la Huella Ecológica, que muestra el grado de demanda humana sobre esos ecosistemas; es decir, nuestro impacto en el consumo de recursos y en la producción de residuos.Este impacto se mide por área productiva de tierra y mar necesaria para proporcionar los recursos y para absorber desechos.

La huella de un país incluye las tierras agropecuarias, de pastoreo, bosques y zonas pesqueras, requeridas para producir alimentos, absorber los desechos y para espacio de infraestructura.Según el Informe, estamos utilizando los recursos del planeta más rápido de lo que éstos se pueden renovar; nuestra huella ecológica se ha triplicado desde 1961. Hemos consumido tanto, que al 2003 hemos excedido la biocapacidad de la Tierra en un 25%, comparado con 1980.

El otro parámetro, el Índice Planeta Vivo, mide la biodiversidad basado en tendencias de más de 3,600 poblaciones de 1,300 especies de vertebrados en el mundo. Analizaron los datos de 695 especies terrestres, 344 especies de agua dulce y 274 especies marinas. Las especies terrestres disminuyeron en 31%; las de agua dulce, en 28%; y las marinas, en 27%. El Informe muestra una pérdida rápida de la biodiversidad: las poblaciones de las especies vertebradas han disminuido en casi un tercio desde 1970.

No podemos continuar con el consumo excesivo por mucho tiempo sin agotar los recursos y sin hacer algo para que se renueven en el largo plazo, se enfatiza en el Informe. Ante esta situación, se plantean tres escenarios: transición tradicional, transición lenta y transición rápida.Un escenario en el que prevalezca un patrón de consumo tradicional moderado sugiere que a mediados de siglo, en 1050, la demanda de la humanidad sobre la naturaleza será el doble de la capacidad productiva de la biosfera. Por ejemplo, se necesitará el doble de agua, el doble de energía. Imaginemos las condiciones dentro de 45 años: sin energía, sin agua y con más calor, si no hacemos nada ahora.

En el escenario de transición lenta supone sacar gradualmente a la humanidad del exceso para el año 2100, y establecer una reserva moderada de biocapacidad para desacelerar la pérdida de biodiversidad. En el escenario de reducción rápida se supone un esfuerzo agresivo para movilizar a la humanidad fuera del exceso antes del año 2050.Suponiendo que se continúe la demanda como hasta ahora, con un escenario tradicional, este exceso pone en riesgo no sólo la pérdida de la biodiversidad, sino que también daña los ecosistemas y su habilidad de proveer los recursos y los servicios necesarios. La alternativa es eliminar el exceso, reducir la huella global de la humanidad.

El problema está en que los países desarrollados consumen más de lo que necesitan, y en los que van prosperando, también su huella ecológica crece.El Informe plantea que se puede reducir significativamente la intensidad de la huella. Entre otras ideas señala: una mayor eficiencia energética en la industria y en el hogar, pasando por la minimización de los desechos y el incremento del reciclaje y la reutilización, hasta el uso de vehículos eficientes en el consumo de combustibles y la reducción de la distancia requerida para transportar bienes.

Se tiene que impulsar estrategias de innovación para la sustentabilidad, que promuevan la participación y estimulen el ingenio humano, donde todas las profesiones pueden contribuir en la transición hacia una sociedad sostenible. Para esto se requiere mejor formación científica en cada profesión.¿Hasta qué punto estaremos realmente conscientes en disminuir nuestra huella ecológica?, principalmente los países y personas con gran consumo. ¿Serán capaces de utilizar menos recursos, dejar de consumir sin necesidad y dejar de lanzar tantos desechos?

Ojalá que, como dice el Informe Planeta Vivo, haya innovación, y todas las personas y profesiones se unan para reducir la huella ecológica, y la que dejan los que vienen a “invertir” el orden de la naturaleza. Que se exija más respeto por el medio ambiente a los países desarrollados, cuya huella gigante se extiende hasta los países pobres donde instalan sus proyectos, explotan los recursos y depositan sus residuos, incluyendo los productos basura que exportan.“Es tiempo de hacer algunas elecciones vitales. Un cambio que mejore los estándares de vida y reduzca nuestro impacto sobre el mundo natural no será fácil. Las ciudades, las plantas de energía y los hogares que construimos ahora llevarán a la sociedad a un consumismo perjudicial más allá de nuestras vidas, o empezarán a impulsar a ésta y a las futuras generaciones hacia una vida sustentable”.

http://www.elnuevodiario.com.ni/2006/11/18/opinion/34191